domingo, 28 de abril de 2013

Atención, más obras

Como decíamos el otro día. Desde el pasado mes de marzo Benjamín colabora con RTVE en un programa cultural llamado Atención Obras. En él se mezclan las distintas obras artísticas y de cada campo se encarga un experto, que es quien traslada a la audiencia sus recomendaciones. Ese experto es Benjamín Prado, que cada vez aparece más por televisión (colabora también en un coloquio sobre actualidad en La Sexta) y sobre el que seguimos haciendo foco en su faceta más literaria.

Por eso, hoy, rescatamos las tres recomendaciones que nos dejó para este mes de abril y que nos facilita el blog del programa (¡gracias, y enhorabuena, amigos!)

Prohibido entrar sin pantalones,

Juan Bonilla

Una novela construída alrededor del poeta ruso Vladimir Maiakovski, un genio que lo tuvo todo pero nada que le hiciera sentir que sus ambiciones literarias y políticas se habían hecho realidad. Acabó suicidándose, seguro de que la Revolución de 1917 nunca se pareció al lo que él y muchos como él habían soñado que fuese.

En tiempos de luz menguante,

Eugen Ruge

Una saga familiar que retrata la vida en la República Democrática Alemana, la caída del muro y junto a él de las certezas que tuvieron muchas personas que creyeron que esa pared les protegía, hasta que vieron que en realidad les encerraba. Le encantará a la gente que disfrutó de la película La vida de los otros.

Misterios de las noches y los días,

Juan Eduardo Zúñiga

Un escritor secreto, delicioso, siempre inquietante y unos relatos que dejan al lector lleno de preguntas y la seguridad de que eso que llamamos la realidad puede cambiar tan deprisa como el hielo que al ser pisado se transforma en un agua helada y sin escapatoria.

jueves, 25 de abril de 2013

Atención Obras

Cuántas buenas noticias juntas leiamos hace unos días de la mano de RTVE: arrancaba un nuevo programa cultural en La2,lo presentaba Cayetana Guillén Cuervo, hablaría de obras de música, de teatro, cine... e incluso libros. Y para esta sección contaría con las recomendaciones de Benjamín Prado...
 
El logo del programa tiene tres lados, pero yo lo veo redondo.
 
Atención Obras comenzó el mes pasado, y Benjamín ya nos ha dejado 6 recomendaciones de libros... en dos distintas apariciones.
 
Vayamos poco a poco. Empecemos por el pasado. En marzo. Como dicen en el blog del programa (imprescindible), no solo lo dijo, sino que lo dejó por escrito, aquí van las tres obras sobre las que Benjamín nos llama la atención.

Venganza, de Benjamin Black
El escritor John Banville ya era muy reconocido y había logrado premios como el Booker y el Kafka con sus novelas, cuando decidió escribir, con el pseudónimo de Benjamin Black, una serie de novelas policíacas protagonizadas por un médico forense, el doctor Quirke, tan perspicaz en su trabajo de investigador como torpe en su vida privada.
La última, Venganza, es una absorbente historia sobre las luchas de poder en una empresa, las traiciones, secretos y rencores que existen entre dos familias que siempre han estado juntas pero nunca al lado, sino una arriba, al mando del negocio, y la otra abajo, a sus órdenes.

La trama nupcial, de Jeffrey Eugenides

El autor de Las vírgenes suicidas y Middlesex ofrece ahora una historia de campus, de esas que tan bien se les dan a los autores norteamericanos e ingleses, protagonizada por jóvenes universitarios que intentan saber dónde van mientras corren hacia allí a ciegas, en busca de su sitio en la vida.
La trama nupcial habla de la tragicomedia de los amores adolescentes y recuerda cómo a menudo lo que deseamos nos aleja de lo que queremos. Un gran escritor, que mantiene el interés desde las primeras líneas hasta la última.

Las identidades, de Felipe Benítez Reyes

Un libro magnífico de uno de nuestros mejores poetas, capaz de guardar como pocos el equilibrio entre la nostalgia y la ironía. Felipe Benítez Reyes recuerda que conocerse es recordar todas las personas que se pudo ser y no se logró o no se quiso ser, y demuestra que la mejor poesía consiste en unir emoción y reflexión.
"Quemaste el paraíso para ver cómo ardía", dice uno de sus versos", y de eso trata fundamentalmente esta obra: de lo que deja atrás el paso del tiempo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Acrobacias por Ángel y Jaime

Este fin de semana el festival Acróbatas llegó a Rivas. Y en lo que nos toca más de cerca, por aquello del tema central del blog, tuvo dos días cumbre. El viernes 19, en el que Rubén Pozo, Rebeca Jiménez y Benjamín Prado tenían cita en un escenario en el que, en palabras del poeta "la mezcla funcionó".

Y el día 20, en el que Benjamín participó, junto con otros artistas, como Pedro Guerra, Alejandro Martínez, Estel Solé y Sonia San Román, en el homenaje a Ángel González y a Jaime Gil de Biedma.

Era una cita imprescindible e ineludibe a la que no pudimos asistir, por lo que no podemos opinar. Parece ser que tampoco hubo demasiada gente, pero sí es seguro que hubo mucha clase, poesía, música... y si a eso le unes la incuestionable calidad de los artistas y la buena organización, como siempre, de la gente de Acróbatas, el éxito es seguro.

No quiero convencer a nadie. Vedlo por vosotros  mismos, que para eso nos lo han grabado, para disfrutadlo en diferido y en replay, porque son para escucharlos varias veces... :-)

miércoles, 27 de marzo de 2013

Acróbatas con pentagrama por red

Que tenía yo ganas de ver el gran Festival Acróbatas de cerca y mira por dónde del 17 al 26 de abril lo vamos a ver de regreso en Rivas... y el 20 con homenaje a Gil de Biedma y Ángel González. Con Benjamín Prado. Lo contamos ahora, y lo narraremos después.

 

lunes, 25 de marzo de 2013

De martillos y razones

Nada tiene que ver su libro Los Nombres de Antígona en el que nos cuenta la historia de poetas fantásticas con este artículo de opinión publicado en El País el pasado 25 de febrero en el que nos cuenta como la infamia tiene un alto precio también para quienes la cometen.

