lunes, 29 de diciembre de 2008

Poesía y Música y viceversa

La deuda de la promesa se paga con la información que sobre le festival de Poesía y Música he encontrado en la red. En su día desde la organización del festival no me enviaron nada, pese a que se la solicité puntualmente, y solo encontré vacío por todos lados. Ahora, gracias a Calle 35, y a sus vídeos (editados de lujo) tengo el mejor género ¡oiga!

¡Ojo! Imprescidible a partir del minuto 5. Benjamín recita una poesía, ¿no os suena?

Dejo el vídeo, y el texto, debajo, para aquel que prefiera leer lo que Benjamín Prado enseña. Es un orador extraordinario y dice frases que parecen escritas.



Benjamín Prado. Probablemente son las dos cabezas del mismo monstruo. No creo que haya ninguna poesía que no merezca la pena, que no tenga dentro ritmo, que no tenga dentro música, que no tenga dentro estructura y tampoco creo que no haya una música, al menos que a mi me interese, que no tenga dentro algo de poesía, algún verso memorable, alguna idea que uno quisiera robar para meterla dentro de un poema. Yo he buscado versos dentro de los poemas de los escritores que me gustaban y también los he buscado dentro de los discos de los cantantes que me interesan.

No sé si los cantantes son los nuevos poetas, lo que sí sé es que una canción y un poema son cosas muy distintas, son registros diferentes, tienen códigos distintos. Pedirle a una canción que por el mero hecho de quitarle la música sea un buen poema sería una excentricidad parecida a lo contrario, a pedirle a un poema que solo por el hecho de ponerle encima una guitarra se convirtiera en una canción. Son géneros distintos que sin embargo beben de fuentes parecidas y creo que hay muchos poetas que tienen una calidad musical dentro de sus poemas y por eso existe ese verbo, que a mi me gusta mucho, musicar: hacer un poema y convertirlo en un canción. Y también creo que hay cantantes que saben escribir canciones de manera que los poetas les envidiémos, nos gustaría robarles algún que otro verso.

Las voces que dicen que la poesía está muerta se parecen mucho a las voces que dicen que la novela ha muerto, suelen ser la de los escritores que creen que han muerto todas las novelas menos las suyas, todos los libros de poemas excepto los suyos. Creo que es todo lo contrario, la poesía siempre ha sido necesaria, ahora es imprescindible. Estamos en tiempos de pensamientos únicos, de corrientes de opinión, de correcciones políticas y de corrientes que más o menos persiguen lo mismo, que la gente no piense por sí misma, que no tengan recursos intelectuales propios, no tenga dudas personales respecto a las verdades generales que nos imponen los periódicos y las televisiones cada día. Creo que es muy importante reivindicar la capacidad de pensamiento propio, la capacidad de reflexión personal y hacia esa reflexión personal hay pocas puertas mejores que las de un buen poema. Uno lee a Gil de Biedma, lee a Ángel González, lee a Valente, a los grandes escritores de todos los tiempos y lo que te enseñan, básicamente, es a pensar. Pensar es prácticamente un lujo en esta época en la que sólo hay tiempo para actuar.

Con una canción se pueden decir muchas cosas que no se pueden decir con palabras y la prueba es que hay muchas canciones que desde el punto de vista de las palabras son muy mediocres, por ejemplo casi todas las de lo Beatles y sin embargo desde el punto de vista de la música, desde el punto de vista de la emoción y los sentimientos son muy complejas. Nos llevan a quienes las escuchamos a tener sensaciones, a tener emociones, a tener sentimientos que están muy bien.

La idea de que una imagen vale más que mil palabras está equivocada, pero también está equivocada la idea de que todo aquello que no se puede decir con palabras no se puede decir de ninguna manera. Uno a veces encuentra mensajes importantes, que te llegan muy hondo en canciones que a lo mejor no tienen una letra maravillosa, en cuadros que a lo mejor no son explicables desde la primera visión, desde películas que te pueden aportar cosas a la vida.

Hay una idea equivocada de lo que es el arte en general. Parece que el arte tiene que dar respuestas, pero el arte lo único que da son pistas. Uno mira un cuadro abstracto y no se trata tanto de lo que Juan Gris te cuenta a ti como de lo que tú puedes encontrar, de la explicación que le quieres dar a un cuadro, o a una canción. Eso con la música funciona mucho, funciona por emociones, funciona por sensaciones, funciona por indicios y la buena poesía también. Hay quien cree que el buen poema solo es aquel que dice las cosas de manera clara, de manera concisa. A veces dos palabras inexplicables te pueden dar más respuestas que las que puedan darte dos palabras mucho más concretas, mucho más centradas, mucho más vinculadas a la realidad del que oye.

Te puedo hacer un breve resumen de lo que hemos preparado esta noche. Nada. Yo nunca preparo nada, no creo que los actos públicos tengan que estar demasiado preparados, pues entonces se parecen a las noticias enlatadas. Me gusta mucho ver qué tipo de compañero tengo en el escenario, qué tipo de público tengo en frente e ir improvisando, creo que suele ser lo más efectivo.

domingo, 28 de diciembre de 2008

La despensa de la gratitud

En estos días de idas y venidas he querido rescatar un texto de Benjamín Prado sobre una provincia que aunque huele a verano puede saborearse en cualquier época del año. Ésta mismo, ¿por qué no?. Un texto de viajes en el que el escritor no se limita a enumerar atractivos sino que aprovecha para evocar a uno de los gaditanos más ilustres, Rafael Alberti.
Benjamín es una persona que siempre tiene momento y siempre encuentra ocasión para la gratitud.

La tierra del marinero
Por Benjamín Prado. Revista Paradores.

Hay dos maneras de encontrar un lugar inolvidable: descubrirlo con tus propios ojos o hacerlo con los de alguien que lo conoce profundamente y sabe guiarte con pasos de experto por cada una de sus maravillas. Yo tuve la suerte de descubrir Cádiz, hace ya más de veinte años, de la mano de su hijo tal vez más ilustre, el poeta Rafael Alberti, que también fue mi maestro y mi amigo. Hicimos tantos viajes juntos por las playas y los pueblos blancos de su tierra, que a través de su memoria, interrumpida por el largo exilio que sufrió tras la Guerra Civil, pude conocerlos como si los recordase, de un modo tan profundo que tengo la impresión de que ya casi podría leer en primera persona estos versos de su libro ‘Ora marítima’, donde el poeta celebraba la fundación mítica de la ciudad, la más antigua de Occidente, al celebrarse su tercer milenario: ‘Cuántas veces, oh Cádiz, te habré visto / unida al coro blanco de tus puertos, / casi en el aire, cimbrearte toda / sobre el óvalo azul de tu bahía’. La provincia de Cádiz está hecha de cal y agua, y si a Rafael le gustaban los pueblos blancos de la provincia, esos lugares prodigiosos llenos del misterio de su pasado árabe o romano que son Vejer, Algodonales, Grazalema, Arcos de la Frontera o Alcalá de los Gazules, también solía llevarme a las hermosas playas de la Costa de la Luz.

Lugares mágicos como Bolonia, con sus ruinas romanas sobre la arena. O Sanlúcar de Barrameda, donde uno puede tener dos de las experiencias más impagables que, en mi opinión, se pueden disfrutar en nuestro país, que son coger un pequeño barco para visitar el Coto de Doñana, con sus linces, sus bandadas de flamencos y sus bosques tranquilos o, sencillamente, sentarse a ver la desembocadura del Guadalquivir. O Rota y su larguísima playa casi virgen, donde es una experiencia única pasear al pie de las dunas y junto a los corrales de la antigua almadraba fenicia.

O Sancti-Petri, entre la isla de San Fernando y Chiclana, que vive entre el magnetismo que producen los restos del antiguo castillo, que antes fue un templo elevado en honor de Hércules, dios del mar, y el resultado de los asombrosos trabajos de la arena, que ha ido formando con su sedimentación los famosos caños que ofrecen –como los Caños de Meca, en Barbate– uno de los atractivos turísticos más famosos de la región, y también algunas islas, en una de las cuales subsiste el poblado pesquero construído en los años sesenta del siglo pasado, cuyas casas de colores parecen añadirle un punto tropical a la zona.

O Zahara de los Atunes, al pie de la sierra del Retín y de los muros de la fortaleza de los Duques de Medina Sidonia, cuya playa está rodeada por una planicie, la dehesa de Quebrantanichos, donde los ganaderos llevan a pastar a sus toros.

O la misma Tarifa, cuyas aguas son algo así como el anagrama de la transparencia y donde algunos días el famoso viento de Cádiz, que vive gobernada por las órdenes del Levante o el Poniente, se deja sentir con una fuerza impresionante. Y, por supuesto, no olvido el pueblo natal de Rafael Alberti, El Puerto de Santa María, en el que muchas veces, al irme él descubriendo, en los rincones urbanístico, las huellas y las señales de su geografía sentimental, aprendí que la historia puede estar escondida tras el futuro, pero no desaparece: si sabes dónde y cómo mirar, el pasado vuelve a hacerse visible. Con mi maestro recorrí mil veces las calles de El Puerto de Santa María, navegué en el famoso Vaporcito admirando la belleza circular, y por lo tanto infinita, de la bahía; visité la sierra de San Cristóbal y el castillo de Doña Blanca y, sobre todo, pasé tardes sin tiempo en las playas de Valdelagrana, Vista Hermosa o Las Redes.

Hoy, veinticinco años después, Alberti tiene dos estatuas en El Puerto de Santa María y yo tengo una casa en Rota, al pie del Atlántico, que es donde él y su mujer, la escritora María Teresa León, pasaron algunos de sus días iniciales como enamorados. No olvidar a una persona consiste en cerrar la circunferencia de la amistad, y para mí es importante vivir algunos meses del año en un sitio en el que es imposible que deje de acordarme a cada instante de la persona que más cosas me ha enseñado: a fin de cuentas, la memoria es la despensa de la gratitud.

