viernes, 30 de enero de 2009

La literatura de la crisis

El País publica un reportaje, escrito por Xavi Sancho, en el cual analiza cómo afecta la crisis a la creación artística, desde todos sus puntos de vista. Desde el musical, y establece el paralelismo entre el éxito de AC/DC cada vez que hay crisis económica, el cine, las artes escénicas, la moda y la literatura también son consultadas por esta curiosa relación entre la crisis y el arte.

Benjamín Prado explica, en representación de las letras:

"La literatura se adapta muy bien a estas coyunturas, es barata y se hace en casa. Desde el arte, existen dos formas de afrontar una crisis: hundirse en la abyección o alentar la fantasía. Recuerdo la historia de un editor yanqui que tuve, que pasó de ser el rey de Manhattan a vivir en un trailer park. Hay algo en su historia muy faulkneriano que es material para una novela. Eso está sucediendo mucho en EE UU. Ahora que sabemos quiénes son los culpables de la crisis, se abre la posibilidad de que la literatura apunte directamente a las causas del problema. Me encantaría ver esa gran novela sobre la corrup¬ción urbanística; el problema es que tardas tres o cuatro años en escribir un libro así. Espero que cuando se publique ya estemos mejor".

jueves, 29 de enero de 2009

Lo visible y lo real

A vueltas con los espías. Segunda entrega de un tema que está dando mucho que hablar y mucho que escuchar. Benjamín Prado está en Cuba, en el homenaje a María Teresa León, pero Juan Urbano se ha quedado y sigue al tanto de la actualidad, y sigue con su filosofía aguzada.

¿Qué han visto los espías?
Por Benjamín Prado. El País.

Lo visible es sólo un ejemplo de lo real, decía el pintor Paul Klee, y Juan Urbano pensó que a los políticos del Partido Popular les gustaría leernos ese verso añadiéndole un par de íes, para que dijese que lo invisible no es más que un ejemplo de lo irreal, de manera que por qué alarmarse tanto con la trama de espionaje de la Comunidad de Madrid, si todo eso que estaba oculto en realidad no pasó, o si pasó es mejor no hacer preguntas, o si se hacen preguntas que nadie espere una respuesta que signifique que alguien va a asumir alguna responsabilidad... Etcétera. Lo que al parecer ha sucedido en el Gobierno regional es tremendo, porque habla de vigilancias ilegales y grupos parapoliciales que investigan a altos cargos y cobran su trabajo con dinero público. Pero el verdadero problema no es tanto quiénes investigaban, sino qué. Ese qué es escandaloso, porque de lo que estamos hablando es de corrupción, de enriquecimiento ilícito, de contratos fraudulentos, de abuso de poder, de negocios oscuros... Estamos hablando de una trama delictiva que, según ha confesado la presidenta Esperanza Aguirre, lleva mucho tiempo en marcha y era conocida por el líder de su partido.

Aguirre dice que el caso no nace en 2008, sino en 2006, y que en mayo de 2008, tras las elecciones generales, "hubo una conversación" entre el vicepresidente regional, Ignacio González, y el presidente del PP, Mariano Rajoy, en la que aquél "se quejaba de que se diera pábulo a algunos dossieres que se hacían contra él". Es decir, que si ella cae, lo hará con Rajoy atado a la cintura. En cualquier caso, a Juan Urbano eso le parecía muy poco importante, como suele ocurrirle cada vez que se habla de estos asuntos en los que la política se pone delante sólo para estorbar, para servir de coartada, cuando en realidad sólo es la tapadera de algo peor, más viscoso y más preocupante. "La verdad", dice Aguirre, que intenta ponerse en el papel de víctima, "es que todas las redacciones de los medios de comunicación tienen miles de dossieres contra Ignacio González porque políticamente quieren atacarme a mí". Qué más da eso, sin embargo, lo que importa es si esos dossieres dicen la verdad.

Para redondear la careta, Aguirre afirma que "los informes de Lapuerta", el que fuera tesorero del PP en la época de José María Aznar, no eran "comprometedores", y remata la faena diciendo que si en el año 2006 no se acudió a la fiscalía de Madrid, como sí se ha hecho ahora para denunciar la trama de espionaje contra su vicepresidente, fue porque "no había indicios de nada incorrecto". ¿Será, entonces, que a ella el mismo hecho de espiar a un cargo público no le parece "incorrecto"? Qué disparate. Eso sí, después de amenazar a Rajoy con tirar de la manta, envolverlo en ella y arrojarlo a los pies de los leones, que da la sensación de que es justo lo que ha hecho, Aguirre lanza otro puñal a su enemigo número uno, el alcalde de Madrid, y dice que "quien sí ha creado una unidad parapolicial al margen de la Policía Municipal es el Ayuntamiento de Madrid y ya le ha preguntado la oposición y tendrá que contestar a esa pregunta". Cuando le preguntaron si la Comunidad de Madrid iba a investigar qué es esa unidad y a disolverla, respondió: "Me está dando usted una idea, yo creo que será la Asamblea de Madrid, como Parlamento autonómico, la que haga las preguntas que corresponda. Habrá que aclararlo, yo creo que Alberto Ruiz-Gallardón tendrá que aclarar esa cuestión", dice, acabando con un pareado que más bien parece un emparedado, Rajoy arriba, Ruiz-Gallardón debajo y ella en medio. O quizás el que esté en medio sea el propio Rajoy; o tal vez sea Ruiz-Gallardón; o tal vez... Como decía Woody Allen: aquella noche, el conde de Sandwich logró colocar una rebanada de pan entre dos lonchas de queso: aún estaba lejos de perfeccionar su invento.

Menos mal que ha salido a la palestra el delegado de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid para solucionar el asunto con la sinceridad que le caracteriza, asegurando que "no hay ninguna oficina parapolicial" en la capital y que el policía municipal de la capital identificado por el servicio de seguridad de la Asamblea cuando hacía fotografías del Parlamento regional no estaba tomando imágenes de los políticos presentes que entraban y salían del edificio, sino de la nevada que había caído aquel día. Hay quienes a base de considerar tontos a los demás se vuelven ellos mismos grotescos, ¿no creen?
Juan Urbano se fue a trabajar con la impresión de que lo seguían, pero sin duda era una paranoia suya. En Madrid, como todo el mundo sabe, no ocurren esas cosas. ¿O sí? ¿O no?

miércoles, 28 de enero de 2009

María Teresa León (II parte)

Hoy hemos tenido constancia de que Benjamín Prado ha ido a La Habana, a Cuba, para estar en el seminario por María Teresa León. Lo intuíamos, pero la información de, desde y en la isla no tiene nada que ver con lo que estamos acostumbrados. En Granma, revista por excelencia, la periodista Amelia Duarte dice "Con la coordinación general de su hija Aitana Alberti, el poeta español Benjamín Prado, con el apoyo de la Embajada de España en Cuba, la jornada inaugural del seminario contó con las palabras de Eusebio Leal, historiador de la Ciudad de la Habana; y Aitana, quien presentó el libro El gran amor de Gustavo Adolfo Bécquer y la película argentina del mismo nombre, dirigida por Alberto Zavalía en 1946, versión cinematográfica inspirada en el texto de María Teresa y el también escritor Rafael Alberti".

En definitiva, que Benjamín Prado ha ido a La Habana a hablar de la gran autora María Teresa León. No tenemos registros de lo que allí haya podido decir, pero sí sabemos lo que sobre ella dijo, tanto en su libro "Los nombres de Antígona", como en el centenario de su nacimiento, que se celebró en el Instituto Cervantes de París. El pasado lunes publicabamos la primera mitad de las palabras de Benjamín en ese encuentro, hoy concluímos la serie y completamos su intervención:

"El primer fruto llega en el año 1928, que es cuando María Teresa publica su primer libro, "Cuentos para soñar", es prácticamente una edición muy modesta publicada por los Hijos de Santiago Rodríguez, que es una imprenta más que una editorial. Un libro primerizo, pero no desdeñable, tiene cuentos muy interesantes.

El tercer paso de su vida, tras los dos primeros que son relacionarse con la gente que vivía en torno a los Menéndez Pidal, publicar su primer libro y hacerse un huequito en el mundo de la literatura, un pequeño nombre, una puerta de entrada, es empezar a relacionarse, entrar en contacto con los escritores de su generación, la del 27. En ese momento están haciéndole el célebre homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla y que ya estaban, al contrario que ella, en el apogeo de su creatividad. Fijaros que por ejemplo ese mismo año Jorge Guillén publica "Cántico", Vicente Aleixandre "Ámbito", Federico García Lorca "El romancero Gitano", Lorca ya ha estrenado Mariana Pineda, está a punto de ir a EEUU para escribir Poeta en Nueva York, Gerardo Diego ha publicado "Imagen", "Manual de espumas" y "Versos humanos", Pedro Salinas es el autor de "Presagios" y está a punto de salir, saldría el año siguiente, "seguro azar". Por último Alberti tenía en las librerías "Marinero en tierra", "La amante" y "El alba del ahelí", y al año siguiente iban a aparecer ni más ni menos dos de sus obras capitales "Cal y canto" y, quizá su obra maestra "Sobre los ángeles", también "sermones y morada". Cuando empieza María Teresa su primer libro su generación está ya bastante formada y muchos de ellos tienen algunos de sus libros capitales publicados.

A Alberti lo conoce... Alberti como casi todos los poetas del 27 quería ser autor teatral, entre otras cosas porque todos habían visto que García Lorca ganaba bastante dinero con el teatro y dijeron, nosotros también queremos de eso, y se pusieron a escribir teatro. Alberti había hecho una obra, "El hombre deshabitado", y había escrito otra obra que se llamaba "Santa Casilda", una obra que estuvo mucho tiempo desaparecida y que Luis García Montero recuperó en una edición hace no muchos años (momento en el que le señala, en la foto).

En una de esas lecturas que hizo Rafael Alberti de Santa Casilda conoció a María Teresa León. Fue conocerse y enamorarse de una manera irreparable e irrefrenable. Nada más conocerse Rafael Alberti le regaló lo mejor que tenía, el ejemplar de su primer libro "Marinero en tierra", con el que había ganado el Premio Nacional de Literatura del año 1924 y en el que él había pegado un papelito en el que Don Antonio Machado había escrito "Mar y Tierra (que era el título inicial del libro) es a mi juicio, el mejor libro de poemas presentado a este concurso". Ese tesoro, con ese autógrafo de Machado fue el primer regalo que le hizo Rafael a María Teresa. Ella lo conservó durante toda su vida, le fue añadiendo fotografías de la familia, dibujos y cada vez que estaban sometidos a uno de los, como veréis ahora, continuos exilios, guerras, problemas, huídas precipitadas, lo único que salvaba María Teresa León era ese tesoro suyo que fue el primer regalo que le hizo Rafael. Hace poco, por cierto, hemos ayudado a que se hiciera una edición facsimilar de ese libro, que está en poder de su hija Aitana Alberti.

