domingo, 9 de agosto de 2009

En Relatores...

Un día se me ocurrió mirar debajo del asiento y encontré un chaleco salvavidas.

Así, en http://lifevestunderyourseat.wordpress.com fue como encontré esta dedicatoria del gran Sabina a su hermano Benjamín.

Una poema que es solo el comienzo de una conversación... que tendrá réplica...




Dilecto Benjamín: hállome en trance

de hacer público un hato de sonetos
y úrgeme contar con tu discreto
parecer en tan intrincado lance,

demasiado pedir, pero lo pido
como quien pide un cable generoso,
aunque, por una vez, más que piadoso
intratable has de ser, como el olvido.

Y, pues que asumo, vaya por delante,
mi bisoñez en tales menesteres,
ayúdame a montar a Rocinante,
ilústrame clavándome alfileres.

A tu amistad acudo, como un niño
que en el hall del parnaso se desnuda,
sobrado como estoy de tu cariño,
oráculo te quiero de mis dudas.

Tacha, corrige, búrlate, mejora,
sin dejarte ni un pero en el tintero,
compite en quites, como los toreros
que descerrajan cajas de Pandora.

Un verso es una bala sin destino
que pocos cantan y que nadie lee,
el caso es que al rimar se hace camino,
dijo el único santo en que uno cree.

Claro que me equivoco, tantas veces
que no bastan los dedos de ambas manos
para atajar la sangre que parece
azul en las estrofas de mi hermano,

tu lira invoco, Benjamín querido,
sin ser el primogénito de nada,
el día después de todo, tu partido
compartirá el autor de mis baladas.

Y lo firmo en Madrid, en Relatores,
uno de tantos viernes de dolores.

1 comentario:

Romano dijo...

Gracias,,,gracias,,,,