lunes, 30 de marzo de 2009

Para el Benja. Por Sabina

Benjamín Prado estuvo con Joaquín Sabina, una semana en Praga (Benjamín, ya se puede decir, ¿no?). Él mismo lo contó, off the record "por ahora" a principios de febrero: "queremos irnos antes de que acabe este mes una semana solos por ahí, tal vez a Praga, a escribir juntos dos o tres canciones para el disco. A ver si lo podemos arreglar, que no es fácil. Si lo hecemos, será agotador, pero divertido, y viceversa".

De ese retiro puede haber salido mucho bueno. Quizá alguna canción de Benjamín para Sabina, seguro muchas noches viceversa.

La primera muestra de esa fructifera escapada es la poesía que Joaquín Sabina le ha dedicado a Benjamín Prado desde las páginas de "Esta boca es mía", en Interviú.
Una vez más gracias, Bulería, por el apunte.

Para el Benja
Prado, Sabina, Praga
Por Joaquín Sabina. Interviú

Vine a Praga a robarle al azar
una canción,
vine a Praga a buscar un lugar
sin corazón.

Vine a Praga a romper los vaivenes
de la rutina,
vine a Praga a subirme en los trenes
con Mesalina.

Vine a Praga a forzar los candados
de mis prisiones,
vine a Praga a cambiar mis dorados
por tus marrones.

Vine a Praga a tatuar un sicario
con mi bombín,
vine a Praga a rezar el rosario
de Benjamín.

Vine a Praga a dormir en hoteles
sin bakalao,
vine a Praga a regar los claveles
de Wenceslao.

Vine a Praga a bailar en la pista
del doctor Fausto,
Kafka fue un precursor
costumbrista
del holocausto.

Y hoy, de vuelta en el viejo Madrid,
prófugo en casa,
mareando otra vez la perdiz
a ver qué pasa.

sábado, 28 de marzo de 2009

En Jerez, de conferencia

En su gira Andaluza Benjamín Prado estuvo ayer por Jerez. Allí le habían invitado a dar una conferencia sobre la evolución del papel de la mujer en los últimos años. Según nos cuenta desde la organización la conferencia giró en torno a su novela Mala Gente que Camina (en la que las mujeres juegan un papel fundamental).

No faltó su humor característico y, desde aquí, tan admirado. Al igual que, imaginamos, fue fiel a su estilo de oratoria y lenguaje directo y comprometido.

Si alguien estuvo allí y quiere opinar y aportar su granito de arena y compartir con todos nosotros algo de lo allí dicho, que pase, y sea bienvenido.
Agradecemos a la organización que muy amablemente nos facilitó en su día la convocatoria y hoy nos ha hecho llegar las fotografías que acompañan esta noticia.
La prensa también se ha hecho eco de la noticia, como La Voz Digital.es

En una de las ocasiones en la que Benjamín Prado estuvo en jerez fue en el año 2007. En aquella ocasión pudimos leer en la página web del Ayuntamiento de Jerez, lo siguiente:

La cita con Benjamín Prado, dentro del Ciclo Literario ‘La costumbre de leer’, se ha incluido por primera vez en las actividades de la programación Semana de las Personas Mayores gracias a la colaboración del Instituto de Cultura y la Fundación Caballero Bonald con la dirección general de Bienestar Social y del Mayor.

José Manuel Jiménez, director general de Bienestar Social, expresó su satisfacción por la asistencia masiva de personas mayores en el encuentro literario. “Hemos querido que la programación de esta edición de la Semana de las Personas Mayores recoja más actos culturales, es una demanda que nos han planteado en la elaboración de la programación; y a la vista de la respuesta de hoy, creo que debe ser la pauta a seguir en los próximos años”, manifestó José Manuel Jiménez.
Benjamín Prado recordó que las personas mayores son especialmente inquietas. “Después de toda una vida dedicada a trabajar ahora tienen tiempo de leer, de aprender…. Toda civilización debe respetar a sus mayores, al trabajo y al esfuerzo que han realizado; ¡ojalá! recuperemos el respeto por las personas mayores”, apostilló Benjamín Prado.

viernes, 27 de marzo de 2009

Se cambia vocación por ambición

Pese a su gira Andaluza, pese a estar hoy en Jerez, Benjamín Prado sigue ligado a la actualidad de su ciudad, que en algunos casos es como un país a escala, con los mismos males y los pocos remedios, y otras tiene sus propios males (comenta Juan Urbano que Madrid ya se ha gastado todo el presupuesto que puede destinar para que los poetas compartan la cultura con los colegios y fomentar la lectura).
Nota de Meadow: Afortunadamente leer en internet es "casi" gratis.

Cuánto cuesta la mala educación
Por Benjamín Prado. El País.

Antes de ver aparecer en las calles de Madrid las primeras pancartas de la huelga del sector educativo, Juan Urbano recordó otras que había visto la semana pasada en una manifestación por la vivienda, en las que estaba escrito: "Derecho a techo". Porque le parece que el centro del problema es ése, que la vivienda y la educación son derechos constitucionales y, por lo tanto, ni el primero debería de tener el precio que tiene, porque no hay nada que pueda ser a la vez un derecho y un lujo, ni al segundo se le debería atacar con la ferocidad con que se le ataca a base de no defenderlo, de dejarlo morir. Comparando lo que ocurre dentro de los discursos y lo que ocurre fuera, muchos pensarán que una parte de la Constitución es simple retórica, papel mojado, y se dirán: sí, claro, los españoles tienen derecho al trabajo, pero están en paro; y a la vivienda, pero no pueden pagarla; y a la educación y la sanidad públicas, pero los campeones de la privatización las degradan y nos llevan a empujones hacia los colegios de pago y los hospitales privados. Y no les faltará razón.

La huelga de la Educación tiene muchas razones, pero básicamente viene a denunciar que el barco se hunde y que los agujeros los ha hecho el capitán. Porque parece muy claro que en ese terreno, como en todos los demás, lo único que le interesa al Gobierno regional es la educación privada o, como mucho, la concertada. ¿Para qué se molestarán algunos en poner banderas en los mástiles, pudiendo atar un billete de 500 euros a un palo?

Porque de lo que se trata es de eso, de dinero, no de defender utopías ni de afianzar derechos esenciales, y todo el mundo sabe cuál es el estribillo de la canción del capitalismo: no sueñes con nada que no puedas vender. Tal vez por eso cuando los estudiantes llegan a duras penas a la Universidad no lo hacen en busca de formación, sino de trabajo, con lo que las vocaciones han sido sustituidas por ambiciones, o aún peor, por simples necesidades, con lo cual el mundo se está llenando de personas que no son lo que querían ser, sino lo que más les convino. Entras en un quirófano, y no te opera un cirujano, sino un filósofo frustrado. Sales de un juzgado y el juez que va a decidir cuántos días al mes verás a tus hijos está pensando en lo que le hubiera gustado ser violinista. Mala cosa.

Los profesores y los alumnos salen a la calle porque ahora mismo se destinan menos fondos a la educación pública que hace seis años. Y porque los niveles de exigencia de los planes de estudio son tan bajos que los resultados de nuestros alumnos están bajo mínimos. Y porque los maestros de los centros públicos tienen sueldos insuficientes. Y porque el mundo está lleno de madres y padres que acusan a los profesores de la torpeza, la cara dura o la mala educación de sus hijos y, a veces, lo hacen con toda la violencia del mundo. Y porque el apoyo de la Comunidad de Madrid a los colegios concertados es descarado y se lleva a cabo, por ejemplo, mediante la cesión de suelo público para que se construyan en él centros privados, algo que podría calificarse de paradójico si no fuera porque no existen paradojas de 180.000 metros cuadrados, que son los que en este año se han cedido con ese fin. Naturalmente, el negocio les ha salido redondo, porque desde el año 2000 hasta ahora el porcentaje de estudiantes ha crecido cinco veces más en los centros concertados que en los públicos. Y porque la catastrófica rendición que en su momento se hizo ante la Iglesia y que está en el origen de este asunto, no se ha solucionado, sino que los sastres de la política se han limitado a transformar las sotanas en trajes de calle. Y porque, de postre, la crisis devora las buenas ideas y buenas noticias que les quedaban, como por ejemplo el Plan de Fomento de la Lectura, que en marzo ya se ha quedado sin presupuesto, con lo que se acabó eso de que los estudiantes puedan leer a un escritor y charlar con él en sus aulas. Metes todo eso en una batidora, aprietas el botón y ya tienes listo el zumo del desastre. Como para no salir a la calle a poner el grito en el cielo.

jueves, 26 de marzo de 2009

Premio Hiperión, esta vez de jurado

El pasado día 21 de marzo, que además fue el día Internacional de la Poesía, la editorial Hiperión falló su edición del Premio Hiperion de poesía 2009 a favor de Francisco José Martínez Morán, por su libro Tras la Puerta Tapiada.