En el año 30 ellos se casan. Empiezan a tener, los dos, una conciencia política. Empiezan a darse cuenta de que la literatura no solo sirve para dirigirse al ojo o al oído del lector, sino para dirigirse también a su conciencia. Hay que arreglar el mundo, hay que tomar un partido, las cosas es España se están poniendo complicadas y difíciles y ellos, a parte de que María Teresa va a publicar otro libro, también empiezan a tomar una conciencia política.

María Teresa publica "La bella del mal amor". Ellos fundan una revista revolucionaria, la revista Octubre, en la que va a colaborar Antonio Machado, Luis Cernuda, mucha gente. Ellos empiezan a hacer otro tipo de literatura, que va a ser la literatura que ya ninguno de los dos abandona a partir de ese momento.

Cuando se declara la II República en España María Teresa y Rafael ya han empezado a hacer una vida que harán de continuo, la vida de los viajeros. Son personas que pasaban la vida entera viajando, yendo de un sitio para otro, estudiando el teatro en Alemania, viniendo a conocer escritores a París, viendo que había hecho la Revolución Rusa con la cultura. Están en el momento en el que se proclama la República en Rota, el pueblo del que casi somos ya Luis García Montero y yo con los años.

Después de celebrar la República, en la que ellos tienen mucha fe, y que les anuncia su madre, ellos vienen a París en ese año. Aquí se relacionan con Alejo Carpentier, con Miguel Ángel Asturias, con el poeta Luis Giampetri, conocerán a Jules Supervielle del que fueron muy amigos y tradujeron en algún momento. Van al estudio de Marc Chagal, por ejemplo. La visita a este estudio es muy importante, porque allí María Teresa encuenrta una parte muy importante de lo que va a ser la escenografía de su siguiente libro, el primero con verdadera entidad "Rosa fría, patinadora de la luna". Sacó mucho de algunos poemas de Alberti, de "Cal y Canto", pero también de la imaginería de Marc Chagal. Ella cuenta de manera prodigiosa en su autobiografía, "Memoria de la melancolía", esa visita fascinante a la casa de Chagal, que entonces estaba dedicado principalmente a pintar vacas. Hay vacas, y vacas por todas partes por el estudio.

A la vuelta a España establecen relaciones muy estrechas con gente como Luis Buñuel, José Bergmamín y demás. En el año 32 vuelven a coger las maletas, por una beca que les da la Junta de Ampliación de Estudios para que viaje una vez más por Europa e investiguen el desarrollo del teatro moderno en el continente. Visitan Alemania, la Unión Soviética, Dinamarca, Noruega, Italia, Bélgica, Holanda y demás. En Berlín presencian, por ejemplo, las primeras atrocidades de los nazis. El incendio del Raistag. Son personas que estuvieron siempre en primera línea, viendo la historia de este siglo. En Moscú conocen a Boris Pasternak, a Solojov, a Mayakovski, bueno, no, traducen sus poemas, pero conocen a la viuda de Mayakovski, que por cierto les presenta a un poeta francés que va a ser amigo suyo durante toda la vida, que es Luis Aragón, y a Lily Brik también.

Van a Holanda, en Hamburgo son casi detenidos por la policía. Al volver a España ellos hacen dos cosas muy importantes para su vida. Primero se casan, consiguen que se anule el matrimonio primero de María Teresa, creo que lo consigue su madre. Se casan y se afilian al partido Comunista. Cuando se afilian al PC hay muchos amigos, como Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Salinas, Guillén... que eran, entre otras cosas, gente bastante anticomunista. Empiezan a tener una distancia importante con ellos.

Tengo aquí una carta(en la foto), por ejemplo, en que Pedro Salinas le envía a Jorge Guillén el 19 de marzo del año 36 en el que describe así como era la militancia política de algunos intelectuales: "En una manifestación de hace 15 días se leía un gran letrero que rezaba así: Los escritores revolucionarios espaoles; lo llevaban de un extremo Rafael Alberti, del otro Luis Cernuda y seguían Manuel Altolaguirre, sin duda en calidad de masa".

Estamos en el año 1934 que es cuando María Teresa publica "Rosa fría patinadora de la luna", un libro de ambiente entre albertiano y chagaliano que es un libro muy interesante, de cuentos casi helados, casi nórdicos, seguramente con la influencia más fría, le gustaba Adolfo Becquer. En ese año 34 viajan otra vez a la URSS, invitados a participar en el I Congreso de escritores soviéticos, vuelven a encontrarse con Solojov, con Aragón, con Pasternak. Ellos viven, sin duda, de espaldas a las atrocidades que ya estaba cometiendo Stalin en la Unión Soviética, pero claro, a los visitantes no les paseaban por los campos de concentración, sino que les enseñaban los logros de la Revolución. Conocen a Prokofiev, conocen a Einsenstein, con el que hacen un viaje divertido que narra María Teresa en sus novelas. Conocen a Máximo Gorki.

Después de viajar por media Europa, y de estar en Roma, donde María Teresa tiene una enfermedad que la tiene postrada bastante tiempo vuelven otra vez a París, y están con gente como Waldo Frank, John Dos Pasos. Luego viajan a Estados Unidos, viajan por casi toda Centroamérica, enviados por el socorro rojo internaciona, están en El Salvador, en Honduras, en Nicaragua, en Costa Rica, Guatemala, Panamá... prácticamente toda latinoamérica. Van hasta la Habana, donde conocen a quien sería uno de los grandes amigos suyos, Nicolás Guillén; van a Méjico, donde se hacen muy amigos de Octavi Paz, etcétera, etcétera...

María Teresa, antes de dejar Méjico, donde tiene experiencias estupendas, por ejemplo con los peotas y pintores Diego Rivera y Alfaro Siqueiros. Ellos decían que estaban enfrentados a muerte y que le propusieron a María Teresa por qué no hacía ella algo por solucionarlo; vamos a hacer una mesa redonda en la cual tú hagas de moderadora, como está haciendo aquí Rosana Torres.
(Te quedan 5 minutos, le dice Rosana. No, de hecho me quedan 8, dice Benjamín, y lo dice exactamente cuando lleva 22 minutos de conversación).

Ribeira y Siqueiros llegan y dicen "Buenas tardes", y lo primero que hacen es sacar una pistola y dejarla encima de la mesa, lo cual ella ve que su moderación ya va a ser difícil. En Méjico ella entrega su nuevo libro, de cuentos, que se llama "Cuentos de la España actual", de literatura básicamente política.

Cuando se declara la guerra, vamos a dar algún salto sino no acabamos, María Teresa León y Rafael Alberti son de los intelectuales que toman un inmediato y decidido partido a favor de la República y dejan de ser por una parte escritores intelectuales, digamos, dejan los despachos para ponerse casi en primera línea. No del frente, pero sí de una Institución que fundaron, la "Alianza de Intelectuales Antifascistas" donde montan obras de teatro, donde dan conferencias, donde montan recitales de poesía para irles a recitar a los milicianos en los frente. Y María Teresa organiza el "II Congreso Internacional de escritores". Fundan el Mono Azul, con colaboraciones de Neruda, Machado, Prados, Cernuda... al Congreso de escritores asiste la flor y nata de la poesía mundial, en lengua española. El Congreso se hizo en Madrid, Valencia, Barcelona y París, con una subsede. Asistieron: André Malraux, Stephen Spender, César Vallejo, Octavio Paz, Elena Garro, Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Ernest Hemingway, Iliá Erenburg, Marinel, Tristan Tzara, Machado, Neruda, León Felipe, Miguel Hernández... algo impresionante.

En París hubo una sede, dirigida por Pablo Neruda, en la que estuvieron Vicente Huidobro, Aragón, John Dos Pasos...

Durante la Guerra María Teresa tiene una actitud fuerte, viaja por Europa, va a la Unión Soviética, buscando ayuda para la República, pero como todos sabemos, las guerras no las ganan los poetas, sino que las ganan los tanques. Pierden la guerra. Salen en un avión desde Monovar, en principio a Orán y desde allí se trasladan aquí a París. En París empiezan a trabajar en Radio París Mundial, por una recomendación de Pablo Picasso y pasan una temporada viviendo en casa de Pablo Neruda. Se dedican a vivir bien. Rafael siempre contaba que Pablo Neruda y él fueron engordando, engordando, y un día fueron a una librería de aquí (París), donde estaban expuestas en el escaparate todas las obras de Víctor Hugo, se ponían uno la lado de otro y decían, todavía vamos por el tomo 15, podemos seguir comiendo.

La situación en París pronto se hace bastante insostenible también para los refugiados españoles y ellos dan el salto que dieron casi todos los exiliados de la República, se van a Argentina. Allí, resumiendo mucho porque allí María Teresa León hace prácticamente de todo, pues escribe novela, teatro, guiones de cine, se convierte en periodista de radio, de televisión, da conferencias, organiza actos políticos... es una cosa impresionante. Llega a hacer hasta un libro de recetas culturales. Tenía un programa en la radio y publica un libro que se llama "Nuestro hogar de cada día", que es fascinante, pues está por un lado dando recetas y por otro queriendo culturizar a las señoras que están haciendo la receta. Dice, por ejemplo, y así es como se consigue el espesor de la salsa de arándanos. Punto y aparte. Mujer moderna, en tu biblioteca nunca han de faltar los libros de Paul Éluard. Es el libro de recetas, seguramente, más extraordinario de la historia.

En Argentina María Teresa lleva a cabo prácticamente el grueso de su obra. Gran parte de su obra no se ha publicado nunca en España, y después de estar sus dos novelas más importantes "Juego limpio" y "Contra viento y marea" que están entre lo más interesante de su obra, biografías noveladas, como la que escribió sobre Gustavo Adolfo Becquer (sobre la que se ha tratado en Cuba hoy, 28-01-09), sobre el Cid Campeador, sobre Doña Jimena Díaz de Vivar. Libros de interés extraordinario.

Después de 24 años en Argentina la situación se vuelve dolorosa por la presencia de los militares, por los amagos de la dictadura, ellos deciden venirse a Europa. Se vienen a Roma. Allí, después de 24 años de exilio, porque en España seguía estando, como Alberti lo llamaba el Funeralísimo, ellos no podían volver. En Roma están otros 14 años y allí María Teresa publica otro de sus libros capitales, la primera parte y última, porque hay otra parte que no ha aparecido nunca, unos esbozos... que se llama "Memoria de la melancolía". Es un libro extraordinario en el que ella cuenta todo esto que he contado yo con mucho más detenimiento, también con más tiempo, y sobre todo con más talento, cuenta esta vida extraordinaria y es un libro que hay que leer de forma paralela a los dos tomos originales de la memoria de Rafael Alberti "la arboleda perdida". Muchas de las cosas que no cuenta Rafael las cuenta María Teresa.

