viernes, 31 de octubre de 2008

Benjamín Prado gana el Tren del Cuento

Benjamín Prado ha ganado el Primer Premio de la edición de Cuentos de los premios del Tren 2008 "Antonio Machado", que cada año organiza la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. El escritor madrileño ha logrado el galardón con su cuento "El Viaje" (que puede leerse en este blog).

Benjamín prado ya había logrado en el año 2004 el Primer Premio de la categoría de Poesía con "Ecosistema". En la edición de 2008 ha sido concedido a Marco Antonio Campos con "Aquellas Cartas".

Según la organización de los premios "El número de participantes de esta edición ha sido de 1.440 autores procedentes de 32 países. Se han presentado un total de 1.690 cuentos y poesías, de los que 35 están escritos en catalán, 4 en gallego y 2 en euskera. Los Premios del Tren están abiertos a todos los escritores que presenten trabajos literarios de corta extensión y que incluyan de alguna forma al ferrocarril en su obra".

El jurado de esta edición lo han formado Luis García Montero, coordinador del Comité de Lectura de Cuento; Jesús García Sánchez, coordinador del Comité de Lectura de Poesía; Joaquín Tejeiro, ganador de losPremios del Tren 2007 de Cuento; Álvaro Salvador, ganador de los Premios del Tren 2007 de Poesía; Manuel Núñez Encabo, director de la Fundación Española ‘Antonio Machado’; Emilio Lledó, filósofo y escritor; Juan Miguel Sánchez García, vocal del Patronato de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles; y Juan Altares Lucendo, director de Actividades Culturales de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, como secretario.

Los premios se entregaron anoche en el Palacio de Fernán Núñez, sede de la Fundación, a la que acudió Benjamín a recoger este galardón.

PRIMER PREMIO

EL VIAJE

Benjamín Prado


Sobre todo, era convincente. Eso es lo que pensó cuando volvió a leerlo, nada más echar a andar el tren y mientras las personas que estaban en los andenes, entre ellas su madre y su marido, se empequeñecían según iban quedando atrás, como si retrocedieran hasta su infancia disminuyendo de la talla cuarenta y ocho a la treinta y seis, la veinte, la ocho, la dos... "Solvencia, experiencia y buena apariencia", se dijo, a modo de resumen y como quien repite una divisa comercial, la mujer a la que, entre todos los pasajeros, ha elegido este relato para contar su historia.

Permítanme que se la presente: se llama Pilar, tiene treinta y cinco años, es atractiva sin llegar a ser guapa y a la mayor parte de las personas que reparan en ella les gusta más cuanto más la miran, según van descubriendo la llamativa melena pelirroja, que ella sabe mover con coquetería y cierta arrogancia, los ojos entre verdes y castaños y, sobre todo, la boca voluptuosa, que a muchos hombres les parece un riesgo que merecerá la pena correr. Aquella mañana viajaba a otra ciudad para hacer una entrevista de trabajo y por ese motivo en el instante en que este texto la encontró acababa de leer una vez más su currículum vitae y se había infundido ánimos de la manera que acaban de ver. Luego, cuadró las cuartillas en las que estaba su expediente académico y profesional golpeándolas contra la mesa de su asiento, alisó las solapas del traje de chaqueta que había elegido para la ocasión, se miró en el cristal de la ventana y sonrió. Era la viva imagen de una triunfadora.

La reunión que le esperaba era una mera formalidad, porque ya había tenido las suficientes conversaciones telefónicas con los jefes de la empresa que iba a contratarla como para saber que el puesto era suyo, y aunque la presunción no estaba entre sus defectos más sobresalientes, en ese caso, sí era sincera, no podía decir que le extrañara, porque su historial era extraordinario y se adaptaba como anillo al dedo a las necesidades de la compañía que iba a emplearla. En su época de estudiante, había sido una alumna ejemplar, había hecho toda su carrera universitaria con muy buenas notas y se había licenciado con uno de los primeros números de su promoción. Su experiencia laboral era corta, pero en ella también había acumulado sucesivos éxitos, aunque fuese a pequeña escala, en ocupaciones modestas y con sueldos que no eran nada del otro mundo. Ahora sentía que sus esfuerzos habían dado fruto y que al fin había llegado el tiempo de recoger la cosecha.

Volvió a leer el currículum. El primer párrafo hablaba, efectivamente, de sus estudios, y al verlo se acordó de aquellos años en que era la niña perfecta: responsable, ordenada, seria. Tal vez demasiado seria, si lo pensaba detenidamente, hasta el punto de que muchas veces se sintió aislada, recluída en un plano superior que por un parte la hacía destacar y por otra la dejaba al margen de los demás, a los que, por su parte, consideraba demasiado infantiles, superficiales, inmaduros. Cerró los ojos. Igual que si fueran las personas que a las horas punta del día se agolpan en las estaciones del Metro y empujan para entrar en los vagones, se le amontonaron en la cabeza imágenes de chicos que quisieron conquistarla, de compañeras que intentaron ser sus amigas… Nunca había perdido demasiado tiempo en noviazgos ni pandillas, y cuando lo hizo por una mezcla de pura curiosidad y miedo, cuando supo que ya empezaban a murmurar de ella, a llamarla monja, empollona y ese tipo de cosas, el resultado fue desastroso. Se acordó de un muchacho llamado Emilio, al que se daba cierta fama de donjuán y con el que tuvo sus primeras experiencias eróticas, si es que pueden llamarse de ese modo. El joven no le interesaba especialmente, pero empezó a salir alguna vez con él por evitar las habladurías. Era, en su opinión, el mismo adolescente que todos los demás, un simple guaperas que alardeaba de sus conquistas por los pasillos del colegio y, a la hora de la verdad, hacía poco más que besar a las chicas hasta que los labios se les hinchaban a los dos y manosearlas con notable incompetencia por encima de la ropa. Ella, por otro lado, tampoco le dejaba ir mucho más allá, y él debió burlarse de su pudor, porque pronto supo que las malas lenguas seguían trabajando contra ella, que los rumores continuaban y los adjetivos desdeñosos se le iban pegando a su apellido igual que clavos oxidados a un imán: mojigata, cursi… Una noche en la que, como solían hacer siempre que quedaban, estaban dentro del coche de su padre, entregados a otra inagotable sesión de besos pesados y caricias ligeras, Pilar se levantó la camisa, se desabrochó el sujetador y mientras el tal Emilio le miraba los pechos como si no pudiese creer lo que veía, le abrió los pantalones y empezó a masturbarlo con energía y sin pasión, de forma más bien mecánica: no le duró mucho, pero el relato que él debió hacer de su hazaña aguantó el curso entero, porque Pilar pasó a tener fama de zorra, que obviamente era mucho mejor que la de puritana. La dejaron en paz y pudo dedicarse a lo que le interesaba, que era aprobar el curso con unas calificaciones superlativas: lo hizo.

¿Por qué se habría puesto a pensar en eso, que nada tenía que ver con su viaje y que era un episodio tan lejano e insignificante de su vida? O quizá no, porque la verdad es que su relación con los hombres nunca fue gran cosa, y la mayor parte de ellos, que no habían sido más de media docena, había terminado por acusarla de fría. No se lo reprochó, porque todos estaban en lo cierto y ninguno le había interesado gran cosa, más bien habían sido parte del decorado, personajes de una representación que alguna vez le había interesado poner en marcha por no desentonar, o para no tener que presentarse sola en algún sitio, o para dar una impresión de estabilidad personal. Cuando el público se iba, las luces del teatro se apagaban y llegaba el momento de ir a la cama, Pilar repetía, más o menos, la ceremonia del joven Emilio y el coche de su padre. Su falta de entusiasmo era tan obvia que todos sus amantes acababan por reprochársela con palabras que parecían calcadas unas de las otras: uno le dijo que acostarse con ella era como hacer el amor con un animal disecado; otro, al que casi había querido, la llamó maniquí; y un tercero, el más ingenioso, la describió como "sesenta y cinco kilos de carne deliciosa… recién sacada del congelador."

Pero hemos visto que cuando el tren salió de la estación había un marido despidiéndola en el andén, y como es lógico ustedes se preguntarán qué relación tenían, cuando se casaron y por qué, si eran felices o desdichados y si su matrimonio tenía algún futuro, entre otras cuestiones. Bueno, pues el asunto es fácil de resumir: Pilar le daba tan poco como a los demás pero a él le importaba menos; y así sobrellevaban su pareja, encajando el desinterés de uno en la apatía del otro. Si lo piensan bien, no es raro: ¿Qué dos cosas van a encajar mejor en este mundo que la indiferencia y la desgana? Y, sin embargo, cuando esa idea se le vino encima notó como una nube en los ojos y, sin razón aparente, se puso a llorar. Y también hizo algo más: en un gesto impulsivo del que pronto iba a avergonzarse, cogió un bolígrafo rojo y tachó en el currículum la línea en la que decía que estaba casada. Mientras se secaba las lágrimas atribuyó ese trastorno improcedente a la tensión del momento: al fin y al cabo, esa mañana iba a empezar para ella el futuro, y todos sabemos que del futuro nunca se sabe nada, excepto que estará lleno cambios, sorpresas e incertidumbre. Maldijo aquel sofoco absurdo y para recuperar la compostura sacó un espejo y se puso a restaurar su maquillaje. Menos mal que era una persona precavida y, por si había que hacer frente cualquier imprevisto, llevaba en la cartera otra copia de su expediente. La sacó y la comparó con la primera, la que tenía la tachadura. Sabía en cuál de las dos estaba escrita la verdad, pero ¿cuál era más cierta? Depende de si uno habla de contratos legales o de emociones, supongo, pero ésa es mi opinión y no me arriesgo a decirles que también fuera la suya, porque sin duda su carácter y el mío son muy distintos y es posible que a la hora de juzgar una relación de pareja lo que a mí me parece minúsculo a ella le parezca más que suficiente. Para pesar los sentimientos no hay más báscula que uno mismo, todo lo demás no sirve.

Las azafatas le trajeron el desayuno y mientras lo tomaba se alegró de haber elegido el tren, en lugar del avión, porque, tal y como había previsto, eso le daba la posibilidad de pensar, de no entregar las horas a la burocracia del viaje y guardar el tiempo para repasar los argumentos e iniciativas que pensaba poner sobre la mesa durante la reunión. Se recreó en las alteraciones del paisaje, que canjeaba bosques por ríos, praderas con ganado por zonas urbanas Después de un segundo café, cuando le retiraron la bandeja, fue al baño, se lavó con su meticulosidad característica los dientes y las manos, y al regresar a su asiento volvió a leer el currículum.