Benjamín prado fue premiado en el año 2005 con este mismo galardón por su libro de poesía "Cobijo contra la tormenta" (recogido en la última edición de Ecuador, como ya comentamos)

En esta edición le ha tocado ser jurado, y firmar el acta, que reza del siguiente modo:

Reunido en la ciudad de Madrid, para examinar los libros finalistas de la XXIV convocatoria del Premio de Poesía Hiperión, un Jurado compuesto por los poetas Francisco Castaño, Luis García Montero, Almudena Guzmán, Jesús Munárriz, Benjamín Prado y Jenaro Talens, tras las correspondientes deliberaciones, decide por mayoría proclamar ganador único de esta edición del citado premio el libro

TRAS LA PUERTA TAPIADA,

del que es autor Francisco José Martínez Morán

Y para que conste, firman la presente acta en Madrid el día 21 de marzo de 2009, Día Mundial de la Poesía.

martes, 24 de marzo de 2009

Gira andaluza

La semana pasada estuvo Benjamín en Luxemburgo, en el 9º Salon del Libro y de las culturas (aún no tengo información de este evento, pero seguimos buscando), y ésta se ha marchado a la otra punta del continente, al Sur, a Andalucía, para compartir su tiempo, su obra, y su talento con:
- Con los malagueños, el pasado lunes en la mesa redonda sobre la memoria junto a Fernando Arcas y Francisco Espinosa, en el Instituto de Estudios Portuarios del Puerto de Málaga.

- Y hoy los sevillanos le han podido ver en el la mesa redoda "Ficción y memoria histórica", junto a Pura Sánchez y Juan Rey, moderada por Ana Ávila, en la Biblioteca Pública Provincial Infanta Elena.

Seguro que ha dicho mucho y ha maravillado más. No lo hemos podido disfrutar, así que si alguien se anima a compartirlo con todos, este foleo en blanco es suyo...

Mientras tanto, quiero rescatar una noticia que publicaba hoy el Diario Sur, en su edición digital, y que firma A.J.L. (no sé el nombre). En esa misma página se ha abierto un debate sobre el papel del escritor como narrador de la realidad, de la historia. Interesante.

«Los autores de ficción tenemos que dedicarnos a hacer Historia porque a veces la Historia está llena de ficción». Con la gran verdad que encierran algunas paradojas defiende Benjamín Prado la necesidad de que los autores dedicados a crear otros mundos reconstruyan lo que ha sucedido en éste.

Él defiende la tesis con su propio ejemplo, ya que en su obra se entrelazan novela, poesía y ensayo, todos ellos a menudo con la Historia reciente como telón de fondo. Y por eso, defiende: «La ficción puede ser la mejor forma de alcanzar la realidad histórica. Quizá no los grandes acontecimientos, pero sí aquellas tragedias personales de la gente común. Eso lo puede contar mejor un novelista que cualquier historiador».

El peligro del olvido
Con esas premisas, Prado participaba ayer en el ciclo 'Ficción, memoria y realidad' organizado por el Centro Andaluz de las Letras. Junto a él se sentaron en la mesa el historiador Fernando Arcas y el presidente de la Asociación para la Memoria Histórica Francisco Espinosa.
Para el autor de 'Mala gente que camina' o el poemario 'Iceberg', lo más peligroso es el olvido. «Conviene no confundir, hay gente que pide pasar página en la Historia cuando lo que quieren es arrancar esas mismas páginas», sostuvo ayer el autor.

lunes, 23 de marzo de 2009

Ecuador: Un nuevo libro reeditado

Ecuador, la recopilación de los 5 primeros libros de poesía de Benjamín Prado: Un caso sencillo (1986), El corazón azul del alumbrado (1990), Asuntos Personales (1991), Cobijo contra la tormenta (1995) y Todos nosotros (1998), ha reeditado, este 2009, una tercera edición.

Esta tercera edición, publicada también por Hiperión, se llama "Ecuador. Poesía 1986-2001 y otros poemas. Tercera edición ampliada". Y es que tras esa ampliación se esconden muchas sorpresas, muchos tesoros, muchos poemas, muchos inéditos. Imprescindible.
No se olvida, al igual que en otras ediciones de Ecuador, de una de las cosas más enriquecedoras del libro, sus comentarios personales a algunas poesías. Imprescindible para comprenderlas y para poder sacarle todo el jugo, sin perdernos (como ocurre con muchos críticos y profesores) en rocambolescas teorías sobre lo que quería decirnos el autor.

Por eso mismo, nadie mejor que él para explicarnos los secretos de este libro (texto extraído del libro Ecuador, escrito por el autor en el apartado Notas página 222-223).

"Antes de nada aclararé las fechas que aparecen en el subtítulo de este libro: la primera no tiene matiz posible, es 1986, el año en el que publiqué mi primera obra, Un caso sencillo. La segunda fecha, 2001, significaba dos cosas: que en este volumen hay algunos poemas inéditos escritos en ese año y que hay algunos libros antiguos que también se han vuelto a escribir para la ocasión y de manera definitiva, algunos íntegramente, como Un caso sencillo y otros de manera menos drástica, como El corazón azul del alumbrado y Asuntos personales. Personalmente, me encuentro mucho más tranquilo con esta segunda versión. Es una suerte que, en el mundo de la Literatura, que algo se haya dicho no signifique que no pueda volverse a decir por primera vez. Eso es algo que uno puede aprender en Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda o Vicente Huidobro, por citar tres ejemplos sobresalientes y en lengua española.

En esta tercera edición de Ecuador, a la sección 100 veces mentira, le he añadido 43 mentiras nuevas (Nota de Meadow: aquí nos regaló 34 inéditas, ¿os acordáis? De todos modos, creo que es una errata, en el libro solo publica 34, no 43, como dice. Y alguna de esas 34 son diferentes en el libro que la que nos regaló en el blog).

Otros poemas. Uno siempre escribe otros poemas. No son textos que vayan a entrar en los libros, porque tienen con ellos una diferencia de tono, o porque son versos urgentes, obligados por las circunstancias, que llegan a la mano por otro camino y van a otra parte. Entre ellos, en la época en que escribí los cinco libros que forman parte de Ecuador, y aunque hay un par de excepciones, reuní algunos poemas que había escrito sobre mi maestro Rafael Alberti, les sumé otros hechos tras su muerte y, con todo ese material, publiqué en la editorial Renacimiento un pequeño volumen titulado Lo que canté y dije de Rafael Alberti, que por supuesto es una versión de su conocido lo que canté y dije de Picasso. Dos de esos poemas "La lámpara de Alberti", y "El mismo que esperábamos (Rafael Alberti en 1982)" ya estaban incluídos en las anteriores ediciones de este libro. Los otros siete se publican, en esta tercera edición de Ecuador, en la "cuarta parte" del libro, entre las páginas 193 y 206.

"Quinta parte. Canciones". También he incluído algunas canciones que escribí en esos mismo años, pocas, a pesar de que los amigos cantantes me insisten en que haga más, pero en cualquier caso las únicas que se me han ocurrido y me ha apetecido escribir, a menudo en una sola noche, a medias con mi amigo Joaquín Sabina y con una copa de más, como debe ser. Algunas están en sus versiones originales, y otras tal como llegaron a grabarse, con cambios a veces grandes y otros pequeños, en varios discos de Joaquín y en uno de Pancho Varona. Otras son inéditas y se publican aquí por primera vez. Una de ellas, "Viajero que abandonas la ciudad del norte", grabada por Sabina en 1988 en su disco El hombre del traje gris, ya figuraba en las anteriores ediciones de Ecuador y en ésta sigue en la misma página, la 113."

Nota de Meadow: sigue Benjamín Prado explicando este libro y metiéndose en profundidad en muchos de sus poemas. Un lujazo digno de disfrutar y que iremos desgranando poco a poco en el blog.