Antígona en La Moncloa
Por Benjamín Prado, en El País
 
Hay un extremo de la injusticia en el que quien la sufre tenga autoridad moral para incumplir la ley? ¿Es hoy más justificable que nunca la desobediencia civil que promulgaba Thoreau en 1849? En una situación como la que vivimos, ¿quién puede ser considerado más ejemplar: el ciudadano que acata todo aquello que le mande su Gobierno, o el que practica una “insumisión ética”, como la llama el filósofo Miguel Abensoun en su libro La democracia contra el Estado, que le permita enfrentarse a los abusos de cualquier tipo de poder, haya salido de las urnas o no? Son diferentes modos de hacerse una pregunta que tiene 2.500 años, pero sigue sin encontrar respuesta. Uno de los primeros que la buscó fue Sófocles, hacia el año 441 antes de Cristo y en su obra Antígona,donde cuenta la reacción contraria de las dos hijas de Edipo, el difunto rey de Tebas, ante la muerte de su hermano Polinices y la orden del nuevo monarca, el feroz Creonte, de dejar su cadáver insepulto, a las afueras de la ciudad: la menor, Ismene, decide someterse al edicto y no desafiar al déspota, en parte por miedo y en parte por sentido de la disciplina; pero su hermana no, porque lo considera humillante, inhumano y opuesto a la ley de los dioses. Así que se atreve a robar el cuerpo y enterrarlo. Su rebeldía la llevará a la tumba, pero la tragedia que va a desencadenar la decisión del tirano provoca que se suiciden su mujer y su hijo, y nos hace creer que al final la infamia tiene un alto precio también para quienes la cometen. La obra de Sófocles, que George Steiner definió, en un estudio clásico de ese mito, como una reflexión “sobre la lucha entre el mundo de los vivos y el de los muertos y, sobre todo, entre la sociedad y el individuo”, es también, según el profesor Francisco Rodríguez Adrados, “un aviso de adónde podría conducir la inflación de la idea del Estado”. Aquí y ahora, sin ir más lejos, no parece que pueda ser a otra cosa que a este totalitarismo de guante blanco que ha propiciado la mayoría absoluta de la derecha en las últimas elecciones. Lo malo de las victorias aplastantes es que convierten las banderas en martillos y sustituyen las razones por decretos.
¿Qué hacer en un país como España, donde por una parte crecen el desempleo, el hambre y los desahucios, y por la otra se suceden las noticias sobre un Partido Popular que ya no parece corrupto sino corrompido, y en el que muchos sujetan en una mano las tijeras de los recortes sociales y en la otra un maletín lleno de dinero negro? ¿Qué respeto a las normas nos pueden exigir quienes a la vez que nos piden sacrificios cobran cientos de miles de euros y mientras predican la austeridad se reparten sobres invisibles llenos de billetes de color violeta? ¿Cómo se atreven a hablar de honradez, patriotismo y solidaridad quienes defraudan a Hacienda, blanquean capitales, reciben regalos de tramas mafiosas, son financiados bajo cuerda o se suben el sueldo un 27% en plena crisis, como este periódico ha revelado que hizo el actual presidente del Gobierno?
“La cuestión, en realidad”, dice la novelista india Arundanathi Roy, la autora de El dios de las pequeñas cosas, “es esta: ¿Qué le hemos hecho a la democracia? ¿En qué la hemos convertido? ¿Qué sucede cuando se la vacía de significado? ¿Qué sucede cuando todas sus instituciones se han vuelto algo peligroso? ¿Qué va a ocurrir ahora que ellas y los mercados se han fundido en un solo organismo depredador, dotado de una imaginación limitada, estrecha, que prácticamente solo gira en torno a la idea de incrementar al máximo los beneficios? ¿Se puede dar marcha atrás a este proceso? ¿Puede algo que ha mutado volver a transformarse en lo que era?”. No está nada claro que todo eso lo pueda contestar el famoso yes, we can de Barack Obama, pero sí que la única oportunidad de pararle los pies al monstruo es la unión de todas sus víctimas. Aunque solo sea por dignidad, como dice en su último libro, El cuaderno de Bento, otro de los intelectuales más respetados de Europa, el escritor y artista John Berger: “Toda protesta política profunda es un llamamiento a una justicia ausente, y va acompañada de la esperanza de que en el futuro se terminará restableciendo esa justicia; la esperanza, sin embargo, no es la primera razón para llevar a cabo la protesta. Protestamos porque no hacerlo sería demasiado humillante”. Las quejas, como vemos, llegan de todas partes, desde París y Nueva Delhi a Londres, y lo mismo del pasado que del presente, pero ¿hay alguien dentro de los palacios que esté dispuesto a oírlas? En este momento, parece que no.
Sin embargo, las cosas han empezado a cambiar, porque el veneno ya está en casi todos los vasos y, como escribe Fernando Savater en su obra dramática El traspié, “podemos disfrutar asistiendo a una tragedia como la de Antígona, pero por nada del mundo quisiéramos ser ninguno de sus personajes”.
Ahora que nos han obligado a interpretar ese papel, mucha gente ha vuelto a prestarle atención a aquella teoría de la desobediencia civil que formuló hace siglo y medio Thoreau para explicar por qué se negaba a pagar impuestos a una Administración norteamericana que, por entonces, era partidaria de la esclavitud y de invadir México. Y, como consecuencia, algunos actos de objeción y rebeldía ante el atropello han dado su fruto: la tasa del euro sanitario que se quiso imponer en algunas comunidades ha sido suspendida cautelarmente por el Tribunal Constitucional; el Congreso ha aprobado por unanimidad la Iniciativa Legislativa Popular impulsada por la Plataforma de Afectados por las Hipotecas para frenar la usura implacable de los bancos; cientos de médicos de familia se han acogido a la objeción de conciencia para seguir atendiendo en sus ambulatorios a los inmigrantes, pese a la normativa que los dejaba sin protección sanitaria; y las movilizaciones infatigables de los trabajadores de la Sanidad y la Justicia públicas han logrado que los prepotentes políticos que las quisieron imponer, se vean obligados a negociar…
Eso, de momento y mientras crecen las sospechas sobre los partidos políticos, cuya arrogancia nos hace cuestionar, como dice una vez más el pensador francés Miguel Abensoun “si son unas organizaciones que fomentan el ejercicio real de la libertad o van en contra de la misma lógica de la democracia, ya que las constituyen oligarquías elitistas y dominantes”. ¿Cómo evitarlo? Su maestra, la alemana Hannah Arendt, lo tenía muy claro: “Hay que situar la desobediencia civil no solo en el lenguaje político, sino en nuestro sistema político”.
En España, uno de los autores que reflexionó a menudo sobre ese asunto fue el poeta José Ángel Valente, que en un artículo publicado en 1997, advertía de que cuando se traspasan las líneas rojas de la convivencia del modo en que ahora se está haciendo, siempre es posible que se produzca “una confrontación con el Estado de derecho, contra cuya posible arbitrariedad, rigidez o solidificación excesiva puede alzarse, en último término, el espíritu de libertad y creación que caracteriza y hace existir las formas de ciudadanía democrática”. Por suerte o por desgracia, parece que ese espíritu ha vuelto a despertarse. Antígona ha regresado y ya está a las puertas de La Moncloa.