Se detuvo en un párrafo que hablaba del año que fue a vivir a Estados Unidos, a la ciudad de Austin, Texas, para completar su formación, y sin poder contenerse, también lo tachó con su bolígrafo rojo, esta vez con auténtica furia. Aquella época había sido terrible, no hubo en ella más que tedio y soledad, días y noches interminables, aulas gobernadas por profesores aburridos que daban sus lecciones con aire de funcionarios; aunque, naturalmente, ella vendía la experiencia como un gran paso adelante en su adiestramiento, que era el modo en que su madre solía llamarlo.

¿Y qué había detrás del siguiente punto y aparte? Pues, visto desde la angustia que en ese instante administraba sus pensamientos, había más mentiras, porque aquel avance meteórico en las oficinas en las que había estado ocultaba algún que otro cadáver en el subsuelo, entre otros el de su dignidad, porque, por un lado, ciertos ascensos los había logrado a base de traicionar a sus superiores o a sus colegas, lo que tampoco consideraba tan raro en este un mundo en el que sólo se tienen ojos para los vencedores y oídos para la música de las cajas registradoras; pero, por otra parte, también había habido algún capítulo oscuro en su éxito profesional, ciertas concesiones a jefes que tenían las manos largas y se tomaban libertades ante las que ella, a pesar de la repugnancia que sentía, guardó silencio y prefirió mirar para otro lado. Y, sobre todo, había un suceso que la atormentaba con frecuencia, la aventura que tuvo con un directivo de la última firma para la que había trabajado. No es que hubiera sido nada sucio, ni más desagradable de lo normal. Y, de hecho, ese hombre le gustaba bastante, era guapo, fuerte, tenía una voz hermosa y, sin ningún género de dudas, era el que más la había excitado en su vida y el que, dentro de sus límites, más lejos había conseguido llevarla, porque era de esa clase de personas que no se conforman con su propio placer y que no regatean esfuerzos a la hora de conseguir el de sus parejas. Pero, a pesar de eso, a menudo se preguntaba si habría hecho las cosas que hizo con él de no haber sido el directivo que le iba a impulsar a la cumbre de la empresa. Ni que decir tiene que estaba casado y que, pasado un tiempo, regresó a la paz de su familia. Pilar hizo un amago de resistirse a sus propias vacilaciones y se preguntó si tanta aprensión no era más que una forma del típico sentimiento de culpa femenino, porque seguro que un hombre no era tan escrupuloso al juzgar episodios de su vida que fueran similares al que ella estaba recordando; pero al final tachó también esa parte de su currículum.

Adiestramiento. Sí, así era como lo llamaba su madre, una mujer que había impulsado los estudios, la carrera y la profesión de su hija con mano enérgica, sometiéndola desde que tenía seis o siete años a una disciplina inflexible según la cual las obligaciones eran el centro de la existencia y cualquier alarde de desenfado, alegría o pereza un síntoma de hedonismo intolerable. Tenía razón, en cualquier caso: la había instruido más que educado; o si lo llevamos al extremo en el que Pilar se encontraba en el preciso instante que describen ahora estas líneas, podríamos decir que no la crió como quien forma a un ser humano, sino como alguien que amaestrase a una mascota. Con ese sentimiento cegándola, tachó toda la parte del expediente que hablaba de su carrera, y prácticamente todo el documento quedó convertido en nada.

El tren ya se acercaba a su destino, y el nombre de la ciudad a la que iba se repetía por los altavoces. Se miró una vez más en el espejo de su polvera. Se encontró distinta, cansada. Después puso sobre la mesa plegable la versión tachada del currículum y la que estaba intacta, una a lado de la otra. ¿Quién soy yo?, se preguntó. ¿Quién hubiera podido ser? Y mientras entraban en la estación, en lugar de levantarse y coger la maleta que llevaba en el portaequipajes, se quedó allí sentada, viendo a los pasajeros que crecían hasta su propio tamaño según se acercaban. ¿Y si no fuera a esa reunión? ¿Y si, de pronto, diera un volantazo a su vida y, a partir de ese momento, se dedicara a vivir, fíjate, qué verbo más elástico, vivir, y que lleno de significados falsos, todos esos que le hemos atribuido para suplantar el auténtico, para no darnos cuenta de cómo lo necesario ocupa el lugar de lo que importa, hasta convertirnos en los orgullosos propietarios de los muros tras los que estamos presos? Lo he escrito a mi modo, no con las palabras exactas que Pilar se dijo entonces, pero creo que lo he hecho de un modo que refleja de forma bastante precisa su estado de ánimo.

No sabemos qué pasaría al final, si bajó de aquel tren en el que encontró el tiempo que le hacía falta para abrir los ojos y verse y, apartando los malos presagios y los malos recuerdos de su cabeza, fue a aquella reunión; o si, por el contrario, se quedaría en la ciudad sin hacer nada, simplemente dando un paseo; si prefirió volver a su lugar de origen; si le ha plantado cara a sus frustraciones o sigue dejándose llevar por ellas como si fuese sobre unas vías inapelables, lo cual es perfecto para los trenes y terrible en el caso de las personas, para las que no hay demasiada diferencia entre ir a la deriva y moverse encima de unos carriles, porque en ambos casos significará que no tienen el control, que no supieron darle a su vida las dos cosas que, según dijo el poeta Luis Cernuda, conducen a la inteligencia y a la felicidad: dirección y sentido.

Pilar volvió a mirar las dos versiones de su currículum y luego rompió una de ellas y bajó del tren.

jueves, 30 de octubre de 2008

Algo extraño y frecuente

La columna de opinión de Benjamín Prado en el diario El País transforma cada amanecer del jueves en un viernes, aunque solo sea durante los 5 minutos que dedico a leerla, los 10 en los que la asimilo y me recreo y los 10 en los que la cuelgo en este blog. Efímeros 25 minutos que me devuelven a la realidad del día y medio para el fin de semana y "el disco duro de roer", como dijo Sabina, de las oficinas.
Hay jueves, como este, en los Benjamín Prado consigue que esa columna de opinión sea mucho más... ¿literatura, poesía?... leedla y sabréis a qué me refiero.

Se prohíbe hacer lo que ya está hecho
Por Benjamín Prado. El País.

Y quién no", se dijo Juan Urbano después de leer el titular de una entrevista en la que un físico que ha dedicado su carrera a estudiar la materia oscura del universo decía: "Llevo toda la vida buscando algo que no se ve". Tiene razón, porque la mayoría de las personas somos así, y a menudo pensamos que lo posible vale menos que lo probable, le damos la espalda a lo que tenemos para luchar por lo que no quiere ser nuestro y, muchas veces, a base de ser generosos nos convertimos en esclavos de los egoístas, cuyo viaje consiste en ir saltando de tonto en tonto hasta quedarse solos, porque ya se sabe que no se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo.

Pero Juan Urbano pasó pronto esa página del periódico y se interesó por otra que demostraba que si empeñarse en lo irrealizable es bastante común, lo raro es lo contrario: prohibir que se haga lo que ya está hecho. Por eso era tan extraña, aunque fuese tan frecuente, la noticia de que un juzgado de Madrid había anulado la obra de la M-30, como si con esa orden los túneles y el asfalto sobre el que ruedan los coches fueran a desaparecer. No se alarmen: que algo sea a la vez extraño y frecuente es normal, y no tienen nada más que pensar en ustedes mismos y en la forma en que a veces se engañan o se confunden; o en mí, que en alguna ocasión también he creído desenterrar un tesoro mientras en realidad cavaba una tumba; o en la propia ciudad de Madrid, donde lo que ahora sucede con la M-30 ocurrió antes con el cierre de la colonia Marconi, la imposición de la tasa de vados, la ampliación de Mercamadrid, la ampliación del Plan General de Ordenación Urbana y la ampliación del Servicio de Estacionamiento Regulado, todas ellas disposiciones que también fueron anuladas por un juez cuando ya estaban hechas. Ya lo ven, la diferencia entre el teatro y la política es que aquí Romeo y Julieta primero se suicidan y después se enamoran.

Como tenía un día creativo, porque acababa de despertar de una pesadilla y tenía ganas de empezar a vivir de nuevo, o de recuperar su vida a fuerza de aplicarle ese método que consiste en correr hacia delante para recuperar todo lo que se había dejado olvidado atrás, cosas como la ilusión, el orgullo o la seguridad en sí mismo, Juan Urbano cerró los ojos y se puso a imaginar una sociedad en la que los juzgados tenían una máquina del tiempo que realmente podía corregir los errores y los delitos arrastrando el presente hasta el pasado, para resolver allí sus equivocaciones adelantándose a ellas. De pronto, cuadrillas de obreros municipales llenaron la ciudad y empezaron a demoler edificios y replantar parques, comenzaron a tirar bloques espantosos y a reconstruir casas históricas, y, en general, como sabían lo que iba a ocurrir en el futuro, ellos y los legisladores que los dirigían iban evitando los problemas, las injusticias y las equivocaciones.

Pero Juan también sabe que la realidad siempre gana, y que ese sueño hermoso que él forzaba en aquel instante por el puro placer de hacerlo, es el mismo que todos tenemos cada vez que nos damos cuenta de que hemos hecho algo mal y nos hemos metido en un callejón sin salida: nos gustaría volver atrás, no hacer lo que hicimos sino otra cosa y, de ese modo, fabricarnos un ahora mejor, más feliz, menos lleno de arrepentimientos, fallos y derrotas. No, las M-30 de la vida van a seguir ahí, porque lo hecho se puede deshacer, pero no eliminar; y las carreteras de verdad también, porque no hay juzgado en este mundo capaz de parar los relojes y conseguir que no se haga lo que ya está hecho. La ley es una ficción y, en ocasiones, parece que es una burla, o un montaje de cara a la galería.

Juan abrió los ojos y, por algún motivo, tuvo la impresión de que lo hacía por primera vez en años. Empezó a andar, alejándose de la plaza de Ópera, y de pronto sintió que, según caminaba, la energía regresaba a él; tanto que en un momento determinado, sin ninguna razón aparente, empezó a correr, y una sonrisa triste, pero al fin y al cabo una sonrisa, asomó en sus labios, y se sintió muy feliz al ver lo deprisa que avanzaba.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Las voces de Benjamín, de madrugada

Continuamos, con el blog, y con las madrugadas de radio en RNE, en "Afectos en la noche". El de este semana era un tema, en opinión de quien aún tiene como primer rol el de hijo, algo menos atractivo que el de la semana pasada, la paternidad.

