jueves, 30 de diciembre de 2010

Posición

La posición es, según la RAE, la actitud o manera de pensar, obrar o conducirse respecto a algo. Y si algo tiene Benjamín sobre, creo yo, todo, es posición. Siempre se coloca a un lado de la línea, sea el tema que sea. Tanto si le toca directamente como si le toca algo más lejos. Siempre se posiciona. Ayer lo hacía con sus 10 mejores libros, hoy le toca a los derechos de autor.

Eso es, en definitiva, un artículo de opinión. Y eso es lo que hace cada jueves en las páginas de El País. Hoy nos hemos levantado con otro texto suyo, pero quiero dejar constancia en este blog de su opinión respecto a un tema que mueve foros (hoy en día las montañas ya no se mueven) y foreros: la denominada ley Sinde, el intento del Gobierno de limitar las descargas gratuitas en nuestro país. Esto piensa Benjamín:

Canciones gratis para todos.
Por Benjamín Prado. El País.

Al despertar, ya no era un ciudadano y, en consecuencia, no tenía derechos. Me fui a mirar al espejo, para ver si además me había convertido en una cucaracha como la de Kafka, pero no: por fuera continuaba siendo el mismo, lo cual representaba el problema de que para sobrevivir seguiría necesitando comprar comida y tener dinero con el que pagarla. Encendí el ordenador por comprobar si aquello, en cualquier caso, era una pesadilla o la realidad, e inmediatamente comprobé el número de descargas que la gente había hecho de mi trabajo sin pagar por él y leí esa carta de la organización Facua-Consumidores en Acción contra la ley Sinde, en la que le piden a la Comisión de Economía del Congreso que no se apruebe "una norma elaborada contra los intereses de los ciudadanos". O sea, que como los intereses de esos ciudadanos consisten en disfrutar gratis de mi trabajo y del de otros como yo, que también escriben novelas o canciones, pues queda claro que para ellos la cultura y sus profesionales no valen nada, que hay que atarles la etiqueta de cero euros en el dedo gordo del pie, como a los cadáveres de la morgue, y que no deben de recibir una sola moneda a cambio de su trabajo, como sí lo hacen el fontanero, el dependiente de la tienda de ultramarinos, el electricista, el conductor del autobús, la azafata o la empleada del banco. ¿Se han fijado en que con las letras de "consumidores" se puede escribir la palabra "sumidero"?. Y por ahí se va todo.

"Todos los salteadores creen que son Robin Hood", me dice Juan Urbano, mientras tomamos un café que habrá que pagar, y bastante caro, antes de salir del bar, para que los camareros, los representantes y demás sigan pudiendo recibir sus sueldos y saldar sus facturas y sus hipotecas, "pero lo que resulta poco habitual es que la policía, en lugar de detenerlos, mire para otra parte, y eso es justo lo que ocurre. A mí la verdad es que ver a la oposición en pleno tumbar la ley contra las descargas ilegales me dio la medida de esa gente y me hizo extrañarme de que fueran tan pequeños: ¿Cómo es que no miden tres hectáreas cada uno? Porque es increíble que en un metro y pico les quepa tanta hipocresía". Le doy la razón y mientras esperamos el autobús, donde también van a pedirnos un billete a la entrada, le digo: "Sí, y lo peor no son los cínicos sino que haya tanta gente aplaudiéndolos y usando mil y una disculpas para justificar el atraco; los internautas asegurando que lo hacen por amor al arte y para castigar a las prepotentes compañías discográficas, como si la justicia consistiera en saltar de un barco pirata a otro; y los políticos, como de costumbre, entregándose a la retórica y al miedo, porque solo son capaces de tomar medidas impopulares cuando es para subir los impuestos y abaratar los despidos".

Íbamos a comprar nuestros regalos de Navidad y lo teníamos difícil, porque casi todas las tiendas de discos que había hace poco en Madrid están cerradas o desabastecidas. Íbamos a comprar algunas películas, pero tampoco es fácil encontrar dónde, porque los videoclubes están en vías de extinción, dado que los aficionados al séptimo arte prefieren bajárselas de internet o comprárselas a los manteros. El año que viene seguramente tampoco quedarán librerías. También fuimos a comprar algunos alimentos para Nochebuena, y estaban por las nubes, un 60% más caros que hace una semana, lo cual nos dejó las carteras con eco. Para terminar, Juan Urbano y yo fuimos a pagar nuestra tasa de basura impuesta por el Ayuntamiento de Madrid, 112 euros más otros cinco con sesenta por haber excedido el plazo del abono unos días, es decir, en total 117,60. ¿A quién se le ocurre que la cultura sea gratis y los desperdicios se paguen a precio de oro? Al Partido Popular, por ejemplo, que ahora baila alrededor de la ministra Sinde y cuando gane las elecciones hará una ley de propiedad intelectual a la Sarkozy que muchos se merecerán.