jueves, 21 de marzo de 2013

Una poesía en su día

Una poesía al día, rezaba un lema de fomento de la lectura. Una poesía para celebrar el Día Mundial de la Poesía, una que hoy nos ha regalado Benjamín a través de Facebook.

Felicidades poetas. Felicidades lectores.

CUESTIÓN DE PRINCIPIOS
Por Benjamín Prado

Un poema que diga también lo que no dice.
Un poema que escuche a quien lo lee.
Un poema que nunca olvidarán
las palabras con las que lo haya escrito.

Un poema que sabe lo que piensas.
Un poema que busque tinta verde en tus ojos.
Un poema que tenga las llaves de tu casa.
Un poema que ponga en tu piel mi cicatriz.

Un poema que sea raro que no existiese.
Un poema que ladre a los desconocidos;
Un poema que diga que el que cierra los ojos
es cómplice del crimen que no ha querido ver.

Un poema que sea capaz de repetir
justicia y corazón,
libertad
y alegría.

jueves, 14 de marzo de 2013

Sanidad pública, sólo que privada

Cuando mezclamos ironía, realidad, sueño, pasado, presente, sonrisa y tristeza. Nos viene dando, casi siempre, realidad.

Es lo que sucede con este artículo de Benjamín Prado del año 2006, (sí, de hace 7 años), en el que nos habla de las tijeras, los recortes en la sanidad, la privatización, el copago.... Siempre con lo mismo y siempre con los mismos.

Sanidad pública, sólo que privada
Por Benjamín Prado en El País 09/03/2006
 
Llamaron a la puerta y cuando Juan Urbano abrió, tuvo tal sobresalto que dio un paso atrás, se le
pusieron ojos de koala adicto al hachís y se le cayeron las cosas que tenía en las manos, que eran un
lápiz, el periódico y La voluntad de la naturaleza de Schopenhauer. Porque allí estaban, en el umbral
de su casa, la presidenta de la Comunidad de Madrid y dos miembros de su Consejo Económico y
Social, armados con tijeras y oscuros maletines. "Buenas tardes", dijeron, haciendo sonar un par de
veces las tijeras en el aire, con ademán de peluqueros habilidosos, "que veníamos a privatizarle algo,
si no tiene inconveniente".

Juan miró a su espalda, como si esperase encontrar allí al amor de su vida, porque lo cierto es que se
había quedado dormido con Schopenhauer y, justo cuando sonó el timbre, estaba soñando con ella,
pero al no verla, les hizo a sus visitantes el gesto de que entraran y los precedió en el pasillo.
¿Estaría despierto o dormido? Mientras conducía a los intrusos a su salón, Juan intentó reconstruir
los acontecimientos: había leído el diario y a continuación a Schopenhauer; después dijo el nombre de su amor, que sonaba igual que el eco de una campana, y de pronto ella estaba a su lado, le dio uno de esos besos suyos que saben a la suma de todas las cosas dulces del mundo y... Nada, luego ya no hubo nada parte del timbrazo inoportuno y la extraña visita. Le apretó un poco la mano a Esperanza
Aguirre, para ver si era real, y ella dijo mecánicamente "Zapatero irresponsable". La cosa, es obvio,
encajaba.

Entonces se dio cuenta de que lo último que había leído en el periódico era la noticia de que un
informe publicado por el CES de la Comunidad de Madrid proponía que los usuarios de la Seguridad
Social asuman parte del coste de la asistencia que reciben, porque lo que no se paga, dicen los autores, se usa de un modo abusivo. "O sea", se dijo Juan Urbano, "del mismo modo en que los políticos usan, en general, sus cargos, solo que a ras de suelo". Y, ya preso de la ira, añadió: "Es más, se me ocurre una cosa: ¿Por qué en lugar de cobrarnos a nosotros la mitad de las aspirinas no les cobran a ellos un porcentaje del coche oficial o de los viajes en helicóptero?". Lo iba a haber dicho en voz alta, pero la visión de las tijeras lo retuvo. Eso sí, cuando ya estaban los cuatro sentados, volvió a apretar uavemente una mano de la presidenta, y ella reptió su cantinela favorita sobre este asunto: "Mi eoría es que a coste cero, demanda infinita". Estaría fuera o dentro de un sueño, pero era ella, sin
duda. Mire usted", dijo uno de los asesores, "que los fármacos se los tenemos que cobrar, pero sólo un poquito y por su propio bien. Y como eso está fuera de discusión, de lo que ahora veníamos a hablarle es de sus sueños. Sin ir más lejos, del que tenía usted hace unos instantes, ese en el que salía una chica tan bonita". Juan se quedó hecho un Kierkegaard y balbuceó unos cuantos pero qué, pero cómo... No le dio tiempo a más, porque el otro asesor lo detuvo con uno de esos gestos imperiosos de la gente muy ocupada, abrió el maletín para sacar unos folletos y dijo: "Oiga, nada de discusiones y vayamos al grano. Si usted nos deja privatizar sus sueños, nosotros le garantizamos rentabilidad y una serie de patrocinadores. Saldrá ganando y no se dará ni cuenta. Por ejemplo, ese mismo que ahora tenía, ¿no? Pues lo tiene igual, sólo que en él aparecen un par de marcas de refrescos y un anuncio de coches. Nosotros lo gestionamos, usted cobra, y santas pascuas".