(Semanas antes habían hablado de la justicia, el reconocimiento, la discrección y la memoria).

El programa, que comenzó la temporada como un coloquio entre Nuria Ribó y Benjamín Prado, conducido por Silvia Tarragona ha virado en las dos últimas semanas y gira en torno a un tema, pero alrededor de él se presenta una obra de teatro, como la semana pasada, un libro, como en ésta... En lo que a mi me importa, el caso es que al final, Benjamín Prado habla menos, aunque si una vez al mes nos regala una conversación con opiniones de la semana pasada merece la pena la escucha.

El libro en torno al que giró el programa fue "Papá el niño también es tuyo" cuyo autor es Javier Serrano, que también estuvo presente en el programa.

(Una vez más, y ya huele demasiado en mi opinión, sobre Obama.)
B.P. Yo lo que estaba pensando es que los europeos y los ciudadanos de otros lugares al entrar en Estados Unidos cuando nos pregunta si vamos a matar al presidente deberíamos responder, no, ya lo matan ustedes solitos, no nos necesitan para ese trabajo. El martes veremos a ver qué va a ocurrir. Soy de los que siente cierta irritación porque la gente tome tanto partido en las elecciones americanas. Ya sé que influyen en todo, que lo que pasa en Estados Unidos llega a todas partes, pero uno está cansado de que los únicos atentados de los que se habla son los que se cometen son los de Estados Unidos, los únicos muertos visibles son los americanos. Y hay muchos sitios en el mundo a los que mirar y a lo mejor si los miráramos un poco el mundo estaría un poco mejor repartido, ¿no?"

Entrando en materia y en el tema del programa...

B.P. A mi lo que me preocupa es que la idea de que los niños son más de las madres que de los padres luego se lleva al divorcio. Y luego los jueces le dan los niños a las madres casi ante cualquier situación. No lo estoy diciendo en broma. Hace poco leí un artículo en El País, de Luisa Castro, una colega, que me dejó espantado, pues decía que desde cuando los niños eran igual de los padres que de las madres cuando la simple biología y la tradición cultural decían justo lo contrario. Decía también que si una madre quiere cambiar de residencia y marcharse a otro país y aunque reconocía que eso puede menoscabar los derechos del padre había que comprender que con quien deben estar los niños es con las madres. Por eso creo que no hay que abundar demasiado en ese tipo de idea, seguimos guiándonos por criterios casi medievales. Los hijos son de las mujeres, los padres son una especie de acompañamiento, de relleno, de ornamento en la formación de la familia. Es una idea muy equivocada y además antigua.

B.P.
Hay muchos amigos mios que se ocupan de la casa de sus hijos, que cocinan estupendamente y que llevan al 50% la carga de una casa.

A una llamada de un oyente, Jesús, que habla de que la custodia es siempre para las madres...

B.P. Tiene toda la razón Jesús, se lo quiero decir, el 92% de las custodias de los hijos, si no recuerdo mal, es para las madres. En los países civilizados existe algo que acabará existiendo en todos, que es la custodia compartida automática. Y en todo caso habrá que demostrar que uno de los dos cónyuges no está capacitado para tener esa custodia.

B.P. Lo que pasa y sí sabemos todos los que tenemos hijos es que todas esas teorías que tiene la gente, porque de niños todo el mundo sabe muchísimo, parece que todo el mundo ha nacido con la carrera de los niños hecha. Después te das cuenta de que los niños no vienen manufucturados, que los niños cada uno viene con su carácter, distintos unos de otro, si tienes un par de ellos te das cuenta de que uno es serio, otro extrovertido, uno llorón, otro tranquilo, uno come bien otro come mal. No hay verdades universales, todos saben mucho, pero quienes realmente saben cómo hay que tratar a los niños son sus padres.

Sobre los consejos de todo el mundo sobre los niños...

B.P.Y los consejos... si el niño tose dale con un ajo en la espalda, ponle un disco del Fary...
Silvia destacó una frase de un escritor americano, Michael Levine, decía que "tener un hijo no nos convierte en padres, al igual que tener un piano no nos convierte en pianistas".

Sobre la decisión de quienes no quieren tener hijos...

B.P. Siempre me ha irritado la superioridad moral que quieren tener quienes tienen hijos frente a quienes no los tienen. Me parece una tontería enorme, y funciona a todos los niveles.

B.P. No se sabe si uno tiene a los hijos o son los hijos los que lo tienen a uno, porque teniendo en cuenta que la edad media de emancipación en España son los 34 años...

martes, 28 de octubre de 2008

Benjamín Prado tiene un blog

Benjamín Prado tiene un blog oficial, un blog propio, y no es éste.


Su blog lleva funcionando desde julio, pero ha sido hoy cuando lo he descubierto, en un comentario (extraordinariamente bueno) que el propio Benjamín ha dejado en este blog sobre su encuentro con Panero. (Tras los dos de Rubentxo).

Para un admirador de Benjamín esto solo puede ser una noticia extraordinaria. Un sitio más donde disfrutar de él, y además, en esta ocasión, también donde disfrutar con él.
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Creé este blog por admiración y por divulgación. No quería que mis descubrimientos, tus frases, tus libros, quedasen solo en el cuaderno en el que iba anotando todo lo que de ti me sorprendía (un cuaderno, que me regaló mi padre, con una dedicatoria tuya "Para (mi), con los mejores ojalás de un amigo para escribir"). Aún no te conocía. Después lo hice en una firma de libros en la librería Antonio Machado, en Madrid, en la noche de los libros. Allí te pregunté cómo podía enterarme de tus conferencias, de tus noticias "ojalá tuviera un blog, y tiempo para dedicarme a él", me dijiste. Por eso hago este blog. Porque no quiero que te quedes en mi cuaderno, quiero que todos los que quieren encontrarte, como yo, sepan dónde buscarte. Ahora ya tienen dos pistas para seguirte el rastro, dos oportunidades de disfrutar de ti.

Desde aquí seguiremos siguiéndote, nos descubriremos encontrándote, y disfrutaremos de ti y de todo lo que en torno a ti gira. Te visitaremos.

Resultado de la encuesta

La muestra no es representativa, pero por respeto a todos aquellos que votaron en la encuesta abierta hasta la semana pasada en este blog para decir cuál era el libro que más les había gustado, hay que decir que el orden de los libros, según los lectores... de este blog, ha sido:

Mala Gente que camina. 33% de los votos
Nuca le des la mano a un pistolero zurdo. 22% de los votos
Raro. 22% de los votos.
Jamás saldré vivo de este mundo. 11% de los votos.
No solo el fuego. 11% de los votos.

Muchas gracias a todos por participar... y atentos, que en breve habrá más.

lunes, 27 de octubre de 2008

Prado prologa a Bryce

Un prólogo no debe quitarnos el hambre, sino abrirnos el apetito. Benjamín Prado, con cada uno de sus prólogos lo logra (ya lo hizo en Blueberry, o en Tren Nocturno, en el libro de Suicidas, o el de Quién nos cortará las uñas cuando hayamos muerto).
Leyendo el prólogo a cualquiera le apetece leer el libro de Bryce Echenique, porque Benjamín Prado insinúa, pero no muestra. No necesita contar el libro para hablar de él. Nos cuenta sus ingredientes, para que empecemos a salivar pensando en el sabroso plato que puede obtenerse de ellos.
Que aproveche...

Un mundo para Julius. de Bryce Echenique.
(La mejores novelas en castellano del siglo XX.
Biblioteca El Mundo)
Prólogo de Benjamín Prado.

Hay libros que pasan a formar parte de tu vida y hay libros que son tu vida, que tienen esa capacidad todopoderosa de las obras maestras para contarles a sus lectores, de un modo u otro y sean quienes sean, su propia historia. Un mundo par Julius pertenece a los dos grupos, desde su publicación en 1970, es, por un lado, una novela inolvidable por su estilo, su trama, su capacidad innovadora y, sobre todo, por la solidez, hondura y complejidad de sus personajes, y es, por otro lado, mucho más que la historia de un niño rico y huérfano, de su madre, un padrastro y sus dos hemanos en Lima, en los años cuarenta. Un mundo para Julios es la infancia, es un índice exhaustivo de los pequelos dramas, temores y deseos en que consiste la infancia de cualquiera, de su duda y su esperanza. Casi da ganas de ponerme norteamericano y escribir, "piense en cualqueir sensación o didea que haya tenido cuando tenía entre los cuatro o once años, y esa sensación o idea estará en este libnro, contada y explicada de norte a sur". Pero creo que no es necesario recurrir a este tipo de argumento, porque tenemos uno mucho más contundente y que consiste en asesurar que Un mundo para Julius puede ponerse al lado de Las aventuras de Tom Sawyer y las Aventuras de Huckelberry Finn, de Mark Twain, Oliver Twist, de Charles Dickens, o el guardián entre el centro, de J.D. Salinger, sin que pase nada, excepto que uno se da cuenta de que tiene su mismo tamaño, es otra cara del mismo diamante.

En el año 1993, Alfredo Bruyce Echenique le firmó a mi hijo mayor - que aún no ha llegado a la edad de leerlo- un ejemplar de Un mundo para Julius, y en esa dedicatoria describe la novela como un relato de "los esplendores y miserias de mi ciudad natal". Creo que esas dos son la palabras más exactas para definir el libro: esplendor y miseria. De eso trata Un mundo para Julios, de la forma en que todo está tan dividido como mezclado, desde la posición social hasta los sentimientos, dividido proque hay una raya que separa el éxito del fracaso y la abundancia de la escasez, mezclado, porque siempre hay algo de miseria oculta en el esplendor, y viceversa, a veces viceversa, que podría haber dicho Bryce.