El primer libro de Rafael Alberti se titula ‘Marinero en tierra’. y con él ganó el escritor el Premio Nacional de Literatura en el año 1924, otorgado por un jurado que presidía, ni más ni menos, que don Antonio Machado. Es un libro sobre la nostalgia de un joven que, al trasladarse su familia a Madrid, añora día y noche las playas de Cádiz. Cuanto más tiempo paso allí, mejor le comprendo.

Con Cádiz sólo pueden pasarte dos cosas: o nunca lo has visto o siempre lo echas de menos. Los que ya lo hemos probado no somos sus visitantes, sino sus rehénes. Pero qué mejor destino que ser rehén de la belleza. No hay persona en su sano juicio que no sueñe con ese castigo.
(Merece la pena visitar la página original de la revista Paradores por sus extraordinarias fotografías y por el texto bilingüe, por si alguien se anima a dar a conocer a Benjamín allá donde el castellano se queda corto)

viernes, 26 de diciembre de 2008

Fotografías de entonces

Las imágenes toman el testigo de las palabras. No soy quien para comentarlas, quizá debieran hacerlo sus propios protagonistas. Cada imagen es más que un momento, es el antes y el después de cada una.

En algunos casos vemos qué cierto es aquello de que "un hombre nunca sabe qué pasado le espera".

(Gracias, Bea, por las fotografías; que hemos cogido prestadas del especial que el Ideal de Granada tiene sobre García Montero)

Benjamín Prado con Alberti y García Montero.
Durate la presentación de la colección Maillot Amarillo con García Montero, Egea, Alberti, Olid, Sabina y el propio Benjamín Prado.

Benjamín Prado junto a Sabina, Almudena Grandes, Ángel González y García Montero.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Odio la Navidad

La postura de Benjamín Prado frente a la Navidad es bastante radical en este texto. Quizá tras los excesos navideños que acabamos de pasar y que aún sufrimos seamos muchos los que nos sumemos a su titular.
Odio la Navidad.
Por Benjamín Prado. El País. 08/12/2005

Vamos a llamar al protagonista de esta historia, una vez más, Juan Urbano, y situaremos la acción en ahora, aquí y ya mismo, sin ir más lejos. O sea, que Juan Urbano caminaba por las calles de Madrid y era casi Navidad, los árboles estaban llenos de bombillas blancas, la gente sin trabajo trabajaba de San Nicolás o de Rey Mago y los escaparates de las tiendas resplandecían de tal forma que todo lo que había en ellos, daba lo mismo si se trataba de una pluma estilográfica, una cubertería o las obras completas de Ortega y Gasset, daba la impresión de ser parte de un tesoro. Por los altavoces sonaban canciones y anuncios publicitarios que le hacían pensar lo acertado que resulta que Belén rime con almacén. O al menos así es como lo veía Juan Urbano, un hombre que, básicamente, odiaba la Navidad, una palabra que tiene dentro las letras de "vida" y "divina", pero también las de "ávida" y, sobre todo, las de "invadid". ¿Significa eso algo? En su opinión, lo significaba todo.

Cuando Juan Urbano paseaba por ese Madrid decorado de Oriente Medio, no veía nada que le recordase a Jerusalén, sino que todo le recordaba a Las Vegas, o algo por el estilo, porque él no encontraba en todo aquello más que caridad envuelta en papel de regalo, gente que sabía ponerle una vela a Dios y otra al diablo a base de llorar por los niños pobres mientras masticaba cigalas y, en general, una ciudad que era la Torre de Babel al revés, un lugar en el que no se hablaba más que un idioma: el del dinero. Eso lo convertía en un disidente, un aguafiestas y, dependiendo de con quién hablara del asunto, hasta en un blasfemo, que es lo que le llamó en una ocasión un fundamentalista religioso al que dijo que el único milagro en el que él creía era en el de la Virgen del Pilar, que se apareció el siglo I sobre una columna del siglo XVIII. El otro, que era uno de esos creyentes cuya fe no se resquebrajaría ni aunque se descubriera la frase Made in Hong-Kong en una esquina de la Sábana Santa, lo miró como si pensara que le hubiese gustado quemar su corazón impío en un horno de asar castañas.

Los periódicos de la ciudad de Juan Urbano eran los mismos que los de la nuestra, de modo que en una página pudo leer la historia de dos ancianos que habitaban, desde hacía 24 años, un piso de 15 metros cuadrados de la calle Sombrerete, en Lavapiés, y a los que iban a desahuciar en menos de una semana por haber sido declarado en ruinas el edificio en el que estaba su, llamémosle, casa. Como buenos personajes de una novela de Dickens, ellos eran pobres pero bravos, de modo que, por un lado, pensaban convertir su hogar en una Numancia en miniatura y resistir el acoso de la ley, y por el otro lado, que es el lado de las esperanzas, confiaban en la buena fe del Ayuntamiento para que sus responsables evitasen que pasaran la Nochebuena a la intemperie y dentro del embalaje de cartón de una nevera, como tantos otros.
Unas páginas más allá, otro artículo hablaba de una fundación que se llamaba Humanismo y Democracia, que al parecer había participado en un programa subvencionado por el Ayuntamiento de Madrid para ayudar a rehacer sus vidas a algunas de las víctimas del huracán Mitch en Honduras, pero que, a la hora de entregar las cien viviendas sufragadas con dinero público que les habían prometido, les hacía comprometerse a abonar en 15 años el 41% del coste y también a firmar que, en caso de que se retrasaran tres meses en el pago, la organización tenía derecho a quedarse con las viviendas que, por otra parte, no tenían los 63 metros cuadrados que se anunciaban en el proyecto, sino sólo 49. Claro, es que de "benéfico" a "beneficio" hay tan poca distancia, que algunos se confunden, ironizó Juan Urbano, que, como todas las personas acostumbradas a comparar la realidad con la publicidad, era un escéptico.

Caminando entre multitudes cargadas de paquetes por aquella capital engalanada en la que el amor se medía en vatios y el cariño en euros, Juan Urbano se sentía un salmón que remontase el río de las verdades indiscutibles. "¿Por qué aunque éste sea un país constitucionalmente aconfesional, los ayuntamientos pueden gastarse lo que no está escrito en la Navidad cristiana?", se preguntó, mientras salía de la calle Preciados a la Gran Vía. Nadie le contestó.

martes, 23 de diciembre de 2008

Feliz Navidad a todos. Contra viento y marea

Existen críticos literarios o cinematográficos, pero Juan Urbano ha usado la columna de El País, para erigirse en un crítico navideño. El texto de hoy sigue siendo atemporal y aunque crítico y contrario a la Navidad, no deja de ser un caballero y acaba deseándonos a todos una Feliz Navidad (felicitación a la que me sumo, entre otras cosas, porque no me cuesta un euro).

Presos de los precios
Benjamín Prado. El País. 21/12/2006


"Un mercado libre es una suma de ciudadanos presos", se dijo Juan Urbano, que como todo aspirante a filósofo tiene una inclinación natural a la paradoja, aunque la practica con prudencia porque sabe que su abuso volvió majara a Zenón de Elea, que para demostrar que la razón no siempre tiene la respuesta, se pasó media vida explicando que, desde el punto de vista teórico, una persona no puede cruzar una plaza, porque primero llegará sólo a la mitad de ella, y luego a la mitad de la mitad, y después a la mitad de la mitad de la mitad, y así hasta el infinito. O sea, que tengan cuidado y ya saben: si se les acerca, por ejemplo, un tipo llamado Russell y les plantea su famosa pregunta de si existe un conjunto de todos los conjuntos que no se contienen a sí mismos; o se encuentran con un tal Hempel que les pida que opinen si una manzana roja incrementa la probabilidad de que todos los cuervos sean negros, no les hablen, dense la vuelta y corran.


La sentencia paradójica que esta mañana se le vino a la cabeza a Juan Urbano, se le ocurrió mientras hacía la compra para la cena de Nochebuena, lo cual en esta época del año ya no consiste en mirar los alimentos, sino los carteles que tienen clavados, porque como todo el mundo sabe pero nadie parece querer impedir, el precio de todas las cosas, y especialmente de la comida, se dispara de tal manera por Navidad, que casi extraña que el pescado o la carne no se vendan en las joyerías o que a los bancos no se les haya ocurrido ya ofrecer microcréditos al 6% para comprar marisco. A Juan le dieron ganas de hacerse un menú subversivo a base de verdura y huevos con patatas, para salirse de las vías en que nos ponen estas fiestas entrañables cuyo espíritu se resume con la palabra "indigestión". Pero no se atrevió y tuvo que dejarse timar hasta que su cartera se quedó tan vacía que tuvo eco. Qué le vamos a hacer.


Mientras volvía a casa, temiendo que en cualquier esquina lo asaltara una banda de ladrones de merluza para revenderla en el mercado negro, se preguntó hasta qué punto la libertad de precios, y el abuso que esa libertad generaba en este momento del año, no era una forma de especulación tan viscosa como la inmobiliaria, sólo que cambiando ladrillos por corderos. A fin de cuentas, la comida de diciembre no es más que eso: gambas o pavos recalificados. "Pero cuál es la razón", se dijo, "de que todo se regule y los precios vivan al margen de la ley. Por ejemplo, la Consejería de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha una campaña de inspección del transporte de alimentos para garantizar que se realiza a temperatura regulada y, según dicen, habrá inspectores que controlen las sedes de las empresas, las rutas de reparto, los muelles y las plataformas de distribución, además de vigilar las estaciones de trenes y autobuses para evitar la entrada de productos transportados en vehículos destinados a viajeros y no acondicionados para mercancías. Me parece fantástico, pero ¿por qué no vigilan también los precios?", exclamó, volviéndose hacia una señora que iba a su lado y que asintió con la cabeza y, después de meditar unos segundos, dijo, llena de sabiduría popular: "Y más en Madrid, que ya es la ciudad más cara de España, con lo cual, en esto como en casi todo, aquí llueve sobre mojado".