"Ya, pero, ¿y ustedes qué ganan?", se atrevió a preguntar Juan. Y el otro, poniéndose en pie, contestó:
"¿Nosotros? Caballero, ¡nos ofende usted! Esto es un servicio público, sin ánimo de lucro. Hombre, la única cosa que usted pone es su sueño a disposición de los demás. Por ejemplo, si alguien no tiene una chica como la suya para soñar con ella, pues nos la pide y nosotros se la prestamos. ¿Me explico?".

Juan Urbano los echó a patadas y se entregó a la meditación. ¿Qué tenía que ver su pesadilla con la
Seguridad Social? Lo fue a mirar en las obras completas de Freud, que tardó diez segundos en
responderle: "¿Qué tiene que ver? ¡Pues que es lo mismo, estúpido!" Y se quedó toda la noche en vela,
reflexionando sobre el mensaje lanzado por su subconsciente.

jueves, 7 de marzo de 2013

Recalificando artículos

Retomo los textos que Benjamín Prado publicaba en la sección de Madrid de El País. Merecen demasiado la pena como para que solo estén en mi disco duro ocupando el espacio (eso de que la sabiduría no ocupa lugar era antes de medirla en megas).

Textos en los que, como el ejemplo de hoy, vemos que tienen mucho de actual y bastante de proféticos: "esa gente que lo cambia todo por dinero, sea lo que sea, porque para ellos que siempre van con un crucifijo en una mano y una bandera en la otra, no existe nada sagrado, aparte de los billetes de quinientos". Cuando los billetes de 500 existían, porque estamos hablando del año 2006.

Un año en el que, se hablaba de una palabra inexistente, 'recalificar', a la que, según Benjamín" habría que darle esta acepción: Tomar a los ciudadanos por imbéciles'. O si no, al tiempo" .

Pero no os lo cuento, os lo dejo para que lo disfrutéis...

Por qué la palabra recalificar no existe,
Por Benjamín Prado en El País. 10/05/2006
 
Se sentía como si aquel maravilloso verso de Góngora, "entre espinas crepúsculos pisando", hubiera
sido escrito para él, sólo que cambiando "espinas" por "escombros", porque en ese instante caminaba
por la calle de la Paz, hacia el teatro Albéniz, sin estar muy seguro de si al llegar ya estarían allí las
grúas, que eso es lo que suele suceder en Madrid cada vez que uno abre los ojos por las mañanas: o
sea, lo mismo que en el célebre relato de una línea que escribió Augusto Monterroso, "cuando se
despertó, el dinosaurio aún estaba allí", nada más que cambiando "dinosaurio" por "grúa",
"hormigonera", "o algo parecido". Juan Urbano dejó ese juego para ponerse serio, porque pensó que
aunque en este mundo todas las cosas pueden ser sustituidas por otras, algunas deberían ser
defendidas para que eso no les ocurra, por ejemplo, todas las que representan un bien
medioambiental o cultural. "Justo lo contrario de lo que hace esa gente que lo cambia todo por dinero, sea lo que sea, porque para ellos que siempre van con un crucifijo en una mano y un a bandera en la otra, no existe nada sagrado, aparte de los billetes de quinientos", se dijo, dejándose llevar por la cólera.

Es que Juan Urbano era, una vez más, presa de la sospecha. Le habían llegado rumores de que muy
pronto se iba a demoler aquel teatro histórico, y como recordaba que la Comunidad de Madrid había
prometido comprar el Albéniz para salvarlo pero no tenía noticia de que hubieran hecho
absolutamente nada, llegó a la conclusión de que esta vez, como tantas otras, lo único que pretendían
es que pasara el tiempo, se atenuasen las protestas y se pudiera llevar a cabo el derribo. "Luego,
Aguirre jurará sobre siete biblias que las actividades del Albéniz se van a multiplicar por diez en el
futuro teatro del Canal, y asunto arreglado", pensó. "Qué fácil. Cualquier día van a tener que incluir en el Diccionario de la Real Academia Española la palabra 'recalificar', que a día de hoy no existe, y
darle esta acepción: 'Tomar a los ciudadanos por imbéciles'. O si no, al tiempo". A lo mejor es que
Juan es un tipo demasiado susceptible, pero en eso tiene razón: ¿No es raro que lo que enriquece a
tantos especuladores sólo se pueda definir con una palabra inexistente: recalificar? Pues eso.
Y es que las sospechas sobre oscuras tramas político-inmobiliarias en Madrid cada vez eran un poco
menos sospechas y un poco más certezas. Por ejemplo, qué mal le sonaba a Juan Urbano la dimisión
del director general de Urbanismo de la Comunidad, Enrique Porto, tras ser acusado de autorizar un
plan parcial en Villanueva de la Cañada que incluía más de 20.000 metros cuadrados, parte de ellos
de su propiedad y otros de una sociedad suya y de algunos de sus familiares; lo que, hablando en
plata, significaba que compró las fincas por 87.000 euros y las ha vendido por 4,3 millones. Un gran
negocio, hecho en sólo tres pasos: recalifica, toma el dinero y corre.

Al ver que algún compañero de Porto en el PP declaraba que su renuncia al cargo era "una prueba de
honorabilidad", Juan exclamó: "¡Claro, y la invasión de Polonia demostró el amor que Hitler le tenía
al río Vístula!".