El niño Julius, su madre Susan, sus hermanosSantiago y Bobby y por encima de todos ellos, su padrastro Juan Lucas, maravillos y detestable como ninguno, están del lado del esplendor, son multimillonarios que distfrutan de su dinero, son refinados, egoistas, fríos y crueles son como dice Bryce, (...) felices. Y de vez en cuando también son, excepto Juan Lucas, un poco desgraciados, a veces logran entrever algo nuevo al fondo de sus vidas, algo que les inquieta y les hace sentirse extraños, como quien golepa un muro y siente que está hueco, que ese muro es lo único que hay entre él y la oscuridad, enrte este lado del más allá y el vacío. A su manera, Susan, esa mujer frívola por cobarde, incapaz de amar del todo a sus propios hijos y a quien nada más interesa el placer como un velo, como una alambrada contra el dolor y la vejez, es el eje alrededor del cual gira esa idea central de Un mundo para Julius, la idea de que todo arde, todo se va acabando, por mucho que corras, nunca te alejas del final. Quizá por eso la historia de la famila rica, de aristócratas del dinero y el lujo que construyen palacios que no encesitan, poseen fábricas y plantaciones que ni siquiera conocen y pasan el tiempo de viaje por Europa o saltando, en Lima, de restaurante en restaurante y de cóctel en cólctel; quizá por eso su historia empeza con dos mueres ejemplares, la del padre de Julius y, sobre todo, la de su hermana Cinthia.

En el otro platillo de la balanza, está la servidumbre de la familia, esas cocineras, institutrices o jardineros llamados Vilma, Nilda, Decidida o Universo, gente que vive rodeada de opulencia de los otros, que ve pasar ese mundo suntuoso junto a sus vidas y apenas logra meter en él la cuchara, apenas logra mojarse los dedos en su río dorado. Bryce Echenique no deja ver el palacio completo, con sus salones y sus desvanes, sus alcobas y sus sótanos, por eso es sencillo olvidarse de Lima mientras leemos Un mundo para Julius o darse cuenta de que Lima es una ciudad transparente y que, a través de su ejemplo, podemos ver las injusticias y desigualdades de toda la humanidad.

El niño Julius, siempre amigo de los desheredados y siempre en busca del amor incalcanzable de su gélida familia, vive en equilibrio entre esos dos mundos, y él es nuestros ojos y nuestra conciencia, es quien nos llva de los comedores a las cocinas, quien sabe mirar esas cosas de siempre de las que trata Un mundo para Julius, cosas como el deseo, la injusticia, la soledad y el paso del tiempo, como si fuera la primera vez, como todos las hemos vivido y sufrido antes de ahora, cuando fuimos él. Hay muy pocos libros capaces de representar con eficacia el desconcierto, y éste es uno de los mejores.

Han pasado algo más de treinta años desde que se publicó la primera edición de Un Mundo para Julius y el libro de Alfredo Bryce Echenique ha resistido el paso de las décadas, las guerras y las modas, con la facilidad con que una catedral soporta una lluvia de verano. El llamado boom de la literatura latinoamericana es un movimiento lleno de obras excepcionales, y Un Mundo para Julius es una de sus cumbres, una de las menos erosionadas por el tiempo, un clásico que retrata, como solo puiede hacerlo las novelas que son imprescindibles, el esplendor y la miseria del género humano.

domingo, 26 de octubre de 2008

Benjamín Prado, Panero y Bunbury

La teoría de los 7 (o los 6) pasos dice que uno siempre está a solo 7 pasos de cualquier persona del mundo.

El pasado jueves mientras esperaba para entrar al concierto que Bunbury derrochó en Madrid surgió el tema de la relación de Enrique Bunbury y el poeta Leopoldo María Panero. (Bunbury, animado y promovido por Carlos Ann, participó en un disco de poesía leída/cantada en homenaje a Panero). Yo, que suelo barrer para casa, pensé que un poeta como Panero debía tener alguna relación con Benjamín Prado. Y que quizá esa relación permitiera establecer algún nexo entre el aragonés y Benjamín (a los que les unirá el compartir cartel con Nacho Vegas, a Énrique en el disco "El tiempo de las cerezas" y con Benjamín, aunque algo más de refilón, en los encuentros de Poesía y Música de Almería).

He estado buscando, y es cierto, existe alguna relación entre Panero y Prado (que yo sepa), y no solo porque ambos hayan sido publicados en Visor o en Hiperión, sino porque el propio Benjamín escribió (allá por 2001) sobre Panero...

Panero El Loco
Por Benjamín Prado. El País.

La realidad es más grande que la Historia, está llena de secretos y olvidos; de catástrofes privadas que no salen en los periódicos, que quedan más allá de las torres destruidas en Nueva York; del hundimiento de la Bolsa; de la sangre que se derrama en Jerusalén, en Kabul o en San Sebastián; de los 65 crímenes cometidos este año en Madrid, y del resto de las atrocidades que llenan de tinta roja los diarios. Uno de esos olvidos se llama Leopoldo María Panero, tiene 53 años, está loco y es uno de los mayores y más originales poetas que ha dado la literatura española en las últimas cuatro décadas. La editorial Visor acaba de publicar su Poesía completa 1970-2000, un tomo de casi seiscientas páginas, mitad Libro de los Muertos, mitad Caja de Pandora, que no va a recibir ni por parte de los medios de comunicación ni por parte de los lectores -y ojalá me equivoque- la atención que merece. Por desgracia, algunos libros son, como el moho o las goteras, un extremo visible del olvido.

Leopoldo María Panero es una especie de Hölderlin contemporáneo, en todos los sentidos, sólo que en lugar de vivir en la ciudad de Tübingen, en casa del carpintero Zimmer y a orillas del río Neckar, está internado en el Hospital Clínico de Madrid, en la plaza de Cristo Rey. Antes de volver a su ciudad natal -nació el 16 de junio de 1948 en casa de sus padres, en la calle de Ibiza, número 25-, en la que ha vivido en centros como el Alonso Vega, de Madrid; el San Juan de Dios, en Ciempozuelos; el Psiquiátrico Provincial de Colmenar, y el hospital Santa Isabel de Leganés, Panero habitó una larga lista de centros psiquiátricos en toda España: el de Santa Águeda, en Zaragoza; la Clínica Psiquiátrica Pedralbes, en Barcelona; el hospital Hermanas Hospitalarias de Nuestra Señora de la Paz, en Elizondo, Pamplona; el Sanatorio Psiquiátrico Hermanos de Dios, en Mondragón, Guipúzcoa; el hospital Insular de Las Palmas, o la clínica Pedro Mata, de Reus. Con razón, uno de los capítulos más extensos de su biografía -El contorno del abismo, escrita por J. Benito Fernández- se titula Mis hospitales, mis prisiones.

Hoy, Panero está ingresado en el hospital Clínico de Madrid, vive aislado de todo y de casi todos, y se siente tan al margen de la vida que asegura que hace tiempo que ha muerto. Ésa es una de sus paranoias más frecuentes, pero también tiene otras, como una según la cual la CIA lo persigue desde hace años y otra según la cual fue su madre, Felicidad Blanc, quien lo volvió loco y quien ahora, después de muerta, lo sigue atormentando en sueños, apareciéndosele en las sombras y devorando poco a poco su corazón. La historia tormentosa de la familia Panero -que incluye al prestigioso poeta Juan Luis Panero, hermano mayor de Leopoldo María, y al padre de ambos, Leopoldo Panero, un gran poeta a principios de los años treinta, cuando deslumbró con sus versos a Pablo Neruda y a Rafael Alberti, y un oscuro franquista y escritor mediocre a finales de esa misma década- la conocen algunas personas gracias a las memorias de Felicidad Blanc, Espejo de sombras, y Juan Luis Panero, Sin rumbo cierto, y muchas más gracias a las películas El desencanto, de Jaime Chávarri, y Después de tantos años, de Ricardo Franco. En la segunda ya pudo verse el estado lamentable en el que malvive el autor de Así se fundó Carnaby Street, Teoría, Narciso o El último hombre, obras que en su momento fueron reconocidas como episodios esenciales de la poesía española contemporánea y que han tenido una brillante prolongación en libros como Poemas del manicomio de Mondragón, Orfebre o Guarida del animal que no existe.

Pero la locura, el alcohol y un carácter conflictivo han sepultado la importancia literaria de Leopoldo María Panero, un escritor respetado por muchos e ignorado por casi todos, un hombre al que las circunstancias parecen darle la razón, puesto que de él se suele hablar igual que si ya estuviese muerto. Pero no lo está, está vivo, escribe una caótica autobiografía y sigue creando poemas de una belleza cegadora. Hace poco lo visité en el hospital. Está muy deteriorado, su ropa está raída, tiene la delgadez de quien parece estar en su cuerpo como al borde de un abismo. Se sienta frente a ti, habla sin parar y toma vasos de leche sin parar, yo le vi beberse veintidós en una hora y media. Allí, sentado en la cafetería del hospital Clínico, parece un ser improbable, un mito del pasado. Resucítenlo leyendo su Poesía completa 1970-2000. Conozcan al gran poeta vivo de esta ciudad.

viernes, 24 de octubre de 2008

Cita paralela en Córdoba

La Diputación de Córdoba celebra una nueva edición, y ya van 12, de sus citas y paralelos litearios. Las citas son encuentros de escritores cordobeses en las distintas poblaciones y bibliotecas con los lectores. Los paralelos presentan, según el propio programa, "un formato dual, donde un escritor cordobés viene acompañado por otro de fuera. Las parejas irán unidas por un nexo que puede ser muy diverso: edad, sexo, raza, ideología y géneros literarios, admiración del uno por el otro, etc... Cada autor de la pareja mostará su particular visión de la literatura a través de comentarios sobre su obra (en caso de los poetas, breves lecturas), habrá un debate entre ambos y se invitará a intervenir al público asistente".


Uno de esos paralelos es el compuesto por Benjamín Prado y Pablo García Casado y se celebrará el próximo 21 de noviembre, a las 20:00 horas en la Biblioteca Municipal de Villaviciosa.

Podéis ver el programa completo en las imágenes adjuntas a este post.

jueves, 23 de octubre de 2008

Un escritor es un autónomo

La columna del jueves de Benjamín Prado podría llamarse la crisis vista por un poeta sin nada de poesía. Porque Juan Urbano hoy nos muestra lo que un autónomo sufre en sus propias carnes, la crisis y cómo esta les puede afectar. Una lanza rota por los autónomos.
¡Qué cáncer la crisis! Se extiende por todos los órganos, por toda la sociedad, sin saber cómo, ni cómo pararlo, sin poder verlo, pero sintiéndolo. Ya la tenemos en la literatura y en la ración de cada jueves.

Los autónomos y las tres Españas
Por Benjamín Prado. El País.

Están por todas partes y son muchos, cerca de cinco millones en toda España y algo menos de 400.000 en la Comunidad de Madrid, pero también son invisibles, al menos para la ley, de cuyos ganchos cuelgan abiertos en canal y cortados en dos, porque si a la hora de pagar sus impuestos son carne de primera, a la de obtener sus derechos son casquería y, por consiguiente, se los coloca en un segundo plano, como si sus nombres estuvieran escritos en los márgenes de la Constitución. Antonio Machado se equivocó y no hay dos Españas, sino tres: la de los que tienen nómina, la de los autónomos y la de los que están en paro. Ni se imaginan lo lejos que están unos de los otros, esos tres lugares.