¿Saben qué es lo que nunca le tiene un ladrón a las cosas que roba? Respeto. Está tan claro que no sé cómo puede haber quienes no lo entiendan.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Los 10 del 10

Si el pasado lunes hablábamos de que el libro de poesía Iceberg había sido votado como el mejor libro de poesía extranjera en una encuesta del canal 22 de México y que el público había sido el jurado, hoy cambiamos las tornas y el jurado es Benjamín.

Él, junto con otros 55 críticos y periodistas de Babelia (suplemento de cultura de El País) han elegido la mejor obra del año 2010. El ganador ha sido Verano, de J.M.Coetzee, por delante de Poesía Reunida de William Butler Yeats o Blanco Nocturno de Ricardo Piglia, quien completa el podio. Podéis ver aquí el resto del listado.

Los votos del jurado fueron públicos, y por lo tanto, hemos podido conocer las opiniones de Benjamín sobre los libros de 2010. Él se queda con el Premio Nobel, pero eran 10 los votos que tenían que otorgar... así que estos son los 10 imprescindibles de Benjamín para este 2010.

1- El sueño del celta. Mario Vargas Llosa (Alfaguara)
2- Poesía y sofismas. II Sofismas. Vicente Núñez (Visor)
3- Hojas de Madrid con La Galerna. Blas de Otero (Galaxia Gutemberg/ Círculo de Lectores)
4- Inés y la alegría. Almudena Grandes (Tusquets)
5- Obra completa. Ramón Gaya (Pre-textos)
6- Retrato de un hombre inmaduro. Luis Landero (Tusquets)
7- Corre el tupido velo. Pilar Donoso (Alfaguara)
8- Lo que queda por vivir. Elvira Lindo (Seix Barral)
9- La esposa del rey de las curvas. Alfredo Bryce Echenique. (Anagrama)
10- La cripta de invierno. Ann Michaels (Alfaguara)

lunes, 27 de diciembre de 2010

La mejor poesía de 2010

Rompo el silencio del blog (obligado tras una estancia allende los mares sin conexión) para rescatar una noticia que debe alegrar al propio Benjamín y enorgullecer a los que nos habíamos adelantado, y habíamos descubierto antes de que ninguna votación nos lo dijera, que Iceberg era una de las mejores obras de poesía de 2010.

Como digo, en esta ocasión han sido los mexicanos, y más concretamente los lectores/seguidores del Canal 22 quienes han votado al libro de Benjamín como el mejor libro de poesía extranjera. El artículo dice, cruel, que lo ha logrado con tan solo "117 votos". Sepamos darle el valor a la opinión, y más aún a la que se vierte sobre poesía, pues está claro que para opinar de algo tan concreto como poesía extranjera hay que ser buen conocedor de la misma. No son votos ganados a base de marketing o de opinión pública, son votos de lectores. Y tienen mucho peso.

Enhorabuena a los premiados.

Por contextualizar la información, en esta misma votación, otros de los elegidos en la lista de los más de 2010 en México, han sido, y cito textualmente desde "El universal.com"

"Carlos Monsiváis, por su libro Apocalipstick; Lila Downs, como mejor disco nacional y las Voces del Bicentenario, como el mejor grupo de música clásica.

Cerca de un mes, justo del 26 de noviembre al 19 de diciembre, el público participó en dicha encuesta para determinar a los ganadores de 22 categorías, entre ellas, literatura, música, artes escénicas, cine, televisión y artes visuales.

En Literatura la mejor obra de narrativa nacional fue Apocalipstick, de Carlos Monsiváis (1938-2010), libro que obtuvo un total de 455 votos; mientras que en la narrativa extrajera publicada en México, fue considerada la mejor obra literaria, con tres mil 423 votos, Blanco Nocturno, del escritor argentino Ricardo Piglia.

El mejor trabajo editorial de poesía nacional fue La sodomía en la Nueva España, escrito por el mexicano Luis Felipe Fabre, con una votación de mil 229..