Juan recordó ciertas sospechas del pasado, vertidas sobre la propia Esperanza Aguirre y algunos de
sus familiares, que supuestamente habrían hecho otro gran negocio al promover la construcción de
9.000 viviendas cerca de Guadalajara, aprovechando que el AVE Madrid-Lleida pasa por el Henares y que el Gobierno del PP decidió, en 1998, colocar la única estación del tren en esa provincia en el
pequeño municipio de Yebes, donde, según se dice, el esposo de la presidenta y otros familiares
poseen miles de hectáreas, repartidas en cinco fincas. Los terrenos de la futura urbanización, que la
gente llama Avelandia, fueron recalificados en 2001 en un plan de ordenación urbana. Juan Urbano
había leído en la revista Interviú que ese suelo era propiedad de unos primos de Esperanza Aguirre, y
que sus ganancias eran de alrededor de 48 millones de euros. Y también que el arquitecto municipal
de Yebes era Jaime de Grandes, hermano de Luis de Grandes, diputado del PP, y de Lorenzo de
Grandes, jefe de Prensa de la Asamblea de Madrid. Y también que otros primos y tíos de Aguirre
habían visto crecer su patrimonio tras la venta de parcelas incluidas dentro del Plan General de
Ordenación Urbana de Tres Cantos, con lo que habrían ganado más de ocho millones de euros...
Miró el Albéniz con nostalgia preventiva. Tantos millones y que ninguno de ellos valiese para salvarlo. ¿Qué por qué los especuladores definen lo que hacen con una palabra que no existe? Vaya estupidez de pregunta.

martes, 26 de febrero de 2013

Zona Roja el nuevo antiguo libro de Benjamín

Acabo de descubrir un nuevo libro de Benjamín Prado que ya es muy antiguo. Se trata de Zona Roja, el cuarto libro que escribió Benjamín Prado, allá por el año 99, y que acabó llamándose No solo el fuego. Con ese nombre ganó el premio Andalucía de Novela, pero nunca se publicó con esta denominación.
 
Tras el nombre me he puesto a mirar en las hemerotecas digitales y he dejado que otros me contaran lo que pensaban de este libro. Otros, periodistas, de dos medios diferentes, ABC y El País. Pero con algo en común, el gusto por la buena literatura. Aquí podéis clicar para ver al completo las dos críticas, la primera de ABC, de Félix Romeo, con caricatura al autor incluída, y la segunda, de El País, de Santiago Belausteguigoitia. 
 
En extractos, nos cuentan que:
El País:
Las vivencias de los cinco miembros de una familia se entrecruzan en Zona roja hasta llegar a un territorio en el que la realidad no tiene nada que ver con lo que soñaron. Las fronteras entre la realidad y el deseo se han convertido en un abismo. El fracaso del matrimonio entre Samuel y Ruth parece marcar el destino de sus hijos, Marta y Maceo.
El abuelo, Truman, dejó sus sueños truncados en América Latina. "El nombre de la novela tiene que ver con ese indicador que avisa de que vamos muy deprisa o de que nos hemos quedado sin combustible. Es un indicador que, en cualquier caso, nos advierte de que estamos en una zona de peligro", explica Prado (Madrid, 1961) en una conversación telefónica.
 
"La historia de su pareja es terrible, no tiene salida. Ruth piensa que todo es mentira. Samuel es una especie de fantasma. No sólo en el sentido chusco de esta expresión, sino también en el más auténtico", indica Prado.
El desastre de los padres sirve de pórtico al de su hija. "Marta termina repitiendo el modelo de la madre. Se mete en la boca del lobo en su relación con un novio que, incluso, le pega. Es un poco el mito de Caperucita, en el que el hombre es un peligro, un ser excitante con un componente acanallado que atrae a la mujer", agrega el novelista.

ABC:
"Es una novela llena de historias, y muchas de ellas hablan de la imposibilidad de conseguir un amor que sea perfecto: el abuelo, Truman, no podrá amar a Cecilia porque está condenada a ser el exiliado en continuo movimiento: Ruth, porque el hombre del que se enamoró, Samuel, líder d ela izquierda universitaria durante la dictadura desapareció en algún momento para convertirse en un marido tacaño y con todas las quimeras amputadas; Marta, su hija porque se enamora de un hombre que la destroza..."

"En todos los libros de Benjamín Prado, la literatura es un elemento fundamental, sin la que no se entiende la propia vida de los personajes..."





sábado, 23 de febrero de 2013

Convivencia y literatura

Fue en noviembre cuando  Benjamín Prado se acercó a Alcalá de Henares a hablar dentro del marco de la VIII Conferencia "Convivencia y tolerancia en la sociedad actual", en el Colegio de San Ildefonso, promovido por la Fundación Rodolfo Benito Samariego.

Allí explicó lo que significa convivir, vivir, con... La convivencia como la clave de su literatura. La convivencia es vivir con los demás, la tolerancia es ser capaz de respetarlos. Desde la Fundación lo grabaron, resumieron... y aquí lo tenemos, con lectura de poema de Alberti incluída.


martes, 29 de enero de 2013

Generación Kronen

La historia está llena de pruebas de que navegando puedes llegar a encontrar tesoros. Hace poco surcaba bit en popa algunas páginas y me encontré con una noticia fechada en el año 1995 que se publicó, con total seguridad, solo en papel (si os cuentan que un día no hubo internet, creedlo, es verdad) una noticia en El País con el titular "Benjamín Prado publica una novela "grunge".

Esa novela era Raro. 

17 años después Raro se ha vuelto a editar. La novela es la misma. Pero el tiempo ha pasado. Ahora nadie encasilla a Benjamín en la "generación Kronen" y Benjamín ya da la talla... 

Echadle un vistazo al texto, miradlo con perspectiva... ¿Seguirá pensando Benjamín que "el grunge le salvó la vida"?