En Roma María Teresa empieza a tener, casi nada más publicar ese libro, del año 1970, si no me equivoco, los amagos de una enfermedad hereditaria que tuvieron su madre y su abuela que es la enfermedad del Alzheimer. Empieza a perder la cabeza, empieza a tener vacíos de memoria y la enfermedad se va agravando hasta tal punto que cuando vuelven, por fin, después de muerto Franco, a España, en Abril de 1977, María Teresa llega a un país que ya no conoce pero sobre todo llega sin conocerse a si misma, sin saber quién es ella realmente.

Yo fui muy amigo, como lo fue Luis, de Rafael Alberti y a María Teresa la fui a ver muchas veces a la residencia geriátrica donde al final estaba por su propio bien y con muchos cuidados, con gran esfuerzo por su parte, pues Alberti dedicaba una parte importantísima de sus entonces pequeños ingresos en tener a su mujer perfectamente atendida. Recuerdo que un día le llevé un ejemplar de "Memoria de la melancolía" , a ver qué hacía, y ella, que una de las cosas que hacía era ponerse a hablar en francés, hablaba muy bien y de pronto en medio de la conversación disparatada en la que hablaba de su madre se ponía a hablar grandes parrafadas en francés. Ella leyó el ejemplar de "Memoria de la melancolía", empezó a leer su autobiografía... con una serenidad absoluta, como si estuviese leyendo la vida de otra persona. A mi eso me conmovió produndamente y pensé que realmente si hay una definición de la pérdida de cabeza es esa, leer tu propia vida como si fuera la de otro. Cuando volvió a España, murió en 1988, no sabía quién era ni qué había ocurrido.

Eso es dramático, más dramático es pensar que muchos de los libros que María Teresa publicó, básicamente en su época de Argentina, nunca se han publicado en España. Por ejemplo su novela "Contra viento y marea". A mi me gusta repetir, por si alguien me oye y me hace caso y subsana el error, que hasta que los libros no vuelvan el exilio de María Teresa, como el de tantos otros todavía no ha terminado. Creo que es una mujer extraordinaria, con una vida fantástica, con un compromiso y lealtad a sus ideas extraordinaria y con una obra que merece la pena ser leída.

Ojalá que en el año de su centenario (2003) lo que se haga fundamentalmente sea reeditar sus libros para que todos vosotros podáis leerla y celebrar el tamaño de esta mujer verdaderamente admirable."

martes, 27 de enero de 2009

Allende los mares

Como decíamos ayer... Benjamín Prado anda por Cuba, más que probablemente en el seminario de María Teresa León. Así lo atestiguaba de madrugada en el programa de RNE Afectos en la noche, por el que pasó de puntillas y en el que dejó algunos detalles de calidad (tirando de argot futbolístico) para hablar de las declaraciones del presidente Zapatero en el programa Tengo una pregunta para usted.


Benjamín Prado - Zapatero
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Por seguir con el esquema semanal, comenzaba Silvia Tarragona "Decía Óscar Wilde que las preguntas no son nunca indiscretas, las respuestas a veces sí".


Benjamín Prado: A mi me parece muy bueno este modelo de permitir a ciudadanos normales preguntar por cosas normales a los políticos de primera línea. Muchas veces lo que le echamos en cara las personas de a pie a los políticos es que parecen vivir lejos de la realidad, parecen vivir en otras preguntas que son muy grandes, de macroeconomía, de alta política, de relaciones internaciones y todo eso, que uno comprende que es necesario para gobernar un país y situarlo en el mundo, a veces te da la impresión de estar muy lejos de las verdaderas preocupaciones de las personas, y que tenemos todos las mismas, que son pagar nuestra hipoteca, que el precio sube, el paro se multiplica... Tener la posibilidad de que los ciudadanos asciendan hasta las torres de los políticos o quizá sean los políticos quienes descienden a ras de suelo hacia los ciudadanos me parece muy buen modelo.
Dicho eso, yo creo que el presidente Zapatero es muy buen conversador. Yo he tenido en alguna ocasión la oportunidad de comer con él, de charlar un rato y tengo la impresión de ser un político rarísimo porque, ¿sabes lo que hacía? Escuchaba. Y un político que escucha es como una ballena que vuela. Muchas veces los políticos son como las personas normales, muchas veces tenemos la sensación de estar con personas que mientras hablamos están pensando qué van a decir ellos. Con los políticos pasa igual y en ese sentido el presidente Zapatero sí sabe escuchar. Le va bien este modelo. Creo que también le va bien a los políticos el recordar que un ciudadano no es solamente un voto, que un ciudadano no es un tanto por ciento, es una persona con preocupaciones, con necesidades de hacer preguntas y ser respondido y me parece bien. De hecho lo haría más, me parece un modelo magnífico el de la pregunta en directo a los políticos y lo repetiría más.
Por cierto, en el audio hay un chascarrillo final de Benjamín, en el que además cuenta una anécdota curiosa de John Lenon.

En Cuba con María Teresa León (I parte)

En el museo Nacional de Bellas Artes, en La Habana, tendrá lugar desde hoy martes 27 de enero hasta el próximo viernes, el "Seminario Internacional María Teresa León, veinte años después" (más info). Dirigido por Alberto Zavalía, coordinado por la profesora Irma Emiliozzi, de la Universidad de Buenos Aires y conducido por la hija de Alberti y María Teresa, Aitana Alberti, este seminario recordará la figura de una gran escritora, de la mujer de Alberti, de una gran mujer.

Allí (La Habana, Cuba) está Benjamín Prado, como acaba de reconocer en el programa de radio Afectos en la noche, desde donde ha opinado sobre las preguntas de Zapatero (mañana la conversación, de 5 minutos, de Benjamín en la radio, aquí, en el blog).

Benjamín Prado (en una foto de 2003), como sabemos íntimo amigo y admirador de Alberti, también lo era de María Teresa. A ella dedicó un capítulo de su libro "Los nombres de Antígona" (del que no tardaremos en hablar aquí) y sobre ella escribió en "A la sombra del Ángel. 13 años con Alberti", y lo hizo en estos términos:

"El resumen de su larga historia es que tras escribir veinte libros, participar muy activamente en la defensa de la República y desarrollar una frenética actividad editorial, civil y periodística en los años de su destierro argentino e italiano, la autora de Memoria de la melancolía, Juego limpio y Morirás lejos cayó presa del Alzheimer y su salud mental se deterioró hasta el punto de que no sabía quien era, ni reconocía a los suyos".

El 9 de Octubre de 2003 el Instituto Cervantes de París organizó una mesa redonda por el centenario del nacimiento de María Teresa. Allí estuvo Benjamín Prado, con, Luis García Montero, y la periodista Rosana Torres, como moderadora.

Allí le pudimos escuchar (y ver en este vídeo) lo siguiente:

"La vida tormentosa, complicada y larga de una mujer admirable, que además tiene una vida que parece sacada de una novela romántica, y un final trágico como suelen tener muchos personajes románticos de las novelas. María Teresa León, que fue una mujer admirable, que además es el síntoma de una generación de mujeres admirables, de esa generación de mujeres que surgió de la República, de la Institución Libre de Enseñanza. Mujeres como Rosa Chacel, Dolores Ibárruri, Margarita Nenkel, como la propia María Teresa León y tantas otras, como María Zambrano, por ejemplo".

"María Teresa León nació en 1903, en Logroño. Su nombre, para los curiosos, que gustan de bucear en los interminables santorales de nombresque se ponen en España era: María Teresa de Jesús Juana María del Rosario Lucila León Goiri.

Es una niña que tiene una vida doble. Por una parte es una hija de un militar adicto y seguidor del general Primo de Rivera, de hecho en algunas páginas de memoría de la melancolía recuerda que la gustaba mucho y le parecía muy atractivo uno de los hijos de Miguel Primo de Rivera, que era José Antonio Primo de Rivera, quién lo iba a decir, con lo que iba a caer luego.

Por otra parte pertenecía, por la parte de su madre a una familia con bastantes lazos con la cultura. Por ejemplo la prima carnal de su madre, que era doña Oliva Goiri, era María Goiri, que fue la primera mujer en España que asistió a la Universidad. Ella lo cuenta en uno de los capítulos de Memoría de la Melancolía, de sus memorias.

Esa vida volcada desde muy niña en la cultura hace que, por ejemplo, de pequeña uno de los regalos de cumpleaños que le hacen a María Teresa León fuera llevarla a ver a Emilia Pardo Bazán. En aquellos momentos los dos grandes novelistas del XIX, en mi opinión, son Benito Pérez Galdós y Doña Emilia Pardo Bazán. Cuando es una niña la llevan a que la escritora le regale y le dedique un libro y cuando es un poco mayor una de las cosas que solían hacer por las tardes María Teresa y su madre era ir a ver a Benito Pérez Galdós, que estaba en el Parque del Oeste tomando el Sol.

María Teresa es una lectora incansable desde niña, leía cosas de Víctor Hugo, de Alejandro Dumas, y muy pronto empezó también a escribir algunos cuentos, algunos relatos y a formar una idea literaria de su propia vida que luego volverá a reaparecer en sus libros, donde habla de su colegio, de su infancia, de las diferencias entre las clases sociales que hay desde el principio.

Al ser hija de militar María Teresa vivía sometida a los continuos cambios de destino de su padre, colaborador estrecho de Miguel Primo de Rivera y que se lo llevaba allá donde iba. En Burgos ella conoce una especie de aristocracia, de provincias, realmente, que hace que a ella no empiece a gustarle ese tipo de vida, en el que parece haber dos clases de personas. Las personas que lo tienen todo y las personas que no tienen nada.

Cuando se traslada a Madrid ella conoce la casa de los primos de su padre, de doña María Goiri, que es la mujer de Don Ramón Menéndez Pidal. Es como decir la casa de la sabiduría en la España de aquella época. En aquella casa conoce a gente como Francisco Jiménez de los Ríos, ideólogo, a Machado a Bartolomé Cossío, a Américo Castro y se contagia de ese mundo en el que todo parece estar destinado y provenir de la inteligencia y de la cultura y el respeto inteligente y cultural de las cosas, donde todo se basa en el conocimiento y en la experiencia cultural.