"Es curioso", terminó de razonar Juan Urbano, mientras entraba en un bar a tomar un café, "que la libertad de mercado consista en subir más los precios de las cosas que más se compran en cada época, cuando lo lógico sería todo lo contrario: a más demanda, menos precio. Pero si así es como funciona el negocio, qué le vamos a hacer". Y con esa resignación entró en la cocina de su piso y metió su cena de Nochebuena en la nevera como quien guarda una fortuna en la caja fuerte. Luego se puso a mirar por la ventana y Madrid le pareció una ciudad maravillosa, con esta luz de invierno que, sin duda, la hace uno de los lugares más bellos del mundo. Las calles estaban llenas de personas encadenadas a sus bolsas que intentarían llegar a febrero cruzando enero, lo cual es imposible, como ya vio Zenón, porque cuando llegas a la mitad de la nómina, comienza el infinito. Feliz Navidad para todos, contra viento y marea.

domingo, 21 de diciembre de 2008

100.000 pesetas de media

Intentar no hablar de la Navidad por estas fechas es como no querer hablar de crisis en este 2008. Por eso voy a tirar de hemeroteca y estos días festivos voy a publicar varios artículos que Benjamín Prado ha escrito sobre la Navidad. Todos son de El País, y todos giran en torno a Madrid, pero creo que las opiniones no tienen fronteras y el comportamiento navideño es tan contagioso que lo mismo vale para Madrid que para Hong Kong, e igual es para el año 2000 que para este 2008.


Sangre y Navidad.
Por Benjamín Prado. El País. 21/12/2000


No sé si Federico García Lorca estaría pensando en la Navidad cuando escribió en Estados Unidos, seguramente en su pequeño cuarto de la Universidad de Columbia, su poema Nueva York (oficina y denuncia); pero es muy posible que así fuera, puesto que, al fin y al cabo, el texto abre la sección quinta del libro y precede a una serie de poemas de título y contenido incuestionables: Navidad en el Hudson, Nacimiento de Cristo, Crucifixión, Cementerio judío y Grito hacia Roma; además, Nueva York (oficina y denuncia) se publicó en España, en la Revista de Occidente, en enero de 1931 -nada más acabarse, por tanto, las fiestas- y como anticipo del libro futuro Poeta en Nueva York, la obra maestra que Lorca nunca vería publicada, puesto que los repulsivos pistoleros de Franco se encargaron de que así fuese; de modo que sus primeros lectores se lo echaron a los ojos cuando aún estaban digiriendo su cena de Nochevieja y su comida del Día de Reyes. Esto es lo que escribe Lorca en el inicio de su poema: "Debajo de las multiplicaciones / hay una gota de sangre de pato; / debajo de las divisiones / hay una gota de sangre de marinero; / debajo de las sumas, un río de sangre tierna". Créanme, lo último que quiero es estropearles su banquete de Nochebuena, pero si no les dijera que, para mí, estos versos son una de las descripciones más exactas que jamás se han hecho de la Navidad, les mentiría.Poeta en Nueva York es muchas cosas, pero entre ellas no puede negarse que es un duro alegato contra el capitalismo salvaje, contra los mecanismos de un mundo que ya en 1929 y 1930, cuando Lorca escribió la mayor parte de la obra, se regía por las leyes del mercado, adoraba al dios del dinero y era movido por el oleaje inflexible de la oferta y la demanda. Si el consumismo y la publicidad que le sirve de combustible ya manejan una gran parte del planeta a su antojo durante todo el año, al llegar la Navidad su reino se ensancha, su poder se vuelve infinito. Y si el poder absoluto corrompe absolutamente, imagínense lo que podría decirse del poder infinito. Estos días, los periódicos alertan sobre algunos riesgos de esa máquina insaciable que es el consumo y que en estas fechas, utilizando como coartada la religión, la familia o conceptos tan abstractos pero difíciles de discutir como los de bondad, felicidad o amor, se desborda por el ansia de vender y comprar que se apodera de gran parte de las personas. En uno de esos artículos que pretenden servir de alerta, Alfredo Merino daba en El Mundo una serie de datos estremecedores: mientras cada pocos segundos un niño muere de hambre en la Tierra, en nuestro país gastaremos, en los próximos veinte días, más de tres billones de pesetas, lo que supone más de cien mil por cada persona adulta; si nos fijamos en productos concretos, algunos de ellos avalados por el prestigio absurdo que les da esa mezcla de glotonería, presunción y jactancia que se apodera de muchos en Navidad, el kilo de angulas, por ejemplo, ya supera las 90.000 pesetas en el mercado y se redondeará hasta las 100.000 según se acerquen los días principales; el consumo desaforado de langostinos está poniendo a esos animales en peligro de extinción, como lo están los esturiones a causa de la demanda de caviar.

Ya sé que esto no es el San Petersburgo de comienzos del siglo pasado y que, naturalmente, aquí no todo el mundo puede permitirse comer angulas, caviar y langostinos, pero los ejemplos dados valen como síntoma y se pueden adaptar a las posibilidades, mayores o menores, de cada uno. ¿De verdad son necesarios los esfuerzos, a veces increíbles, que hacen muchas personas por abarrotar a los suyos de comida y regalos? ¿De verdad los alardes y exageraciones que se cometen en estas fiestas son compatibles con el espíritu solidario y altruista que se supone que deberían tener? ¿Y si nos propusiéramos ser más solidarios a lo largo de estas dos semanas? Piénsenlo, pregúntense si es justo y sigan leyendo el poema de Lorca: "No es el infierno, es la calle. / No es la muerte, es la tienda de frutas. / Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles / en la patita de ese gato quebrada por un automóvil, / y yo oigo el canto de la lombriz en el corazón de muchas niñas. / Óxido, fermento, tierra estremecida". Debajo de las multiplicaciones, hay una gota de sangre de niño africano.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Fallo del premio de Poesís de Cáceres


Se ha fallado el XXI Premio de Poesía "Cáceres, Patrimonio de la Humanidad". Francisco Onieva Ramírez ha sido el ganador de esta edición con "Las ventanas del invierno". Así lo han decidido los miembros del jurado, formado por Basilio Sánchez, Luis García Montero, Teófilo González Porras, Jesús García (Visor) y Benjamín Prado. (+info)

jueves, 18 de diciembre de 2008

¡Estúpidos!

El frío, la crisis y el tráfico conducen directamente a ¡estúpidos! Lo escribe Benjamín Prado, pero no lo dice él, lo dicen ellos, los que nos manipulan y exprimen, los que siempre ganan, sí, esos, todos sabemos quiénes son.

Llámennos, directamente, estúpidos
Por Benjamín Prado. El País.

En este mundo en el que lo contrario de las mentiras son sólo las medias verdades, cualquier parecido entre lo que ocurre y la realidad es una mera coincidencia, y por eso las cosas suelen ser a menudo tan incomprensibles. O si no, den un vistazo a su alrededor, háganse unas preguntas y verán qué respuesta más incongruente van a recibir. Por ejemplo, ¿ustedes no piensan que hace frío, no saben que estamos en crisis y no creen que el tráfico de Madrid sigue siendo un caos que sólo se arreglará a base de fomentar el transporte público? Pues sobre lo primero, resulta que mientras los grados bajan la temperatura sube, al menos en el Congreso, hasta el punto de que mientras discutía los Presupuestos con la oposición el presidente se bajó el otro día los pantalones, según Rajoy, que cuando dijo eso parecía tan enfadado que alguno tuvo la impresión de que él también iba a quitarse los zapatos para tirárselos al presidente a la cabeza, con el riesgo de fallar y deshacerle el peinado a Bono que eso hubiera implicado. O sea, que en la calle nieva, pero de leones hacia dentro la cosa se va a poner al rojo de aquí a fin de año, según aseguran los analistas, a quienes Juan Urbano nunca ha visto pero imagina que deben de ser unos señores con batas blancas que leen los periódicos con un microscopio y le sacan sangre a los editoriales y las columnas de opinión.

Lo segundo, lo de la crisis, ha llenado los titulares de casas sin vender y edificios en los que la pancarta de "se vende" está empezando a ponerse amarilla; se habla de constructoras que quiebran, obreros que se ponen a la cola del Inem y empresarios que lloran abrazados al saldo de sus cuentas en las Islas Caimanes. Y, en medio de todo eso, se acerca al micrófono el alcalde de Madrid y anuncia que está a punto de ponerse en marcha la Operación Chamartín, que, como dicen en Uruguay, está en veremos desde hace años, y deja caer que las tres administraciones propietarias del suelo, el Ayuntamiento, la Comunidad y el Ministerio de Fomento, van a cerrar el trato "de forma inminente". Traducido a ladrillos, el discurso dice que se van a construir 16.200 viviendas en esos tres millones de metros cuadrados que están al final de la Castellana. Alberto Ruiz-Gallardón, que después de acabar la M-30 debía de sentirse como un faraón sin pirámides, dice que eso pondrá a trabajar a mucha gente y que el proyecto es un gran plan contra la crisis. El problema llegará al final, porque, ¿a quién le van a vender las casas?

En cualquier caso, ya sabemos algo por adelantado, y es que los bancos y las empresas inmobiliarias, en este caso el BBVA y la Constructora San José, que son las que van a edificar los dos millones de metros cuadrados que pertenecen al Ministerio de Fomento, se van a hacer de oro, como siempre. Habrá que pagar algo a los descendientes de los propietarios a los que Fomento expropió en los años cuarenta y cincuenta para construir la estación de Chamartín, porque entonces se hizo con la condición de que su uso fuera público, y al convertirse en suelo residencial tendrán derecho a algo, pero no a mucho, y, de cualquier manera, a muy poco si lo comparamos con el dinero público que van a llevarse a cambio, puesto que todo esto no ha ocurrido por casualidad, sino que es una consecuencia inmediata del reparto de dinero que va a hacer el Gobierno entre los ayuntamientos para que acometan obras que se suponía que debían de ser infraestructuras públicas, pero en fin, tampoco hay que ser tan estricto, luego les ponemos a las urbanizaciones un parque y unos árboles alrededor y asunto resuelto. En resumen, que al final el dinero que el Gobierno le da a los bancos se lo quedan los bancos y el que le da a los ayuntamientos, también.