A Juan Urbano, que acaba de leer en el periódico que la Asociación Nacional de Empresarios y Profesionales Autónomos (ASNEPA) y el Instituto Madrileño de Desarrollo (IMADE) han firmado un convenio de colaboración para intentar mejorar la situación de los autónomos y empresarios de la región, le gustan los anuncios de un par de compañías telefónicas que, sin duda, tratan de venderles sus productos a los autónomos, pero que también tienen gracia a base de contar la verdad: en uno, se ve cómo algunos de ellos caminan en dirección contraria a la del resto de los ciudadanos, que se apartan como si fueran bichos de otra especie, y cómo otros viven obsesionados por recoger las facturas de todo lo que consumen, para desgravarlas en sus declaraciones de Hacienda, porque Hacienda somos todos, aunque el Inem lo sean sólo algunos. Ana, la novia de Juan, que además de inteligente y bonita es graciosa, define a los autónomos como "alguien que compra un sello y pide el tique". En el otro anuncio se bromeaba con el pluriempleo al que están condenadas las personas que tienen que ser más de uno para poder ser uno más, y se ve a gente que, sin dejar de correr, se arranca el traje de taxista, monja o comerciante para quedarse con otro de oficinista, dependiente o fontanero que lleva debajo. Cada segundo cuenta y los autónomos tienen que ganar todo lo que puedan mientras estén en condiciones de hacerlo y ahorrar para cuando se les eche encima su futuro de ciudadanos de segunda división sin pensiones, ni seguro de desempleo, ni créditos bancarios fáciles...

Pero la cosa está difícil en medio de la crisis y como decía el otro día el gran Emilio Butragueño, mientras comentaba para Televisión Española los últimos minutos de un partido de la selección española: "Cada vez queda prácticamente menos tiempo...". Bueno, a algunos les queda poco tiempo y a otros nada, porque en los últimos cinco meses se han dado de baja en la Seguridad Social 300 trabajadores autónomos diarios, y en lo que va de año han echado el cierre 6.000 negocios, según datos de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), que añade: "Sin embargo, lo peor está aún por llegar". La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha presentado un Plan Especial de Apoyo a los Autónomos dotado con más de 600 millones con el que se otorgarán ayudas y préstamos para que puedan adquirir locales, renovar la maquinaria de trabajo o realizar mejoras tecnológicas. Ojalá sea cierto y funcione.

Juan Urbano, que también es autónomo, pagó su desayuno y, naturalmente, guardó la factura en la cartera, lo mismo que guardaba los recibos del metrobús, la cuenta de la librería y todo aquello que pudiera defenderlo de salir perjudicado en un trato que para la gente de su clase es desventajoso, porque todo lo que ingresa está controlado por Hacienda, pero todo lo que gasta tiene que controlarlo, gestionarlo y demostrarlo él para que lo pueda desgravar, y siempre con límites. Por ejemplo, si tienes que hacer 30 comidas de trabajo al mes, por todas pagas IVA, pero sólo puedes presentar en tu declaración una cantidad determinada. O sea, que es como si jugases un partido de tenis en el que el otro te lanza pelotas de golf y tú tienes que devolver balones de rugby.

Mientras salía del bar, se fijó en una chica que, a hurtadillas, robaba un tique del plato de las propinas que había a su lado, y que otros clientes habían dejado allí, y huía apresuradamente del local, con su botín en el bolso. Maldita defraudadora...

miércoles, 22 de octubre de 2008

Memoria de madrugrada

En el programa Afectos Nocturnos, de RNE, se trató esta semana un tema del que Benjamín Prado es, digamoslo así, un experto y una de las voces más activas del panorama literario español, la Memoria Histórica. Y se notó. En este programa Benjamín opina más que nadie, se implica en cada coma, aporta, opina y llena de sentido la noche. Una aportación de mucho valor de alguien que sabe de lo que habla.

(Semanas antes habían hablado de la justicia, el reconocimiento y la discrección).

En su novela Mala Gente que camina el tema central son las madres que eran desposeídas de sus hijos por el regimen franquista y en sus artículos semanales en El País son muchas las referencias a estos temas. Leamos que nos contó la madrugada del lunes.

El programa comenzaba: Marco Tulio Cicerón, dijo "el que sufre tiene memoria". Una memoria que está en las portadas por la ley de memoria histórica y por la apertura de fosas comunes dictaminado por el juez Baltasar Garzón, pero que se sufre con cada injusticia histórica, en cada país (Chile, Argentina...), en cada guerra...

Cuando Silvia Tarragona la conductora del programa en esta ocasión en Madrid, le saluda Benjamín dice "cuando el maestro Ángel González cogía el avión en Nueva York y llegaba a Madrid sonreían los camareros de la ciudad. Hoy sonreimos nosotros".

La conversación gira en torno a las abuelas de la plaza de mayo argentinas y cuenta con la presencia dos miembros de la asociación arte y cultura por la identidad, y al director de una obra de teatro sobre este tema, "Teatro por la identidad".

Se preguntan cómo puede llevar una persona que a los 25 años descubre que quienes son sus padres realmente no lo son porque aquellos fueron represaliados por una dictadura. Preguntado Benjamín responde, " a mi me contó una historia una vez mi amigo Juan Gelman, que estuvo buscando a su nieta durante muchos años. Un día me dijo estoy muy contento porque mi nieta ha aceptado llevar mi apellido. Me contó que hay muchos casos de niños que no solo habían sido educados bien por los que se conviertieron en sus padres, sino que también hubo niños educados en el odio y en contra de las ideas de sus verdaderos padres, a los que llegaba a considerar subersivos y no querían llevar ese apellido.

Pero quiero decir una cosa, el papel de las madres de mayo es tan especial que si todo lo que ocurrió en los años 70 en el cono sur había ocurrido en España... como sabes bien yo he escrito una novela sobre esto (Mala Gente que camina), en los años 40 y 50. Fue, por desgracia el laboratorio de los horrores también para eso. En España Franco murió en la cama, después de 38 años, y es cierto que la dictadura fue tan feroz que no pudo haber una resistencia civil tan fuerte como la que hubo en Argentina. Allí existieron las madres de mayo y yo tengo la certeza de que porque existieron las madres de mayo Videla está hoy camino de la carcel. El primer empujón se lo dieron las madres de mayo con su valor y coraje. Y es muy importante porque es aquello que evita, yo lo suelo repetir mucho, la peor palabra de todo el diccionario, que es la palabra impunidad. Cuando el horror queda impune es un fracaso de una sociedad, de la justicia, frente al abuso de los criminales y los dictadores".

"Ha pasado tanto tiempo (respecto a la apertura de fosas) que ya no es demasiado tarde. El argumento que han utilizado algunos magistrados de que la iniciativa del juez Garzón se quiere saltar por encima la ley de amnistia es absurdo. También en Argentina hubo una ley de amnistía dictada por el presidente Alfonsín e insisto, Videla va camino de la cárcel".

Hay familiares que prefieren no abrir tumbas, para olvidar, para dejar pasar...

B.P. Cuando vino Margarit Yourcenar, una escritora que me encanta, dijo que no puede haber tumba más bonita para un poeta, refiriéndose a la tumba donde se supone que está García Lorca. Y digo se supone porque el otro día un buen amigo, el poeta y periodista Fernando Valverde en El País, que contaba cómo un labrador había encontrado a 5 metros, en el lugar donde se supone que estaba Lorca, restos que los habían tirado. No creo que pueda ser hermosa una fosa común. No creo que pueda ser hermosa una fosa donde te han enterrado después de matarte, donde tu familia no pueda ir a honrar tus restos. También creo que cada uno tiene el derecho absoluto, eso es respetable, a querer o no desenterrar a un familiar, siempre y cuando esté solo. Porque fosa común significa muerte en compañía. El problema que ha tenido la familia Lorca es que no pueden pedir que no se abra la fosa porque hay otras tres personas a las que sus familiares sí quieren".

Los que participaron a la dictadura están cumpliendo sus condenas en sus casas de campo y no en cárceles comunes, como deberían...

B.P. En España también se llegó a sospechar de Sábato o del propio Borges. En España se hicieron también modestamente, algunas presas políticas, como Tomasa Cuevas, que se dedicaron a salir de la cárcel de Ventas con un magetofón grabando los testimonios de las presas políticas. En esos libros, que yo tuve que leer atentamente, es donde aparecen algunas de las historias de mujeres a las que robaron sus hijos. Se calcula que en España pudo haber 600, 700, 1000 niños robados. También habrá alguna que otra persona entre 60, 70 años no sepa quien es ni sea hijo de quien cree ser, ni haya nacido donde cree haber nacido.

Un oyente dice que, según Benedetti "el olvido está lleno de memoria".

Otra oyente aprovecha la llamada para sacar a colación un tema polémico que afecta a Afectos Nocturnos (que no es harina de este costal), a lo que responde Benjamín:

B.P. Hay gente a la que no le importa absolutamente nada ninguna cosa que no coincida con sus propios intereses. Movimientos civiles como el de las madres de mayo, este ciclo de teatro, dan un ejemplo justo de lo contrario. Como la gente puede tener sentido de la justicia, de la ley, de todo aquello que está más állá de los intereses personales para ponerlos más allá de la comunidad. Y darse cuenta de lo que decía Carlos, desde Suecia, son temas que nada tienen que ver con las banderas, los pasaportes, las nacionalidades. Por eso se entiende lo que está haciendo ahora el juez Garzón. También lo hizo antes con el general Pinochet y demás. La justicia no puede tener fronteras, no se puede amparar en las nacionalidades para ocultar aquello que debe salir a la luz. Porque abrir una fosa común es cerrar una herida. Eso es lo que no entienden los defensores del olvido, que es un sinónimo de la impunidad, los defensores del silencio, que es otro sinónimo de impunidad. Los defensores de todas esas series de instituciones, momentos históricos que es mejor no tocar".

A un oyente que habla de las dos Españas...

