sábado, 23 de octubre de 2010

La ausencia de miedo

Uno querría ser tan faliz como Eduard Punset, pero a menudo nos vemos tan escépticos y tan realistas como Juan Urbano. Grandes jugadores no hacen un gran equipo, y sino que se lo digan a Florentino Onasis y sus etapas madridistas.

Y hablando del Madrid, cedo la palabra a un madridista de pro, que en este artículo se define como optético. "La crisis es una estado de ánimo", dijo una vez Zapatero, realmente no lo es, (y menos para ese millón de persona al borde de la desesperación), pero, con ojos de Punset, quizá tenía razón.

Un millón de pobres y cinco ministros
Por Benjamín Prado. El País.

Uno solo se deprime por falta de imaginación, y esa es una de las conclusiones a las que podrían haber llegado los asistentes al congreso sobre la felicidad que se ha celebrado en Madrid ayer y antes de ayer, y del que Juan Urbano salió igual que había entrado, absolutamente optéptico, que es la palabra de pega que él usa en broma para explicar su carácter paradójico, que es el de un optimista escéptico, alguien que sabe que, a pesar de todo, la alegría siempre merece la pena.

Mientras los filósofos le daban vueltas con sus cucharas a la felicidad, el presidente del Gobierno se la daba a sus ministerios; y aunque como es un buen lector de poesía sabrá que "no se sostiene la seda con cemento", como dijo el poeta Vicente Núñez en uno de sus Sofismas, esperamos que nos vaya a todos bien con esos trabajos de apuntalamiento. El camión de mudanzas que en el mundo de la política siempre está aparcado detrás del coche oficial se lleva a Trinidad Jiménez a Exteriores, y si lo hace ahí tan rematadamente bien como lo ha hecho en Sanidad, al final nos alegraremos mucho de que no haya salido candidata a presidenta de la Comunidad de Madrid.

Todo lo vertical amenaza ruina, y por eso vivir consiste en mantener el equilibrio; de manera que si las goteras del palacio de la Moncloa se arreglan, tal vez la crisis se atenuará, el horizonte volverá a ponerse recto y la angustia irá pasando. "La felicidad es la ausencia del miedo", dijo Eduard Punset en el congreso celebrado en Madrid, así que si dejamos de estar asustados, esto va a ser una juerga: imagínense, si en la situación que vivimos, cuando según un informe de la UGT, recién presentado en sociedad, solo en Madrid hay un millón de personas que viven al borde de la pobreza y sufre un grave riesgo de exclusión social; si en esas circunstancias el 58% de los españoles se consideran personas felices, es que este país es tan estupendo como Juan Urbano y yo siempre decimos que lo es. Y va a ser aún mejor si a nuestra vocación de felicidad, como la llamaba Jaime Gil de Biedma, y a esa ausencia de miedo de la que habla Punset, le sumamos la ausencia de Díaz Ferrán de la patronal, puesto que no se va a presentar a la reelección, y menos después de que el presidente de la CEIM dijese que necesitaban como jefe a "un empresario que haya pagado las nóminas".

Ahora ya solo falta que el cambio de ministros coincida con un cambio de política, para que empiecen a mermar las cifras que acaba de dar UGT-Madrid, que afirman que en el último año se han sumado al ejército de los pobres de nuestra Comunidad "alrededor de 200.000 personas". Si eso no desaparece, todo lo que se vea será mentira.

3 comentarios:

Marta Á. dijo...

Sí, qué bueno lo que dices, Meadow. En tiempos de crisis, con la moral a medio gas, es cuando mejor uno se puede conocer a sí mismo y surge la antítesis del optimista escético (que es lo contrario del derrotista o del nihilista); qué buena palabra'optéptico', cuál mejor...
Gracias, Meadow, también por los videos de Fernández Mallo, F. Iwasaki Y Juan Gabriel Vásquez, me encantó volver a ver los cuatro.

Sonia Betancort dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sonia Betancort dijo...

La primera vez que entré a este blog, intenté describir con palabras torpes cómo del chispazo poético se abre a un paso la admiración.

También hablé de generosidad, y de que Benjamín es un poeta que trasluce el otro lado, de un modo en que el otro lado y el lector rejuvenecen.

Hoy las palabras vuelven a ser torpes, tropiezan en lo hermoso: la admiración del genio y la admiración de la generosidad.
He vuelto a releer "Marea humana", y creo sinceramente que es uno de los mejores libros de poesía que se han escrito en los últimos años en nuestro país. También ayuda a figurar al poeta, un Benjamín que entre "la marea humana" agranda su sed en un interminable "enamorado". Y tomo esa sabiduría como un hondo consejo.

Quería dejarte constancia aquí, Benjamín, de lo agradecida que estoy de que hayas escrito todas y cada una de las palabras que has escrito. Gracias también por leer con tanta generosidad mis textos, por poliedrizar nuestra realidad con tus comentarios urbanos y metafísicos. Por animarnos a creer en el amor, a pesar de las miles de veces que hemos de decir adiós.

Un abrazo enorme!!
Sonia