¡Qué buen libro!

domingo, 22 de marzo de 2009

Clase en Jerez

El miércoles Benjamín Prado vuelve a escena. Pero esta vez no para entonar las canciones de Sabina ni para recitar sus propios poemas, sino para transmitir su conocimiento al alumnado de los Centros de Educación de presonas adultas de Jerez.

El encuentro, tal como nos informan desde la organización, será en el Centro Cultural que Cajasol tiene en las Plaza de las Marinas de Jerez, el 25 de marzo, a las 6 de la tarde. Será un encuentro cordial en el que los alumnos podrán descubrir a un autor al que hasta ahora solo han estudiado y leído. Como dicen los organizadores: "Hemos tratado de trasmitir a nuestro alumnado el prestigio de Benjamín como escritor y orador y lo bueno que es acercarse a conocer a grandes personas de nuestro tiempo. Además lo utilizamos como incentivo para potenciar la lectura. "

380 plazas y se espera un lleno hasta la bandera.

jueves, 19 de marzo de 2009

La sanidad de la estampita

Tras el prólogo del libro de poesía de Blas de Otero, El País nos ofrece una nueva reflexión de Juan Urbano, en esta ocasión con fondo de sanidad y forma de metáfora. Y una vez más tenemos que decir, "es verdad", porque todos sabemos que los políticos son unos trileros, pero no todos sabemos decirlo como lo dice Benjamín.
Apuestas en el crematorio
Por Benjamín Prado. El País.
Existen timadores porque existen personas inocentes, pero también porque existen personas ambiciosas que, en algunos de esos casos, como por ejemplo en el del famoso timo de la estampita, logran el prodigio de ser a la vez los héroes y los bandidos de la historia. ¿No son esas víctimas del engaño, en realidad, simples desalmados que pretenden robarle a un tonto su dinero? Juan Urbano pensó eso, y se acordó de una mujer de Las Rozas que, cuando él era un niño, sufrió ese timo y además de quedarse sin dinero se quedó sin dignidad, avergonzada hasta tal punto por lo que había intentado hacer que cayó en una depresión sin regreso, no volvió a salir de su casa para evitar las miradas de sus vecinos y murió en unos meses. La frontera entre la honradez y la miseria moral es tan delgada que ni siquiera hace falta moverse para cruzar, basta con mirar hacia otro lado.
Pero otras veces, los timos afectan a personas decentes y, de hecho, lo hacen buscando entre sus problemas y sus necesidades como quien escarba en la basura de otro en busca de pruebas de alguna clase contra él. Y esos timos en ocasiones los hacen bandas de delincuentes, en otras publicistas que intentan venderte productos milagrosos de toda clase, y para comprobarlo no hay más que poner la televisión por las mañanas, y en otras políticos que prometen lo que no existe, lo que no tienen o lo que no piensan darnos porque lo quieren para ellos. En el primer caso, la policía acaba de desarticular en Madrid una banda experta en el timo del nigeriano, que consiste en enviar una carta a alguien asegurándole que un pariente remoto le ha dejado una herencia multimillonaria y empezarle a sacar dinero para gestionarla, para pagar el papeleo necesario. Los ladrones enviaban 20.000 cartas diarias a Estados Unidos y a diferentes países de Europa, y estafaron a 150 personas. Se hicieron de oro y se han hundido abrazados a ese mismo oro, como todos los piratas.

En cuanto a los políticos y la publicidad, Juan Urbano, cuya mente es asociativa por naturaleza, saltó a ellos desde el timo del nigeriano con la facilidad con que Tarzán soltaba una liana para agarrar otra, al leer que la Comunidad de Madrid va a celebrar una carrera de hospitales en la región. El plan es darles más dinero a los que mejores resultados obtengan, y poner en la balanza de resultados el número de fallecimientos, el número de infecciones nosocomiales, que son las que se contraen en los propios centros sanitarios, y el de reingresos. Juan se entregó al humor negro imaginando casas de apuestas en las que se ganaría una fortuna acertando cuál iba a ser el crematorio más vacío del mes, y luego, poniéndose serio, se preguntó si eso haría, por ejemplo, que los especialistas o los cirujanos se negasen a ingresar en sus ucis a pacientes terminales o a hacer operaciones de riesgo en sus quirófanos para no empeorar su estadística y así largarle el muerto a otro. La Federación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid ha calificado la iniciativa de auténtico disparate y ha dejado sobre la mesa un argumento difícil de rebatir: "En un sistema público los hospitales tienen que ser complementarios, no competitivos entre sí". Aunque hay quien asegura que mientras esas palabras se oían por la radio, del despacho más alto de la Comunidad salían unas carcajadas tremendas y que, entre risa y risa, se pudo escuchar la frase: "Divide y privatizarás".

Juan Urbano acabó su café y entró en su oficina pensando que la iniciativa anunciada por los responsables de la Sanidad madrileña era un simple timo, porque los timos son eso, una trampa que consiste en vendernos algo para quitárnoslo.

Prólogo a Blas de Otero

Nadie compra un libro para leer el prólogo (siempre estamos las excepciones), pero sí puede ser que alguien compre un libro porque ha leído el prólogo. Porque esa es la función que debe tener el prólogo, explicarnos qué vamos a encontar nadando páginas adentro. Para ello nos debe dar ánimos, nos debe poner la piel en los labios.
El Pais ha publicado hoy el libro nº 19 de su antología de poesía. Hoy le correspondía el turno a Blas de Otero y a una selección de poemas, y a Benjamín Prado, su prologuista. Una muy buena pareja...

Ayer comenzaba el prólogo, hoy lo continuamos...


Todos los poetas que se llamaron Blas de Otero.

Prólogo. Benjamín Prado. A la edición de poesía de El País.

[...] y el título que le puso a un volumen publicado por la editorial Losada en Buenos Aires, en 1960, en el que reunió sus obras Pido la Paz y la palabra y En castellano. Y una gran mayoría de los ciudadanos que deseaban el fin de la opresión y la llegada de la libertad encontraron en los versos formidables de Blas de Otero a veces una bandera y por lo general un consuelo.

Así que cuando murió en Majadahonda, Madrid, en junio de 1979, el poeta bilbaíno era una de las figuras más respetadas de nuestra literatura, y se le consideraba quizás el eslabón más sólido los y más brillante de la cadena que unía a los autores de posguerra con los maestros de la Generación del 27. Títulos suyos como el citado Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia - que posteriormente, como es sabido, unió en el tomo Ancia-, los también mencionado Pido la paz y la palabra y En Castellano, Que trata de España y Mientras, que es todo lo que llegó a publicar en vida- aparte del tomo en prosa Historias fingidas y verdaderas, y algunos poemas inéditos dispersos en diferentes antologías-, justifican esa admiración: en todos ellos, Blas de Otero se revela como un poeta profundo y valiente, emparentado con la tradición pero también decidido explorador de las vanguardias, conservador e innovador a partes iguales y, por encima de todo eso, un poeta reconocible, de tono personalísimo y, en consecuencia, muy influyente en quienes lo siguieron, pero también en quienes lo rodeaban. Los que habían tenido que huir de España tampoco tardaron en reconocer el valor de Blas de Otero, y Rafael Alberti, que, sin duda, es a quien él más deseaba parecerse en algunas cosas, pronto saludó su talento, en prosa y en verso, y lo señalo como un autor importante. Y en esto estuvieron de acuerdo los compañeros del autor de Sobre los ángeles que se habían quedado en España, pues tanto Vicente Aleixandre como Dámaso Alonso le dedicaron por escrito contundentes elogios. Y si entre sus maestros y sus contemporáneos el acuerdo fue grande, entre los más jóvenes tampoco hubo demasiadas dudas, y no hace falta más que recordar lo que escribieron y dijeron sobre él miembros tan sobresalientes de la Generación del 50 como Ángel González o Gil de Biedma.