Ah, y lo del tráfico y el transporte público, pues lo de siempre: que para acompasarse a la bajada de los precios del combustible, el Consorcio Regional de Transportes ha anunciado una subida del 4,9% de sus tarifas para el año que viene; lo cual, sin duda, es una manera de promocionar el uso del metro y el autobús y otro modo de combatir la crisis. En los círculos políticos y económicos de la capital se rumorea que, para ahorrar, van a quitarle el 80% de sus palabras a la famosa frase de ¡es la economía, estúpidos!; y, a partir de ahora, cuando nos hablen van a prescindir de las tres primeras para que les entendamos en menos tiempo: ¡estúpidos! Más claro, agua.

martes, 16 de diciembre de 2008

¿Seguro?

Ayer tocó un gran tipo como Ángel González y hoy llega al blog un tipejo como Madoff, quizá debiera echarme a temblar, aunque he oído que solo afecta a grandes fortunas (por fin algo bueno en esto de ser pobre). Este fue el gancho del programa de Afectos Nocturnos, de RNE, que cada madrugada del lunes al martes conduce Silvia Tarragona y que cuenta con Benjamín Prado como colaborador.

La falta de seguridad, de confianza ha sido el tema de esta semana. (Anteriormente lo fueron la tentación, la justicia, el reconocimiento, la discrección, la memoria, la paternidad, las elecciones americanas, la venganza, o el perdón, la violencia de género, la esclavitud y la ética.



El aforismo elegido para comenzar fue del dramaturgo griego Aristófanes "la desconfianza es madre de la seguridad". También la de Franklin, quien decía "quienes son capaces de renunciar a la libertad esencial a cambio de una pequeña seguridad transitoria no son merecedores ni de la libertad ni de la seguridad".



Benjamín Prado en RNE Seguridad 15-12-08
Urcloud.com


B.P. Lo que es tremendo es que aquellos lugares en los que uno tiene protegido su dinero y se supone que protegida su economía sean los que hundan a la gente. El problema de los bancos es darse cuenta de que los ladrones están dentro de la caja fuerte es una cosa terrible. Recuerdo lo que pasó, por ejemplo, con la historia del corralito, en el que todo el dinero que había ganado la gente con su trabajo, suponemos que todos honradamente, de repente no le dejaban sacarlo, no tenía su dinero. Uno acepta que es preso de su banco, pues es el que te está dejando pagar la hipoteca y demás, pero cuando además de ser preso del banco eres su víctima, eso es tremendo. Hablamos de seguridad. Hemos caído todos en la superstición de pensar que los bancos eran una especie de lugar sagrado, de lugar perfecto, la expresión máxima del capitalismo, pero resulta que en los bancos también hay gente que comete delitos, y en las épocas de crisis a mi la manera que los bancos tienen de vivir al margen de la crisis, esa irritación de los ciudadanos de a pie sentimos que en medio de esta crisis en la que los sueldos bajan, los puestos de trabajo se convierten en más débiles... el drama de los bancos es que un año en vez de ganar 8.000 millones ganan 7.2000 y eso es una cosa difícil de aceptar por las personas normales. También es muy difícil de aceptad que los gobiernos corran, que nunca han corrido para salvar al ciudadano que no podía pagar su hipoteca, sí lo hagan ahora para salvar a los bancos y parece que estuvieran, como los jueces que parece que viven al margen de la ley, los bancos parecen que viven al margen de la crisis.



B.P. Hay que pensar que el dinero no son billetes, no son monedas, el dinero es trabajo, es sacrificio de muchas personas que cuando los bancos se vienen abajo... creo recordar que los mayores escándalos financieros han sido protagonizados por banqueros, Mariano Rubio, Mario Conde. El atraco que se le hace a aquel que tiene su esfuerzo, su trabajo, su sacrificio metido en una caja fuerte resulta que ésta no era tal sino un agujero sin fondo.

B.P.
Muchas veces hablamos tanto de economía que las cosas no tienen ningún valor, solo tienen un precio, y ese puede ser el problema.
Un oyente comenta que las dos mejores noticias del día son la crisis de los ricos y el zapatazo a Bush y Benjamín comenta.
B.P. Está bien que entre tanto despreciar a Zapatero al final le hayan tirado un zapatazo a Bush.

B.P.
Todo lo que no soy me lo debo a mi mismo.

B.P.
Con la seguridad pasa ahora lo mismo que con la sanidad, se vende seguridad, se vende sanidad... Yo me acordaba ahora cuando citaba Pepe (un oyente) a Facundo Cabral lo que pasó en España con el tema de las propiedades inmobiliarias, que durante muchos años a la gente se nos decía que se había comprado una casa por 20 millones y en cuatro años valía 28. La gente decía, mi casa vale 12 pero la vendo en 24. A mi el maestro Ángel González, cuando veía esas cosas siempre me decía tenemos un dicho en Asturias que es "si quieres saber lo que vale un potro vende el tuyo y cómprate otro".

B.P.
Lo que le vendió Bush al mundo fue seguridad y fíjate la seguridad de Bush como acabado, con las torres gemelas hundidas, la guerra de Irak, atentados por todas partes, en Madrid... no es un mundo más seguro.

B.P
. Salvando las distancias, ahora los bancos te dicen "su dinero aquí está seguro", a cambio de ello y de que no lo tiene metido debajo de la cama para que se lo roben, le vamos a cobrar comisiones hasta por mirar la hora.



Los que nos preocupamos por el dinero es porque lo tenemos. Decía una oyente. En EEUU la economía lo es todo, pero no puede serlo todo. Apostillaba Rosa.
Acabamos con una banalidad, dicho por la propia conductora del programa. Penélope Cruz puede llevarse el Óscar.

B.P. Me quiero despedir con una frase de Mark Twain "si ves que un banquero corre hacia una ventana y se tira desde un segundo piso, corre detrás porque seguro que abajo hay algo bueno".




lunes, 15 de diciembre de 2008

El Mundo, y Benjamín, recomiendan a Ángel González

El pasado día 11 El Cultural, de El Mundo, recomendaba lecturas para estas navidades. Hablando con propiedad, no era El Cultural, sino personalidades del mundo de la cultura quienes se encargaban de poner acento en algunos "regalos de papel", como rezaba el artículo.

En él además de Juan Marsé, Amaya Arzuaga, José Luis Borau, Albert Boadella, Chema Madoz, J.M. Sánchez-Verdú, Manu Leguineche, Gonzalo Suárez y Pilar Jurado, opinaba Juan Luis Arsuaga, todo un Premio Príncipe de Asturias, quien dice "Considero importante que la gente, y en especial los jóvenes, lean poesía. Por eso recomiendo Antología de poemas para jóvenes, de Ángel González, con prólogo de Benjamín Prado, que nos presenta a un poeta muy cercano, que se encuentra en todo momento a pie de calle. Un poeta popular, en el mejor sentido de la palabra. El libro sirve de manual de iniciación para quien no conozca la obra del poeta asturiano y es una forma fácil de acercarnos al género".


De Ángel González tenemos, y tendremos, ejemplos en este blog. Pero nunca está de más repetir, si con ello aportamos algo, y en este caso es mucho. Benjamín Prado prologa el libro, selecciona los poemas y además entrevista al poeta. Es un libro para jovenes y a ellos se dirige con su lenguaje directo, preciso, sincero... Benjamín Prado.

Ángel González. Antología de Poesía para jóvenes.

Selección del Prólogo por Benjamín Prado.Alfaguara

Coherente hasta la médula, Ángel González tituló su obra poética completa Palabra sobre Palabra, pero también podría haberla llamado igual que su segundo libro, publicado en 1961, Sin esperanza con convencimiento, porque esos dos sustantivos simbolizan y resumen a la perfección su largo viaje literario, que va desde Áspero Mundo (1956) a Otolos y otras luces (2001).

Actuar sin esperanza, pero con convencimiento está sólo al alcance de las personas que poseen una alto nivel de compromiso. La falta de esperanza es la primera obligación del pesimista, aquel que ha aprendido, tanto de la Biología como de la Historia, que no resulta coherente confiar ni en el porvenir ni en el pasado, el primero porque está lleno de incertidumbres y, tal y como van las cosas en este mundo, también de negros presagios; y el segundo porque está hecho, al menos en parte, de una suma de mentiras y verdades interesadas. "Te llaman porvernir / porque no vienes nunca", dice el autor de Tratado de urbanismo (1967) en uno de sus poemas; y en otro: "un hombre nunca sabe qué pasado le espera". Está claro

Por mucho que siempre sea difícil definir algo complejo con una sola palabra, si me viese en la obligación de elegir una que simbolizara la poesía de Ángel González, optaría por la palabra angustia. No es muy complicado, además, ver esa angustia crecer y multiplicarse en el niño González, que nunca duda en definirse a sí mismo con un "niño de la guerra", mientras caminaba por las calles de Oviedo durante los temibles años cuarente, los de la sanguinaria represión que los sublevados de 1936 llevaron a cabo contra los vencidos; y después, cuando ya se movía entre su ciudad natal y Madrid, en aquellos años cincuenta que áun eran los del hambre y el miedo, en los que el poeta ya publicaba su primer libro al preguntarse desde sus páginas iniciales y en un poema célebre que él solía definir como su sintonía, por todo el sufrimiento toda la opresión que otras personas cercanas y desconocidas habían tenido que padecer "para que yo me llame Ángel González". [...]