Poco después trasladan a su padre a Barcelona y allí va a tener la desgracia de conocer a su primer marido, Gonzalo de Sebastián Alfaro (no era militar, como se dice en algunos libros y tratados, era hijo de militar, era más bien un sinvergüencilla al que el padre tenía algunas noches que mandar a los soldados de su regimiento para que lo buscaran por los prostíbulos de la ciudad, y demás historias). Con él tiene dos hijos, y sobre todo tiene muchas crisis, las inevitables que tiene que haber entre una persona sin gran educación ni interés por la cultura y las de una persona cuyas preocupaciones estaba dirigidas de continuo hacia la literatura.

Ella publica un primer libro de relatos que se llama Cuentos para soñar. Por cierto, he dicho un libro de relatos, pero no es tal, es casi una novela. Los dos primeros libros de María Teresa León, que son Cuentos para soñar, como pequeñas novelas partidas en trozos, protagonizados, en algunas ocasiones, por una protagonista común. Empieza una colaboración en el diario de Burgos. Hace un viaje por Argentina, en el que se dedica a dar conferencias y donde se ve que en ese momento es ya una mujer muy informada. En una entrevista que la hacen en el diario La Nación ella dice, cuando le preguntan por sus gustos literarios dice: "Creo que es digno de atención el movimiento modernismo de Andalucía. Me agradan sobremanera Alberti (que luego sería su marido), García Lorca, Altolagurirre y no debo olvidarme de ese viejo siempre joven, Juan Ramón Jiménez. Entre los novelistas, Pérez de Ayala me gusta mucho y me alegro que haya sido incorporado a la Academia, es decir, siempre que no se anquilose en esa admirable institución.

Cuando vuelve a España escribe un artículo en la Gaceta Literaria en el que cita entre sus autores favoritos a Jorge Luis Borges y Oliverio Girondo. Estamos hablando de una momento en el que Borges no ha publicado prácticamente nada, ha publicado dos libros más argentinistas que luego él mismo repudió y que eran Fervor de Buenos Aires y una de enfrentes. Y algunos ensayos que el propio Borges no quiso que volvieran a editar y como siempre ocurre, ha reeditado la viuda. (No me tiren de la lengua con ese tema).

En cuanto a Oliverio Girondo solo había publicado dos libros en ediciones muy limitadas. Es admirable que en ese momento María Teresa llegue a Argentina y tenga un finísimo olfato para lo que van a ser luego escritores que están en cualquier enciclopedia de la literatura en lengua española.

Cuando vuelve a España, sintiendo, como ella dice en "Memoria de la Melancolía": "el alma arañada con las uñas que algunos hombres usan para tratar a las mujeres..." Se separa de su marido. No puede aguantar más la serie de infortunios que vive con alguien que ni la conoce, ni la comprende y además no la trata bien, decide dejar a su familia y venirse a Madrid.

En Madrid ella se instala casi en la casa de los Menéndez Pidal y empieza a vivir de ese mundo que la fascina, se empieza a reunir con las mujeres que en aquellos momentos llevaban la voz cantante en la literatura española y en la intelectualidad española, con María de Maetzu, María Goiti, María Martínez Sierra, María Baeza, Cenobia Campubril, la mujer de Juan Ramón Jiménez, y con doña Blanca de los Ríos. Sigue visitando de vez en cuando a Emilia Pardo Bazán, y se relaciona con las mujeres del Liceu Grup, que venía a ser una especie de filial de la Institución Libre de la enseñanza, la residencia de estudiantes, donde las mujeres intentaban buscar no solo un sitio protagonista de la literatura, sino un sitio para ellas en la literatura española. (hasta 10:53)

domingo, 25 de enero de 2009

Cuéntame un cuento

Babelia, la publicación de literatura y cultura de El País, publicaba el pasado sábado bajo el título "Relatos universales que no hay que perderse" una selección de los mejores cuentos en español y otras lenguas. Una magnífica selección de la que beber durante mucho tiempo.

En esa misma noticia había un despiece en el que se mencionaban algunas de las novedades editoriales en las que se publican cuentos. Entre ellas se encuentra la edición de los Premios del Tren que RENFE y la Fundación de Ferrocarriles españoles editan con motivo de la convocatoria y fallo de estos premios.

Este libro tienen tanto las mejores poesías presentadas, y la ganadora, de Marco Antonio Campos "Aquellas Cartas", como los mejores cuentos, y el ganador "El viaje" de Benjamín Prado (como ya informamos en el blog en Octubre, donde además, publicamos este magnífico cuento del escritor madrileño).


sábado, 24 de enero de 2009

Patti Smith. Poesía

Poesía. Escueto, certero, incuestionable. Así es el título del libro que el Artium de Vitoria (Bassarai Arte 2008) ha publicado sobre Patti Smith. Una cantante que es poeta.

Benjamín Prado ha sido el encargado de seleccionar estas poesías. Ya lo contamos en su día en el blog, el 5 de diciembre con motivo de la inauguración de la exposición sobre Patti Smith en Vitoria, y el 13 de septiembre publicamos un texto inédito que nos cedió Benjamín.

Hoy, al abrir el libro, descubrimos que ese texto que vió la luz en la pantalla de nuestros ordenadores está impreso como prólogo de un libro de poesía, de Patti Smith. Pero además leemos con sorpresa que este tesoro es como una matriuska, tiene dentro muchos otros.

El libro está impreso en 3 idiomas distintos: castellano, vasco e inglés (en este idioma los poemas se leen mejor, por ser el idioma original y por la forma en la que están editados, a modo de poema y no como texto corrido, que es como aparecen en las otras dos lenguas).

También las perlas que tiene cada cofre, cada poema, cada verso, cada palabra... además, leyendo con detalle vemos que el prólogo del libro es más amplio que el que en su día nos dejó Benjamín Prado. Una hoja, una maravillosa hoja de Benjamín para Patti.

El prólogo se titula

A veces Patti Smith se llama Arthur, y otras veces, Bob
Por Benjamín Prado. Poesía. Patti Smith.

(La primera parte del prólogo se pude encontrar pinchando aquí. Solo varían algunas traducciones, al castellano, de los poemas de Patti Smith).

El texto inédito del blog acababa “Siempre imaginé que escribiría un libro, tal vez sólo uno pequeño, que pudiera llevar a alguien a un reino que no pudiese ser medido ni siquiera recordado.” Esa frase no aparece en el prólogo, en su lugar toma el testigo, para continuar con la narración:

"Strage Messenger (2003) - publicado por el Museo Warhol de Pittsburgh, y que incluye cuadros, manuscritos y fotografías, entre ellas una impresionante serie de imágenes de las ruinas de las Torres Gemelas alternadas con la diferentes versiones de la Torre de Babel que pintó Bruegel y con los nombres de las víctimas del atentado. Patti Smith acompaña las imágenes con algunos extractos de su diario, escrito en aquellos días de septiembre- y Auguries of Innocence (2005). También ha publicado algunos libros en colaboración, como los dos que salieron en 197, Angel City, Curse of the Starving Class & Other Pays y The night, firmados junto a san Shepard y Tom Verlaine.

Destaca entre esas obras Woorlgathering, un tomo de pequeño formato pero de gran interés, porque es una buena muestra del modo en que Patti Smith cose la poesía a la prosa, logrando un texto sugerente, a ratos hipnótico, en el que se juntan la ecología- en algunos momentos que recuerdan al poeta beat Gary Snyder-, con el relato autobiográfico, aunque sea siempre narrado con la impresición matemática de la poesía, donde los símbolos importan más que la exactitud y los hechos menos que su significado. Las líneas de Woolgathering fluyen entre una especie de niebla, en la cual las palabras parecen oirse de una forma muy similar a la que la propia Patti Smith dice escuchar a los enigmáticos personajes de su historia "de vez en cuando, murmurando y silbando como si estuviesen más allá de un muro de algodón. Los oía pero sin poder descifrar ni el idioma que hablaban ni las melodías que elaboraban". Creo que apostamos sobre seguro si interpretamos el comienzo de Woolgathering como una declaración de intenciones que sirve para toda la obra de Patti Smith: "Siempre imaginé que escribiría un libro, aunque fuera corto, que me transportaría a un reino que no podría ser medido, ni siquiera recordado". Es decir, que fuese infinito, como una abstracción y difuso como un recuerdo, porque trascendiera lo conocido a base de volverlo una parábola, de darle la autoridad de un emblema. Ese camino de lo tangible a lo metafórico lo sigue Smith en la mayor parte de sus trabajos, y en ese sentido es muy revelador uno de los capítulos de Woolgathering, el que se titula "Indian Rubies". Comienza por contar que siempre ha tenido "una especie de mochila" que es "poco más que un trozo de tela curtida y atada con un nudo" pero de la que, cuando se abre, emana "un mundo definido por lo que contiene", sobre todo por una sortija en la que está engarzado un rubí "imperfecto y hermoso como la sangre", que procede de la India, donde algunos desdichados lavaban las gemas en la orilla del río para cambiarlas por arroz y que, de alguna manera, contiene el universo en su círculo: "En el anillo de la noche imposible todo es elástico" y al mirar a través de él pueden verse y se pueden sentir "el polvo de Calcuta, los ojos perdidos de Bhopal" y "las banderas sagradas ondeando como viejos calcetines en el cálido e irónico viento".

Si Patti Smith te da su tarjeta de visita y en ella pone : "Patti Smith, poeta", estará diciéndote la verdad. Todo lo que escribe, da igual si son poemas, prosa o canciones, es poesía, en formas diferentes. Y su actitud hacia la poesía también es siempre la misma, parte de la imaginación y la rebeldía, no resulta en absoluto difícil ver en cada uno de sus versos a la misma mujer que se enserraba a redactarlos en el Chelsea hotel y que al leerlo parecía poseída por ellos: "¿Patti Smith? Era fantástica", dejó dicho Joey Ramone, el cantante del grupo punk The Ramones, "cada vez que leía un poema, rompía el papel o agarraba una silla y la tiraba contra la pared. Resultaba increíble, magnética". Continúa siento todo eso, tanto cuando miras hacia atrás y lees sus poemas de Seventh heaven Witt o Woolgathering, como cuando miras a tu alrededor y la ves con sus discos y sus libros de ahora bajo el brazo. Sigue siendo fantástica, y si uno de sus dos maestros esenciales, Bob Dylan, ha acabado haciéndose amigo suyo y cantando a dúo con ella sus canciones, estoy seguro de que el otro, Arthur Rimbaud, la hubiera considerado un alma gemela y hubiese disfrutado leyendo sus canciones y bailando sus poemas.
El prólogo completo y las mejores poesías de Patti Smith (en tres idiomas) en el libro Poesía. Patti Smith. (Bassarai Arte. 2008. Apuntes es estética ARTIUM Estetikazko Oharrak).