Benjamín Prado publica una novela grunge

"El grunge me ha salvado la vida", dice Benjamín Prado, poeta, periodista y autor de una primera novela "a ritmo de rock" titulada Raro(Plaza Janés), que tiene en la portada una foto desolada del líder del grupo Nirvana, que se quitó la vida en 1994. "Kurt Cobain es para mí el último Jesucristo", continúa Prado. "Lo que he intentado es hacer una novela que pareciera una canción". Y en Raro se siente constantemente una música, de fondo, con temas que se cuelan en las conversaciones y el pensamiento de sus personajes: Dylan, Lou Reed, Soundgarden...Benjamín Prado (Madrid, 1961) reconoce su deuda cultural con Estados Unidos, con la música, el cine y la literatura. "No sé cuáles serán los ingredientes de mi literatura", dice, pero siente que hay algo de Carver y Ford, pero también algo de Handke y Duras.
Lo que molesta a Prado es que incorporar elementos como el rock y el cine siga molestando en algunos círculos literarios. "Hay una agresividad contra los que hablan de Nirvana en lugar de Vivaldi. Para mi es lo natural, voy al cine tres veces por semana y paso mas tiempo mirando San Francisco que Madrid. Parece que si no escribes sobre la guerra civil no das la talla".
Le desagrada, sin embargo, que lo encasillen en los que para. algunos podría llamarse generación Kronen. "Me siento más cerca de Peter Handke que de Alfredo Mañas", afirma. "El libro de Mañas me ha pare cido bien, pero la película es una basura. Le da la razón a los que piensan que los jóvenes son estúpidos y vacíos. Yo no, me siento vacío, me sobran cosas por las que daría el alma".


viernes, 25 de enero de 2013

Operación Fuenlabrada

De esta nos enteramos tarde y no pudimos ir, pero no me gustaría que no quedara constancia de que Benjamín Prado estuvo el pasado 17 de enero en el Centro Cultural Tomás y Valiente de Fuenlabrada en el marco de los cafés literarios que allí se organizan. Benjamín acudió a hablar de Operación Gladio. Seguro que contó cosas nuevas, siempre lo hace, siempre va más allá... Si alguien estuvo y puede o quiere compartirlo, aquí tiene un foro donde será bienvenido. Mientras tanto, quien quiera saber más de Operación Gladio, que haga clic aquí :-)

Extraída de Fuenlabravirtual.com tenemos una foto para corroborar que efectivamente el encuentro tuvo lugar...

martes, 22 de enero de 2013

Caballo de Troya

Algunos días la obligación y la devoción se unen en un mismo punto. Más raro fue aquel verano en que no dejó de nevar, como dice Sabina. Hoy ese punto ha sido El País. En el primer caso lo esperaba, en el segundo ha sido una grata sorpresa abrir las páginas del periódico y volver a ver un texto de Benjamín Prado. Tan suyo, tan comprometido, tan "aprovechando que tengo al público ahí no puedo no decir". Y ha dicho, y en facebook ha preguntado, ¿Estáis de acuerdo...?

Lo estéis o no, leedlo, disfrutadlo, compartidlo... yo opino que merece la pena, ¿estáis de acuerdo?