[...]A pesar de todo ello, si algo nos enseñan los versos de Ángel González es que el desánimo ni siempre equivale a la rendición ni fomenta la cobardía, ni impide la lucidez. Por eso fueron y son tan valientes sus poemas de contenido político o social - lo mismo los que atacan de frente como los que lo hacen desde las esquinas de la ironía, un arte que el autor de Tratado de urbanismo cultiva con admirable destreza-, y son tan implacables los que dedica a analizar los vicios de la naturaleza humana: la hipocresía, la deslealtad, la ambición, la crueldad, el cinismo... la poesía de Ángel González es desesperanza, pero también convencimiento, y por eso llevar un libro suyo en la mano es como llevar un hermoso puñal: una mezcla de nácar suave y acero afilado. Deixis en fantasma termina con un poema que empieza de este modo: "Largo es el arte; la vida en cambio corta/ como un cuchillo". Puede que sea cierto, pero a pesar de todo, lo que aprendemos en los libros de Ángel González no es a rendirnos, sino a luchar, no a callarnos, sino a alzar la voz. ¿Se puede ser al mismo tiempo pesimista y combativo? El autor de Palabra sobre Palabra, un título que ya en sí mismo explica que nos encontramos ante un hombre constante y no pasivo o dócil, demuestra en sus poemas que eso es posible, y que un escritor se puede comprometer al mismo tiempo con la justicia y con la literatura, hasta poder llegar a afirmar que "para vivir un año es necesario / morirse muchas veces mucho", cuando sabe que la realidad no existe si nadie la cuenta, si no la rescata con la red del lenguaje de las manos de los manipuladores que la envenenan, la toman como rehén, y la desvirtúan.[...]

[...] Además de no ser nunca sumisa, la poesía de Ángel González no es siempre amarga, porque a menudo le opone al desaliento el doble recurso del humor y del amor[...]

[...]La suma de todo eso forma el perfil de un hombre seriamente enamorado, que no es aquel que canta al amor perfecto y sin complicaciones, sino el que hace un relato de los abismos que está dispuesto a saltar para no perder a la persona a quien quiere[...]

[...]Ángel González empezó siendo un gran poeta y terminó por sr un poeta inevitable. Sus muchos lectores, los que agotan una tras otra las sucesivas ediciones de Palabra sobre palabra, demuestran que el largo viaje personal y colectivo que es su obra no lo ha hecho solo, sino en compañía de miles de amantes de la verdad y la buena literatura.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Benjamín Prado actuará en la escalera de Jacob

¿Actuará?

Sí. El próximo día 4 de febrero, a las 21 horas, Benjamín Prado participará en el festival poesía en concierto que se celebra en la sala La Escalera de Jacob (Lavapies, 11. Madrid). Allí sus poesías vibrarán al son de las cuerdas, las vocales vocales suyas y las de la guitarra de Ángel Rubio.

Esta función iba a celebrarse en este mes de diciembre, pero finalmente se ha pospuesto hasta febrero. Las entradas pueden adquirise, desde ya, en Atrapalo.com por 6€.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Dylan, el poeta

Hay lugares con aura y hay textos con alma. Los lees y sabes que son algo más. Son el autor, en letra viva.

Benjamín Prado comenzó a escribir, poesía, por Bob Dylan (página 5) , y se dijo que nunca escribiría una cosa que se avergonzase darle a Bob Dylan. Un día, en un concierto al que le coló Calamaro, le entregó uno de sus libros. Un día escribió un texto sobre Dylan, un alegato contra quienes se oponen a su candidatura al Nobel, del que debe sentirse muy orgulloso.

Decías, Rubentxo, tras ver el poema a Dylan y el vídeo, que no sabías que Benjamín era tan fan de Dylan... o más.

Dylan, el poeta que se escondió en sus canciones
Por Benjamín Prado. Tribuna. El País. 26/10/2007

Todo el mundo sabe lo que es un poema, pero nadie sabe qué es exactamente la poesía, ni de qué está hecha, ni dónde puede aparecer, ni cuáles son sus fronteras. Tal vez es que esas fronteras sólo existen para los artistas irrelevantes, pero no para los genios, que si lo son es porque no creen en los límites. Bob Dylan es un genio, y aunque no escribe poemas, sus canciones están llenas de versos que cualquier escritor con ojos en la cara daría cualquier cosa por haber escrito. Que haya gente que se escandalice porque lo propongan para el Nobel de Literatura sólo puede significar dos cosas: o no lo han leído a él o no han leído los discursos de Churchill, las obras de teatro de Echegaray o la mayor parte de las novelas de Cela, que tuvieron el mismo premio y escriben peor.

A su dylanísima, que está perdiendo un montón de dinero con eso de no escribir poemas, si tenemos en cuenta que los que escribió cuando era un adolescente fueron vendidos en una subasta, hace un par de años, por 66.000 euros, le han llamado muchas cosas, desde Picasso del rock a profeta, pero lo que él, que le puso a su guitarra Fender el nombre de Rimbaud, ha sido siempre es un músico literario, alguien que ha llevado a otros músicos hacia la poesía -lo cual vale para John Lennon y para Bruce Springsteen, para Patti Smith y para Joaquín Sabina-, y también alguien que siempre fue un músico para poetas: si uno rastrea en esa dirección, lo puede encontrar grabando un disco con Allen Ginsberg, haciéndose fotos con Michael McClure y en la tumba de Jack Kerouac, escribiendo una letra a medias con Sam Shepard o haciendo una aparición estelar en un poema de Blas de Otero donde se dice que hay mañanas de domingo en que resulta absolutamente imprescindible escuchar un disco de Bob Dylan. Créanme, si tienen en su casa más de cien libros, en sus estanterías hay mucho más Bob Dylan del que ustedes creen, aunque no tengan ningún libro suyo.

Por supuesto, antes de Dylan había habido grandes escritores de canciones, como por ejemplo Hank Williams, pero después de él casi todos quisieron serlo con una guitarra eléctrica en la mano. Y en eso también ha sido, más que una simple estrella del rock, una especie de sistema de medida, porque después de escuchar sus discos no se puede aspirar a ser un compositor serio dejando las letras aparte. Claro que se pueden escribir canciones inolvidables con letras que no tengan nada que recordar, como las de los primeros discos de los Beatles. Pero también es verdad que cuando los Beatles conocieron a Dylan y Lennon quiso ser él, se transformaron en la mejor versión posible de ellos mismos, la más dylaniana, la de Revolver y Rubber soul, por ejemplo, que son obras que siempre parecen haber sido escritas pasado mañana.

Ahora que acaba de aparecer en España la traducción de las letras completas de Dylan, los lectores tienen otra gran oportunidad de volver a comprobar su magia, que es el arte de convertir unas cosas en otras y que, en su caso, consiste en que sus canciones se transforman en poemas en cuanto les quitas la música. Hay poquísimos compositores capaces de hacer eso. Si no me creen, hagan la prueba y verán.

Dylan también ha escrito un par de libros. El primero se llamaba Tarántula y no se entiende nada, pero me gusta por dos motivos: porque demuestra que las canciones que escribía Dylan en sus años ácidos venían de la poesía surrealista y porque tengo la primera edición, que me regaló mi rey, Javier Marías, si no recuerdo mal para corresponder a unas grabaciones que le hice de Dylan en las que cantaba temas inéditos que se habían quedado fuera de su banda sonora de Pat Garrett & Billy the Kid. El otro libro es la primera parte de su autobiografía, Crónicas, y me gusta más, entre otros motivos, porque después de haber leído un millón de biografías sobre Dylan, lo que Dylan dice de sí mismo no tiene nada que ver con ninguna de ellas. Pero en ninguno de ellos está la verdadera poesía que Bob Dylan ha enmascarado en sus canciones, que tienen tantos versos, tantas ideas y tantos hallazgos formidables, que no queda nada que robar en ellas: ni se molesten, ya las hemos saqueado antes otros poetas, así que los nuevos tendrán que ir a otra parte. Pero qué gran placer es leer de nuevo sus letras y volver a encontrarse cara a cara con el poeta que hay escondido en sus canciones.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Marchando una de política

Benjamín Prado defiende que en esta vida hay dos privilegios "haber pagado la hipoteca, y ser escuchado". Él cada jueves disfruta del segundo, en las páginas de El País, y por eso también cree que ya que te están escuchando debes aprovecharlo para contar algo, para implicarte con lo que cuentas. Predica con el ejemplo...

España se rompe por Madrid
Por Benjamín Prado. El País.
Se veía venir, porque a España se le habían metido demasiados patriotas en el mismo traje y porque con tanto querer que los pantalones de la Constitución le sigan quedando bien al mismo tiempo a Fraga y a Carrillo, al final la tela se ha rasgado, el forro se ha desprendido y se han abierto todas las costuras, tanto las de las chaquetas nuevas como las de las camisas viejas. No hay más que ver al PP votando con ERC en el Senado, no se sabe si porque creen que las siglas de esa formación son la abreviatura de España Regia y Católica o porque están maquiavélicos perdidos y piensan que el fin justifica los medios, los miedos y las medias tintas. En consecuencia, que se han puesto a romper España, sin duda cegados por lo que Manuel Azaña llamaba "el brillo lacerante y enloquecedor del momento", y que sus rivales se frotan las manos con tanto entusiasmo que algunos parecen moscas con un ataque de ansiedad. Ahí está, por ejemplo, el presidente Zapatero, que ha venido a decir que, para fastidiar al Gobierno, el líder de la oposición sería capaz de encerarle la calva a la momia de Lenin usando como trapo la bandera nacional. O a la vicepresidenta De la Vega, que impulsada por el espíritu navideño que es propio de esta época ha llamado a Rajoy ni más ni menos que "Herodes presupuestario", convirtiéndolo así en la figura más antipática del Belén. O, sin ir más lejos, al ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, que acusa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de querer "romper el país" a base de hacer campañas de vacunación "a su aire", sin darse cuenta de que esas cosas hay que unificarlas y se deben llevar a cabo a la vez en todo el territorio español para que sean eficaces, "porque los virus no entienden de fronteras, no saben dónde se acaba la Comunidad de Madrid y dónde empieza Castilla La-Mancha", cosa que él debe de saber porque es un científico que sólo a fuerza de estudiar Biología Molecular y Medicina Regenerativa se regeneró en político, lo cual le permite reprocharle a Aguirre que después de quejarse tanto de que "Cataluña y el País Vasco van a la suya", resulta que al final "quien rompe el país es ella".
Juan Urbano es de los que saben que cuando cambia el viento cambian de dirección todas las banderas, pero aún así, qué raro ver a los conservadores pintándose de morado la mano para irse por ahí de presupuestos con los mismos que, según ellos, rompen España cada día, mientras desayunan huevos revueltos con gaviotas. Eso sí que es ponerle una vela al diablo y otra a Dios, los senadores del Partido Popular silbando la sintonía de Ezquerra Republicana de Cataluña en la Cámara alta y Esperanza Aguirre inaugurando el Nacimiento de la Real Casa de Correos.