Tres idiomas para una autora universal

jueves, 22 de enero de 2009

Sungate

Unos andan con Obama y otros seguimos en tiempos de Nixon. En EEUU tuvieron Watergarte (puerta de agua) y aquí nos encontramos con el SunGate (la puerta del Sol, el emblemático lugar de la capital en el que la Comunidad de Madrid tiene su sede). Es un tema muy serio, aunque en el artículo de hoy Juan Urbano se pone las gafas de Forges, o de Ibañez, y lo ve todo como lo que supuestamente (¡qué palabra más odiosa!) es.

Unos espías de chiste
Por Benjamín Prado. El País.

Por alguna razón, le costaba más pensar en policías y guardias civiles de verdad que en Torrente, en los inspectores Hernández y Fernández de Tintín, en el superagente 86, Maxwell Smart, con su zapatófono pegado a la oreja, y hasta en aquel maravilloso Anacleto del dibujante Manuel Vázquez, que cuando caía al vacío desde la azotea de un rascacielos, gritaba: "¡Oh, Dios mío, es un precipicio de 200 metros, ya quedan sólo 150, y ahora 100, 80, 50, 20, 10, 5, 4, 3, 2..!". Y entonces, al llegar allí, exclamaba: "¡Ah! ¿Sólo dos metros? ¡Esto me lo salto!". Y, efectivamente, daba un saltito y se salvaba. Todos esos valdrían, e incluso Mortadelo y Filemón o una nueva pareja formada por los inspectores Gadget y Clouseau. Eso era lo que le ocurrió a Juan Urbano cuando leyó las informaciones del servicio de espionaje que, según afirman los periódicos, se sospecha montó la Comunidad de Madrid para vigilar al vicealcalde del Ayuntamiento y al ¿Y eso se paga con dinero público, o los que encargaron el trabajo lo han sacado de su cartilla?

Se preguntó si esos ex agentes que habían estado en calidad de asesores al servicio de la Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid, hoy dirigida por el secretario general del PP en la capital, que tenían entre sus misiones la búsqueda de pruebas y la elaboración de informes sobre posibles tramas de corrupción en municipios socialistas, llevarían una gabardina con el cuello subido, y si guardaban una lupa en el bolsillo, y aunque no ignoraba la gravedad de las acusaciones que se han lanzado contra ellos y sus supuestos jefes, tampoco pudo evitar imaginárselos resbalando en cáscaras de plátano, dándose en la nariz con las farolas y mareándose en las puertas giratorias de los hoteles. Porque, la verdad, todo este asunto será un horror, pero parece un chiste. Qué cutre, todo.

l vicealcalde, por ejemplo, lo seguían por los alrededores de su despacho en el Palacio de Correos y cerca de su casa, y después daban el parte, como mucha gente le llamaba a los telediarios durante el franquismo: "Cobo sale del domicilio a las 8.25 de la mañana, tomando el itinerario particular y llegando a su puesto de trabajo a las 9.02 horas. Se observa que durante los desplazamientos le acompañan una moto y un vehículo turismo con un ocupante por detrás, realizando la contravigilancia. Una vez llega el objetivo al puesto de trabajo, como quiera que la zona está dotada de fuertes medidas de vigilancia y control, después de un tiempo prudencial, la abandonamos y nos dirigimos a montar el dispositivo de otro objetivo". O sea, que fue pillado acudiendo al trabajo, ni más ni menos. ¿Y eso se paga con dinero público, o los que encargaron el trabajo lo han sacado de su cartilla? Como comprenderán, Juan Urbano se teme lo mismo que nos tememos todos. Y si se confirma el asunto, la factura no va a ser una propina, porque al vicepresidente de la Comunidad, por ejemplo, lo siguieron hasta Cartagena de Indias (Colombia) y Johannesburgo (Suráfrica), lo grabaron con cámaras ocultas luciendo una equívoca camisa informal y hasta se hicieron con una copia de sus billetes, pagados en metálico.

Hay por ahí alguien que escribió que un verdadero amigo siempre te apuñala de frente, con lo cual queda demostrado otra vez que algunos de los dirigentes del Partido Popular no son amigos de su presidente, y también que no se fían unos de los otros, ni siquiera de los que están en su mismo bando, y por eso patrullan la ciudad, se observan de reojo, quieren saber con quién comen, con quién hablan, a quién llaman por teléfono... Algunos de ellos fueron pillados entrando y saliendo furtivamente de lugares más que dudosos: "A media mañana, Cobo se encuentra en la sede del PP, sita en la calle de Génova, de donde sale a las 14.25". Imagínense.

A Juan Urbano le dio una pena enorme todo eso, porque habla de una Comunidad en la que la Real Casa de Correos parece la Rue del Percebe, y de unos dirigentes políticos que no respetan nada, que nunca se detienen, que luchan con el poder a base de golpes bajos y que, encima, dan pena, de puro chapuceros. Qué cutre, qué feo y qué viscoso. Pobre Madrid. "Ven, Capitán Trueno, haz que gane el bueno", decía una canción de los ochenta. Esta vez, que venga Anacleto y los desaloje, por favor.

martes, 20 de enero de 2009

Los escritores de la cuadra dorada

Un problema técnico me impidió poder escuchar ayer y transcribir hoy la participación de Benjamín Prado en Afectos en la Noche, como hago cada semana. He solicitado el podcast a RNE a ver si fueran tan amables...

Pero... de radio a radio, porque hoy hemos escuchado en la radio de Granada, y hemos visto en Localia, que la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Cultura y las actividades del Centro Andaluz de las letras, va a retomar el programa "Los martes de la cuadra dorada", un lugar de encuentro para autores dedicados a la ficción y al relato.

La presentación oficial ha sido hoy, pero la información aún es muy escasa. Sabemos que se celebraba hoy como primer día, y que el 27 de enero, 3 y 10 de febrero tendrán lugar otras tres sesiones. Todas ellas en el Museo Casa de los tiros, de Granada.

Según comenta Radio Granada, "por Granada pasarán Álvaro Pombo, Antonio Lucas, Eduardo Mendicutti o Luis Antonio de Villena" y además, Benjamín Prado también estará presente, aunque aún no sabemos cuando. En cuanto nos informen (si nos contestan) os lo haremos saber.

22/01/09
Desde la Junta de Andalucía, más concretamente desde el Centro Andaluz de las letras, nos han contestado diligente y amablemente y nos informa de que "las actuaciones previstas para Benjamín de momento serían para marzo y no en Granada (lugar donde se denomina así nuestro programa) sino para Córdoba y Huelva.
Seguiremos de cerca este evento. Promete poesía.

lunes, 19 de enero de 2009

Benjamín, asesor en Granada


Benjamín Prado, que este año fue propuesto por el Poesiafestival de Unione Terre di Castelli, Maranello e Marano (Modena), como candidato a conseguir el premio García Lorca que se entrega en el Festival Internacional de Poesía de Granada, se incorporará en la próxima edición a la organización del mismo, pero en esta ocasión en calidad de asesor. Así figura ya en la web del festival, en su apartado de dirección.

El festival internacional de Poesía de Granada se celebrará durante los próximos 12 al 16 de mayo y estará hermanado con Guatemala, Puerto Rico e Italia, tal como informa la propia web del festival .

domingo, 18 de enero de 2009

Un tupido velo

El País Semanal imprime en sus páginas un reportaje de Benjamín Prado sobre las fosas comunes de los asesinados durante el franquismo, que siguen ahí por decisión judicial, y que fosas "cruzan el país igual que una cicatriz siniestra".

Bea nos avisaba ayer de la existencia de este artículo . Hoy suscribo sus palabras. Es un artículo muy recomendable, es justo. Merece la pena dedicar 10 minutos a su lectura. Otra cosa es el tiempo durante el que le estemos dando vueltas al tema, nos dejará indiferentes.

Un tupido velo
Por Benjamín Prado. El País Semanal.

No se sabe quién los mató, pero sí quiénes no van a desenterrarlos: esas personas a las que el poeta Juan Gelman ha descrito como "los organizadores del olvido" y cuyo trabajo en España ha sido tan eficaz que aún hoy -cuando se cumplen 70 años del final de la Guerra Civil y 30 de la llegada de la democracia- quedan decenas de miles de víctimas de la dictadura enterradas en las innumerables fosas comunes que cruzan el país igual que una cicatriz siniestra y a las que, según la lista que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica le entregó al juez Baltasar Garzón cuando éste inició una causa para investigar el paradero de los asesinados por los golpistas entre julio de 1936 y diciembre de 1951, fueron a parar al menos 130.137 personas en España y 7.000 más en campos de concentración en el extranjero.

Una cifra imponente que, sin embargo, algunos quieren que sea invisible, como pudo comprobar el magistrado de la Audiencia Nacional nada más poner en marcha su proceso, al requerir a diversas instituciones datos sobre los desaparecidos y encontrarse con que esclarecer aquella cacería humana iba a ser difícil, porque muchos de los silencios y escondites legales en los que se ha basado la inmunidad de los represores o de sus cómplices parecen invulnerables, y porque una parte de la verdad está enterrada en los sótanos de la Transición y la blindan pactos como la Ley de Amnistía del año 1977, que es preconstitucional, o los Acuerdos suscritos en 1979 con el Vaticano.

La primera indultaba "los delitos de rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o motivo de ello, tipificados en el Código de Justicia Militar", y "los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, los funcionarios y agentes del orden público (...) contra el ejercicio de los derechos de las personas". Los segundos sancionaban que el Estado respetaría "la inviolabilidad de los archivos, registros y demás documentos pertenecientes a la Conferencia Episcopal Española, a las curias episcopales, a las curias de los superiores mayores de las órdenes y congregaciones religiosas, a las parroquias y a otras instituciones y entidades eclesiásticas". El narrador Adolfo Bioy Casares hablaba de Argentina cuando dijo que el problema de su país era que allí "el olvido corre más ligero que la historia", pero también podría haber estado hablando de España.