En la categoría de Música, con poco más de 86 mil votos, fue elegido como el mejor disco de artista nacional Lilia Downs y la misteriosa en París-live a FIP. Mientras que Scratch my back, del rockero inglés Peter Gabriel se coronó como el mejor disco de artista extranjero vendido en México.

Los conciertos también fueron premiados y Andrés Calamaro en el teatro Metropolitan fue considerado el mejor espectáculo musical de artista extranjero en México durante el 2010; en el ámbito nacional el mejor concierto fue Opera prima: las voces del Bicentenario, que se llevó a cabo el Auditorio Nacional, el pasado mes de agosto, elenco que con 32 mil 715 votos también fue seleccionada como el mejor grupo de música clásica.

Otros ganadores

En Artes escénicas la mejor obra nacional fue Oleanna, que tuvo funciones en el Centro Cultural del Bosque y con 141 votos, Fausto fue considerada la mejor obra teatral extranjera puesta en nuestro país.

Por otra parte, “Ex-tasis”, de Tania Pérez Salas, fue seleccionado como el mejor espectáculo de danza nacional.

En Cine ganó como mejor película nacional El infierno, del director Luis Estrada que obtuvo 709 votos.

Como mejor película extranjera proyectada en México, destacó con tres mil 338 votos, El secreto de sus ojos, del cineasta argentino Juan José Campanella. El documental extranjero ganador fue Tijuaneados anónimos: una lágrima, una sonrisa, de Ana Paola Rodríguez y José Luis Figueroa.

Mientras que el mejor documental nacional está a cargo del mexicano César Talamantes con Los otros californios.

En Artes visuales, la mejor exposición de artista nacional fue 200 años, la Patria en Construcción, de La Galería de Palacio Nacional, muestra que recibió cerca de 850 votos; y la mejor de artista extranjero fue Maestros latinoamericanos, de la colección FEMSA. (Notimex)

domingo, 12 de diciembre de 2010

Del subsuelo de Madrid, al cielo

El jueves Benjamín nos dejaba un artículo de esos en los que pienso que hace magia. Es capaz de coger las palabras precisas que sólo encajan en las ideas que quieren transmitir. Así es Benjamín, capaz de pasar en cuatro párrafos del cielo al subsuelo, de la indignación a la admiración, de la nada a la verdad.


Los malos al cielo, los héroes al subsuelo
Por Benjamín Prado. El País.

¿Puede la solución ser tan mala como el problema? No hay nada más que ver el descontrol de los controladores aéreos, que le echaron la llave al cielo de España y le dinamitaron el puente a medio millón de ciudadanos y después recordar el modo en que el Gobierno les ha cortado las alas, para darse cuenta de que sí. La mayor parte de la gente está contenta, dentro de lo que cabe, de que se haya aplastado la prepotencia de esa gente que lleva años cegada por la avaricia y segura de su poder, pero en opinión de algunos, el resultado de esa batalla es dos perdedores. A Juan Urbano y a mí, que sufrimos la soberbia de esos profesionales que se comportan como atracadores de bancos, es decir, tomando rehenes para llevarse el dinero, porque nos pilló su estampida en Barajas y a punto de ir a Santander, no nos gusta nada de lo que ha ocurrido. Nada es una palabra sin trastienda, que no admite matices.

Sobre los controladores, la verdad es que a estas alturas lo que nos preocupa no es que se fuesen de sus puestos, sino que vuelvan, porque produce pánico pensar que el espacio aéreo del país esté en manos de personas que pueden llegar a un nivel de irresponsabilidad como ese y dejarse llevar por arrebatos de esa magnitud. Con respecto al Gobierno, tampoco es muy agradable que solucionara el problema con mano de hierro envuelta en leyes de seda, decretando el estado de alarma y llenando las torres de control de coroneles. Qué le vamos a hacer, cada país tiene la historia que tiene, y en este la imagen de los aeropuertos tomados por los militares a algunos nos trae ecos inquietantes. Y, en general, nos deja una pregunta clavada como una espina: en España hay mucha gente que gana lo mismo o más que los controladores, banqueros, directivos de grandes compañías o deportistas, por poner los tres primeros ejemplos que se nos ocurren. ¿Los van a movilizar a todos si no se bajan el sueldo?