La obra de Blas de Otero tiene una dimensión política que, sin duda, le proporcionó un éxito popular añadid, pero en aquellos años eran muchos los escritores alistados en las filas de la poesía social y muy pocos los que llegaron a su nivel. Sus poemas, en cualquier caso, no caminan por un solo camino, ni es menor la belleza de los que brotan de una religiosidad atormentada que mezcla a San Juan de la Cruz con Miguel de Unamuno, y que están entre lo mejor de su producción; o los que parten del mismo existencialismo meditativo que tanto admiraba Juan Ramón Jiménez. Y en todos los casos, es notable la manera en que el autor de Pido la paz y la palabra asumía riesgos sucesivos en su escritura, indagaba nuevas direcciones y no se conformaba con lo ya dominado y aplaudido por todos, sino que continuaba aventurándose con cad anueva obra, se atrevía a utilizar coloquialismos impensables en un poema, a bordear la prosa en ocasiones y en otros casos a hacer de la metapoesía y, si me permite el modernismo, de la metabiografía los combustibles de sus poemas: leer a Blas de Otero es ser Blas de Otero mientras dura el libro, porque su escritura era también coherente en ese sentido: si su personaje era el del hombre normal, su discurso podía ser una voz y al mismo tiempo un eco, representarlo a él y a cualquiera. En cualquier caso, su inconformismo llegó hasta el final y llama la atención el giro evidente que se percibe en los poemas en los que trabajaba cuando murió y con los que se formaría el volumen doble Hojas de Madrid con la Galerna. Algunos de los poemas de esa obra habían aparecido en la antología Expresión y reunión y en Mientras, y fueron suficientes esos indicios para demostrar que Blas de Otero había vuelto a transformarse del modo en que siepre lo hacía, que era conservando lo mejor de su etapa anterior y ganando nuevos espacios a su poesía. En este caso, su escritura anunciaba una vinculación mayor con el surrealismo y una libertad formal que buscaba con la cercanía del lector siguiendo su idea, expresada en Historias fingidas y verdaderas, de que "si no se debe escribir como se habla, tampoco resulta conveniente escribir como no se habla", y que en mi opinión, es una de sus virtudes más perdurables: textos leves, sin ataduras rítmicas, con muy poco andamiaje retórico pero de una eficacia brutal, que dan sensación de inocencia y a la vez de profundidad, que experimentan con el verso libre y que muestran influencias antagónicas que ayudaron a darle el equilibrio insólito que posee: en un extremo, Rilke, y en el otro, José Martí, a cuya obra se aficionó cuando vivía en Cubra, entre 1964 y 1968. Su prestigioy su autoridad sobre la poesía posterior aún siguen vigentes.

Dominador de los metros clásicos, y en especial deo soneto, al que renovó llenándolo de modernidad, y persistente forjador de novedades, Blas de Otero hizo de su poesía un laboratorio en el que convivían la investigación estética y la conciencia ética, y de esa tensión surge la fórmula de su poesía. Su personalidad oscila entre el pesimismo de quien no puede olvidar que "se muere si se nace", como dice en Ancia, y la vitalidad del que lucha por un mundo mejor hasta atreverse a afirmar, en Pido la paz y la palabra, "yo doy todos mis versos por un hombre / en paz". O, si se prefiere, viene y va del cristianismo al comunismo y transforma esa paradoja en poesía. A fin de cuentas, hay cosas que no pueden convivir dentro de una catedral, pero sí fuera, y Blas de Otero siempre fue un hombre de fe, que jamás dejó de confiar en la importancia y en la necesidad de la literatura: "Si he perdido la vida, el tiempo, todo / lo que tiré, como un anillo, al agua, / si he perdido la voz en la malez, / me queda la palabra.// [...]// si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, / si abrí mis labios hasta desgarrármelos,/ me queda la palabra".

Blas de Otero fue muchos poetas en muy poco tiempo y muy poco espacio, porque su muerte a los 63 años interrumpió una obra que, sin duda, habría continuado creciendo en tamaño y en variedad. Lo extraordinario es que ninguno de ellos sea prescindible y que releer su obra, aunque sea abriendo al azar cualquiera de sus libro, siga siendo una confirmación y una sorpresa: en cualquier página hay una didea, un verso o un hallazgo llamativos que, a menudo, parecen escritos ayer y que nos dan ganas de exclamar, citando libremente a uno de sus admiradores confesos, el poeta Ángel González: "Parece que no hubiera pasado la muerte por vosotros".

martes, 17 de marzo de 2009

Blas de Otero a los versos, Benjamín Prado al prólogo

Lo anunciaba el pasado 19 de noviembre, y por fin ha llegado el día. Mañana miércoles 18 de marzo El País publica el libro de poesía, dentro de su colección imprescindible de poesía, el libro dedicado a Blas de Otero, que está prologado por Benjamín Prado. (¿Será alguno de los versos de Blas de Otero una de las incógnitas del "acertijo"?)

Para abrir boca y para dejarnos con ella idem, un fragmento del prólogo:

"Blas de Otero no fue nunca y fue siempre más que un poeta. Puede parece absurdo juntar esos dos adverbios opuestos en una misma frase, pero en este caso merece la pena arriesgarse, porque hacerlo es una buena manera de definir al autor de Pido la paz y la palabra, que nunca fue nada más que un poeta, porque no tuvo otro oficio ni otra vocación en su vida; pero que a la vez siempre fue más que eso: para algunos un mito, para muchos una especie de líder espiritual e ideológico y, para cualquiera que se molestase en leerlo, una voz muy personal que, sin embargo, quería ser la voz de todos y, como mínimo, era la voz de miles de personas que en los tiempos lúgubres de la sanguinaria dictadura que siguió a la Guerra Civil buscaban un espacio donde rebelarse y tomar una bocanada de esperanza. Al escribir, Blas de Otero quería estar Con la inmensa mayoría, que es el primer verso de su libro Ángel fieramente humano (1950) (...)".
Más información en El País.

lunes, 16 de marzo de 2009

Fallando en desierto

Ha adelantado dos días, respecto al calendario previsto (18 de marzo), su visita a Cuenca, pero ha ido. Formaba parte, junto con José Manual Caballero Bonald, Luis García Montero, Santiago Vieco (diputado de Cultura y Deportes), Jesús García Sánchez (Visor) y Marta Segarra (responsable del servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial), del jurado del VII Premio de poesía Fray Luis de León. Un premio que en esta edición ha quedado desierto.

Según publica la Diputación de Cuenca, "Han sido presentadas un total de 100 obras, procedentes de todas las comunidades autónomas españolas con mayor participación desde Andalucía y Madrid. Asimismo, se han presentado un número importante de poemarios desde diversos países hispano hablantes (Argentina, Colombia, Chile, Venezuela, Ecuador), Estados Unidos, y Reino Unido. Tres de las obras presentadas inicialmente han sido retiradas por haber obtenido otros premios literarios con anterioridad a este fallo.
Según el diario ADN, "el escritor y miembro del jurado Benjamín Prado ha dicho que "a veces dejar desierto un premio puede ser una manera de premiar al premio".

Según Prado, "este premio tiene en los últimos años un nivel realmente muy alto, lo han ganado escritores que han tenido muy buenas críticas, que han conseguido un respeto de críticos y lectores".

Y así, aunque había libros interesantes entre los finalistas, "hemos considerado que no llegaba al nivel que tiene el premio Fray Luis de León", ha dicho Benjamín Prado.

El certamen "se está caracterizando por sacar poetas importantes, es uno de los premios más importantes de la poesía española en estos momentos, el nivel es muy alto y hay que ser muy buen poeta para ganarlo", ha agregado.

"El presidente del jurado, José Manuel Caballero Bonald, ha precisado que la decisión, adoptada por primera vez en las siete ediciones del certamen, “beneficia al prestigio del premio porque, al igual que en anteriores ocasiones ha habido trabajos magníficos, este año el jurado ha considerado que ninguno reunía los suficientes méritos para ser premiado”. En este sentido, Luis García Montero, ha indicado que declarar desierto el certamen demuestra “lo en serio que los organizadores y el jurado se toman este premio y el nivel de calidad que estamos dispuestos a mantener".

domingo, 15 de marzo de 2009

Solo quedan 6 versos del acertijo

Seguimos a vueltas con la búsqueda de los versos robados... Sois muchos quienes habéis aportado y hemos ido desgranando poco a poco el acertijo, pero aún hay versos que se nos resisten.
He buscado entre las palabras de Ángel González, he tirado hacia Julio Cortázar, Llamazares?, Gelman, García Montero. Pero tienen tantos poemas y yo tan poco tiempo... seguiré buscando, seguiremosn leyendo poesía.

Acertijo
Por Benjamín Prado.