Sin embargo, nada de eso existe para las víctimas, cuyos relojes se quedan parados a la hora del drama, ni para sus familiares, que quieren regresar al pasado para saber, para rehabilitar la memoria de sus parientes, devolverles la dignidad o sacarlos de la ignominiosa tumba clandestina a la que fueron arrojados por sus ejecutores; porque mientras eso no suceda, tal y como recordaron primero el novelista Primo Levi y luego el propio Gelman, los herederos del horror seguirán oyendo gritar a sus desaparecidos el poema de Coleridge que dice: "Desde entonces, a una hora incierta / la agonía vuelve; / y hasta que mi historia espantosa sea contada / mi corazón seguirá quemándose en mí". Un hombre que ha sobrevivido a Auschwitz sólo el tiempo que necesitaba para reunir el valor de suicidarse, y otro cuyo hijo y nuera han sido asesinados por los militares argentinos, deben de saber muy bien lo que hiere y consume ese fuego. Y también lo saben, aquí y ahora, muchos hijos y nietos de republicanos españoles que aún no han sido rehabilitados y que, al ver cómo sus familiares parecen haber sido enterrados dos veces, una bajo la tierra fúnebre de la tiranía y otra bajo la burocracia de la libertad, sin duda estarán de acuerdo con el historiador Paul Preston, que sostiene que ésa, entre otras, es la prueba de que el general Franco tenía al menos parte de razón cuando dijo que lo dejaba todo "atado y bien atado" para después de su muerte.
Lo cierto es que el mundo ha cambiado mucho, pero en algunas cosas sólo para que las mismas injusticias se puedan medir con aparatos más sofisticados... y seguir sin repararse. No deja de ser tremendo que en pleno siglo XXI se pueda entrar en Internet y usar Google Maps para ver fosas comunes como la del cementerio de San Rafael, en Málaga, de la que ya se han sacado muchos de los entre 4.000 y 5.000 cuerpos que se calcula que están allí sepultados.

El camino de quienes intentan recuperar los restos de los suyos ha sido largo y solitario, y aún hoy tiene más curvas que rectas, puesto que las trabas legales que dificultan cualquier iniciativa al respecto son interminables y porque la ayuda oficial que han recibido por parte de los diferentes Gobiernos de la democracia ha sido más pequeña cuanto más grande era la polémica que se creaba cada vez que se ponía el tema sobre la mesa, con lo que al final siempre han estado solos, en una zona de nadie situada entre los que se oponen ferozmente a las exhumaciones y los que tienen miedo de esa ferocidad. "La memoria, malla a malla, / me cubre armando su mundo", dice en uno de sus poemas Jorge Guillén, y mucha gente se ha debido de sentir así en nuestro país, atrapada en la red de las preguntas sin respuesta y los derechos vulnerados, al margen de la normalidad democrática que disfrutaban los otros. La última decepción, que fue muy dolorosa porque había levantado enormes expectativas, se produjo cuando el juez Garzón, que, entre otras cosas, les quería dar a las atrocidades del franquismo la categoría de crímenes contra la humanidad, un grado que evita que los delitos prescriban o sean amnistiados, fue sometido a una presión tan asfixiante a izquierda y derecha, tanto por parte del fiscal general del Estado como de la sección más conservadora del Poder Judicial, que se vio obligado a inhibirse de la investigación en favor de los juzgados territoriales de los lugares en los que se encuentran algunas de las fosas conocidas, para que ellos decidan si siguen adelante o no.

Será difícil que la mayor parte lo haga, porque dar ese paso los alejaría de la Audiencia Nacional, que se ha declarado incompetente en ese asunto y cuyos magistrados se han opuesto por mayoría a que se indaguen aquellos sucesos al detener la causa con una sentencia del Tribunal Supremo. Su decisión habrá alegrado, sin duda, a quienes encierran la historia de la represión en un círculo paradójico, cuyo argumento de que sacar a un republicano de una fosa común es un desafío a la convivencia democrática, se parece bastante al que se utilizaba para enterrarlos en ellas, acusándolos de "auxilio a la rebelión".

Detrás de los familiares, sin embargo, no está el vacío, a pesar de los muchos huecos que deja la controvertida Ley de Memoria Histórica, en la que se dice que "el Estado ayudará a la localización, identificación y eventual exhumación de las víctimas de la represión", algo que en la práctica no ha ocurrido ni parece que vaya a ocurrir tras aprobar el Gobierno, en diciembre de 2008, la creación de una Oficina para las Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura, que realizará un mapa de las fosas existentes y promoverá "la cooperación institucional en los desenterramientos". Son compromisos ligeros, promesas que ofrecen, como mucho, todo lo que pueden dar de sí palabras como "ayuda" o "cooperación".

Partiendo de esa base, el borrador que ha presentado el Gobierno concluye que los familiares de las víctimas llevarán a cabo las exhumaciones "con sus propios medios o con los que se aporten mediante la suscripción de los correspondientes convenios o contratos" y, en realidad, se desentiende del asunto al comunicar que para poder realizarlas "será necesaria la autorización de la Comunidad Autónoma correspondiente y de los órganos de gobierno de la entidad local donde se ubiquen los restos".

Es decir, que la apertura o no de una fosa de la Guerra Civil dependerá del dinero de los particulares y del criterio de cada Administración autonómica. El Gobierno contribuye a la tarea, desde hace dos años, con una subvención testimonial de 120.000 euros anuales.

Por fortuna para los afectados, esos huecos los llenan, hasta donde pueden, organizaciones como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que son las que se han encargado de las exhumaciones. Tal vez, la diferencia es que la gente que las dirige no trata ese drama sólo como un asunto político, sino en primer lugar como una tragedia humana, lo cual parece más que coherente, dado el tiempo transcurrido. Lo raro es lo contrario, interpretar la rehabilitación de las víctimas como un ajuste de cuentas o como una provocación y llegar a decir, tal y como se ha hecho desde el rincón más reaccionario de nuestra sociedad, que sacar a un familiar de una fosa común para darle una tumba digna es querer ganar la Guerra Civil a los 70 años de haberla perdido. Un puro disparate que, eso sí, tiene una vez más como coartada la Transición, puesto que quienes lo mantienen han acusado a los defensores de la memoria histórica de "querer establecer la legitimidad democrática en 1931, en lugar de en 1978".

Tal vez lo que ocurre es que, como ha dicho en alguna ocasión uno de los miembros del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, para algunos, "la legalidad emanada del franquismo se considera igual a la emanada de un Parlamento democrático". Algunas personas aún sienten miedo cuando se producen estos debates, seguramente porque piensan que si los viejos antagonismos se reavivan con tanta facilidad es porque la hoguera nunca se ha llegado a apagar del todo y podría volver a quemarnos.

Mientras en España unos hablan del futuro como único antídoto del pasado y otros intentan explicarles que la manera de avanzar en la historia es pasar página, pero no arrancarla, Amnistía Internacional (AI) ha realizado varios informes en los que se pregunta por qué España intervino judicialmente en los casos de las dictaduras chilena y argentina, pidiendo la extradición de Augusto Pinochet o condenando al ex militar argentino Adolfo Scilingo por crímenes de lesa humanidad, y sin embargo "no ha sido capaz de ofrecer verdad, justicia y reparación para las víctimas de su propio país durante la Guerra Civil y el régimen franquista", lo que hace evidente la originalidad macabra de nuestro país, "que es el único caso donde no se ha avanzado prácticamente nada 70 años después de la Guerra Civil".

Los tres jueces de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que apoyaban a Garzón consideran que el magistrado perseguía "crímenes contra la humanidad" y actos de "violencia política institucionalizada y terrorismo de Estado" que fueron "acciones militares y paramilitares dirigidas contra la población civil, ataques, represalias y actos de violencia cuya finalidad principal fuera atemorizarla", y que, por tanto, constituyen hechos que se encontrarían "en permanente estado de consumación, según el derecho internacional y el derecho interno", por lo que la Audiencia Nacional sí podría haberse declarado competente para investigarlos y por lo cual ahora podría perseguirlos cualquier otro país.

De momento, la justicia española ha propiciado una victoria en toda regla de aquellos "legisladores del olvido" a quienes Juan Gelman lanza la acusación tremenda de "promover la continuidad civil, bajo otras formas, del pensamiento militar". Un pensamiento que en la cuestión que estamos tratando, y en lo que se refiere a aquel ejército sedicioso de 1936 y a los grupos como Falange que le acompañaron en su campaña de exterminio, no necesita palabras para ser explicado, porque basta con los números que le ponen al desastre las casi 140.000 personas cuyos nombres le fueron entregados al juez Garzón y que son la suma de las 4.000 que fueron enterradas junto al cementerio de Mérida; más las 2.000 que se calcula que están en el de la Almudena, en Madrid; las 1.600 del de Oviedo; las 6.000 de los campos granadinos de Órgiva y Víznar, donde está Federico García Lorca; las al menos 2.000 de Badajoz y las 15.000 de toda Extremadura; las 4.000 o 5.000 de Málaga; las más de 1.000 de Teruel; las casi 12.000 que fueron exterminadas en Córdoba; las cerca de 15.000 en toda Galicia...

Y así hasta completar la escalofriante cifra del dolor, que, por otra parte, siempre será aproximada, puesto que las dimensiones de aquel espanto son incalculables y, sobre todo, indemostrables, porque no existe forma de encontrar a muchos, por ejemplo, a los que fueron arrojados al mar en las islas Canarias y en otros muchos lugares, atados de pies y manos y con un peso amarrado con una soga al cuello. En un debate televisivo con el comunista Santiago Carrillo, el fundador del Partido Popular y antiguo ministro de la dictadura, Manuel Fraga, dio un ejemplo, cercano a la parodia, de esa mentalidad castrense de algunos civiles a la que se refería Gelman, al oponerse de forma tajante a la apertura de las fosas con un razonamiento que pareció una orden: "Hay que recordar lo que hay que recordar; y lo demás, olvidarlo". El problema del verbo olvidar es que es lo contrario del verbo saber. El último de los manifiestos hechos públicos por AI, en noviembre de 2008, llevaba un título muy explícito: Para pasar página, primero hay que leerla.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se inició como una aventura personal cuando el periodista Emilio Silva se decidió a reunir a un grupo de arqueólogos forenses para exhumar los restos de su abuelo, un militante de Izquierda Republicana que había sido asesinado y enterrado, junto a otros compañeros, en un pueblo de León. Después, se ha transformado en la principal organización destinada a canalizar las reclamaciones de miles de familias que también quieren recuperar a los suyos. En sus nueve años de existencia, y gracias al trabajo de los voluntarios que realizan las excavaciones, la ARMH ha recuperado los huesos de unas 4.000 personas, pero no sólo eso: también ha sacado a la luz sus historias, que vistas de una en una le dan una dimensión distinta a la tragedia y que al pormenorizarse se salvan del peligro que toda generalización conlleva, que es el de reducir cada odisea personal a un simple tanto por ciento del drama colectivo.

Una metáfora emocionante de la intensidad de los sentimientos de tantas personas afectadas por las calamidades de la Guerra Civil y la dictadura fue la decisión de Modesta, la abuela de Emilio Silva, que antes de morir mandó que grabaran en la lápida de su sepultura el nombre de su marido para que lo llevasen con ella cuando lo encontraran.

