A alguno le sonaba la poesía que Benjamín recitaba en el post de otro día, y no era para menos, pues forma parte de una canción. Si la llamamos "Cuando aprieta el frío", y la enmarcamos dentro de "El hombre del Traje Gris", y además le ponemos voz de Sabina empieza a tomar la forma con la que la conocemos.
No estoy seguro de qué fue antes, pero en el libro de poemas de Benjamín Prado "El corazón azul del alumbrado" aparece un poema llamado "Viajero que abandonas esta ciudad del norte". (Ya lo estoy buscando para colgarlo en el blog, paciencia).
Benjamín, en Almería, la recitó así:
Viajero que abandonas
esta ciudad del Norte
donde una dulce nieve
empapa la razón
Donde los barcos llegan
cargados de preguntas
a muelles laboriosos
como mi corazón.
Las autopistas blancas
que atraviesan despacio
mi vieja soledad.
Esa gente que pasa por mi calle
llevando mi pensamiento
al otro lado de la ciudad.
Cuando de ella y de mi
queden solo estos versos
los hoteles que un día
quisimos compartir,
los coches aparcados
sobre nuestros recuerdos
la glorieta de Atocha
donde la conocí.
Dile que estoy parado
al final de mí mismo
igual que un policía
sin nadie a quien prender.
Como un autoestopista
debajo de la lluvia,
un multimillonario sin su Mercedes Benz.
Dile que la extraño
y que me siento raro
igual que un presidente
dentro del autobús,
como una Kawasaki
en un cuadro del Greco
igual que un perro a cuadros
igual que un gato azul.
Cuando de ella y de mi
queden solo estos versos
los hoteles que un día
quisimos compartir
los coches aparcados
sobre nuestros recuerdos
las calles de Almería
donde la conocí.
Sabina y él la compusieron de este modo:
Viajero que regresas a esa ciudad del Norte
donde una dulce nieve empapa la razón,
donde llegan los barcos cargados de preguntas
a muelles laboriosos como mi corazón
háblale de mi vida, las autopistas negras
que atraviesan volando mi terca soledad,
esa gente que pasa por la calle, llevando
mi pensamiento al otro lado de la ciudad.
Cuando de ella y de mí queden sólo estos versos,
los hoteles que un día quisimos compartir,
los coches aparcados sobre nuestro recuerdo,
la Glorieta de Atocha donde la conocí,
dile que estoy parado al final de mí mismo
igual que un aduanero sin nadie a quien multar,
como un autoestopista debajo de la lluvia,
como la menopausia de una mujer fatal.
Y dile que la echo de menos,
cuando aprieta el frio,
cuando nada es mio,
cuando el mundo es sórdido y ajeno,
que no se te olvide,
es de esas que da
siempre un poco más
que todo… y nada piden.
Cuéntale que la extraño y que me siento seco
igual que un presidente dentro del autobús,
como una Kawasaki en un cuadro de El Greco,
igual que un perro a cuadros, igual que un gato azul.
Y dile que la echo de menos
cuando aprieta el frio,
cuando nada es mio,
cuando el mundo es sórdido y ajeno,
que no se te olvide,
es de esas que da
siempre un poco más
que todo… y nada piden.
Y Sabina la canta así...
Cuando aprieta el frío
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Los Caballeros de la Quema
Hace 7 horas
2 comentarios:
Las dos son fantásticas, poesía y canción. Debe ser maravilloso que alguien te eche de menos y te lo diga así.
Sabina ... otra debilidad :D
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