jueves, 9 de diciembre de 2010

Poetas en el fin de siglo

Francisco J. Díaz de Castro ha escrito el libro "Vidas Pensadas: poetas en el fin de siglo", en el que, como dice en alguna reseña "reúne una selección de ensayos, reseñas y notas sobre libros y poetas de la última década (José María Álvarez, Juan Luis Panero, Guillermo Carnero, Eloy Sánchez Rosillo, José Luis García Martín, Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Jon Juaristi, Luis García Montero, Felipe Benítez Reys, Carlos Marzal, entre otros) que responden diversamente a la definición de Ángel González de que "escribir poesía es la forma más compleja de pensar la vida".

Entre esos poetas también esta Benjamín Prado, y su libro Ecuador, al que dedica un capítulo completo, que google.books pone a nuestra disposición como botón de muestra del libro, como promoción, y como anzuelo, piquemonos y ataquémoslo entero. Aquí dejo...


El Ecuador de Benjamín Prado.
Por Francisco J. Díaz Castro

Atinadamente titula Benjamín Prado esta edición de su poesía que es a la vez reescritura y balance de una etapa. Pasado este Ecuador va a llegar Iceberg, que obtuvo el último Premio Ciudad de Melilla y que, ya desde el título, anuncia otras latitudes. Aunque en Ecuador leemos de otra manera los cinco libros publicados hasta la fecha por el autor, lo preciso sería decir que Cobijo contra la tormenta (1995) y Todos Nosotros (1998) presentan pocas variantes mientras que de Un caso sencillo (1986), Asuntos Personales (1991) y El Corazón Azul del alumbrado (1991) sólo se mantienen unos cuantos poemas y fragmentos. El resto es poesía nueva que no renuncia a ninguno de los componente expresivos o de pensamiento de sus orígenes. A este respecto conviene recordar palabras de Benjamín Prado al frente de la antología 1917 versos (1987) que siguen vigentes: "hablar desde la tumultuosa soledad de un mundo propio, a la vez subetivo y cierto; hacer de ese personaje literario (...) una fabulación e la estatura de los hombres reales (...) Queremos una sentimentalidad que contribuya a destruir nuestras miserias, otra sentimentalidad".


La poesía de Prado se forjó en el ambiente granadino de la "otra sentimentalidad", y la lectura de sus primeros libros revela sus búsquedas y sus primeros hallazgos, sus fidelidades posteriores y su originalidad. Porque es inconfundible, arriesgada y certera desde el principio: sus aparentes rarezas nos desvelan cómo logra el poeta que sus juegos en libertad con las apariencias de la realidad pueden llevarnos más adentro en lo real, sin crípticos hermetismos ni tonterías y sin caer en lo trillado.


Que un título como Todos nosotros resulte verdadero y pueda aplicarse a toda una trayectoria representa un desafío: salir victorioso por medio de unos poemas cuajados de metáforas y de imágenes y a menudo extramada, nutridos de las citas cultas - yo no llamaría a esto culturalismo -, que dialogan por igual con Milton, con Yeats, con Bob Dylan o Lou Reed es muhco más difícil. Benjamín Prado posee esa rara cualidad que consiste en lograr que nos alcance como sencilla una escritura que por su incesante movimiento imaginativo y por el tino de su circulación libre no lo es. Ello es posible porque el poeta atiende con inteligencia ágil a la conciencia personal y al tiempo colectivo, porque su norma personal del "todos nosotros" domina hasta su escritura más intimista.


Ecuador reordena todos los poemas en cuatro partes. Componen la primera homenajes a distintos escenarios y a distintos autores. Entre estos yo destacaría "El corazón azul del alumbrado", "Cobijo contra la tormenta" y "El viajero", emocionante retrato de Javier Egea. Testimonios y espacios permiten el hallazo personal, "el lugar / donde están los poemas;/ donde busco/ adivinar quién soy, además de yo mismo". Las palabras del amor, en la segunda parte, atraen la reflexión sbre la escritura a este espacio en e que la imaginación en movimiento logra reforzar la intensidad: porque la consideración del amor conduce al lugar "desde donde se escribe,/ las afueras,/ el extranjero de nosotros mismos". Más sombríos son los homenajes literarios que se agrupan en la tercera parte, on poemas espléndidos como "Marga Gil en la isla", "Como quien va hacia el fondo de una alcoba", o el inédito "Ecuador". Forman la cuarta parte, entre definiciones, citas y sarcasmos, los aforismos de "100 veces mentira", que componen en mosaico la síntesis de su poética: no renunciar a lo esencial ("Que algo se haya dicho no significa/ que no pueda volver a decirse por primera vez"), constatar los conflictos de la conciencia ("El hombre que ya no soy tiene sus propios recuerdos") y hacer de la poesía conocimiento y transformación: "Lo que importa de un poema es en quién te convierte". También importa en quiénes nos convierte a todos nosotros, como dice el último poema, "Cada mañana", "Del otro lado hay gente oscura que nos busca".

(2002)

1 comentario:

Marta Ávila dijo...

Es la segunda vez, creo que oigo hablar de “Vidas pensadas” y pinta de maravilla, voy a ir a buscarlo. Gracias, Meadow, qué maravilla que estés haciendo esto. Y qué amor de cita: “escribir poesía es la forma más compleja de pensar la vida".
Me encantó leer la parte de Ecuador (voy a por el libro y así me puedo tirar por ahí a leer); pero qué difícil se me hace tener que elegir sólo tres poemas por parte. En la parte III hay un poema que me encanta “ALGO COMO LA NOCHE EN UN EMBARCADERO” porque al leerlo, cuando cerré el libro, se me quedó dentro olvidada una estrofa, la copio:

...“Algo hemos aprendido: a no usar nunca,]
nunca jamás el juego de hacer
versos]
-ni en las peores noches-
para jugar con nuestros
sentimientos;]
también a ser infieles:la traición
obliga- como dice
Catulo- a querer más y a apreciar menos.]
Y hemos aprendido que ser inteligente]
hace sentirse un hombre
envenenado por sus propios médicos”]...