¿Qué poeta
comparó el humo con el laoconte? Boris Pasternak

¿Qué poeta escribió
basta que alguien me piense, para ser un recuerdo? Oliverio Girondo
¿quién afirma que la última gota es siempre una lagrima? Yehuda Amijai

Era una noche oscura.
Y volvía a preguntarlo:

¿Quién escribió:
quiero morir de día, cuando aman los leones? Vicente Aleixandre

¿quién escribió:
todo lo que no ha sido contado, es infinito?
¿quién afirma
que el canto de los gallos sólo existe en los sueños? Anna Ajmátova


Era una noche oscura
y nadie respondía.

¿qué poeta
comparaba al diamante con el vuelo de un pájaro?
¿Quién oía la lluvia caer
como las gotas de una espada? Pablo Neruda

¿Quién escribió
este vaso que yo bebo, quedará vacío para ti?
Y quien llamó a las rosas música aprisionada.
Y quién dijo: la mano que valía para el amor,
también servirá para el odio.
Y quién dijo que sólo nuestras obras más puras
deberían unirse al séquito del pasado.

Aquél que me responda:
Aquél que sepa
quién me robó cada uno de esos versos:
aquel será mi hermano.

sábado, 14 de marzo de 2009

Entrevista sobre poesía

La visión de Benjamín Prado sobre la poesía siempre es una lección. El otro día rescataba lo que había dicho en Vallecas sobre cómo escribir poesía, hoy quiero rescatar una entrevista que la periodista Ruth Pérez le hizo para Noticias de Guipuzkoa, y en la cual decía cosas tales como...

Pregunta: ¿Se puede aprender a escribir poesía?
Respuesta: Si yo supiera el secreto para escribir poemas geniales, no lo compartiría con nadie. No existen secretos para escribir un poema perfecto. Valery decía que un poema no se termina, sólo se abandona. Lo que sí creo es que se puede enseñar a la gente a quitarse de la cabeza todos esos tópicos que tanto daño hacen a la poesía: la inspiración, la emoción, la sensibilidad.

P.: ¿Y qué hay que meterse en la cabeza para componer un poema?
R.:
La poesía es un género de ficción que tiene sus reglas y sus métodos. Un poema tiene que tener un tema, una estructura, una voz, una combinación de sonidos y silencios determinada para que funcione. Porque si no la tiene, el lector se da cuenta, aunque no sepa nada de poesía. Es como el que no sabe de música pero está escuchando una orquesta y nota que el violín desafina. Esas cosas sí se pueden enseñar. Las otras no. Si las supiera...

P.: ¿Un principiante concentra todos esos defectos?
R.: Cuando empezamos a escribir, todos confiamos demasiado en nuestros sentimientos, nuestras historias, nuestras ganas de contar cosas y que nos oigan. Si algo le sobra a la literatura es la primera persona, hay un exceso de primera persona que me irrita mucho. Pero cuando empiezas a escribir piensas que eres el material más importante para un poema. Hay que aprender que no.

P.: ¿Se puede enseñar a reconocer si un poema es bueno?
R.: Sí. Eso de lo que los juicios de valor no existen lo han inventado los malos poetas o los malos críticos. Se puede reconocer porque un poema tiene algo de puramente mecánico, de taller. No puede tener asonancias, no puede tener consonancias no buscadas. Si quieres crear sensaciones en el lector, tiene que adaptarse lo que se cuenta con el ritmo del poema. No es lo mismo un poema de palabras cortas, que vaya rápido, o el de El río de Octavio Paz, que es un poema sobre la grandeza de la Naturaleza y la pequeñez de las personas. Para escribir ese poema, adopta un ritmo de versículos que si lo lees como está escrito, te ahogas, te sientes pequeñito, quebradizo y frágil. Claro, yo estoy hablando desde el punto de vista del escritor. Igual un publicista piensa que puede vender cualquier cosa, pero sólo se vende durante un tiempo. La gente no es tonta. La idea que se tiene de que se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo no es cierta. La gente puede leer a Dan Brown, pero no toda la gente.

P.:¿Pero cómo se sabe qué descartar y qué no?
R.: Es el trabajo más difícil. Las dos cosas más importantes son encontrar una voz propia pero también desconfiar de ella, porque si uno se acomoda, repite, repite y repite.

P.:Defiende la escritura de la poesía que explica las cosas, y desecha la que confunde y encierra al lector en una jaula. Pero, ¿no hay más poesía confusa que clara?
R.:
Siempre ha habido más poesía mala que buena. La Generación del 27 no eran Cernuda, Alberti y Lorca, había muchos más, peores, que el tiempo ha ido destilando. Un buen poema siempre revela un secreto, te aclara algo. No me interesa la poesía de la cotidianidad, ni la que confunde al lector poniendo una sucesión de palabras de cinco o seis sílabas. Poeta en Nueva York es un libro oscuro, pero es la más clara denuncia del capitalismo que he leído jamás.

P.: Procura, entonces, una desmitificación de la poesía.
R.:
Al contrario. Creo que desmitificarla es querer que todo valga, que todo sirva, que cualquier cosa por el mero hecho de escribirse y de publicarse vale. Yo le tengo un respeto enorme a la escritura. Cuando empecé a escribir a los 17 años decía una frase de la que todo el mundo se reía: "Nunca escribas nada que un día te avergonzases de enseñarle a Dylan". La gente se reía. Publiqué mis primeros libros y la gente se seguía riendo. Pero seguí publicando libros, algunas novelas se empezaron a traducir por aquí y por allá, también en Estados Unidos e Inglaterra. Cuando Dylan vino a tocar a San Sebastián en 1999, por fin me acerqué a él y le di un par de novelas mías traducidas al inglés: al final si valió la pena pensar que no podía escribir nada que me avergonzase de enseñar un día a Bob Dylan. Por eso a mí me gusta mucho tener mitos. Es bueno pensar: no escribas una novela que te avergonzara enseñarle a John Cheever. Es bueno sentir que escribes con Cernuda o T.S. Elliot en tu hombro.

jueves, 12 de marzo de 2009

Un 11-M que nos importa y les preocupa

Mucho me temo que este artículo de hoy de Benjamín Prado será, como el que colgaba ayer, durante mucho tiempo atemporal, porque es verdad.

Uno habla de política y del uso irresponsable que se hace de las desgracias para ganar votos, el otro hablaba de lo que sentimos cada uno cada 11M, o cada vez que nos subimos a un tren, o cada vez que lo recordamos. ¿Acaso no lo sienten tanto los "unos" como "los otros"?

Los muertos están enfermos
Por Benjamín Prado. El País.

Los muertos sólo gozan de buena salud dentro de los libros, porque en los libros no corre el tiempo, pero en la realidad suelen enfermar con el paso de los años y caer en el olvido. Eso es lo que afirman algunos de los familiares de las víctimas del 11-M, ahora que se conmemora el quinto aniversario del crimen, además de denunciar que parte de los afectados no tiene ni para comer. Es terrible oír eso mientras las coronas de laurel arrojan su sombra ceremoniosa sobre las aceras y los discursos llenan el aire de solemnidad... y después se marchan donde se los lleve el viento.

La verdad es que resulta sospechosa la relación entre política y actualidad, primero, porque de la actualidad al oportunismo hay un camino corto, y segundo, porque se supone que las decisiones políticas deben tener una vocación de permanencia, lo que por desgracia no ocurre muy a menudo: más bien, el horizonte de la política es estrecho, mide exactamente los cuatro años que separan unas elecciones de otras. Por eso en estas ocasiones se puede llegar a tener la amarga impresión de que los monumentos no se hacen para honrar a los muertos, sino para sustituirlos.
Pilar Manjón, que sigue presidiendo la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, hace las cuentas del desdén, y el saldo que ofrece muestra unos números rojos estremecedores: nadie ayuda a las mismas víctimas con las que se hacían "fotos de ocasión", tal y como ella dice, porque unos ya han "pasado a un segundo plano" y los otros "han vuelto a los quehaceres propios de sus cargos y les han olvidado". ¿Hace falta explicar quiénes son "unos" y quiénes son los "otros" en esa frase?

