Roto
Por Benjamín Prado. En No me cuentes tu vida
Solo, en medio de todo;
estar tan solo
como es posible,
mientras ellos vienen
muy despacio,
se agrupan,
ponen su campamento,
invaden,
talan,
hunden,
derriban las palabras
una a una,
se reparten mi vida,
poco a poco,
levantan su pared
golpe a golpe.
Después se van;
se marchan
lentamente,
pensando:
-Nunca podrás huir de todo lo que has perdido.
Tal vez tengan razón.
Tal vez es cierto.
Pero llega otro día,
el cielo quema
su cera azul encima de las casas;
yo regreso de todo lo que han roto,
busco entre lo que tiene
su propia luz,
encuentro
la mirada del hombre que ha soplado unas velas,
el limón que jamás es parte de la noche;
ato,
pongo de pie,
reúno los fragmentos,
me convierto en su suma.
Y todo vuelve
otra vez;
las palabras
llegan donde yo estoy;
son las palabras
perfectas,
las que tienen
mi propia forma,
ocupan cada hueco
y cierran cada herida.
Las palabras que valen para hacer estos versos
y sentarse a esperar que regresen los bárbaros.
estar tan solo
como es posible,
mientras ellos vienen
muy despacio,
se agrupan,
ponen su campamento,
invaden,
talan,
hunden,
derriban las palabras
una a una,
se reparten mi vida,
poco a poco,
levantan su pared
golpe a golpe.
Después se van;
se marchan
lentamente,
pensando:
-Nunca podrás huir de todo lo que has perdido.
Tal vez tengan razón.
Tal vez es cierto.
Pero llega otro día,
el cielo quema
su cera azul encima de las casas;
yo regreso de todo lo que han roto,
busco entre lo que tiene
su propia luz,
encuentro
la mirada del hombre que ha soplado unas velas,
el limón que jamás es parte de la noche;
ato,
pongo de pie,
reúno los fragmentos,
me convierto en su suma.
Y todo vuelve
otra vez;
las palabras
llegan donde yo estoy;
son las palabras
perfectas,
las que tienen
mi propia forma,
ocupan cada hueco
y cierran cada herida.
Las palabras que valen para hacer estos versos
y sentarse a esperar que regresen los bárbaros.
3 comentarios:
Gracias, Meadow… Los poemas de Benjamín se están convirtiendo en una fuente inagotable para mí. Cada vez que los leo parece la primera vez, los encuentro diferentes… Es increíble, no sé si será porque una jamás vuelve a abrir un poema desde la misma actitud o porque a este hombre se le cae de tal cantidad de poesía al hablar que yo sólo soy capaz de absorber la que puedo retener con las manos en ese momento, de modo que siempre hay algo nuevo que descubrir en el poema releído… Estoy muy contenta de tener en casa ‘No me cuentes tu vida’. Hace poco (no sé si fue esta semana o la anterior), le escuché decir por la radio “LOS COCODRILOS LLORAN LÁGRIMAS DE MINISTRO” –en relación a aquella ministra de Trabajo italiana que con una mano se secaba las lágrimas y con la otra aplicaba su tijera tecnócrata-, me pareció que no se daba cuenta de que acababa de superar el récord de Monteroso. ¡Genial!, aunque por desgracia, al despertar, me di cuenta de que no era un microrrelato; sino la realidad, que seguía allí.
Las palabras... Refugio donde siempre regresar.
Gran poema. No esperaba otra cosa.
Uno, que es fans, con esa ese final y todo.
Salud.
Uno ve cómo están colocadas las palabras en el diccionario y cómo aparecen en los poemas de Benjamín y acaba creyendo en los milagros. Gracias por desordenar el diccionario de forma tan bella.
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