Otros tuvieron, dentro de lo que cabe, más suerte, como Obdulia Granada, superviviente de un paseo llevado a cabo por una banda de falangistas, comandada por un canalla apodado el 501 por el número de ciudadanos que había asesinado en la zona, que una madrugada de octubre de 1936 mató en Candeleda, Ávila, a tres mujeres: Virtudes de la Puente, de 53 años; Valeriana Granada, de 26, y Pilar Espinosa, de 43, la madre de Obdulia. Una de ellas, acusada de ser protestante, y otra, de leer El Socialista. En el camión en el que las metieron también iban Obdulia -que entonces contaba 14 años- y la hija de Valeriana, embarazada de dos meses, Heliodora, que tenía 2 años.

Mientras los arqueólogos de la ARMH recuperaban los restos de las tres mujeres, Obdulia recordaba aquel día horrible, contaba que algo hizo cambiar de opinión a los bandidos, que de pronto ordenaron parar el vehículo y las mandaron a ella y a Heliodora de vuelta a casa. Las tres mujeres fueron fusiladas y a Valeriana le abrieron el vientre, le arrancaron el feto y la rellenaron de hierbas. Los cuerpos quedaron a la intemperie, para que sirvieran de escarmiento a sus vecinos. Uno de ellos, el que se atrevió a enterrarlos y a poner sobre la fosa una piedra que sirviese de señal, murió una semana después a causa de la depresión insufrible en que lo había sumido aquel espectáculo macabro. Obdulia y Heliodora pudieron, al menos, recuperar los huesos de sus madres y depositarlos en un lugar decente.

Un buen ejemplo de la distancia que hay entre la frialdad de las decisiones políticas y los sentimientos de los damnificados por el olvido, lo simboliza el caso del Valle de los Caídos, que era una de las tumbas que mandaba abrir el juez Garzón en sus primeras diligencias y en la que se estima que casi la mitad de los alrededor de 50.000 cuerpos que acoge son republicanos robados de sus tumbas furtivas por los vencedores, que así los mancillaron dos veces. Mirándolo de una manera global, la orden de sacarlos de la cripta del monumento les pareció a muchos una provocación. Pero si lo miras de forma individualizada se convierte en otra cosa, porque entonces conoces, por ejemplo, la historia de seis hombres y una mujer secuestrados por los falangistas en Pajares de Adaja (Ávila), asesinados en el pueblo de Aldeaseca, arrojados a un pozo por un vecino al que los pistoleros obligaron a hacer desaparecer los cadáveres, y cuyos cuerpos fueros sacados de allí en secreto, 23 años más tarde, para ayudar a llenar con ellos la fosa del Valle de los Caídos, para la cual la dictadura no contaba con suficientes muertos. Las familias estuvieron décadas sin saber hasta qué punto serían ciertos los rumores que hablaban del traslado al Valle de los Caídos, y sólo supieron la verdad cuando el pozo fue sondeado y allí sólo aparecieron un cráneo, algunas piezas dentales y el dedal de la mujer ajusticiada aquella noche sanguinaria de 1936.

El dictador no había podido llenar su monumento fúnebre con las víctimas de su bando, como pretendía, porque al acabar el mausoleo, a los 20 años de haber empezado a construirlo, la gran mayoría de las viudas de combatientes franquistas que fueron preguntadas se negó a autorizar la exhumación y el traslado de los restos de sus maridos. El problema fue resuelto cuando el Ministerio de la Gobernación pidió su colaboración a numerosos ayuntamientos de toda España y muchos municipios contestaron que no podían disponer de muertos franquistas, pero sí de los que estaban en las "fosas del ejército rojo". El hijo de uno de aquellos siete fusilados en Aldeaseca jura que no descansará "hasta llevarme a mi padre y a sus seis compañeros de vuelta a casa". El porqué de esa determinación lo explica el nieto de otro soldado republicano, llamado Joan Colom, que murió de tifus en una prisión de Lérida y cuya viuda siempre creyó que estaba enterrado en una fosa común en el cementerio de la ciudad, por lo que ella y sus hijos iban allí a menudo a llevarle flores. Sus descendientes dicen que "no se resignan a dejarle en ese lugar siniestro". Afirman que a su abuela "le hubiera revuelto el estómago saber que su marido está enterrado al lado de su verdugo", y se apoyan en un silogismo difícil de desmontar: "Si el dictador pudo profanar tumbas y robar cadáveres, ¿por qué no vamos a poder nosotros, en plena democracia, recuperar su cuerpo y enterrarlo con sus seres queridos?".

Mientras la respuesta a esas preguntas llega, el tiempo pasa, y poco a poco los familiares de los represaliados van desapareciendo sin ver cumplida su sed de justicia. Por eso la ARMH y otras organizaciones como el Foro por la Memoria continúan su trabajo en toda España e intentan saldar esa cuenta pendiente que la democracia tiene con muchas víctimas de la dictadura, con las cuales los diferentes Gobiernos que han dirigido el país desde 1977 se han comportado con una cicatería que, por poner un ejemplo ofensivo, sería impensable si estuviéramos hablando de víctimas del terrorismo de ETA.

Otros prefieren el negacionismo, se esfuerzan por poner el marcador de la muerte a cero y pretenden desacreditar cualquier intento de enjuiciar e incluso de estudiar las atrocidades del franquismo. Cuando publiqué mi novela Mala gente que camina, cuyo tema es el secuestro de niños por parte de los vencedores de la Guerra Civil, algún periódico tituló su información de esta manera: Prado novela en su última obra un supuesto robo de niños a presas republicanas. Según los últimos estudios, esos niños pudieron ser casi 30.000, e identificarlos era otra de las misiones que perseguía la causa abierta por el juez Baltasar Garzón. Pero, naturalmente, la Audiencia Nacional también se ha declarado incompetente para realizar esas pesquisas. Pura magia negra, la de esos magos del olvido que, con sólo lavarse las manos, pueden hacer invisibles a miles de mártires de la barbarie.

viernes, 16 de enero de 2009

Robo de niños

Benjamín Prado trae a la Tribuna de El País el tema de los niños robados del franquismo. Un tema que conoce y sobre el que ha escrito su novela Mala Gente que Camina. Un tema de actualidad, abominable e interesante (como demuestra los casi 200 votos que lleva a media tarde en la edición on line de El País y en los comentarios de los lectores).

¿Será usted un niño robado por el franquismo?
Por Benjamín Prado. Tribuna. El País.

Cuando en el año 2006 publiqué mi novela Mala gente que camina, cuyo tema central es el de los niños robados por la dictadura a los vencidos de la Guerra Civil, muchos pensaron que la historia que contaba era inventada, o al menos que había exagerado las dimensiones de aquella tragedia. Ahora, la causa contra el franquismo iniciada por el juez Baltasar Garzón y abatida por el fuego amigo y enemigo del Gobierno y de los magistrados conservadores de la Audiencia Nacional les ha puesto un número a esos secuestros, al hablar de más de 30.000 niños segregados de sus familias y dados en adopción a personas afectas al Régimen o internados en centros del Auxilio Social, hospicios, conventos o seminarios, en donde se los reeducaba según los ideales del fantasmagórico Movimiento Nacional.

Como se ve, lo que se contaba en aquel libro era una recreación de la verdad, no un invento, ni mucho menos una suposición, pero esa certeza nos lleva a una pregunta que hoy día, tras más de 30 años de democracia, resulta hiriente: ¿cómo es posible que un drama de semejantes dimensiones se haya mantenido oculto tanto tiempo y que, aún hoy, se dificulte o prohíba su investigación desde las alturas del Estado de derecho? Tal vez sea porque esas alturas siempre están cubiertas por la nieve incontestable de la Transición, que con tanta eficacia decora, idealiza y cubre todo lo que está debajo de ella.

Garzón, que ha intentado salvar parte de su proceso inhibiéndose de él en favor de las salas de instrucción territoriales de toda España, ha remitido también la investigación sobre los niños perdidos a los juzgados decanos de Barcelona, Burgos, Valencia, Vizcaya, Madrid, Málaga y Zaragoza, que tendrán que decidir si los delitos que se pretende perseguir, y que el auto califica de "desapariciones legalizadas", son crímenes contra la humanidad, lo cual impediría que pudiesen prescribir. El juez sabe bien lo que dice y cómo decirlo, porque esa palabra, "legalizadas", es el centro del problema.

Los golpistas de 1936 no sólo pretendían exterminar a sus rivales, como demuestran las más de 150.000 personas enterradas en las fosas comunes que el Tribunal Supremo le impide abrir a Garzón, sino también erradicar su ideología. Para conseguirlo, pensaron en quitarles a los republicanos sus hijos para poder sembrar en ellos la doctrina nacionalsindicalista y el odio a las ideas de sus familiares. En esa ciénaga moral hicieron fortuna personajes como el militar y psiquiatra Antonio Vallejo Nájera, que había explicado en sus absurdos libros una teoría según la cual el marxismo es una enfermedad mental y contagiosa, por lo cual era necesario separar el grano de la paja, como les gustaba decir a los heraldos negros del Régimen. Cuando los hospicios del Auxilio Social, la organización caritativa fundada por Mercedes Sanz Bachiller, viuda del líder falangista Onésimo Redondo, se llenaron de huérfanos o hijos de presos, y las cárceles acogieron a cientos de mujeres embarazadas o con menores a su cargo, los ladrones de niños tuvieron lugares de sobra donde escoger su botín. Para que el asunto se revistiese de esa legitimidad de la que habla Garzón, al poco de acabar la guerra Franco dictó dos leyes, según las cuales la patria potestad de todos los niños que entraban en el Auxilio Social pasaba a manos del Estado, que de esa manera podía cambiarles el nombre y entregarlos a quien quisiese. A otros se los llevaban recién nacidos, horas antes de fusilar a sus madres, de centros como la Prisión de Madres Lactantes de Madrid, que habían montado junto al río Manzanares. Y a muchos los fue a raptar al extranjero el Servicio Exterior de la Falange, a menudo, a los campos de concentración donde habían ido a parar los exiliados. Según datos recopilados por el historiador Ricard Vinyes, de 32.037 niños enviados por sus padres al exterior fueron repatriados 20.266.

Con los años se han ido reuniendo numerosos testimonios de los supervivientes de aquel horror, unos esbozados en libros pioneros como los de la militante comunista Tomasa Cuevas, y otros debidos al trabajo de historiadores como Miguel Ángel Rodríguez Arias, reciente autor de El caso de los niños perdidos del franquismo: crimen contra la humanidad, o el propio Vinyes, que ha asesorado a Garzón y que fue el inspirador del documental Los niños perdidos del franquismo, realizado por Montse Armengou y Ricard Bellis, que puso sobre la mesa ese espanto que sigue entre nosotros, porque como señala Garzón, "las víctimas (los hijos y algunos progenitores) podrían estar vivas".

