El sábado en el círculo de bellas artes nos contaba que ayer u hoy entregaría la novela a su editora. Ese mismo día me atreví a pedirle el adelanto de la primera línea, pero Benjamín es como sus textos, siempre te da más de lo que buscas.
Aquí os dejo, en exclusiva, el primer párrafo de la que ya es la nueva novela de Benjamín Prado, aunque no vea la luz hasta el próximo año. Para el título, como el mismo decía en enero en una entrevista: Con los títulos soy muy dudoso, tengo apuntados dos o tres y luego le pregunto a los amigos cómo les suena, les miro a la cara, porque creo que el título tiene que gustar a primera vista. El título de la última Mala gente que camina, por ejemplo, me lo dio Joaquín.
"Miró hacia la derecha, al grupo de los que insultaban a los policías y a los operarios que en ese preciso instante amarraban con cables de acero la estatua del dictador, y después de estudiarlos detenidamente sacó una libreta y un bolígrafo y se puso a tomar notas sobre algunos de ellos. Lo hacía de tal manera, sin quitarles ojo mientras apuntaba en su cuaderno frases rápidas como latigazos, que alguien podría haber pensado que en lugar de escribir, dibujaba. En primer lugar, se fijó en un hombre de entre cuarenta y cincuenta años, vestido con un traje azul, que se mantenía un poco apartado del tumulto y miraba a su alrededor con una mezcla de apatía y desdén, mientras hablaba por su teléfono móvil. No gritaba ni hacía aspavientos, como los otros, pero si te concentrabas en su boca podías ver la brusquedad con que las palabras salían de ella, de un modo tajante, a veces como si fueran pequeñas explosiones, y no era difícil llegar a la conclusión de que no le gustaba en absoluto lo que estaba pasando allí. Después se detuvo en una mujer morena que estaba justo enfrente de él, cerca de los que iban a aplaudir emocionados, unos minutos más tarde, cuando la grúa se pusiese en marcha, el general a caballo desapareciera y sólo quedase del monumento injurioso un pedestal vacío. Llevaba una blusa roja y, aunque antes la había visto con otras tres personas, en ese momento se había separado de ellas y fumaba parsimoniosamente, apoyada en un coche oscuro. También ella parecía observar lo que pasaba con un distanciamiento que sólo te podías creer si no reparabas en sus ojos, porque en ellos se escondía un destello de ira, lo mismo que bajo la delicada piel del pomelo se oculta la vorágine del amargor.
León Gieco
Hace 39 minutos
5 comentarios:
me lo pido
ONio
¡Qué maravilla! ¡Ole y ole! Me encanta el sabor que desprenden esta líneas y ya sé desde hace tiempo que este librito se hará también mi compañero para siempre, como me ocurrió con 'Mala gene que camina', lo sé porque el prisma con el que Benjamín mira y coge ángulo me fascina y de algún modo se produce magia con todas esas sensaciones y emociones que esa mirada extrae y nos regala. Llegué a la conclusión de que lo más valioso de un escritor no es su pluma (que también) sino su mirada limpia. Me encantó el detalle de los ojos y la boca, ja,ja, sí parece que son independientes, van a su bola y tienen su propia comunicación, emiten más significado que los sonidos: "un destello de ira, lo mismo que bajo la delicada piel del pomelo se oculta la vorágine del amargor” ¡¡Toma ya!!
Le debo mucho a las canciones que Benjamín Prado y Joaquín Sabina rompieron en Praga, pues gracias al libro que con tal motivo publicó el primero y que hojeando últimas novedades apareció inesperadamente ante mis ojos, me hice incondicional de sus aventuras literarias, tanto en línea larga como en corta. He de reconocer que a Benjamín he llegado por Joaquín. Desde entonces ¡cuántas veces he bendecido ese momento y cuántas he lamentado que no se haya producido antes! Al día de hoy, sólo me quedan por leer dos o tres libros suyos, entre otros, “Raro” y “Nunca le des la mano a un pistolero zurdo”. Después de varios intentos, no consigo dar con ellos, pero no desisto de tal empeño. Si la felicidad existe, lo más aproximado que conozco es el placer que experimento cuando tengo un libro del maestro entre las manos. Llevaba un tiempo preguntándome cuando vería la luz su siguiente libro y compruebo que, al menos, ya hay noticias sobre su existencia. A la espera quedo procurando no desesperar. Sólo me queda darle las gracias a don Benjamín por los buenos ratos que su prosa y su poesía me vienen proporcionando desde que tuve la suerte de probar su talento que, dicho sea de paso, tiene un sabor adictivo.
Gracias, Juan José, uno escribe para que la gente como tú no cambie de opinión.
Mala gente que camina cayó en mis manos en forma de regalo de Reyes(qué paradoja, esa fecha que tan poco gusta al narrador) y no puedo estar más agradecida. Simplemente gracias Antonio por tu regalo y sobre todo GRACIAS BENJAMÍN por regalarnos esta deliciosa y a la vez dura historia, has conseguido que pase un fin de semana inolvidable al lado de Dolores Serma. No taradaré en hacerme con Operación Gladio
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