Pilar Manjón, a la que otros representantes de diferentes asociaciones de víctimas trataron desde el comienzo del drama como a un enemigo, dice que las personas que quedaron arruinadas tras el atentado "hoy ya no están arruinadas, sino que son pisoteadas" por el desinterés y la falta de auxilio de la misma sociedad que los llamó héroes. "Hay gente que no tiene para comer. No tiene para pagarse un camastro alquilado en una casa. Casi todos son inmigrantes. Pero también españoles". Uno de ellos es un fontanero que no puede trabajar porque no puede agacharse y no puede agacharse porque tiene la espalda llena de metralla. ¿Qué resultado daría la suma de un obelisco de cristal y un montón de metralla que se oxida bajo la piel de un hombre herido? Parece un verso del conde de Lautréamont, pero es algo mucho peor que eso: una línea tachada del libro de la justicia.

Han pasado cinco años desde que llegaron a Madrid los trenes de la muerte, y hoy los periódicos, como es natural, hablan ya de otras cosas, porque la realidad nunca retrocede; pero es trágico que las instituciones miren para otra parte, que ni siquiera haya habido un acto gubernamental que honrase a las víctimas y que los partidos políticos confirmen las peores sospechas de los ciudadanos, las que empezamos a tener mientras veíamos cómo su única preocupación era dejar las manchas de sangre en la alfombra del salón del adversario: a muchos de ellos da la sensación de que esas cosas no les importan, sólo les preocupan. Era fácil de prever, viendo cómo nada más producirse el atentado les pusieron una bandera entre las manos a los cadáveres y nos hicieron notar que hay asesinos que te hacen ganar unas elecciones y asesinos que te las hacen perder. En determinadas cosas, hacer matices es perder la vergüenza.

Los muertos del 11-M están enfermos y a sus familiares les han echado del hospital. Aquí hay algo que no funciona.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Dentro de Nosotros

No es reciente, es atemporal...

Muerte sin banderas.
Por Benjamín Prado. El País.

Los muertos no tienen país, ni bandera, ni pasaporte; nada de eso les hace falta porque nada de eso importa. Ahora lo sabe todo el mundo, pero quizá mañana algunos lo olviden. Ahora es muy fácil darse cuenta, ver iguales a todas las víctimas del Once de Marzo, ser incapaces de encontrar cualquier diferencia entre los que lloran. ¿O no? ¿Cómo llora un rumano malherido, en comparación con un chileno? ¿Los marroquíes lloran a sus hijas asesinadas de forma distinta a los españoles o a los filipinos o a los ecuatorianos? ¿Su sangre es distinta? ¿Su dolor es de otra clase? Hasta el Once de Marzo, mucha gente creía que sí.En los trenes de la muerte había ciudadanos de la República Dominicana, Filipinas, Polonia, Ucrania, Chile, Marruecos, Perú, Rumania, Ecuador, Bulgaria, Cuba, España... En esos trenes había, sin duda, una explicación de lo que es una ciudad como Madrid. Y también había una respuesta. Mientras los trenes se movían, hubo quien creyó que las personas que viajaban en ellos no eran todas iguales.

En cuanto los trenes se detuvieron para siempre, a muchos se les rompió entre las manos la palabra patria, a otros les pareció indigna la palabra frontera, y hubo quien se avergonzó de las palabras legal e ilegal. También hubo quien se dio cuenta de que cuanto más grandes se hacen las banderas, más pequeños se vuelven los países.

El Once de Marzo, miles de ciudadanos corrieron a los hospitales, benditos sean un millón de veces, para donar su sangre. Y ésa era otra respuesta contra los canallas, los mentirosos y los oportunistas: ésto es Madrid, esa ciudad tan acosada y tan sospechosa para muchos, y ésto somos nosotros.

¿Habrá gente tan miserable que se atreva a olvidarlo? Los que daban su sangre no preguntaban la nacionalidad de las víctimas, ni su religión. Durante algunas horas, no existieron las naciones, ni los himnos, ni las aduanas. Ahora, la sangre de una mujer de Barcelona correrá por las venas de un hombre de Rabat y la de un muchacho de Madrid pasará por el corazón de una chica de Bucarest. Todo lo demás es mentira.

Mientras los trenes se movían, hubo personas que sentían desconfianza y hasta temor al mirar al viajero de al lado, aunque en realidad no sabían mucho de él, sólo que, al menos por su parte de afuera, parecía tan diferente. Aunque luego, al ver sus historias en los periódicos, esas historias hechas con verbos en pasado que contaban la vida de los muertos, la cosa cambiaba. La verdad es que por dentro ya no parecían tan distintos o tan peligrosos. Uno era mecánico, otro químico, otro albañil, otro ingeniero, otro estudiante. Uno se llamaba Enrique, era de la República Dominicana, le gustaba bailar la bachata y el merengue, su canción favorita era Presumida, de Eddy Herrera. Otra se llamaba Mariana, venía de Transilvania y le gustaba el mar, le gustaba ir a Puerto Banús. Otro se llamaba Neil y era seguidor del Real Madrid. Otra se llamaba Paula Mihaela y le gustaban las plantas, tenía su piso lleno de flores. Todos ellos podrían habar sido cualquiera de nosotros.

La muerte nunca es justa, y menos aún esta clase de muerte, pero sí que es didáctica: nos recuerda nuestro verdadero tamaño y, de ese modo, nos iguala. ¿Habrán aprendido algo de este desastre los intolerantes y los racistas? ¿Habrán aprendido algo de la generosidad y el heroísmo de tantos? A una mujer rumana, llamada Livia, la enterraron con su vestido de novia.A un español llamado Jorge, tan seguidor del Real Madrid como el ecuatoriano Neil Torres, lo enterraron con la camiseta de Zinedine Zidane, su jugador favorito.

El Once de Marzo acabaron en Madrid doscientas historias. Algunas habían comenzado en una ciudad de la República Dominicana, otras en una ciudad de Filipinas, Polonia, Chile o Marruecos; de Perú, Rumania o Ecuador; de Bulgaria o de Cuba.

Todas acabaron aquí y todos los que murieron en nuestra ciudad y entre nosotros son nuestros muertos. Ojalá que a partir de ahora todos los vivos de buena voluntad puedan ser también nuestros vivos. Madrid nos ha enseñado que dentro de la palabra nosotros cabe la palabra todos.

lunes, 9 de marzo de 2009

Así se escribe un poema

La clase magistral de Vallecas, en la que Benjamín Prado habló largo y tendido de poesía, no había dicho su última palabra. Tras su lección llegaron los ruegos y preguntas, que dieron pie a que nos explicase, por ejemplo, qué debe tener un poema y cómoe escribirlo.

El mayor éxito de un poema, de una canción, no es tanto el que le arranca al lector un "joé" o un "ole", como el que le arranca un "es verdad". Eso es lo mejor de un poema. Cuando tú lees algo y dices, es verdad, así es como estoy yo cuando estoy triste, deprimido, alegre, cabreado, indignado, lleno de ira... a veces un poeta encuentra la manera de dejar algo definido, con lo que va a estar de acuerdo casi todo aquel que lo lea.

No hay nada más fácil en este mundo que ser complicado y utilizar palabras de cinco o seis sílabas sin saber lo que significan. Cuentan una anécdota del poeta Francisco Villaespesa, que vivía en la grandilocuencia, y un día fue a visitar los jardines de la granja, miró al lago y preguntó a la persona que le acompañaba "y esas cosas que flontan en el agua, ¿qué es?". Maestro, son nenúfares, de esas plantas de las que habla en sus poemas.

Eso le pasa a quienes se dejan dominar por la sonoridad, por la supuesta excentricidad, eso es fácil. Lo realmente complicado es encontrar el misterio en las cosas. No inventarse. No creo que la literatura exista para complicar las cosas, sino para aclararlas. Eso no quiere decir que la buena literatura tenga que ser clara. No hay poema sin algo de misterio, algo de rareza, algo de escepcional, porque eso son las poesías, no son un espejo. Sí se trata de encontrar el misterio exacto de las cosas.

Contar no es hacer literatura, contar es una habilidad que tiene todo el mundo. Los de las cuevas de Altamira querían contar algo cuando hicieron sus bichitos. La necesidad que tenemos la gente de contar es algo tan natural, tan común, que tú vas al cine con alguien y cuando sales te empieza a contar la película. Pero si ya la he visto.