¿Cuántas personas de este país no son quienes creen ser ni vienen de donde creen venir? Según los datos que obran en el sumario, la cifra de hijos de presas tutelados por el Estado llegó en 1955 a casi 31.000, tal y como le comunicó al propio Franco el Patronato Central de Nuestra Señora de la Merced para la Redención de Penas. Algunas víctimas recuerdan haber sido entregadas en adopción y devueltas por quienes se los habían llevado hasta cuatro veces, y haber tenido, por tanto, cuatro apellidos diferentes. Y en un documento interno de Auxilio Social se reconoce que el asunto se les está yendo de las manos, porque muchos no se llevan a los niños para criarlos como hijos, sino para trabajar en sus tierras o sus casas prácticamente como esclavos.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica le ha pedido a Garzón que ordene de inmediato que se hagan pruebas de ADN a las víctimas, alegando su edad, porque esa urgencia justificaría que se ocupase del asunto la Audiencia Nacional, y argumenta que aunque la Sala de lo Penal declaró que Garzón no es competente para investigar el genocidio franquista, dejó abierta la puerta a la realización de pruebas inaplazables para averiguar el delito. Para demostrar que el tiempo se acaba, la ARMH recuerda a dos mujeres, Emilia Girón y Marina Álvarez, que murieron el año pasado sin llegar a encontrar a su hijo y a su hermana, y pide que se evite que eso ocurra en otros casos, los de Agustina Gómez, de 100 años, Julia Manzanal, de 93, y los hermanos José y María Setefilla Sánchez, de 75 y 73, que también buscan a sus familiares. Además, consideran clave el testimonio de Trinidad Gallego, de 95 años, que ejerció de matrona en varios penales, por lo que puede dar fe de cómo los niños eran robados a sus madres.

Será difícil que la iniciativa prospere, porque nuestro país se ha acostumbrado a considerar el abandono que sufren muchos represaliados por la dictadura una especie de mal necesario, cuando no a verlos a ellos como una presencia molesta que enturbia la imagen luminosa que la admirable democracia española quiere dar de sí misma, y olvidando en ocasiones que su meta no es parecer infalible, sino ser justa. ¿Seré yo una niña o un niño robado a mis padres por la dictadura? Esa pregunta se la podrían hacer muchas personas que tal vez sospechen de su pasado, hoy mismo, mientras se arreglan frente al espejo, y no es bueno que su país no quiera responderles.

jueves, 15 de enero de 2009

Ser ateo gracias a Dios

Juan Urbano nos ha despertado esta mañana con una reflexión de mucha altura y algunas frases cargadas de él: "siempre es más sencillo creer con los ojos cerrados que con ellos abiertos", "si hay una palabra en el diccionario de la RAE de doble dirección esa es la palabra respeto". Un artículo que habla de autobuses, de onyangas, de okapis, de la ONU, de Aluche e incluso de Dios de su falta.

Dios no existe, pero ha muerto
Por Benjamín Prado. El País.

Mientras desayunaba, vio pasar el 201, que es la línea de la EMT donde los evangélicos han puesto un anuncio que dice que Dios existe, y mientras lo veía perderse por Arturo Soria, rumbo a Hortaleza y la Gran Vía, se dijo: "Claro que sí, no faltaría más, si existen el okapi, la ONU y la onyanga, por qué no iba a existir Dios, sobre todo para quien pueda pagárselo, como hace la gente de esa asociación llamada Alternativa Española (AES), cuyos responsables han afirmado que por cada autobús ateo que salga a la calle, ellos contratarán dos". El okapi es ese animal de las selvas del Congo que parece una mezcla de jirafa, caballo y canguro; la ONU es ese organismo internacional que mira para otra parte cuando los genocidios los cometen sus amigos; y la onyanga, que significa "cebolla del desierto", es una flor del periodo jurásico que crece en Namibia, vive hasta 1.200 años, tiene aspecto de molusco con las pinzas rojas y puesto boca arriba y se come asada. Pero, ¿y Dios? ¿Cómo es y dónde está? ¿Por qué no le tiró un rayo a Nietzsche, que lo acusó de haberse muerto? Para entretenerse y dar tiempo a que se enfriara el café, Juan Urbano se hizo el cura, levantó las manos y se respondió: "¿Pero es que no te das cuenta, hijo mío, de que reconocer su muerte es reconocer su existencia? ¿Y no ves que si reconoces que existe reconoces que no puede morir, puesto que es inmortal?". Claro, claro, se dijo, volviendo a ser él, y por eso quieren que la religión se imparta en los colegios y las matemáticas en las iglesias: para decir que Dios existe y que dos más dos es igual a depende.

A Juan le divertía mucho la guerra de los autobuses, y estaba descubriendo un montón de cosas más raras que el okapi y la onyanga, por ejemplo la existencia de todas esas asociaciones que combatían por el más acá tirándole a Dios de la túnica, a un lado la Alianza Evangélica Española, el Centro Cristiano de Reunión o el Observatorio Antidifamación Religiosa, y al otro, la Unión de Ateos y Librepensadores; unas poniendo en los autobuses que Dios existe y otras, que no; y las de los creyentes quejándose de que la publicidad de sus enemigos es agresiva, ofende a millones de cristianos y usa de manera intolerable el espacio público y los transportes municipales para avasallarlos. Naturalmente, no se les habrá ocurrido que, por esa regla de tres, a lo mejor otras cosas como las procesiones de Semana Santa y las misas multitudinarias del Papa o de los obispos en las plazas públicas de Madrid y de otras ciudades también atropellan cada dos por tres a los no creyentes, por no hablar de los millones de euros que le da el Estado a la Conferencia Episcopal para que tengan suelto. A lo mejor es que siempre es más sencillo creer algo con los ojos cerrados que con ellos abiertos, y que por eso hay quienes de tanto mirar al cielo terminan por no entender la realidad, pero en cualquier caso, nunca sobra recordar que si hay una palabra en todo el diccionario de la RAE que no sea de una sola dirección esa palabra es respeto. Imagínense, si ya es difícil lograr el respeto mutuo en la vida normal, cómo será en la espiritual. Será porque si hay una cosa que no se pueda entender ni pueda tolerarse desde la fe es la falta de fe.

Pero Juan Urbano es un hombre que cree en el poder educativo de la experiencia, y decidió que quería saber desde dentro cómo eran los autobuses al Paraíso; así que después de hacer unos recados, se puso en la parada del 493, que le llevaría por Fuenlabrada, Leganés y Aluche como la ballena a Jonás por el río Tigris, en un vehículo con un cartel que dice "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo". Pues eso, Dios existe y en los ríos hay ballenas, Dios es para algunos la evidencia invisible, como escribió Victor Hugo, y para otros es un invento, aunque estos últimos arriesgan poco, la verdad, porque si al final sí que existe, y dado que es misericordioso, los perdonará, mientras que a los otros, los que aceptando que existe le traicionan, les puede meter una condena de la eternidad y un día en el infierno. Si ya lo dijo Heine: "No hay que preocuparse: Dios me perdonará; es su oficio".

Por cierto, que los pasajeros del 493 eran tan normales como cualquier otros. No tenían halo, ni nada.

miércoles, 14 de enero de 2009

Errores en la radio

La colaboración de Benjamín Prado en el programa de RNE Afectos en la Noche se adelantó ayer con las agradecidas palabras de Benjamín para Ángel Gónzález.

Pero el programa giró en torno al reconocimiento de los errores, otros días lo hizo sobre la falta de seguridad, la tentación, la justicia, el reconocimiento, la discrección, la memoria, la paternidad, las elecciones americanas, la venganza, o el perdón, la violencia de género, la esclavitud, la ética, o el arraigo.

Silvia Tarragona usó como percha informativa la declaración de Bush (omnipresente EEUU en el programa) en la que reconocía algunos errores durante su mandato. Winston Churchill decía, "me gustaría vivir eternamente para ver que en 100 año la gente comete los mismos errores que yo". ¿Somos capaces de admitir nuestros propios fallos, nuestras debilidades, nuestros errores?



Benjamin Prado - Disculpas
Urcloud.com

B.P. Estaba pensando que el cinismo y el reconocimiento de los errores, el arrepentimiento, combinan mal. Para reconocer un error uno tiene que tragarse su orgullo, que nunca ha hecho ahogarse a nadie, como dijo alguien alguna vez, y me parece una buena frase. Es muy difícil. Si lo pensamos seriamente, cuántos de nosotros somos capaces de reconocer un error que importe, porque reconocer un errorcito es muy fácil, pero cuando uno sabe que de verdad se ha equivocado, que de verdad ha hecho daño, ha sacado alguna ventaja impropia, que no merecía, o no ha conseguido por métodos honrados, es muy difícil reconocer que se ha equivocado. Hay que subir, no bajar, hacia la humildad. Si nos lo preguntamos a nosotros mismos muchas veces nos dejamos guiar más por el orgullo que por la humildad.

B.P. Nosotros somos muy autoindulgentes. Tendemos mucho a perdonarnos a nosotros mismos.

B.P. Rectificar es de sabios, pero también puede ser de hipócritas. A veces cuando la rectificación llega por interés, porque crees que con eso puede ganar. Creo que en la asunción de errores también puede haber una parte importante de cinismo, de interés. Hay quien reconoce un error porque le interesa en un momento determinado, y también hay quien tiene miedo. Para reconocer un error hace falta ser valiente. Porque la hora de reconocer el error no es la última. A todos nos ha pasado que reconoces un error con alguien y ese alguien guarda ese error como una munición valiosa que va a usar en tu propia contra inmediatamente la próxima vez. Hay que tener cuidado con quién reconoce uno los errores.

Tras la declaración de un oyente que decia haber errado al estar mucho tiempo esperando para declararle su amor a una mujer, se dice que.

B.P. Mi máxima siempre ha sido que a mi no tener nada que decir jamás me ha obligado a callarme. Esa situación no me hubiera ocurrido en la vida. A veces retrasar mucho las cosas al final no suceden porque uno se pasa de largo. Cuando te gusta alguien y hablas demasiado, ya lo demás no va a ocurrir jamás. Hay que hablar menos, pero hablar algo.

Silvia Tarragona le dice que "el amor platónico es tan bonito Benjamín..."

B.P. A mi me parece precioso pero siempre y cuando al que le pase no sea yo.

La conductora del programa define la palabra "error" según la RAE.

B.P. Lo que no me parece bien de la definición es la palabra vicio. Equivocarse no es por vicio, por vicio uno miente, engaña, manipula, pero equivocarse lo suele hacer uno a costa de si mismo, contra su propio deseo.

B.P. No se me ocurre nada más triste que tener que decirle a alguien o que alguien te tenga que decir a ti "me he equivocado contigo".