La realidad sin embargo, está hecha de paradojas, y casi al mismo tiempo que los controladores le metían un palo en la rueda al país y le hacían un daño de cientos de millones de euros a los viajeros, a la industria turística y a las compañías aéreas, en un lugar mucho menos aparente que cualquier aeropuerto, en la estación del metro de la Puerta del Ángel, un joven policía de 30 años, que lleva tres meses en su puesto, se jugaba la vida para salvar la de un hombre que acababa de caer a las vías y estaba a punto de morir arrollado por el tren. El héroe, además de su hazaña, le dio una respuesta maravillosa a los controladores aéreos que se habían marchado de sus torres de marfil, por ejemplo, en Barajas y en Torrejón de Ardoz: donde ellos exhibían, antes que nada, un desprecio absoluto por su oficio, él dignificaba el suyo; mientras los que cobran 15 veces más despreciaban a cientos de miles de personas, el que cobra en un año menos que los otros en un mes, se la jugaba por una sola; mientras los primeros usaban la deontología para encenderse un pitillo, el segundo demostraba un sentido del deber emocionante.

Tal vez esa parábola sea lo mejor que nos han dejado a todos estos días de presuntas vacaciones. Los malos ennegrecen el cielo y los héroes brillan en el subsuelo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Poetas en el fin de siglo

Francisco J. Díaz de Castro ha escrito el libro "Vidas Pensadas: poetas en el fin de siglo", en el que, como dice en alguna reseña "reúne una selección de ensayos, reseñas y notas sobre libros y poetas de la última década (José María Álvarez, Juan Luis Panero, Guillermo Carnero, Eloy Sánchez Rosillo, José Luis García Martín, Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Jon Juaristi, Luis García Montero, Felipe Benítez Reys, Carlos Marzal, entre otros) que responden diversamente a la definición de Ángel González de que "escribir poesía es la forma más compleja de pensar la vida".

Entre esos poetas también esta Benjamín Prado, y su libro Ecuador, al que dedica un capítulo completo, que google.books pone a nuestra disposición como botón de muestra del libro, como promoción, y como anzuelo, piquemonos y ataquémoslo entero. Aquí dejo...


El Ecuador de Benjamín Prado.
Por Francisco J. Díaz Castro

Atinadamente titula Benjamín Prado esta edición de su poesía que es a la vez reescritura y balance de una etapa. Pasado este Ecuador va a llegar Iceberg, que obtuvo el último Premio Ciudad de Melilla y que, ya desde el título, anuncia otras latitudes. Aunque en Ecuador leemos de otra manera los cinco libros publicados hasta la fecha por el autor, lo preciso sería decir que Cobijo contra la tormenta (1995) y Todos Nosotros (1998) presentan pocas variantes mientras que de Un caso sencillo (1986), Asuntos Personales (1991) y El Corazón Azul del alumbrado (1991) sólo se mantienen unos cuantos poemas y fragmentos. El resto es poesía nueva que no renuncia a ninguno de los componente expresivos o de pensamiento de sus orígenes. A este respecto conviene recordar palabras de Benjamín Prado al frente de la antología 1917 versos (1987) que siguen vigentes: "hablar desde la tumultuosa soledad de un mundo propio, a la vez subetivo y cierto; hacer de ese personaje literario (...) una fabulación e la estatura de los hombres reales (...) Queremos una sentimentalidad que contribuya a destruir nuestras miserias, otra sentimentalidad".


La poesía de Prado se forjó en el ambiente granadino de la "otra sentimentalidad", y la lectura de sus primeros libros revela sus búsquedas y sus primeros hallazgos, sus fidelidades posteriores y su originalidad. Porque es inconfundible, arriesgada y certera desde el principio: sus aparentes rarezas nos desvelan cómo logra el poeta que sus juegos en libertad con las apariencias de la realidad pueden llevarnos más adentro en lo real, sin crípticos hermetismos ni tonterías y sin caer en lo trillado.


Que un título como Todos nosotros resulte verdadero y pueda aplicarse a toda una trayectoria representa un desafío: salir victorioso por medio de unos poemas cuajados de metáforas y de imágenes y a menudo extramada, nutridos de las citas cultas - yo no llamaría a esto culturalismo -, que dialogan por igual con Milton, con Yeats, con Bob Dylan o Lou Reed es muhco más difícil. Benjamín Prado posee esa rara cualidad que consiste en lograr que nos alcance como sencilla una escritura que por su incesante movimiento imaginativo y por el tino de su circulación libre no lo es. Ello es posible porque el poeta atiende con inteligencia ágil a la conciencia personal y al tiempo colectivo, porque su norma personal del "todos nosotros" domina hasta su escritura más intimista.