Eso sí, mientras las vacunas de Madrid se llenan de virus ideológicos y sus agujas se vuelven lanzas, las Urgencias de los grandes hospitales de la ciudad siguen colapsadas, según denuncian los profesionales del Ramón y Cajal, el 12 de Octubre y el Gregorio Marañón, que se quejan de tener cada vez menos medios a su alcance para combatir la avalancha de pacientes que arrastra el invierno. La causa es conocida en su superficie, pero también se sospecha lo que hay en su fondo: por una parte, parece obvio que la apertura de los ocho hospitales nuevos de la región se ha llevado a cabo por el proceso de desvestir a un sanitario para vestir a otro, puesto que para abastecer de personal los centros de Majadahonda, San Sebastián de los Reyes, Coslada, Valdemoro o Parla se han reducido las plantillas de los sanatorios que ya existían. Por otro lado, la mayor parte de la gente piensa que la destrucción de la sanidad pública es uno de los grandes objetivos del actual Gobierno de la Comunidad de Madrid, a cuya presidenta le priva privatizar.

Juan Urbano se fue a casa, no fuera a ser que España se rompiese justo por donde él estaba y acabase en una zanja. Se sentó cerca de una ventana, para ahorrar luz, y volvió a abrir el volumen VI de las obras de Manuel Azaña, que acaba de publicar la editorial Taurus, por donde lo había dejado la noche anterior. "La autonomía no es violar los límites del Estado", le dijo el antiguo presidente de la República, como si en lugar de haber muerto en el 39 acabara de salir del Senado. Luego, Juan se abrigó, no fuera a resfriarse y tuvieran que ponerle una de esas vacunas que vaya usted a saber lo que pueden llevar dentro y, sobre todo, debajo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Palabras éticas

El tema de la noche en RNE, en "Afectos Nocturnos", fue la ética. Un lugar común que partió, como no, del lugar común por antonomasia, América y Obama. Pese a todo hubo aportaciones interesantes y reflexiones de peso. Aquí recojo las de Benjamín Prado.


Benjamín Prado en RNE ETICA
Urcloud.com

Silvia comenzaba con sus aforismos: el de Albert Camus, "un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo". Aunque el ejemplo más claro y sobre el que se vertebró el programa durante toda la hora fueron unas declaraciones de Obama, en las quiere impulsar una nueva ética de responsabilidad en estos tiempos de crisis que contribuyan a reequilibrar el país, que se promueva la prosperidad desde abajo y se repartan las cargas de forma más justa. "Espero introducir una nueva época de responsabilidad", refiriéndose, en parte a los grandes ejecutivos de las grandes multinacionales. Y ponen como ejemplo al director de Merryl Lynch y a su renuncia a recibir una prima de 10 millones de euros.

B.P.
Yo creo que la ética no puede venir de fuera, debe venir de dentro. La ética en su raíz significa carácter y a mi me parece que está bien recuperar esa parte de carácter. Vivimos en una parte del mundo donde todos nos hemos vuelto muy cómodos, nos gusta echarle la culpa siempre a los demás, al ayuntamiento, o a los políticos, y muchas veces la ética de cada uno consiste en hacer lo mejor en vez de lo peor. Ser un poquito más ecológico, más solidario, menos egoista. Así como la moral viene de fuera, la imponen las iglesias, los estados, las corrientes de opinión, que se lleva en el pensamiento de cada uno; la ética es algo que cada uno puede decidir a la hora de actuar. Es esa idea de carácter, esa idea de naturaleza, la idea de que sí, es verdad, muchas de las cosas que ocurren tienen la culpa las grandes instancias que gobiernan el mundo, en ocasiones podemos tomar éticamente nuestra parte de responsabilidad y hacer algo, como mínimo, por las cosas que tenemos alrededor.

B.P.
La moral se impone, la ética se decide, es una decisión personal y tiene mucho valor, pues es lo que hace que una persona pueda ser considerada más buena. El problema de este mundo, donde hay crisis etílicas y éticas, que suenan parecido pero no son iguales (lo digo porque a veces algunos parece que han bebido cuando dicen determinadas cosas). Me estaba riendo con Óscar de la filantropía del hombre que ha renunciado a los 10 millones de euros, dónde ha quedado la filantropía. Es muy importante tener una ética personal y manejarse con las personas que tiene alrededor y en la vidad. Como todo el mundo roba, dicen algunos, yo también robo, lo que ocurre en muchos ayuntamientos. Si uno cobra un 60% más por una casa de lo que vale, yo también. Conozco casos de gente que han vendido su casa por un precio justo a otras personas, o gente que hacen cosas que a mi me parecen éticamente muy valiosas.

B.P.
La palabra ética no tiene ni siquera contraria. La palabra mora tiene inmoral, la palabra conciencia, inconciencia. Debe ser porque la ética se nos supone. Se supone que las personas, en sí mismas debieramos tener una ética a la hora de comportarnos. Pienso, y creo que así es la mayor parte de las personas, que lo normal es ser bueno, hacer lo que crees que siempre está mejor. No hacerlo es una deformación, justo lo contrario.
En contestación a un oyente que dice que hay quien llega a vender sus fluídos corporales para salir de la crisis...

B.P.
Se me ocurre que podríamos también vender nuestros fluídos mentales. Por ejemplo, es vende depresión. Hay un poeta que quiere escribir esa noches unos versos tristes como los de Neruda, y los compra. Puedes vender depresión, alegría...
Óscar López, en tono jocoso dice "creo que Benjamín Prado acaba de encontrar título para su próxima novela, Se vende depresión".

B.P.
El problema es que uno no toma solo decisiones con consecuencias para su vida, sino también para la vida de los demás. En la medida en la que las personas tienen más poder, más gente a su cargo, o si son políticos influyentes tienen a millones de personas bajo su responsabilidad cualquier cosa que hagan afecta a la vida de muchas personas. Por eso está bien que Obama haya dado ese discurso, a ver si se convierte en realidad, pero lo que viene a decir es que la economía se debe convertir en una econonuestra, porque hay demasiada gente que tiene demasiado dinero en el mundo y para tener aún más inventan crisis como la que han inventado, que ha venido, ni más ni menos que de la banca mundial, no hay otra fuente de esta crisis. Y hay mucha gente que no tiene para comer, no llega a fin de mes, no puede pagar su casa. Es el problema de la ética llevada al mundo de la política. La política se supone que se inventó para hacer más fácil la vida de las personas, para gestionar bien las sociedades, a veces parece que sirve justo para lo contrario, para ahondar en las injusticias, para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres. Sería maravillos que llegara la ética a la política. Yo tengo bien poquitas esperanzas de que esa cosa suceda.

B.P.
La moral te dice lo que tienes que hacer y la ética lo que deberías hacer. Son verbos muy diferentes.

Como respuesta a un oyente...
B.P. Fíjate que hay palabras que lo dicen todo. Al igual que hablamos de la diferencia entre moral y ética, tú en vez de emplear la palabra tradiciones has empleado la palabra valores, una palabra preciosa, que lo explica muy bien.

Aparece el tema de que los escolares españoles cada vez discriminan más a los grupos de inmigrantes...

B.P.
Todo se reduce a un problema de educación. El mensaje que reciben los ciudadanos en general y los escolares en particular no es que sea muy ético, no hay una deontología poética que llame especialmente la atención. Se habla poco de educación, se habla poco de preparación intelectual, incluso, se habla mucho de dinero, de colocarse, se ha abaratado mucho la formación intelectual. Los chicos y las chicas no van a la universidad a formarse intelectualmente, van a encontrar un trabajo, hablan de carreras que tienen salidas, no que obedecen a una vocación, sino a un proyecto de trabajo. Lo mismo con el racismo y la xenofobia. Se están lanzando muchos mensajes oscuros en torno a la inmigración. Todos esos mensajes los reciben y resultan muy afectados por ellos aquellas personas más jóvenes, cuyas mentes, cuyo carácter, están todavía en formación, son muy fáciles de influir, tanto para lo bueno como para lo malo. El fracaso de la educación, en este sentido, nos debe preocupar muchísimo a todos.

Tal día como ayer (7 de diciembre) moría Jim Morrison, hace 65 años, y él decía "yo solía pensar que todo era una broma, pero he conocido personas que están intentando hacer algo, cambiar el mundo y yo quiero unirme al viaje de la ética".

B.P.
Soy un fan de Jim Morrison absoluto. Me parece que tenía una fuerza tremenda, era muy buen poeta, sus libros de poemas me gustan mucho, además de sus canciones y merece la pena leerlo y escucharlo y aprender de lo que dice: hubo gente que hizo de la revolución una forma de ética también.

martes, 9 de diciembre de 2008

Mi vida se llama Bob Dylan

Me parece cruel dejar con la miel en los labios. En el post anterior escuchábamos a Benjamín Prado leer dos estrofas de un poema sobre Bob Dylan. Este poema.

Mi vida se llama Bob Dylan
Por Benjamín Prado.

Hay senderos que son una respuesta al bosque,
hay palomas que mueven los mares de la luna,
hay palabras que corren por la piel como ríos,
porque existe Bob Dylan.

Hay huellas donde pueden leerse los desiertos
hay mujeres que sueñan con pirámides rojas,
hay canciones que tallan dioses en nuestro oído
porque existe Bob Dylan.

Hay jinetes que huyen con el sol en los ojos,
hay corazones tristes donde muere un océano,
hay caballos que agitan un polvo de otro mundo
porque existe Bob Dylan.

Hay hombres que transforman los sueños en dianas,
hay demonios ocultos en la hoja del cuchillo,
hay versos subterráneos en los papeles rotos
porque existe Bob Dylan.

Hay mañanas y noches
porque existe Bob Dylan.
Hay planetas y oxígeno
porque existe Bob Dylan.
Hay veranos e inviernos
porque existe Bob Dylan.