B.P.
Esa es una idea en la que yo he creído poco. No creo que existan más dos Españas, que dos Alemanias, dos Yugoslavias, dos Argentinas. No creo que haya nada en el carácter español que nos impulse a ser más guerracivilistas, más cainitas. Creo que los españoles son una gente estupenda, no peores que los demás, en cualquier caso. No obstante, siempre hay gente interesada en que unos pocos aplasten a casi todos. Que es el problema que ocurre en todas las dictaduras, una oligarquía económica, un poder y una reacción política que en nombre de muy pocos avasallan a todos los demás.

Tras un fragmento audible de una obra en la que trabaja Cecilia Roth, llorando porque su hermano estaba en el sitio erróneo, y el sentimiendo de culpabilidad porque se lo llevaron en vez de a su personaje...

B.P. Ese sentimiento de culpa es el de Juan Gelman. Fueron a su casa a buscarlo a él, no lo encontraron y se llevaron a su nuera y a la niña de la que estaba embarazada. Él sintió mucho alivio, ya ves que alivio más humilde, cuando se enteró muchísimos años después de que al hijo también lo buscaban por su demerito, visto desde el lado de los militares. Ya ves que consuelo.

martes, 21 de octubre de 2008

Benjamín y Jota en Almería

Leemos hoy en el diario digital elameria.es que el Festival anual de Poesía de Almería, que en este ocasión celebra la IV, edición, se dedicará en esta ocasión a la relación existente entre Poesía y Música. Será los días 28 al 30 de Octubre en la biblioteca Villaespesa de la ciudad andaluza.

Poesía y Música unidos y analizados desde distintos puntos de vista. Por un lado estarán Benjamín Prado y Jota, el vocal del grupo Los Plantetas. Cada uno hará alarde de lo que mejor sabe hacer, Benjamín leerá poemas y Jota dará un concierto acústico en solitario. Aunque no cabe duda de que la relación de Benjamín con la canción va mucho más allá. Él es autor, o coautor, de tres canciones que muchos nos sabemos de memoria, y a las que Sabina pone voz y alma: Cuando aprieta el frío, Esta noche contigo y números rojos. Él es también quien dijo que "para un humilde poeta es un orgullo que la gente coree tus versos". Amigo íntimo de Sabina, de cuya relación hay muchos ejemplos en este blog... Además, escribió en el libreto del disco Vuelve Tequila, e incluso es "cuñado" de Cristina Rosenvinge. Nos sobran los motivos.


Será un diálogo interesante, una cita ineludible: el día 29 en la biblioteca Villaespesa.


El resto de días completarán el cartel, el día 28, el cantante Nacho Vegas y la joven poeta María Eloy García, quienes hablarán de "malditismo y poesía", y el 30 se cerrará el festival con José Ramón Ripoll, programador de RNE, y experto en música clásica y poesía, y el violonchelista Lluis Claret.
Hay poca más información. En cuanto la tengamos aquí estará.

lunes, 20 de octubre de 2008

Un misterio menos, una búsqueda más

Ha tenido que ser el propio Benjamín Prado quien nos resolviese el misterio, "es una antología de poemas míos que se llama "Aquí y entonces" y que se ha publicado en Cuba, inaugurando una colección de libros dobles que llevarán, como las cartas de póker, a un español por un lado y a un cubano cabeza abajo por el otro... En mi caso, es la misma antología que salió el año pasado en México y que allí se llamó, simplemente, "Mi antología." A finales de este mes voy a La Habana a presentarla".

De hecho Benjamín ya nos había dejado una pista en un comentario que hizo el 8 de septiembre , en el que ya nos hablaba de este libro, "aquí y ahora". Y ya lo habíamos incluído en la parte de sendero, desde donde seguimos sus pasos. Pero el rastro se perdía en la copa y lo tapaba la mano, esa diestra que tanto nos desvela, en cada texto, nos ocultó, en esta ocasión, el título del libro.

El cartel de Wanted ya tiene nombre, ahora comenzamos su búsqueda y captura.

Por cierto, lo prometido es deuda, acabas de leer la recompensa.

sábado, 18 de octubre de 2008

Una de investigación, ¿Qué libro es este?

Una semana después, pero por fin la página oficial de Vivamérica ha colgado las fotografías del acto al que Benjamín Prado acudió el pasado viernes en la Casa de América, bajo el nombre "los escritores leen".

Como comentaba la semana pasada, no hubiera llegado a romper todos los poemas del mundo, pero sí hubiera sido capaz de algún esfuerzo importante por ir a ver a Benjamín Prado, pero la cárcel de oro que es mi trabajo me lo impidió.

Pero a buen entendedor pocas palabras bastan y una imagen vale más que mil palabras... es decir, que me conformo con un foto y más cuando encuentro una foto con un misterio.

Efectivamente, en la foto que encabeza este post hay un libro encima de la mesa. En ese libro, como se puede ver en detalle en esta otra imagen, se puede leer en el lomo, "Pedro Juan Gutiérrez" y "Benjamín", girado en la horizontal. Supongo que a continuacion vendría el apellido, Prado.

Otra pista. Se intuye un logotipo de la nación, que imagino que es el del Ministerio de Cultura y el de AECID (creo), es decir la Asociación Española para la Cooperación Internacional para el Desarrollo, que también es la editora de Cuadernos Hispanoamericanos que dirige Benjamín Prado.

No hay más pistas.

El libro no aparece en el registro oficial, por ISBN, en el Ministerio. Ni mucho menos en google, o en librería alguna. No sabemos el título. Sabemos que es un libro, pero ¿Qué libro?
Seguiremos investigando, aunque se agradecerá y recompensará (con un post) cualquier pista...

jueves, 16 de octubre de 2008

Tras los ladrillos y las rosas

Fiel a su cita, y nosotros a él, como cada jueves Juan Urbano nos invita a pensar, y en esta ocasión, quizá, más que nunca, pues nos habla de los grandes centros de pensamiento de nuestra sociedad (o así debería ser), las universidades, en este caso madrileñas.

Anestesiar a un país.
Por Benjamín Prado, El País.
Eso es justo lo que piensa estos días Juan Urbano, que como todas las personas que no se cansan de aprender, nunca ha dejado de ser un estudiante y, por lo tanto, conserva intactas sus ganas de protestar. Pero su impresión es que vivimos en un país que se ha acostumbrado a la prosperidad, donde la mayor parte de las personas no protesta, sólo se queja, que no es lo mismo. De hecho, entre una cosa y otra hay la misma diferencia que entre cabalgar y dar vueltas en un tiovivo. A él, que recuerda la época en la que los ciudadanos le marcaban el paso a los políticos, le extraña que exista tan poca reacción por parte de los universitarios cuando la Comunidad de Madrid decide retirar su dinero, recortar el 30% de su inversión y ponerlos en gravísimos apuros económicos; o por parte de los clientes de los bancos, que aunque baje el valor del dinero suben sus hipotecas; o por parte de los conductores, que no dicen casi nada aunque el precio del barril de petróleo no deje de descender y sin embargo el de la gasolina no se mueva; o hasta por parte de los sindicalistas, que parecen aceptar con resignación liberal que el castigo por esta crisis que crearon los poderosos lo paguen los trabajadores con sus empleos.

Cuando todo el mundo se lleva bien, ganan siempre los más fuertes, piensa Juan Urbano, que, como decía al principio, ha pasado la mañana pensando en lo fácil que resulta anestesiar a quienes ya están dormidos, narcotizarlos con esa mezcla de promesas y amenazas en que se ha convertido el mensaje de los gobernantes: es cierto, tenemos problemas, pero no intenten presionarnos o en lugar de perder un poco, lo perderán todo. Y rematar la cuestión con una de esas frases absurdas que han hecho fortuna y que, aunque en realidad no significa nada, se supone que lo resumen todo: no se pueden romper las reglas del juego. ¿De qué juego? ¿Quién juega a qué? ¿Dónde están los dados? Buenos días, póngame para desayunar un café con leche y un par de ruedas de molino.

Pero, en cualquier caso, lo que más indignado tiene a Juan Urbano estos días es lo del recorte presupuestario de la Comunidad de Madrid a las universidades públicas, que este mes han estado a punto de pedir un préstamo para poder pagar las nóminas de los profesores y el resto de su personal, al parecer siguiendo una propuesta del propio Gobierno de Esperanza Aguirre. Los rectores dicen que siguen buscando fórmulas de financiación que satisfagan a las dos partes, universidades y Comunidad, dados los graves problemas de liquidez que tiene Madrid, lo cual, en su opinión, es un modo de aceptar que la Comunidad no les dé el dinero que tiene la obligación de darles.

Pero, ¿y los alumnos? ¿No dicen nada? ¿No salen a la calle a manifestarse? ¿No se encierran en sus facultades? ¿No preparan manifiestos? Juan Urbano se hizo todas esas preguntas y luego, como su mente es asociativa, se puso a tararear una famosa canción basada en un poema de Rafael Alberti: "¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora? / ¿Qué miran los poetas andaluces de ahora? / ¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora? / Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres? / Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres? / Con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres? / Cantan, y cuando cantan parece que están solos. / Miran, y cuando miran parece que están solos. / Sienten, y cuando sienten parecen que están solos...".

A Juan Urbano le gustaría que la sociedad civil despertara y tomase la palabra, porque tiene la impresión de que de un tiempo a esta parte vivimos por delegación, confiados en que nuestros problemas los tienen que resolver las organizaciones de todo tipo que nos representan y convencidos de que los esfuerzos personales y en primera persona no sirven para nada. Así que le están dando tentaciones de pasarse por la Universidad, subirse a cualquier parte y soltar un discurso. Que supieran que no pueden crear una crisis y luego cobrársela a los que empiezan a sufrir los números rojos del mercado en su propia piel y en la misma medida en que sufrieron los números azules de los días de ladrillos y rosas.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Discrección nocturna

Hace poco leía en una entrevista que Ricardo Pérez le hizo a Benjamín Prado, en su blog, que "Siempre estoy participando en charlas y ponencias. Experimento un proceso de desacción conmigo mismo en cuanto a esto y empiezo a tener la sensación de que debería callarme. El año pasado iba a tres programas de televisión y dos de radio; los dejé todos porque me estaba convirtiendo en aquello que he odiado siempre, un opinador. Soy un poco más pobre, pero más feliz".

Quizá por eso ha escogido un programa nocturno, "Afectos nocturnos" en RNE, para opinar, sin demasiada visibilidad pero con opciones de poder decir lo que opina, no tanto sobre política, aunque siempre hay algún guiño, sino más sobre lo que más y mejor sabe, sobre la gente, y cómo es. Ya lo hizo en poesía, en Marea Humana, y ahora, cada lunes por la noche, mirando hacia el martes. Si el primer día (que lo empezamos a escuchar) fue sobre la justicia, el segundo sobre el reconocimiento, el lunes tocó la discrección.