La muerte de la militancia


Hacia 1962, el director de la Real Academia Española y miembro de la Generación del 27, Dámaso Alonso, se quejaba, en un famoso poema, del modo en que las siglas políticas y comerciales de la época invadían el idioma: “USA, URSS, OAS, UNESCO / ONU, ONU, ONU / TWA, BEA, K.L.M., BOAC, / ¡Renfe, Renfe, Renfe! / (…) ¡S.O.S., S.O.S., S.O.S, / S.O.S., S.O.S., S.O.S.! / Vosotros erais suaves formas, / INRI, de procedencia venerable, / S.P.Q.R., de nuestra nobleza heredada. / (…) Legión de monstruos que me agobia, / fríos andamiajes en tropel. / (…) ¡Oh dulce tumba: / una cruz y un R.I.P.!”. Si el autor de Hijos de la ira siguiese en este lado del más allá y, por algún motivo, tuviera que volver a escribir ese texto para adaptarlo a los tiempos que corren, igual que se actualiza una aplicación de un teléfono móvil, sin duda incluiría en él los acrónimos llegados desde el mundo de la economía que hoy nos inundan: pymes, Ibex, IVA, Sicav, ERE… El resultado más que previsible es que aunque las iniciales fueran diferentes, la historia que contaran iba a ser la misma: que el lenguaje es un caballo de Troya, un instrumento de poder que nos atrapa, se nos impone, nos fuerza a considerar verdadero e innegable lo que se repite hasta el vértigo, lo que salta de los discursos públicos a las conversaciones privadas para adueñarse de ellas.
Esa sospecha resulta demoledora y no hace más que multiplicar por dos la desconfianza que produce la clase política en general y que provoca, entre otras muchas cosas, que solo dos y medio de cada 100 ciudadanos de la Unión Europea pertenezca a algún partido; que en España, según la última encuesta del CIS, no haya un solo dirigente que reciba el aprobado de la población y que la idea más repetida con respecto a ellos sea que son todos iguales. Una certeza tan poco convincente como cualquier generalización y sobre la que no puede crecer nada aparte del desánimo, porque no hay terreno más estéril que un lugar común, pero que cada vez está más arraigada entre los millones de personas que han quedado a la deriva tras el naufragio del neoliberalismo; que sufren en su propia piel los latigazos de los números rojos y el drama del desempleo; que se ven acorraladas por las deudas y al borde del desahucio, cuando no más allá; que después de trabajar 30 años como remeros de los piratas han sido arrojadas por la borda y ahora se les obliga a entregar sus tablas de salvación a los almirantes, para que puedan tapar con ellas los agujeros de sus barcos.
Esa gente, como es normal aunque suene paradójico, ya no tiene fe en sus creencias; desconfía de propios y extraños, de quienes dictan las leyes y de los que las aplican sin piedad en sus negocios o sus empresas. Y, por supuesto, es de todo punto imposible que se pueda ver a sí misma como una pieza valiosa de la máquina que la tritura.
A la luz de los acontecimientos, parece obvio que la oscura España del pelotazo que esquilmó nuestro patrimonio y nuestra credibilidad hace 25 años, no fue abolida como nos quisieron hacer pensar, tan solo cambió de manos; porque lo único que parece haber ocurrido en las últimas tres décadas es que Mario Conde, Luis Roldán y Javier de la Rosa dejaron su sitio a Francisco Correa, Gerardo Díaz Ferrán o al antiguo director general de Trabajo de la Junta de Andalucía Francisco Javier Guerrero y poco más, puesto que, aparte del cambio de apellidos, el país sigue lleno de timadores que viven a la sombra del poder para lograr que su carrera avance deprisa y su dinero negro suba como la espuma. 
No deja de tener gracia que Luis Bárcenas, el tesorero del Partido Popular que, entre otras cosas, evadió presuntamente al extranjero, como mínimo, 22 millones de euros, fuese tan aficionado al alpinismo, por lo rápido que llegó a Suiza. Mucho menos divertidas son las preguntas que uno pueda hacerse acerca de algunas decisiones del Gobierno o de sus partidarios en el mundo judicial: ¿no sería el hecho de que Baltasar Garzón imputase al tesorero del PP en el caso Gürtel lo que pudo costarle su puesto en la Audiencia Nacional, condenado, según ha escrito en EL PAÍS un exdiputado popular, Jorge Trías Sagnier, “por unas escuchas que fueron muy limitadas y estaban más que justificadas”? ¿No es demasiada casualidad que la amnistía fiscal que ha propiciado el ministro de Hacienda le haya venido como anillo al dedo a su excompañero Bárcenas para que pudiese regularizar 10 millones de euros no declarados? Demasiadas coincidencias, tal vez.Si antes se había decretado la muerte de las ideologías, de la Historia, de la novela y hasta la de Dios, ahora hay que certificar, al menos hasta nueva orden, la muerte de la militancia. Algo que parecen demostrar el último eurobarómetro, según el cual Grecia, España y Letonia, por ese orden, son los tres países del continente donde se tiene menos confianza en los partidos políticos, y un reciente sondeo llevado a cabo por Metroscopia, donde se recoge que el porcentaje de los que aquí desconfían de nuestras instituciones y de sus representantes es, ni más ni menos, que del 97%. Es comprensible, si recordamos que, a día de hoy, existen en nuestro país más de 300 parlamentarios, alcaldes y concejales imputados por los jueces en tramas de corrupción.
El francés Alain Touraine, con quien Bauman compartió aquel galardón, cree que “los políticos llevan demasiado tiempo actuando a espaldas de la sociedad, han roto con ella y al hacerlo han lastrado las democracias”, que al someterse a los poderes económicos renuncian a su papel de “mediadoras institucionales entre el Estado y la sociedad a la que representan, con lo cual nos dejan a casi todos fuera del sistema”. Ese lugar al margen es al que van a parar los parados, los insolventes o los desahuciados.El filósofo y ensayista polaco Zygmunt Bauman, ganador en el año 2010 del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y padre del influyente concepto de “sociedad líquida”, que define un mundo en el que no hacemos pie y flotamos a la deriva, dice que la impotencia o sumisión del poder ante los mercados y la caída de aquel espejismo con las palmeras pintadas de rosa que era el Estado de bienestar, nos ha vuelto escépticos e indiferentes, y sostiene que lo único que ha conseguido la posmodernidad es que “hoy nos domine la incertidumbre y no tengamos más valores que los relativos”, porque todo lo demás ha perdido su solidez y, por tanto, no se puede usar como contrapeso a los peligros que tiran de nosotros hacia el abismo. Que el poder se encuentre en manos de “grupos casi abstractos y que parecen fuera del alcance de las instituciones, produce una sensación de impotencia y ha echado abajo los dos pilares sobre los que se debe de articular un país: la solidaridad y la confianza”. Tiene razón, el pesimismo nos domina, nos hace insolidarios y nos obliga a pensar que el futuro cabe en tres palabras: sálvese quien pueda.
El encargo que le ha hecho la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales para que busque el modo de mejorar la imagen de los políticos y su anuncio de que se tomarán medidas legales para endurecer las penas de inhabilitación a los corruptos y mandarlos a prisión, no parece que pueda ser tomada muy en serio cuando en su propio partido cubren y justifican a multitud de inculpados en asuntos muy sospechosos. Y lo hacen con tanto éxito que la inmensa mayoría de los candidatos envueltos en delitos de esa clase, son reelegidos cuando se vuelven a presentar a unas elecciones e incluso, tal y como ocurrió con el antiguo presidente de la Comunidad Valenciana, mejoran sus resultados. Quizás eso cambie ahora que, según dicen los últimos escrutinios, el 87% de los españoles pide que se aparte inmediatamente de sus puestos a los políticos a los que la ley implique en algún delito. Ya veremos si eso tiene un reflejo real en las urnas o solo demuestra que el novelista Mark Twain dijo la verdad cuando escribió que en este mundo hay tres tipos de mentiras: los embustes, las patrañas y las encuestas.Para hacer más hondo el desencanto, las noticias inacabables sobre la corrupción, que incluyen en su nómina oscura desde miembros de la familia real hasta dirigentes de las dos grandes formaciones políticas del país y de los partidos nacionalistas más pujantes, han pulverizado la fe de los españoles en los cargos públicos. Cómo no iba a ser así al ver a algunos de ellos robar, mientras nos imponen a los demás sacrificios sin fin, hasta el dinero destinado a las ayudas sociales, el subsidio de desempleo o las víctimas del terrorismo, que una y otra vez acaba en las cuentas opacas que esconden en diferentes paraísos fiscales los encargados de administrarlo. El yerno del Rey, por poner un ejemplo, usó como tapadera para blanquear capitales, según todos los indicios, una fundación de ayuda a niños discapacitados.
El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, recuerda que “al principio la política falló porque no supo anticiparse a la crisis, ni la vio llegar; y después porque no tomó medidas para impedir el crecimiento de la desigualdad, ni actuó contra los abusos de las corporaciones”; y ahora teme que el desencanto de la mayoría acerque a muchos hacia la ultraderecha y otros suburbios de la condición humana. Sin duda, es un riesgo que no conviene ignorar, porque cuando las personas se sienten atrapadas, buscan libertadores, y ese es un gremio en el que abundan los farsantes y, a menudo, los canallas.
Como dice el sociólogo Juan Carlos Zubieta Irún, profesor de la Universidad de Cantabria, “el comportamiento indigno y zafio de algunos políticos provoca que los ciudadanos se alejen de ellos. La financiación ilícita de los partidos, las listas electorales cerradas, la falta de democracia interna o el incumplimiento de las promesas hechas en campaña explican el grito de los manifestantes del 15-M: ¡No nos representan!”. Una reacción que considera comprensible entre quienes sufren el azote de la crisis mientras tienen noticia de “las prácticas usureras de algunos bancos, el escándalo de las primas y los sueldos multimillonarios de sus directivos o la estafa de las preferentes, que hacen que corran al pasar junto a una sucursal”. La iniciativa de dejar la basura al pie de los cajeros automáticos de ciertas entidades, explica de forma gráfica lo que sienten sus damnificados. Y quizá sea un aviso de lo que puede ocurrir si las cosas no mejoran.
Los nuevos dirigentes de izquierda y derecha que, sin duda, pronto van a sustituir a los actuales, van a tener que trabajar mucho para devolvernos la esperanza, o no saldremos de aquí. Es imposible resolver un problema que no crees que tenga solución.Tienen que hacerlo, antes de que tengamos que escribir otro poema de la familia de Dámaso Alonso en el que se hable de un país irremediablemente partido en dos: “Paro, euro por receta, Bankia, tasa judicial; / privatización, recalificación, prevaricación; / testaferros, desahucios, paraíso fiscal, / sobresueldos, recortes, Suiza, malversación…”. Y así hasta llegar hasta el fondo de reptiles, que es como hace 30 años se llamaba a la dotación para sobornos que guardaban en sus cajas fuertes algunos ministerios. Con la diferencia de que entonces éramos militantes por la mejor razón que se puede serlo: porque teníamos fe en el futuro. Ahora, todo ha cambiado y, según concluye el informe de Metroscopia, si en 2010 empezaban el año con optimismo el 78% de los ciudadanos, ahora nada más que lo hacen el 43%.