Hacer literatura es, crear, indagar, es cavar dentro de las cosas y encontrarle algo.
Preguntado por su momento ideal para escribir contesta...
Sí, en los huecos que me deja el divertirme. Yo soy muy de andar por ahí y salir. Yo confío mucho en apilar cosas. Una vez cenando con Julio Cortázar, a quien admiro muchísimo, estaba Alberti, y en un momento en el que se levantó me preguntó, ¿y vos también escribís? Estar al lado de un gran artista como Aberti... dije yo. No os preocupéis, replicó Cortazar, vos apilá, apilá. Y yo confío mucho en apilar cosas. En que las cosas me vayan empapando y en que se queden ahí.
Una excentricidad mía, quizá, es que cuando llego a casa, si es que llego, tengo una idea... no la apunto, pienso que si es lo suficientemente buena me voy a acordar al día siguiente y que si no me acuerdo es que no era tan buena como me pareció con dos copas de más, pero una hora de sueño de menos.

No tengo horarios y como me paso la vida metido en trenes, en aviones, escribo en estaciones, aeropuertos, hoteles, salas de espera... El portatil para eso es maravilloso, ahí llevas tu música, una peli, tus poemas, lo que te dé la gana. Puedes trabajar en todas partes.

Lo que sí he tenido siempre ha sido una capacidad de aislamiento absoluta. Es una virtud. Luego estoy lleno de defectos, pero soy capaz de estar en medio de una guerra y escribir un capítulo de una novela. Me aislo, no oigo nada, igual es que soy sordo.

A mi me cuesta mucho empezar. Pero una vez que empiezas es más fácil. Un poema es como un cubo de Rubick, le vas dando vueltas hasta que te coincidan las caras, no tiene más vuelta de hoja. Hay una anécdota curiosa que cuentan de Baroja, que cuando va a unas escaleras y están allí Azorín y no sé quién más y le preguntan si es que no puede dormir. Dice, que no, soy incapaz de dormir porque tiene que bajar un personaje por esta misma escalera en mi novela y no consigo saber si baja en zapatillas, con zapatillas... Se trata de eso de encajar las cosas, de buscarle la mejor respuesta a las cosas.

Si tú empiezas un poema y quieres escribir algo lo primero que le haces es una pregunta a ese poema, basada en qué quieres decir, cómo quieres decirlo, qué tipo de lenguaje, en qué tipo de ritmo, y luego el poema te va dando su respuesta, te va guiando. A veces una palabra te abre un camino, a veces te encierra, a veces tienes que renunciar a la misma cosa. Intento pasar por un sitio y no puedo, doy la vuelta vuelvo a intentarlo y tampoco puedo. Cuando parece que la solución es imposible y estas a punto de tirarlo, una tontería, una palabra, te puede dar la llave, la respuesta. Pero si él no quiere, no lo escribes.

Tengo la sensación de que muchas veces las respuestas se generan desde dentro del poema. Puedes o no puedes, pero a veces no te deja. Por eso me cabrea ver que otro lo ha hecho.

sábado, 7 de marzo de 2009

Solo poesía

Hoy simplemente me apatecía poesía... (mientras seguimos tras los versos perdidos del Acertijo)

El enamorado VI
Benjamín Prado. Marea Humana.

Por favor, no te vayas,
no me mandes de vuelva a mi infierno dorado,
ese mundo sin paz donde los días
cortan como cuchillos
y una ventana abierta no es siempre lo contrario
de una prisión.

Te escribo desde el fondo
de una angustia salvaje,
cansado de correr con los ojos cerrados
mientras de fuego en fuego iba inventando el frío.

Por favor, no te vayas;
si tú me dejas solo, todos los que me acosa
van a clavar en mí sus oscuras banderas,
a herir mi corazón desde el olvido
con palabras de hierro,
con las uñas feroces
de un enterrado en vida que araña su ataúd.

Yo no quiero volver donde comienza
el aullido del lobo
y las noches se mueven como un bosque de mástiles
según la voluntad amarga de las olas;
yo quiero estar contigo
y leer en tus ojos
las últimas noticias del ámbar
cada día.

No te vayas, mi amor,
porque sin ti
sólo puede quedarme lo que hay después del fuego
la ceniza,
la oscuridad,
y el miedo.

jueves, 5 de marzo de 2009

De calle

Juan Urbano, seguramente en buena compañía, ha cambiado Praga por Madrid aunque "sintió que le empezaba a arder por dentro la melancolía". Con esos ingredientes y con la propuesta de que las calles cambien de nombre cada semana y se dediquen a artistas, y cantantes, no hay muchas más opciones que pensar en la melancolía y en la calle que ya se merece Sabina. (Lo de Pereza, aunque Benjamín Prado los mencione muchó últimamenente, quizá sea algo exagerado).

Una calle para cada semana
Por Benjamín Prado
Andaba Juan Urbano por Praga, visitando la tumba de Kafka en el cementerio judío y sus casas en el Callejón del Oro y en el gueto que hubo tras la iglesia de San Nicolás; y buscando los lugares donde vivieron los poetas Rilke y Vladimir Holan, en el número 19 de la Heinrichsgasse y en Kampa, a orillas del río Moldava. Como la segunda está allí, pero la primera ya había desaparecido, sintió que le empezaba a arder por dentro la melancolía al acordarse de las cosas que estuvieron y ya no están en Madrid, donde el futuro no es lo que sigue al presente, sino lo contrario del pasado, lo que lo tacha y lo condena al vacío, y lo primero que se le vino a la cabeza fue la casa de Vicente Aleixandre, que de nuevo parece a punto de ser vendida y demolida, porque los políticos no consideran que valga la pena comprarla por lo que vale y los herederos del premio Nobel creen que su obligación no es salvarla, sino sacarle todo el dinero que puedan. Paseas por Praga y sientes lo mismo que en otras ciudades del corazón de Europa: que conservar y avanzar no tienen por qué ser verbos contradictorios, y que, de hecho, son complementarios cuando se piensa en lo que significan las cosas, en lugar de pensar sólo en lo que pueden hacerte ganar si las destruyes. En el otro extremo, duele pensar que la casa de Aleixandre, como tantas cosas, se podría salvar con la mitad de lo que algunos se gastan en espías o con el 10% de lo que otros se llevan en oscuras operaciones inmobiliarias. Ojalá el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, que es bibliófilo y por tanto conoce el valor de las cosas originales, se ocupara de ese asunto y le diera una solución, aunque a él quien de verdad le guste no sea Aleixandre, sino Alberti, del que se sabe un montón de poemas de memoria.

Pero lo que de verdad le encantó a Juan Urbano fue la idea que han tenido los promotores del grupo irlandés U2 y el ayuntamiento de Nueva York de dedicarles una calle de la ciudad a los músicos, aunque sólo durante una semana. ¿No es bonito que un artista tenga una calle con su nombre de manera temporal? Más aún si, como ocurre con U2, da la casualidad de que ha escrito una canción que se titula Where the streets have no name, donde las calles no tienen nombre. En Madrid, por esas razones de la política que la razón no entiende, a los vivos no se les puede poner una calle, y a los muertos a quienes se puso una calle en vida, como Aleixandre, se los olvida en cuanto se quedan fríos los titulares de los periódicos en los que estaba escrito su nombre. Pero sería bonito que un poeta, un músico, un actor o un pintor pudiesen tener calles semanales, y que a los vecinos les pudieran llegar cartas enviadas a esa dirección transitoria, a la calle de Joaquín Sabina, o a la plaza de Francisco Ayala, o a la avenida de José Manuel Caballero Bonald, por poner los primeros ejemplos que se le vinieron a la cabeza a Juan Urbano. Ahora que el alcalde anda preparando la entrega de las medallas de Madrid a algunas personalidades de la cultura y el deporte, igual podría pensar en dedicarles a esas mismas personas una calle que dure hasta el año que viene. Sería como en las canciones, donde ya existen calle de la Melancolía o la avenida de la Estrella Polar, pero al revés, poniendo calles falsas en sitios de verdad. A Juan le encantaría darse una vuelta por ellas como si entrara en un libro, un cuadro o un disco, transformado en un personaje de ficción.

Pero no cree que eso vaya a pasar, porque en este mundo todo está ocupado por la realidad y hay poco tiempo para todo lo que no sean negocios, luchas de poder e intrigas municipales. Juan Urbano se fue a caminar por Praga, en busca de la casa del poeta Jaroslav Seifert, aquel que amaba tanto el silencio que una vez dijo que le gustaba pasear en la oscuridad porque los que saben escuchar pueden oír por las noches, en las copas de los árboles, el corazón de los pájaros. En Madrid hubo un tiempo en que la gente pasaba junto a la casa de Aleixandre y podía oír poemas que salían volando por las ventanas.

martes, 3 de marzo de 2009

El milagro de la radio

Mientras seguimos enfrascados en desvelar el acertijo (con bastantes versos identificados gracias a la ayuda de todos), no dejamos de lado la actualidad, y ayer la actualidad eran Afectos en la Noche.

