martes, 10 de enero de 2012

Indicios

El sábado lo publiqué en italiano, hoy en castellano, el poema lo merece

Indicios
Por Benjamín Prado


En el rosal asoman las uñas del leopardo.

En las hojas caídas

se oye volar aún a las palomas muertas.

El reloj cava un pozo en el hombre dormido.

Eso es lo que aprendí

aquella noche, al observar mi casa.



Vi la ceniza,

el musgo,

vi el cuchillo oxidado;

vi el cuerpo que se borra al alisar la sábana

y la flor que se hunde en las islas del moho

y la gota de sangre que crece en la cereza.



Eso es lo que aprendí

aquella noche:

vi que el color rojo

esperaba los dedos de la mujer herida;

vi la estrella de mar

enterrada en la palma de la mano;

vi el reptil repartido entre las uvas.



Fue entonces,

cuando el viento

sopló desde el jardín su cáncer verde;

cuando en la taza rota habían pasado cien años;

cuando mi piel fue un río de la luna.



Aquella noche,

al observar mi casa.

Aquella noche en que busqué respuestas

como el silencio busca hombres dormidos

donde ensayar la muerte.

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