Porque existe Bob Dylan
hay fruta y hay leones.
Porque existe Bob Dylan
hay silencio y mercurio.
Porque existe Bob Dylan
hay antes y hay después.

Yo nunca he estado solo
porque existe Bob Dylan.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Dentro de Bob Dylan

En esta ocasión el vídeo es el protagonista (gracias Víctor por la aportación). Pero es un vídeo con poesía y voz, del mismísimo Benjamín Prado. Nos encontramos ante el trailer, en su versión larga, del documental que se hizo sobre Bob Dylan, y en el cual aparecen distintas personas hablando sobre Dylan, tanto fans, como fans-famosos (Sabina, Pablo Carbonell, Aute,...) y a partir del minuto 3:16 Benjamín Prado recita alguna estrofa de uno de sus poemas, "Mi Vida se llama Bob Dylan"

sábado, 6 de diciembre de 2008

Radio semanal

Una semana más la colaboración de Benjamín Prado en el programa "Afectos Nocturnos" de RNE es la gran sacrificada ante la avalancha de actualidad con la que contamos estas últimas semanas en el blog. Pero siempre queda un hueco para leerlo y a partir de hoy también, si queremos, para escucharlo.

Cada semana iré colocando en el lateral derecho los audios de Benjamín Prado. En posición de privilegio el más reciente, en la base de la página el resto.



Benjamín Prado en RNE Esclavitud
Urcloud.com

Esta semana se pensó y se habló de la escalvitud. Un tema más para el repertorio del programa, que ya cuenta con la tentación, la justicia, el reconocimiento, la discrección, la memoria, la paternidad, las elecciones americanas, la venganza, o el perdón, y la violencia de género.

La frase de Séneca fue la escogida por Silvia Tarragona para arracar el programa: "La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo". Y dio paso a los colaboradores tras el aforismo de Gorki: "Cuando el trabajo es un placer, la vida es bella". Pese a lo cual la reciente muerte de Joan Baptista Humet centró parte del programa.

Benjamín Prado. Tenía mucho talento y muy pocas ganas de brillar, de hacerse notar. Da la sensación de que fue una persona a la que le llamó más bien el camino del silencio, quitarse de en medio, ¿no?
B.P. Me da mucha pena la gente que desaparece y aparece tantos años después. Hace poco ha sacado un disco Cat Stevens. Da pena porque el disco como es bonito y está muy bien de voz uno piensa qué pena, cuánto tiempo perdido.
Centrando el tema, recordaban la frase de Feleón "el más libre de todos los hombres es el que puede ser libre dentro de la esclavitud".



B.P. El gran fracaso de la civilización moderna es el fracaso de la igualdad. No se ha conseguido. No se ha conseguido sino ahondar las diferencias entre los más ricos y los más pobres. Y suelo repetir que me produce mucha desazón el hecho de que estamos en un mundo en el que cada vez hay menos fronteras pero cada vez hay más muros. Hay muros que separana EEUU de México, Israel de Palestina, España de Marruecos. Que cada vez haya menos fronteras y cada vez más muros significa que el dinero siempre es bienvenido y aquellos que no lo tienen siempre son tan sospechosos. El único pasaporte válido es la tarjeta de crédito y quienes no la tienen no solo son tratados como presuntos culpables de algo sino que viven en condiciones de esclavitud. No hace falta irse muy lejos, aquí en España hay personas, hay inmigrantes, a los que tratan de forma muy parecida a como debían tratar a los esclavos de los barcos negreros.

B.P. Antes por lo menos eran menos hipócritas, eran esclavistas y lo decían. Ahora hay gente en condiciones de esclavitud pero ninguna sociedad lo admite.

B.P. Para que haya esclavitud tiene que haber hipocresía, tiene que haber gente que mire para otro lado, que finja no ver. En algunas zonas de las ciudades o en zonas de cultivo donde viven inmigrantes en condiciones realmente de auténtica esclavitud. Esa hipocresía me preocupa mucho, siempre que un país, una sociedad, un gobierno, lo que sea... ha decidido mirar para otra parte es porque lo que no quería ver o lo que vieran los demás es algo realmente terrible.

B.P. El que abusa y además se convence a si mismo y quiere convencer a los demás de que está haciendo el bien, porque al fin y al cabo está dando trabajo. Había un chiste fantástico de El Roto, en El País, en el que aparecían dos señorones y decía uno "Hay que acabar con la inmigración" y decía el otro "exacto, excepto nuestro servicio doméstico". Es verdad, hay gente que se cree que está haciendo un gran servicio empleando a alguien. Pero tener una persona a tu disposición 24 horas al día y 365 días al año no es hacer el bien, es esclavitud.
Pero no hay programa (y ya huele) en el que no se hable de EEUU, de Obama, o de Hilary Clinton. El desvío del debate de hoy ha sido motivado por un titular en el que se decía que Hillary Clinton era "ambiciosa y sin límites", y que ese calificativo en una mujer es despectivo.

B.P. Me estaba acordando de una frase de un humorista que decía que cada vez que vas a una fiesta está llena de mujeres frías y cervezas calientes. A mi lo que me parece raro es que la palabra ambiciosa sea peyorativa. Parece que cuando dices que alguien es ambicioso es alguien que va a meter la mano en tu bolsillo para quitarte tu dinero. Para mi ser ambicioso es casi una obligación, por ejemplo, a la hora de hacer tu trabajo. Si eres escritor querer hacer el mejor libro, si eres periodista el mejor programa, no me parece malo en si mismo. Me gustó mucho cuando Madonna hizo aquel "Blonde ambition Tour", el Tour de la rubia ambiciosa. Me gustó que se llamase a sí misma ambiciosa. Yo creo que Hillary es ambiciosa, aspira a ser la primera presidenta de los EEUU. Que sea fría, tampoco me parece un mal adjetivo. El propio Obama no es una persona calurosa, y nadie le dice frío. También es verdad que si su mujer fuera presidenta él qué sería, el primer caballero...

Yo el problema lo veo más en la desmedida que en la ambición. Si uno es desmedidamente bueno es un problema. Si es desmedidamente simpático acaba siendo un plasta. Si es desmedidamente cariñoso acaba siendo insufrible.
Volviendo al tema...

B.P. Todo lo que nos va bien a la gente de esta parte del mundo es un agravio comparativo para la otra parte. Lo contrario de esclavitud es libertad, cuántas personas libres conoce uno, algunas esclavitudes son extremas, pero incluso quienes creemos tenerlo casi todo somos esclavos, estamos atados a apariencias, criterios morales, cargas económica, demasiados deseos y necesidades.

Encuesta cerrada

El ejercicio democrático en busca de la palabra más adecuada ha acabado, y lo ha hecho como se hacen las cosas en la poesía por sentimiento. No existen mayorías en el sentir. Por lo que pese a que "perjurio" ha recibido el 57% de los votos y "complot" el 43% restante, la poesía, no recogerá ninguna de ellas. El mismo Benjamín Prado lo explica en su blog.



"Yo sentí lo mismo: que perjurio y complot no son dos palabras que quiera tener ese poema. Por eso hice esos otros dos versos, "donde mi sombra no era el eje de la noche, / donde tus ojos no eran los dueños de la luz". Pero querías saber qué pensabais vosotros... Ahora he dado el poemas por terminado, pero no por acabado: aún tengo la impresión de que la idea del hombre cuya cara se refleja a la vez en dos ríos es hermosa, pero quizá no se entiende con la claridad debida y le hace falta otro verso que la explique. A ser posible en siete sílabas..."

viernes, 5 de diciembre de 2008

Benjamín prologa a Patti Smith

Ayer se inauguró en Vitoria una exposición sobre Patti Smith, su vida, su obra (sus canciones, sus fotografías, sus poesías...), y de todo ello da cuenta el catálogo de la exposición que ha prologado Benjamín Prado y que ya el día 13 de septiembre se publicó aquí como primer inédito de Benjamín Prado, quien nos lo cedió y adelantó para que abrieramos boca. (recuérdalo haciendo clic aquí).

Patti Smith en el Artium de Vitoria, del 4 de diciembre al 22 de febrero.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El Albéniz es sueño

La defensa del Albéniz le ha quedado hoy a Benjamín Prado redonda. Tiene de todo, desde la fiosofía poética del inicio, la crónica de sucesos, la crítica, la opinión, el humor negro, la historia, la política y el alegato final. Un compleyo y equilibrado texto para empezar a echar de menos a quien aún no se han llevado.

Viva el Albéniz, abajo el rey
Por Benjamín Prado. El País.
La vida y la realidad no son lo mismo, porque una va por dentro y la otra por fuera, una es nuestra y nosotros somos de la otra, y por eso la vida es sueño y la realidad es una pesadilla. Juan Urbano pensaba todo eso el otro día, mientras cruzaba la Puerta del Sol y bajaba por la calle de la Paz para ver en el teatro Albéniz la obra Baile de máscaras, un ballet con el que la compañía Rojas y Rodríguez rinde tributo al 2 de Mayo de 1808 y que forma parte de los actos conmemorativos del Bicentenario, promovidos por la Comunidad de Madrid. La representación le pareció tan emocionante, bella y valiente que tuvo la impresión de que los bailarines alargaban las manos hacia él, desde el escenario, y le arrancaban un trozo de memoria para quedárselo.

Ahora, cuando ya ha caído el último telón para Baile de máscaras, subirá a las tablas del Albéniz La vida es sueño, de Calderón de la Barca, y si nadie lo remedia ése será el punto final del teatro, que a finales de diciembre cerrará sus puertas y el año que viene será destruido por los constructores que son sus dueños, como tantos otros edificios históricos de esta ciudad que sigue estando en manos de los enemigos de la cultura, los aliados de la barbarie. ¿Por qué los llamarán conservadores si no hacen más que destruirlo todo?, se preguntaba hace poco el escritor Julio Llamazares. Vaya usted a saber, pero igual es por lo mismo que los llaman liberales.