Dicen que es por ondas, pero yo nunca las he visto. Para mi es como el móvil o la tele, algo inexplicable, "un suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa", como dice la RAE del tema de anoche. Y si además estas ondas traen hasta casa la voz de Benjamín Prado, el milagro se confirma.

Silvia Tarragona arrancó el programa con una frase de Miguel de Unamuno,"pedimos milagros como si no fuese el milagro más evidente el que los pidamos". ¿Existen los milagros?, aunque no sea solo desde el punto de vista de la religiosidad...


Benjamin Prado - Milagros
Urcloud.com

Silvia: Hola Benjamín, buenas noches, ¿cómo estás?
Benjamín Prado: Milagrosamente, aquí otra vez.
S: Resfriado, creo.

B.P. Qué va, me estoy viniendo arriba, gracias a los milagros de la medicina, que son en los que más creo, la química, la médicina...
Intercalando el tema de la muerte de Pepe Rubianes...

B.P. Es casi un milagro que en estos tiempos de corrección política la gente diga lo que piensa, no lo que cree que los demás quieren oir. A mi me gusta mucho ir al teatro, me gusta mucho, además, que los actores se llamen a sí mismos cómicos. Me parece casi un milagro de los que a mi me gustan, los que podemos llamar milagros por lo civil, cuando estás en un teatro y ves esa representación que tiene algo casi sagrado. Unas personas se ponen allí e interpretan unos papeles y otras personas las escuchan en silencio e incluso se emocionan con lo que están diciendo o se rien, a pesar de saber que todo es una representación, que va a caer un telón y cada uno va a volver a su casa. Eso tiene algo de ceremonia, casi, casi religiosa, diría yo. Cuando una persona como Rubianes es capaz de estar tanto tiempo, tantos años llevando tanta gente a los teatros, diviertiendo a tanta gente e incluso creando polémica hasta casi el final de su vida seguramente es un síntoma de inteligencia y de estar ante una persona, que tenía cosas que decir, y que tenía cosas que decir de manera que los demás nos pusiéramos a pensar, que creo que es la función más alta que tiene cualquier obra de arte.

B.P. A mi con los milagros me pasa un poco como con la inspiración, es archiconocida la definición de Lorca, "crees en la inspiración, sí pero que me pille trabajando". Los milagros están muy bien que nos pillen trabajando también. Si un médico le salva la vida a un paciente más que creer en un milagro sobrenatural creo en el milagro de la medicina, hay un momento de inspiración, una hazaña, casi, de un médico que en un determinado momento toma una decisión o utiliza una combinación rara de medicamentos y salva a una persona o a millones de personas. Yo soy poco sospechoso de creer en milagros sobrenaturales, pero también creo que vivimos en una sociedad en la que nos hemos acostumbrado tanto al progreso, tenemos el futuro tan cerca, se producen cambios tan espectaculares y tan continuados que a veces no nos damos cuenta de que es sorprendente que existan cosas como los teléfonos móviles. Que yo ahora me vaya dentro de unos días a Praga o a Nueva York y que te mande una foto y te mande dos minutos después a tu teléfono. Estamos sometidos a una serie de procesos que, imagínate, los cambios fueron mucho más lentros en otras etapas de la historia de la humanidad. Y ahora le damos poca importancia y a mi, que para eso soy a lo mejor un poco antiguo, pienso, qué maravilla, fíjate cómo funciona esto, es increíble, te metes en internet y miras esto. Llevas un teléfono y en él hoy en día llevas la agenda, el despertador, la linterna, la cámara de fotos... es impresionante.
Tras una oyente...

B.P. A lo mejor en el caso de Glady, él lo ha contado, es su experiencia y lo siente así. También es verdad que los milagros son el país de los tramposos. Estamos todo el día mirando remedios milagrosos para esto, para lo otro... máquinas milagrosas que le ponen a uno cachas sin moverse...

B.P. Eso se debería de controlar mucho más, porque no hace falta más que poner la televisión a ciertas horas y ver los supuestos productos milagrosos que venden y que sirven para dejar de estar calvo, para ponerte fuerte sin moverte, para sanarte cuarenta mil enfermedades. Eso debería hacerse más riguroso porque es un engaño, es lo que se ha llamado siempre vendedores de crecepelo, que están vendiendo a la gente cosas que no sirven para nada, que en algún caso seguro que harán daño...
Yo he tenido algún amigo a lo largo de los años que creían en esas cosas y se dedicaban a comprar productos de estos raros. Desde una amiga que se compró unos pantalones milagrosos para adelgazar hasta uno que compró un filtro para ver la televisión en color cuando solo había blanco y negro. El plástico era un filtro de tres colores que decía, vas a ver el azul del cielo, el ocre de la tierra, y el verde del mar. El problema era que el presentador del telediario también era azul, verde y ocre. Y los pantalones para adelgazar eran simplemente unos pantalones de plástico que te los ponías, no trasnspiraban y eran absolutamente insanos. Hay que actuar frente a estos milagreros.

B.P. Uno se acuesta a horas improcedentes, como todos los caballeros.

B.P. Siempre que oigo la palabra milagro me acerco del actor Félix Rotaeta, que en una representación de Salomé, de Oscar Wilde, cometió un error estupendo, en el teatro de Mérida. Miró al público y muy confidencialmente dijo: "Claro que Jesucristo hace milagros, el otro día, sin ir más lejos, en una boda en Canaan consiguió convertir el vino en agua. Allí hubo una carcajada terrorífica.

B.P. Aquí no creemos en los milagros pero creemos en sus alrededores. Creemos en los prodigios, en la intuición, en el talento, en la perseverancia, en el genio, creemos en todas esas cosas que hacen que a veces las personas que no son santas, que no se transfiguran, que no lloran sangre, puedan conseguir hazañas que por lo menos dentro del lenguaje, no sé si dentro de las creencias, parecen milagrosas. "Estamos vivos de milagro, han salvado a alguien que quiero, ha sido algo milagroso".

Es una palabra muy bonita, a mi puede no gustarme el concepto religioso que tenga detrás, pero es una palabra muy bonita y sus alrededores son el lugar donde viven las personas más admirables de este mundo.
A un oyente que dijo que "Yo ya tengo 50 años"...

B.P. ¿Por qué dices ya pudiendo decir aún? Porque a mi me va a molestar dentro de muy poco

domingo, 1 de marzo de 2009

Un acertijo, un reto

Tras la música viene la poesía. Y envalentonado como está, tras cantar ante una sala abarrotada, nos lanza un guante, un reto, un acertijo.

"Yo le propuse al editor que lo publicara en una separata y si algún lector adivinaba quiénes eran los poetas del siglo XX a los que les he robado cada verso le regalase un jamón, o algo así, pero cualquiera le saca un jamón a un editor de poesía..." (Decía en su actuación en la Escalera de Jacob)

Pues eso, ¿sabemos a quién le ha robado Benjamín cada verso?, ¿Lo conseguiremos entre todos? Aquí queda el reto...



Acertijo
Por Benjamín Prado.

¿Qué poeta
comparó el humo con el laocoonte?
¿Qué poeta escribió
basta que alguien me piense, para ser un recuerdo?
¿quién afirma que la última gota es siempre una lagrima?

Era una noche oscura.
Y volvía a preguntarlo:

¿Quién escribió:
quiero morir de día, cuando aman los leones?
¿quién escribió:
todo lo que no ha sido contado, es infinito?
¿quién afirma
que el canto de los gallos sólo existe en los sueños?

Era una noche oscura
y nadie respondía.

¿qué poeta
comparaba al diamante con el vuelo de un pájaro?
¿Quién oía la lluvia caer
como las gotas de una espada?
¿Quién escribió
este vaso que yo bebo, quedará vacío para ti?
Y quien llamó a las rosas música aprisionada.
Y quién dijo:- la mano que valía para el amor,
también servirá para el odio.
Y quién dijo que sólo nuestras obras más puras
deberían unirse al séquito del pasado.

Aquél que me responda:
Aquél que sepa
quién me robó cada uno de esos versos:
aquel será mi hermano.