¿Son ustedes discretos, piensan que es una de las cualidades
primordiales del ser humano y que dicen mucho de su elegancia
y de su manera de andar por la vida?

"No decir más de lo que haga falta, a quien haga falta y cuando haga falta", según André Moreau,

B. P. Aquí estoy, soñando con convertirme en una persona con el paso del tiempo, que es una cualidad muy importante y muy difícil de conseguir. Lo que pide Moreau es muy difícil, hay que decir lo que se debe, solo a quien se debe y en momentos determinados. En el caso de las enfermedades, como Ballesteros, va con el carácter de la gente. Hay quien piensa que es mejor no decirlo y mantenerlo en la intimidad, hay gente que necesita hablarte de sus problemas de salud. Todos conocemos personas que lo primero que te cuentan cuanto te las encuentras es cómo se encuentran, lo que le pasa a su familia.

Pero también vivimos en sociedades donde parece que la enfermedad es sospechosa. Se oculta el dolor, se oculta incluso la muerte, que los niños no se enteren que un miembro de la familia se ha muerto, que tiene una enfermedad terminal. Yo creo que es un error. La enfermedad, el dolor e incluso la muerte son parte del aprendizaje, forman parte de la vida, y no estoy muy de acuerdo con esa visión aséptica y fría que se quiere dar ahora".


B.P.
(Respecto a Severiano Ballesteros) Estoy pensando ahora también en Luz Casal, que hizo público su cáncer, lo ha superado, ha salido bien, está otra vez cantando, va a dar unos conciertos para una fundación... como Serrat, y mira qué conciertos ha dado también con Joaquín Sabina, son ejemplos bonitos.

Respecto a las indiscretas declaraciones de Rajoy su famoso "coñazo"

B.P.
Había una cosa que contaba siempre Alberti, que le había contado Lorca. Una vez que fue a la residencia de estudiantes a dar una conferencia, había un profesor brasileño muy famoso. A la salida Lorca cogió por un brazo a Alberti y del otro al profesor brasileño y le preguntó al brasileño, "¿qué piensa de Unamuno?" y el profesor dijo "eo no conhaso", a lo que Lorca dijo, ves primo, lo que yo te decía, Unamuno un coñazo.

Rajoy ha caído por la misma escalera. Pero pienso que esas cosas no tienen niguna importancia, no sé qué interés tiene que un micrófono se meta ahí. Y estaba pensando en el tema de Luz, Serrat, Carreras o ahora de Ballesteros, que demuestran que no está reñido con la información. Se puede informar también discretamente, sin entrar en temas escabrosos. Es digno de tener en cuenta.

Contestando a una oyente que hablaba de la poca discreción de un médico al decir que se padece una enfermedad.

B.P.
Es que hay gente que cree que por decir las cosas de manera brutal o descarnada se es mejor. A mi cada vez que alguien me dice, mira te voy a ser muy sincero, le digo que no por favor, me echo a temblar.

Una vez más, sobre las elección americanas.

B.P.
A mi me parece que el respeto no se puede exigir, pues me parecen términos contradictorios. El respeto se pide, y se gana, no se exige.

Sobre el aumento del número de personas que acuden a los comedores sociales y piden discrección, pues sus familias no lo saben.


B.P. Esa es una discrección que tiene que ver con la vergüenza y con el fracaso, lo que nos debería hacer pensar sobre en qué mundo vivimos para que la gente además de estar pasándolo mal tengan que avengonzarse por ello, tengan que ocultarlo. Es un doble dolor. Lo interpreto más como un fracaso de la sociedad en general que como un fracaso personal. Encima que alguien fracasa tiene que esconderse.

B.P.
No hay mayor distancia que la de mirar para otra parte. Por eso la gente cuando no quiere ver lo que ocurre a su alrededor se siente libre de no enterarse de lo que no le conviene.
Por cambiar de tercio estaba pensando en una discreción más íntima, en la que no están políticos y personas célebres, sino los amigos y la familia. Es la hermana gemela de la amistad. En la amistad uno siempre busca confiar tus secretos más íntimos y que no los revele. Pocas pestes en la vida más grandes que un amigo cotilla, que un amigo indiscreto. Te arruinan la vida, te ponen la parte de adentro por fuera, a los pies de los caballos. El amigo cotilla es una especie de maldición. Radioamigo.

B.P. Una indiscrección a la que estamos todos muy expuestos últimamente es a la que nos somete la vigilancia. La cantidad de cámaras que hay en todas partes. La cantidad de registros. A mi me ocurrió hace poco en un aeropuerto que a una mujer que iba delante de mi le abrieron la maleta, le revolvían la ropa interior y la mujer se puso echa una fiera con toda la razón porque todo el mundo estaba viéndola. Me acuerdo que dijo la palabra, si tienen que registrarlo hagánlo con discrección. En nombre de la vigilancia nos tienen a todos indiscretamente vigilados, expuestos por todas partes.

B.P. A veces lo que dicen los políticos están tan embalados, todo lo que dicen parece que ha pasado por el mismo molde, repiten el mismo modelo que a veces esta sinceridad se agradece.

B. P. Como decía Cervantes, cada uno es como Dios lo hizo, y normalmente, peor.
Sobre el padre que violó a su hija en Bélgica.

B.P. Lo que estoy un poco cansado es de los presuntos. Esa protección de los medios de comunicación ante no sé que amenazas o no sé qué denuncias. A un tipo que ha puesto una bomba le llaman presunto etarra... hay muchos casos que tampoco tiene mucho sentido. Eso no es discrección. Podría poner ejemplos en los que la presunción está más que superada.

Sobre la prensa...


B.P.
Estoy bastante orgulloso de cómo es el periodismo español. Quienes nos dedicamos a esto conocemos muchas cosas de la vida privada de los políticos y no entramos en ello. En cualquier periódico inglés sabiendo la mitad cuentan el triple. En España el periodismo es bastante respetuoso con la vida privada, por lo menos de los políticos y la gente seria que se lo ha ganado. La gente que se pasa la vida vendiendo bodas bautizos y comuniones después se quejan de que les tiren una foto en el supermercado. Sé que legalmente tienen derecho a quejarse. Pero también depende de lo que esté uno dispuesto a vender.

martes, 14 de octubre de 2008

Una de prólogo: Tren Nocturno. Martin Amis.

Siguiendo la estela marcada por el Prólogo de Blueberry, aquí tenemos una nueva entrega de esos prólogos de Benjamín Prado que a mi particularmente tanto me gustan.

En esta ocasión pertenece al libro de Martin Amis, Tren Nocturno, dentro de la colección de las mejores novelas del siglo XX que publicó El Mundo.


Tren Nocturno. De Martin Amis.
Prólogo por Benjamín Prado


La única forma de ver las cosas completas es alejándose de ellas, poniéndose a mirarlas justo desde el lado opuesto al que ellas ocupoan y, sobre todo, siendo capaz de moverse a su alrededor, como un cóndor que sobrevolara a unas reses heridas, para mirarlas desde todos los ángulos. Al modo de los mejores escritores, Martin Amis (1949) lo ha hecho a menudo, ha buscado en la mayoría de sus libros las dos caras de la historia que estaba contando, que es la única forma de contar la historia entera, con sus hechos y con sus contradicciones: si no hay dos extremos, es imposible que haya una cuerda; si no hay abismos, los personajes no tienen ni donde caerse ni de dónde salir. Es el caso de los protagonistas de La información, dos escrcitores que al principio de sus carreras comparten sueños idénticos pero que, al final, se distinguen por el triunfo de uno, el fracaso total del otro y por el efecto que esto causa en el carácter de cara uno de ellos. Es, también, el caso de John Self, pesonaje central de su novela Dinero, un hombre capaz de llevar una vida completamente llena y, al mismo tiempo, completamente vacía. Martin Amis tiene un ordenador, pero también tiene un cuchillo y lo usa para cortar en dos sus historias y a sus personajes, igual que quien parte una naranja para ver cómo es por dentro y, despiés, sacarle todo el zumo hasta su última gota.

En tren nocturno, la partición de la realidad en dos mitades es aún más explícita; de un lado, tenemos a Jennifer Rockwell, una joven bella, inteligente, de buena familia y adinerada. En resumen, tenemos, al menos por su parte de afuera, una mujer perfecta ante la que todo el mundo se siente como si estuviera cayendo por la cuesta abajo de una montaña rusa.

En el rincón opuesto, tenemos a Mike Hoolihan, una policía no muy guapa, con una voz tan grave que cuando habla por teléfono suelen confundirla con un hombre y una infancia que consistió, básicamente, en ser violada por su padre desde los siete a los diez años. Jennifer Rockwell lo tiene todo, en el eje entorno al que parecen girar los acontecimientos de la parte lujosa de una pequeña ciudad norteamericana, un mundo feliz y acomodado en el que la detectiva Hoolihan parece un perro callejero husmeando en el jardín de un palacio. Sin embargo, algo no encaja: Mike Hoolihan es la que sigue viva y Jennifer Rockwell quien se ha matado, pegándose tres tiros. ¿Por qué?. se preguntan el padre de la chica- un coronel de la polocía que se niega a aceptar que su hija no haya sido asesinada-, su novio - Trader Faulkner, un profesor de porvenir brillante que estaba enamorado hasta los huesos de ella-, sus parientes y el resto de la ciudad.

Y, naturalmente, se lo pregunta la mujer policía mientras va haciendo averiguaciones o escucha, en medio de la noche, el paso del tren nocturno que hace vibrar las paredes de su apartamento. Lo extraño de todo esto es que, a medida que avanza en su investigación, Mike Hoolihan descubre que todo es, al mismo tiempo, justo lo que intuía y absolutamente diferente de lo que hubiera imaginado: las sospechas sobre un presunto crimen se van desvaneciendo mientas la forma de la chica muerta cambia sin parar; en el fondo, Jennifer Rockwell es una metáfora de la angustia, un ejemplo estremecedor de lo frágil que pouede ser por dentro alguien que, visto desde fuera, parece tan fuerte, casi invencible. Alguien a quien los demás empiezan, de pronto, a recordar de otra manera: un hombre que habló con ella en un club y la recuerda como a una persona más vulgar de lo que muchos habrían pensado, o Trader Faulkner, que confiesa el insaciable apetito sexual de la supuestamente modosa diosa, si se me permite la aliteración; o Bax Denziger, su jefe en el instituto de estudios astronómicos donde trabaja y donde lleva a cabo importantes tareas científicas, que recuerda cómo ella sentía una admiración casi enfermiza por Isaac Newton, por la forma en que el sabio, según la leyenda, solía mirar el sol cada mañana, para intentar comprenderlo, hasta quedarse ciego. Denziger sabe que su compañera era una mujer lúgubre a menudo, y confiesa que un día Jennifer le aseguró que lo que quería el padre de la ley de la gravedad al observar fijamente el sorl erar mirarle a los ojos a la muerte.

