miércoles, 18 de febrero de 2009

A la vejez

Sófocles, el poeta griego, afirmaba "los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo". Así comenzaba Silvi Tarragona el programa del pasado martes de Afectos en la noche, de RNE, en el que Benjamín Prado participa como contertulio.

Y la conductora del programa usaba esta frase para introducir el tema del respeto a la vejez, a la senectud, a los mayores... y desde una optica curiosa: muchas personas se separan y muchas vuelven a casa de sus padres, quienes ven invadido su espacio vital y en muchos casos no se sienten respetados.


Benjamin Prado - Vejez
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B.P. Antes de venir a la radio estaba hablando con una amiga y me acordé de unos versos de un poeta francés Antonin Artaud que decía "vivir es quemar pregunta". Es maravilloso. Lo malo es cuando las preguntas que has quemado vuelven otra vez. Vuelven otra vez los hijos a casa, vuelves a una estructura familiar que ya estaba de alguna manera superada y aquí podríamos inventar una ley matemática basada en el volumen de los cuerpos: "el volumen de un hijo es igual a la cantidad de padre y madre que desaloja". Imagínate, uno vuelve otra vez a su cuarto, a ocupar su espacio, a sentarse en la mesa familiar en la comida. Uno entiende que para alguna gente ese puede ser una alegría, pero no tanto porque siempre suele venir en una situación de fracaso, desagradable. Ha fracasado un matrimonio, ha fracasado una pareja, lo han echado de casa, si me permitís que lo digamos así y de alguna manera viene una persona que se marchó con lo mejor, sus ilusiones intactas, y ahora vuelve con algunas de sus ilusiones defraudadas, rotas, con esa necesidad anormal de tener que comenzar otra vez, pero cuando uno tiene ya muchos años. Cuando debería estar aterrizando tiene que volver a despegar.

Conozco muchos casos, por desgracia es un caso muy común, y los padres se enfrentan a graves problemas, como decía antes Nuria (Ribó), porque reciben a una persona que no es la que se fue. Es una persona que tiene otra manera de ver las cosas, otras psicología, otras anclas de amargura atadas a la vida.

B.P. (Al hilo de una oyente) Yerma está diciendo cosas que conviene señalar y es que que vuelvan los hijos de 40 años a la casa de los padres de 60 o 70 años significa que la sociedad está cargando un peso muy grande precisamente sobre aquellas personas a las que no se les trata muy bien desde el punto de vista económico. Porque las pensiones que se les paga en ocasiones no digo que son ridículas, son insultantes y justo sobre ellas vuelve a caer el peso económico de cargar con su hija, su nieta... A lo mejor teníamos que pensar ahora, que tanto se habla de ayudar a las personas dependientes, que está muy bien, a lo mejor esto también podía suscitar algún tipo de ayuda económica por parte de las administraciones.

B.P. En el fondo trabajar es aplazar la libertad. Uno trabaja durante muchos años pensando en que va a llegar un día en el que va a tener la recompensa del ocio, del tiempo libre, la recompensa de la habitación propia. Qué pena que llegado ese momento tampoco puedas porque tienes que volver, otra vez, a hacerte cargo.

B.P. Yo creo que ahora que ahora que por lo general el común de la gente entendemos que a los niños no se les pega, está muy vigilado, aunque a veces hasta excesivamente vigilado si un profesor le da un cachete a un niño, y sin embargo todo eso se ha convertido en que ahora son los niños los que pegan a sus padres, pegan a sus maesrtos, amenazan a los directores de los colegios. Es una perversión terrible de algo que no nos gusta oir, pero que existe.

B.P. Existe cierta culpabilización de la gente hacia las personas mayores, "es que ustedes envejecen, ya no producen, se ponen enfermos y hacen gasto hospitalario y gasto farmaceútico, y no hay derecho. Estamos percibiendo este mensaje todos los días. Parece que a la gente llegada a cierta edad no se les puede exprimir más y parecen cáscaras vacías. Es una barbaridad. Y mira que se ha luchado desde el mundo de la cultura, por contar, fíjate en todo el fenómeno el Rock Adulto, los Rolling, Bob Dylan... toda esta gente cantando con sesenta y setenta y tantos años y mucha gente de la misma edad yendo a ver conciertos. Por el lado perverso, de la economía y de la idea utilitaria de las personas cumplir años te convierte en una especie de artefacto inútil, lo cual es una cosa brutal. Lo dicen los actores... mucha gente se queja y con razón.

B.P. Antes era mucho más normal, antes ya vivían los padres con los abuelos, con los hijos... también había, a lo mejor, más metros cuadrados. Hablamos de si se respeta o no se respeta. Es difícil respetar y hacer parte activa de una sociedad aquello que se quiere hacer invisible y la verdad es que la vejez es muy invisible. ¿Cuántos anunciones publicitarios están anunciados por ancianos, cuántas personas de edad salen en los medios de comunicación, hasta qué edad se puede presntar un informativo. Todo eso está quitado de las pantalllas, de la primera línea de la sociedad.

B.P. La juventud siempre ha sido un valor, pero ahora es que lo otro ha desaparecido, esa valoración, en toda cultura que se precie, de la experiencia, de los años... también hay gente que envejece y dice siempre las mismas tonterías. Ahora falta un poco ese respeto a la experiencia vital, lo otro yo creo que ya existía.

B.P. La vejez no siempre destruye ni la fuerza ni la memoria.

B.P. Hay personas como por ejemplo Mario Vargas Llosa, que está escribiendo en su siguiente edad, novelas de una fuerza, de un coraje y una lucha narrativa extraordinarias. Para escribir la Fiesta del Chivo hace falta estar muy fuerte, tener mucha memoria y mucha tensión para poder escibirla.

B.P. (Hablando de la foto ganadora del WorlPress Photo, en la que se ve un deshaucio a unas personas mayores en EEUU) Me parece oportunísimo haber sacado el tema de esa foto porque es exactamente de lo que estamos hablando. A veces estas sociedades llegan a un punto de inhumanidad tan grande que aquellas desgracias que sufren las personas los convierte en sospechosos. Uno siente la desgracia de no poder pagar tu casa y tener que irte deshauciado y entra un policía como si fuera a buscar a un terrorista. Uno cumple años, se pone enfermo y necesita atención médica y se convierte en un estorbo que hay que eliminar. Esa crueldad de las sociedades modernas es uno de sus mayores fracasos. No solo no hay solidaridad con los de fuera, tampoco con los de dentro. Aquel que deja de producir, que deja de estar en plena forma para pagar impuestos y demás se convierte en una persona de la que es mejor librarse. Eso es terrible.
B.P. Quiero contar una anécdota que le sucedió al cantante Fito Páez, llegando a un aeropuerto una fan le gritó muy enfervorecida "Fito, queremos un hijo tuyo", y él le contestó "quédate con el mayor que no veas lo que come".

1 comentario:

Rubentxo dijo...

Hay fragmentos verdaderamente interesantes.
Hoy quería pasar por aquí porque, aprovechando que tenía un largo viaje en tren, he incluido en la maleta el "Nunca le des..."
Cómo lo flipo con ese libro.
No me cansaría. Ya me sé algunas frases de memoria.
En fin...
¡Saludos!