Dicen que es por ondas, pero yo nunca las he visto. Para mi es como el móvil o la tele, algo inexplicable, "un suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa", como dice la RAE del tema de anoche. Y si además estas ondas traen hasta casa la voz de Benjamín Prado, el milagro se confirma.
Silvia Tarragona arrancó el programa con una frase de Miguel de Unamuno,"pedimos milagros como si no fuese el milagro más evidente el que los pidamos". ¿Existen los milagros?, aunque no sea solo desde el punto de vista de la religiosidad...
Silvia: Hola Benjamín, buenas noches, ¿cómo estás?
Benjamín Prado: Milagrosamente, aquí otra vez.
S: Resfriado, creo.
B.P. Qué va, me estoy viniendo arriba, gracias a los milagros de la medicina, que son en los que más creo, la química, la médicina...
Intercalando el tema de la muerte de Pepe Rubianes...
B.P. Es casi un milagro que en estos tiempos de corrección política la gente diga lo que piensa, no lo que cree que los demás quieren oir. A mi me gusta mucho ir al teatro, me gusta mucho, además, que los actores se llamen a sí mismos cómicos. Me parece casi un milagro de los que a mi me gustan, los que podemos llamar milagros por lo civil, cuando estás en un teatro y ves esa representación que tiene algo casi sagrado. Unas personas se ponen allí e interpretan unos papeles y otras personas las escuchan en silencio e incluso se emocionan con lo que están diciendo o se rien, a pesar de saber que todo es una representación, que va a caer un telón y cada uno va a volver a su casa. Eso tiene algo de ceremonia, casi, casi religiosa, diría yo. Cuando una persona como Rubianes es capaz de estar tanto tiempo, tantos años llevando tanta gente a los teatros, diviertiendo a tanta gente e incluso creando polémica hasta casi el final de su vida seguramente es un síntoma de inteligencia y de estar ante una persona, que tenía cosas que decir, y que tenía cosas que decir de manera que los demás nos pusiéramos a pensar, que creo que es la función más alta que tiene cualquier obra de arte.
B.P. A mi con los milagros me pasa un poco como con la inspiración, es archiconocida la definición de Lorca, "crees en la inspiración, sí pero que me pille trabajando". Los milagros están muy bien que nos pillen trabajando también. Si un médico le salva la vida a un paciente más que creer en un milagro sobrenatural creo en el milagro de la medicina, hay un momento de inspiración, una hazaña, casi, de un médico que en un determinado momento toma una decisión o utiliza una combinación rara de medicamentos y salva a una persona o a millones de personas. Yo soy poco sospechoso de creer en milagros sobrenaturales, pero también creo que vivimos en una sociedad en la que nos hemos acostumbrado tanto al progreso, tenemos el futuro tan cerca, se producen cambios tan espectaculares y tan continuados que a veces no nos damos cuenta de que es sorprendente que existan cosas como los teléfonos móviles. Que yo ahora me vaya dentro de unos días a Praga o a Nueva York y que te mande una foto y te mande dos minutos después a tu teléfono. Estamos sometidos a una serie de procesos que, imagínate, los cambios fueron mucho más lentros en otras etapas de la historia de la humanidad. Y ahora le damos poca importancia y a mi, que para eso soy a lo mejor un poco antiguo, pienso, qué maravilla, fíjate cómo funciona esto, es increíble, te metes en internet y miras esto. Llevas un teléfono y en él hoy en día llevas la agenda, el despertador, la linterna, la cámara de fotos... es impresionante.
Tras una oyente...
B.P. A lo mejor en el caso de Glady, él lo ha contado, es su experiencia y lo siente así. También es verdad que los milagros son el país de los tramposos. Estamos todo el día mirando remedios milagrosos para esto, para lo otro... máquinas milagrosas que le ponen a uno cachas sin moverse...
B.P. Eso se debería de controlar mucho más, porque no hace falta más que poner la televisión a ciertas horas y ver los supuestos productos milagrosos que venden y que sirven para dejar de estar calvo, para ponerte fuerte sin moverte, para sanarte cuarenta mil enfermedades. Eso debería hacerse más riguroso porque es un engaño, es lo que se ha llamado siempre vendedores de crecepelo, que están vendiendo a la gente cosas que no sirven para nada, que en algún caso seguro que harán daño...
Yo he tenido algún amigo a lo largo de los años que creían en esas cosas y se dedicaban a comprar productos de estos raros. Desde una amiga que se compró unos pantalones milagrosos para adelgazar hasta uno que compró un filtro para ver la televisión en color cuando solo había blanco y negro. El plástico era un filtro de tres colores que decía, vas a ver el azul del cielo, el ocre de la tierra, y el verde del mar. El problema era que el presentador del telediario también era azul, verde y ocre. Y los pantalones para adelgazar eran simplemente unos pantalones de plástico que te los ponías, no trasnspiraban y eran absolutamente insanos. Hay que actuar frente a estos milagreros.
B.P. Uno se acuesta a horas improcedentes, como todos los caballeros.
B.P. Siempre que oigo la palabra milagro me acerco del actor Félix Rotaeta, que en una representación de Salomé, de Oscar Wilde, cometió un error estupendo, en el teatro de Mérida. Miró al público y muy confidencialmente dijo: "Claro que Jesucristo hace milagros, el otro día, sin ir más lejos, en una boda en Canaan consiguió convertir el vino en agua. Allí hubo una carcajada terrorífica.
B.P. Aquí no creemos en los milagros pero creemos en sus alrededores. Creemos en los prodigios, en la intuición, en el talento, en la perseverancia, en el genio, creemos en todas esas cosas que hacen que a veces las personas que no son santas, que no se transfiguran, que no lloran sangre, puedan conseguir hazañas que por lo menos dentro del lenguaje, no sé si dentro de las creencias, parecen milagrosas. "Estamos vivos de milagro, han salvado a alguien que quiero, ha sido algo milagroso".
Es una palabra muy bonita, a mi puede no gustarme el concepto religioso que tenga detrás, pero es una palabra muy bonita y sus alrededores son el lugar donde viven las personas más admirables de este mundo.
A un oyente que dijo que "Yo ya tengo 50 años"...
B.P. ¿Por qué dices ya pudiendo decir aún? Porque a mi me va a molestar dentro de muy poco
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