De manera que Mike Hoolihan tiene que borrar, poco a poco, como quien tacha los números de un problema mal resuelto, los datos que fue apuntando en su lista de cusas, sospechosos e indicios. Pero con cada línea que borra, la verdadera Jennifer Rockwell aparece con mayor nitidez. Ése es uno de los grandes aciertos de Tren Nocturno, una falsa novela policiaca, tan perturbadora, bella e inteligente: el modo en que nos hace ver cómo la verdad a veces es justo lo contrario de lo que aparecenta. Asi parece comprender la vida Martin Amis, como un tren que se oye en la noche y del que no sabemos mucho, ni de dónde viene ni si va a alguna parte. La solución es que todo es un misterio.

domingo, 12 de octubre de 2008

Tomas Segovia se lleva el García Lorca de Poesía

El poeta valenciano Tomás Segovia fue galardonado el pasado viernes con el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, que la fundación del poeta y el ayuntamiento de Granada convocan anualmente. El galardón fue concedido por ser "un peota de las dos orillas que ha devuelto a España lo que aprendió fuera de ella", ya que Tomás fue uno de los exiliados por la dictadura y tuvo que vivir gran parte de su vida en México.
Otras 36 candidaturas optaban al premio. Entre ellas se encontraba la de Benjamín Prado, tal como informamos el 29 de agosto pasado en este blog. La mera nominación a un premio que han ganado poetas de la talla de Ángel González, Francisco Brines, Blanca Varela o José Emilio Pacheco, es todo un lujo y si esa nominación, además, viene de la mano de un festival de poesía como el de Módena, el reconocimiento es doble.

sábado, 11 de octubre de 2008

Sabina y Benjamín Prado cara a cara en CNN+

Buleria86 es el culpable de que hoy tengamos ante nosotros una entrevista en CNN+ que José María Calleja le hace a Joaquín Sabina y a Benjamín Prado con motivo de la presentación del libro de Joaquín, "A Vuelta de Correo". La entrevista no es reciente,quizá fue en abril de 2008, pero no ha de ser noticia para que sea interesante.

Un mano a mano, entre tres, dialéctico, un debate al unísono en el que chapeau para los dos artistas, en cada uno de los tres vídeos (pensé ponerlos en tres post, por aquello de alargar el gozo, pero es un 3 en 1 imprescindible)

Qué podrás ver en el primer corte...
. Presentación de Sabina y de Benjamín, "hermano en gananciales de Joaquín Sabina", según José María Calleja.
. Hablando sobre el "nuevo" gobierno, y la ministra de defensa.
. A vuelta de correo es una "celebración de la amistad", según Sabina. Hablan de: Ángel González, Jose Hierro, Almudena Grandes...
. La poesía es una forma de "vivir y de beber": B.P.
. "Uno se va decepcionando de la ficción", Sabina.
. "A vuelta de correo también es una novela. Es una especie de autobiografía hacia dentro", B.P.
. "Estos poemas están escritos en tono de humor, pero cuentan muchas cosas", B.P.



En el segundo corte...
. "En este libro está el gusto por encontrar soluciones a un terceto, a una estrofa. Me gustaría que los poetas también fueran llamados compositores", B.P.
. Los cantantes, escritores, en la política. Opiniones de ambos.
. El libro es un elogio de la amistad. El Grupo de Rota.
. "Si pienso que soy una persona con suerte es por mis amigos", B.P.
. La vida es la lucha permanente por buscar la palabra exacta.
. Fuera de Visor no hay salvación.
. Vida antes de la democracia.



Para acabar...
. Poesía en estos poemas.
. Cómo es nuestro país. Elecciones y partidos políticos.
. Gira "Dos pájaros de un tiro", Serrat y Sabina.
. "Me tocaría hacer un disco si me salen canciones y me ayudan mis amigos", Sabina.

jueves, 9 de octubre de 2008

Sesión doble, por VivAmérica

(O triple, ojo a la foto del lateral. Recién revelada en el festival VivAmérica).


La obligación y la devoción no se llevan bien. Y una imagen no siempre sustituye a mil palabras. Aquí dejo constancia, con esta imagen, de que ayer Benjamín Prado estuvo en la Casa de América, aquí al lado, y que no pude ir. Ayer, él, Benjamín, desde Madrid habló por videoconferencia con Bogotá, con Héctor Abad Faciolince, moderado por Marco Schwartz, sobre "La justicia de la memoria. Conversación sobre la memoria y el pasado colectivo". Y me lo perdí.

Mi reino por el mp3 de ayer. ..
Y por el de mañana.

Que el reloj de la literatura no es el de las oficinas. A las 13:00, también en la casa de América, también en la Sala Bolívar, Benjamín Prado, Ronaldo Menéndez, Daniel Samper y Alejandro Hernández hablarán, en mesa redonda (que siempre es rectangular) sobre "Los escritores leen. Los autores leerán pasajes de sus textos literarios". Y también me lo voy a perder...

El muerto de la 102 en el post 103

No ha habido acuerdo, pero ha salido así. En la entrada 103, que es ésta, ha tocado colgar el texto de Benjamín Prado que se titula "El muerto de la 102" y que publica, como cada Jueves, en la sección de opinión, de Madrid, de El País. A vueltas con la sanidad y con la privatización, y con el ¡uhhhh,uhhh! y el ¡fuera,fuera! Juan Urbano anda últimamente crispado, más gris que marrón. El otoño no está siendo fácil por estas latitudes.

El muerto de la 102
Por Benjamín Prado. El País.
Como esa gente cree en el más allá, igual los jefes de la Consejería de Sanidad, ¡uuuuuh, uuuhhh, fuera, fuera!, no duermen muy bien y tienen pesadillas en las que el muerto de la 102 regresa de la tumba para arrancarles el corazón y comérselo. Porque, como saben, el antiguo hospital Puerta de Hierro parece un castillo abandonado, pero donde empiezan a aparecer los fantasmas es en el nuevo, donde los pacientes tampoco deben de sentirse muy cómodos rodeados de obras y albañiles que le andan dando los últimos toques al edificio y que, al cruzarse con los doctores por los pasillos, forman una mezcla de bisturíes y destornilladores más que inquietante. Pobre de aquel ciudadano aprensivo que vea cómo se llevan a un familiar al quirófano y 10 minutos más tarde empiece a oír los ruidos de un serrucho o un martillo... Ayer, cuando saltó la noticia de que habían olvidado un cadáver en un cuarto de limpieza, junto a un bote de pintura y una escoba, rápidamente se puso en marcha el humor negro que nos caracteriza y alguien escribió en un blog: "Menos mal que no apareció en la cocina...".

Juan Urbano está seguro de que el traslado del hospital Puerta de Hierro acabará por ser negocio
Como en España ser político consiste a menudo en sólo dos cosas, no enterarte de nada y negarlo todo, una portavoz de la Consejería de Sanidad, ¡uuuuh, fuera!, afirmó que el rumor era "absolutamente falso"; que no había tal muerto aparcado junto a una carretilla y unas cajas apiladas y que en el hospital Puerta de Hierro "no hay obras y cadáveres en el mismo sitio". Mala suerte para la negadora, porque EL PAÍS le hizo una foto al difunto y todos pudimos verla. A última hora de la tarde, algunos analistas esperaban que la presidenta de la Comunidad convocase una rueda de prensa en la que afirmaría que al muerto lo habían puesto allí a propósito o el alcalde Ruiz-Gallardón o el presidente del grupo PRISA.

Juan Urbano pensó una vez más en el cinismo sin fondo de esta gente que afirma que la única manera de salvarnos la vida es condenar a muerte a la sanidad pública, y se hizo la pregunta que se hacen miles de ciudadanos: ¿cómo es posible que haya personas muriéndose en los pasillos de los sanatorios o sufriendo listas de espera inhumanas para ser operados y que, al mismo tiempo, en Madrid se cierren cada vez más hospitales, ahora el Puerta de Hierro de Madrid y antes otros muchos? Bueno, es fácil de explicar: por la misma razón que se está hablando de una amnistía fiscal que haga que los defraudadores que acumularon 50.000 millones de euros en billetes de 500 cuando la burbuja inmobiliaria aún flotaba, desentierren ahora su dinero negro, lo metan en los bancos y nos salven a todos. Así que el zorro no estaba en el gallinero para comerse a las gallinas, sino para enseñarlas a volar. Lo que hay que oír.

Aunque de momento la cosa no está clara, porque nadie se ha preocupado de aclararla, Juan Urbano está seguro de que el traslado del hospital Puerta de Hierro acabará por ser un buen negocio, y que la columna vertebral de ese negocio está formada por las letras de la palabra especulación. Seguro que en el terreno enorme de los dos edificios que lo forman va a acoger algo más que un centro de salud, o una clínica dedicada a los cuidados paliativos. ¿Se apuestan algo a que también se construyen unas cuantas casas o algo peor? Se hizo esa pregunta a sí mismo igual que si se dirigiese a un auditorio y, en su imaginación, nadie entre el público fue capaz de apostarse nada. Será que con la crisis nadie arriesga un céntimo, salvo que sea un banquero, un constructor o cualquiera de esos privilegiados que pueden ser todo lo irresponsables que quieran porque saben que lo que pierdan se lo va a reponer el Gobierno. Y lo que dejen de ganar, también.

En cuanto a las personas normales, las que tienen que acudir a la sanidad pública porque no pueden pagarse otra cosa, pues nada, a hacer cola y, si hay mala suerte, a terminar como el desdichado de la 102, en el cuarto de los desechos y junto a una escoba que es toda una metáfora del modo en el que en Madrid se barre a los cadáveres debajo de la alfombra, para que no hagan feo. Amigo, si puedes oírme, haznos un favor: vuelve de donde estés, métete en los sueños de esos mentirosos, ¡uuuuh, fuera, fuera, fuera!, y no les dejes dormir. Ellos son los que no se merecen descansar en paz.