El Albéniz tiene dueño, efectivamente, pero ¿por qué? En opinión de Juan Urbano, el patrimonio cultural de un país y la propiedad privada deberían de ser incompatibles, y un particular sólo tendría que poseer una obra de arte, un manuscrito o un edificio históricos hasta cierto punto, sacarles todo el beneficio económico que quisiera, pero sin tener el derecho de hacerlos desaparecer. Pensar lo contrario es estar de acuerdo con aquel multimillonario japonés que pidió ser enterrado con un cuadro de Van Gogh porque era suyo, igual que el Albéniz es de una empresa llamada, sin duda sarcásticamente, Grupo Monteverde. El argumento de aquel majadero era que como el cuadro lo había pagado y era suyo, tenía el derecho a privar al resto de la humanidad de él. La teoría de los especuladores es igual, y donde todos vemos un teatro y un fragmento de historia ellos sólo ven un solar en el que levantar viviendas de lujo, un hotel y un parking. Eso sí, prometiendo que también habrá sitio para un nuevo teatro, lo cual es como querer derribar el Acueducto de Segovia y tranquilizarnos diciendo que se hará otro puente más pequeño en su lugar. La hipocresía es tan tóxica para los que la padecen como para los que la utilizan, de manera que en algunos casos ya no se sabe si algunos dicen lo que dicen porque consideran estúpidos a los demás o porque lo son ellos.

Fernando VII, tal y como se recuerda en Baile de máscaras, fue un rey agarrado a su corona y dispuesto a que todos los demás pagasen el precio que hiciera falta por ella. Siendo príncipe de Asturias conspiró contra su padre, Carlos IV, pidió ayuda y consejo a Napoleón Bonaparte y después de haber sido descubierto, condenado y perdonado, promovió el llamado motín de Aranjuez y se hizo con el trono. Pero Francia tampoco paga traidores, y el emperador invadió España, lo apresó, lo llevó a Bayona, le obligó a devolver la corona a Carlos IV e hizo que éste abdicara en su hermano, José I. El pueblo que no se merecía aquel Judas organizó la resistencia, escribió con su propia sangre la Constitución de 1812 y ganó la Guerra de la Independencia, pero cometió un error: mitificar al soberano cautivo y creer que él representaba la integridad nacional. Lo llamaban El Deseado, cuando su sobrenombre debió de ser El Artero. En cuanto Fernando VII recuperó el poder, restableció la monarquía absoluta, derogó la Constitución, reprimió a cuchillo a los liberales y cuando se vio acorralado pidió ayuda a la Santa Alianza y volvió a venderle el país a los franceses, reinstaurando su dictadura tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis.

Juan Urbano, que al acabar la representación estuvo a punto de gritar: ¡Viva el Albéniz, abajo el rey!, se dijo que en el caso del teatro a punto de ser invadido, los franceses serían el Grupo Monteverde, pero ¿quién haría de Fernando VII? La Comunidad de Madrid asegura que como el edificio no es suyo, no puede salvarlo y lo debe entregar a los especuladores. Quizá convendría que alguien en la Real Casa de Correos leyese el poema de Luis García Montero con el que concluye Baile de máscaras, porque puede que así entendieran cuáles son las responsabilidades de quien ejerce el poder.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Aquí y entonces; aquí y ahora

Una foto en el festival Vivamérica que se celebró en Octubre en Madrid me puso sobre la pista de un libro que Benjamín Prado tenía encima de la mesa en una de las ponencias. Era suyo, pero no aparecía por ningún lado. Hasta que fue el propio Benjamín quien nos dijo "es una antología de poemas míos que se llama "Aquí y entonces" y que se ha publicado en Cuba, inaugurando una colección de libros dobles que llevarán, como las cartas de póker, a un español por un lado y a un cubano cabeza abajo por el otro... En mi caso, es la misma antología que salió el año pasado en México y que allí se llamó, simplemente, "Mi antología."

Ahí comenzó un rastreo, tras ese libro, que acaba aquí. Porque hoy he recibido el libro "Aquí y entonces" que me ha mandado, como prometió en Vallecas y como buen caballero de palabra y de palabras, Benjamín Prado. Os lo ahorro, y obvio describir la emoción e inmensa alegría que siento por este hecho, y no entro en detalles de agradecimientos varios y profusos hacia Benjamín.


Me ciño a la literatura, la información y la divulgación, y en este sentido creo que puede resultar interesante conocer cuál es esa selección de poemas que el autor eligió para "Mi antología" y que ahora replica en "Aquí y entonces".


Poemas de "Un caso sencillo" (1986).
El mismo que esperábamos (Rafael Alberti en 1982)

Poemas de "El corazón azul del alumbrado" (1991)

La casa iluminada en la colina.
Las Noches en Granada.

Poemas de "Asuntos personales" (1991)
Fragmentos de un jardín.
Defensa de la poesía.

Poemas de "Cobijo contra la tormenta" (1995)
Cobijo contra la tormenta.
Luis Cernuda en Hyde Park Gate.
Poemas de "Todos nosotros" (1998)
Doble o nada.
Yo y Anna Ajmátova. (1890-1966)
Roto.
Conversación en la isla.
Frío como el infierno (Roma, 1995).
Parejas.
Marga Gil en la isla.
Cada mañana.

Poemas de "Iceberg" (2002)
Hay 16 razones.
Indicios.
Acertijo.
Lo mismo y lo contrario (Rafael Alberti 1902-1999)
Respuesta a un poeta.
De qué me sirve ahora.
Caminos.
Visto y no visto.
Viento negro.
Bandera blanca.
Así estuve en tu vida.
Mi vida se llama Bob Dylan.
Verde.
Zoo.

Poemas de Marea Humana (2006)
La víctima.
La rencorosa.
El soñador.
El avaro.
El ecologista.
El sabio.
El terrorista.
El optimista.
El enamorado (III).
El filósofo.
El inmigrante.
El poeta.

Sobre la edición:
Benjamín Prado "Aquí y entonces. Antología Poética".
Pedro Juan Gutiérrez."Morir en París"
Poesía Española y Cubana. POEMAS DE IDA Y VUELTA.
Edita: Embajada de España en Cuba.


De mayor quiero ser... Juán Marsé

Pues sí, Benjamín Prado también escribe en ABC, en esta ocasión en la sección de opinión y para honrar a un colega, a un maestro, a todo un premio Cervantes. Benjamín enaltece la figura del escritor Juan Marsé, esa persona temida y admirada.

Que miedo le tenia.
Por Benjamín Prado. ABC

Un buen día le conté a Marsé que andaba haciendo un libro con artistas invitados (con Javier Marías, Almudena Grandes, Enrique Vila-Matas...) y, como él es mi padre espiritual, tuvo la generosidad de darme un texto inacabado, el esbozo de un cuento, para que yo lo continuara. Aunque, como es lógico, yo lo hice andar por derroteros distintos a los que él se imaginaba. Así que, cuando se lo enseñé, él me confesó: «Pues yo tenía otra idea». Al final, con la suma de todo, del esbozo y mi desarrollo más la otra idea que él tenía, lo que hicimos fue lo que salió publicado como el relato «Las banderas son para los idiotas».

A Marsé yo le había tenido miedo sin conocerle durante años. Yo viajaba a menudo a Barcelona para ver a Gil de Biedma, pero no me atrevía a llamarle ni a tratar de conocerle porque tenía fama de lobo feroz. Para ser sincero, cuando le conocí se me quitaron los temores y desde entonces le sigo teniendo miedo, pero desde la amistad.

Ahora, si voy a Barcelona, comemos, o nos vamos a tomar una copa al Majestic, o nos vamos a Calafell, donde Juan mantiene un ambiente familiar muy especial, con los hijos, los nietos, los árboles, algunas gallinas...

Creo que con este premio se ha reparado una injusticia histórica que iba camino de repetir la que aconteció con Gil de Biedma. Marsé se merece el Cervantes. Y esto que yo pienso lo pensamos todos los marsistas, que somos muchos. Porque Marsé ha ejercido un magisterio más o menos visible sobre varias generaciones de escritores, desde Antonio Muñoz Molina a Justo Navarro, etc.

Pero es que además es un tío estupendo, porque es un hombre libre y sencillo, a pesar de su carrera y de su fama, lo cual es admirable. Es un tipo pijoapartesco absoluto y creo que, como es él, a mí me gustaría ser de mayor.

Agua pasada será el nuevo libro de Benjamín Prado

Benjamín Prado nos alegra el día desde su blog, primero adelantándonos el nombre de su nuevo libro de poesía: Agua pasada. Y segundo, ofreciéndonos la versión cuasicompleta del poema El Viajero, que formará parte de ese libro y que no creo mentir si digo que es el primer poema de Benjamín gestado en la red, a caballo entre su yo y su eco.

¡Ah! Sin olvidar el artículo llamado "El lobo", que está escribiendo para la revista de Renfe, y del que da algunas pistas. En cuanto lo tengamos, lo publicaremos en este mismo blog.

Turno de réplica

Bea nos ha alertado de que hoy, en la sección de opinión de El País Benjamín Prado respondía a un artículo de Santos Juliá (consúltalo aquí), en el que se responde a la tribuna que el domingo 16 de noviembre el escritor madrileño había escrito sobre Azaña y Machado.

La opinión publicada hoy dice así:

Los restos de Machado y Azaña.
Por Benjamín Prado

Llega el domingo y dejando aparte su absorbente biografía de Manuel Azaña, recién publicada, leo un artículo de mi admirado Santos Juliá, Lugares de la memoria histórica, en el que obviamente responde a otro mío publicado también en este periódico, ¿Por qué no traer a Azaña y Machado a España?, y aparte de sorprenderme su ataque a "quienes han convertido en una profesión la recuperación de la memoria", algo que debería ser, en todo caso, una definición del trabajo de los historiadores como él, me deja helado su argumento manido de que exhumar a Lorca, Machado o Azaña "equivaldría a destruir" esa memoria. Me temo que con el mismo argumento tendríamos que dejar las estatuas de Franco en nuestras calles y, por supuesto, permitir que los miles de españoles enterrados en fosas comunes sigan allí, cada uno en su cuneta o al pie de la tapia de su cementerio. ¿O lo que vale para los muertos famosos no vale para los demás.