jueves, 10 de enero de 2013

México

Si en la antología publicada en El Salvador Benjamín llevó a sus páginas un poema con el mismo título, en su antología "Si dejas de quererme lo sabrá este poema" (y que pudimos leer aquí el lunes pasado)", en la otra antología, la que se publicó en Puebla, "Yo solo puedo estar contigo o contra mí", el (creo) inédito no podía llamarse sino "México".

Hoy lo rescato y pasa a adornar las paredes de este blog para disfrute del público visitante. Benjamín, nos dejes de regalarnos poesía. Gracias!!

México, por Benjamín Prado
En México aprendías que escribir
es tratar de saber a qué palabras
sustituye el silencio;
que cualquier puerta sirve de entrada a un laberinto;
que la vida
no dura lo bastante como para olvidarla.

En México encontrabas
poemas
que sabían
volverse hacia el lector
igual que girasoles
y andar sobre el lenguaje como un lobo en la nieve.

Todas las huellas iban a Octavio Paz y él no era
sólo una estatua - bronce que camina al pasado-,
sino una luz azul,
un río que guiaba la luna entre los árboles,
debajo de los puentes en llamas de la Historia.

-Aquí murió Cernuda; aquí vivieron
Altolaguirre y Concha Méndez. Aquella casa
fue la de Emilio Prados. Busque a León Felipe
dentro del bosque de Chapultepec.

Los fantasmas cruzaban el Callejón del Diablo,
San Ángel, Coyoacán, la Calzada del Hueso,
el Lago de la Muerte... y Octavio Paz hablaba
igual que si bebiera
de sí mismo,
su imagen en el agua, su voz como un imán:
... la furia es el origen de la filosofía...
... piense igual que si hubiera otros dentro de usted...
... las guerras no se ganan disparando a las lápidas...
... cualquier virtud es siempre una exageración...

En México me hablaban las canciones
y supe que lo triste no era que te marchases,
sino que no pensara irte a buscar.

Leer te abre los ojos
y te enseña a vivir.

lunes, 7 de enero de 2013

Si dejas de quererme... o contra mí

Finales de 2012 nos dejó dos nuevos libros de Benjamín. No fue aquí, en España, desde donde escribimos, ni fueron totalmente inéditos, pero sí dos homenajes a este poeta. Porque en esta ocasión ambos fueron de poesía y ambos antológicos. En El Salvador, el uno, "Si dejas de Quererme lo sabá este poema", en Puebla, México, el otro "Yo solo puedo estar contigo o contra mí". 19 poemas el uno, 43 el segundo.
 
Benjamín estuvo "haciendo las américas" durante octubre y noviembre y nos dejó algunos destellos, algunas lecturas que ya hemos publicado en el blog. Pero vamos, esta semana, a aprovechar para dejar dos poemas que vieron la luz en las páginas de estos dos libros y que dan el salto a este rincón on line en el que nos reunimos al calor de la poesía de Benjamín.
 
El primero de los poemas se publicó por primera vez en el libro de El Salvador, en "Si Dejas de Quererme lo sabrá este poema" dando nombre a la antología y homenajeando al país donde se publicó. Un poema escrito desde la felicidad y el miedo. (Recuérdalo en su voz, aquí).
 
San Salvador, por Benjamín Prado
Si dejas de quererme lo sabrá este poema
y todo lo que cuenta se va a volver mentira.
 
Los volcanes de Izalco y Santa Ana
se te olvidarán
y ya nunca habrás ido
al lago Coatepeque,
ni a las Puertas del Diablo,
ni habrás visto volar a los pelícanos
sobre la playa de La Libertad.
 
Si te marchas no habré estado en la selva
del Cerro Verde
y tú no habrás escrito
nuestro nombre en las hojas de un maguey.
 
Yo volveré a mi mundo de llaves sin memoria
y sábanas en blanco
y recuerdos impares;
a pensar que no existe equilibrio más bello
que el de las cosas que se tambalean;
que en el amor,
como en todos los juegos
los dados son más lentos que la suerte
y los tramposos ganan la partida.
 
Si dejo de mirarte
volveré a comprender
que el que dice que sueña con los ojos abiertos
es que en una de las dos cosas miente.
 
Hoy que somos felices
y la luna es tan blanca sobre San Salvador
que la imagino entrando al Café Bella Nápoles
a buscar el fantasma de un poeta perdido,
me ha gustado pensar que te marchabas,
para saber quién eres.
 
Hasta el miedo es hermoso desde que estamos juntos.