Ecuador reordena todos los poemas en cuatro partes. Componen la primera homenajes a distintos escenarios y a distintos autores. Entre estos yo destacaría "El corazón azul del alumbrado", "Cobijo contra la tormenta" y "El viajero", emocionante retrato de Javier Egea. Testimonios y espacios permiten el hallazo personal, "el lugar / donde están los poemas;/ donde busco/ adivinar quién soy, además de yo mismo". Las palabras del amor, en la segunda parte, atraen la reflexión sbre la escritura a este espacio en e que la imaginación en movimiento logra reforzar la intensidad: porque la consideración del amor conduce al lugar "desde donde se escribe,/ las afueras,/ el extranjero de nosotros mismos". Más sombríos son los homenajes literarios que se agrupan en la tercera parte, on poemas espléndidos como "Marga Gil en la isla", "Como quien va hacia el fondo de una alcoba", o el inédito "Ecuador". Forman la cuarta parte, entre definiciones, citas y sarcasmos, los aforismos de "100 veces mentira", que componen en mosaico la síntesis de su poética: no renunciar a lo esencial ("Que algo se haya dicho no significa/ que no pueda volver a decirse por primera vez"), constatar los conflictos de la conciencia ("El hombre que ya no soy tiene sus propios recuerdos") y hacer de la poesía conocimiento y transformación: "Lo que importa de un poema es en quién te convierte". También importa en quiénes nos convierte a todos nosotros, como dice el último poema, "Cada mañana", "Del otro lado hay gente oscura que nos busca".

(2002)

sábado, 4 de diciembre de 2010

2x1

Estamos en Navidad (llevamos ya varias semanas, según la televisión y los centros comerciales) y las ofertas comerciales nos abruman. Por eso nos subimos al carro y en vez de una opinión de Benjamín Prado, y de Juan Urbano, ponemos dos, la de la semana pasada y la de ésta.

Ambas tienen a la economía y las deudas, las de Madrid primero, y las personales después, en el punto de mira de su forma de ver y de explicar las cosas.


7.000 millones y un fantasma. El País
Por Benjamín Prado. 25-11-2010

Dos personajes de una película de Mel Brooks están conspirando en la Casa Blanca y el primero le dice al segundo: "Hay que conseguir que el presidente se lo haga a su esposa o, de lo contrario, ¡se lo hará al país!". Por supuesto que esa escena es de los tiempos en los que aún se podían contar chistes sin que se te echase encima un colectivo -aunque tal vez sea mejor así y tenía razón el poeta Vicente Núñez cuando escribió que "todos los chistes son de derechas", en el sentido aún peor de la palabra-, pero sirve para explicar el miedo que Juan Urbano y yo hemos sentido al enterarnos de que el Gobierno no va a ayudar al alcalde de Madrid a barrer bajo la alfombra los 7.000 millones de euros que forman la deuda de la ciudad, que con tantas obras está hecha un queso de gruyère en todos los sentidos, porque un túnel es un agujero no solo en el subsuelo, sino también en la caja fuerte, y aquí si algo sobran son túneles. Alberto Ruiz-Gallardón salió de su reunión con el presidente hecho un estafado de Afinsa, de aquellos que cuando dejaron de poder canjear sellos de correos por euros se echaron a la calle a gritar "Zapatero dimisión", y nosotros nos ponemos a temblar. "Imagínate lo que se nos viene encima", dice Juan, "porque si Madrid ya era hasta ayer un lugar en el que la Policía Municipal se ha transformado en un ejército de recaudadores y toda la Administración está enfocada a multar y multar y multar para sacarnos el dinero por la espalda, no quiero ni pensar en lo que nos espera, porque como en esa escena de Mel Brooks, ahora Gallardón se lo hará a la ciudad". Ya lo saben: si pasas por debajo de la M-30 a 55 kilómetros por hora en lugar de a 50, 80 euros de sanción; si tu hijo se bebe una litrona en una plaza, 300 por vulnerar la ley antibotellón y otros 300 por el jaleo; y la tasa de recogida de basura; y el IBI por las nubes -que es una aliteración que le hubiera gustado al poeta postista Carlos Edmundo de Ory, que se murió en voz baja hace unos días, en el casi silencio que esta feria de las vanidades reserva para lo disidente, lo no etiquetable-, y la subida del transporte público que nos aguarda en la próxima curva...". Al llegar ahí, Juan Urbano prefiere tener mucho que callar a seguir hablando y le clava esos puntos suspensivos a la frase como quien sella una caja de madera para olvidar lo que hay dentro. Qué ingenuidad.

Vivimos en un capitalismo inmaterial, donde el dinero es invisible y las torres más altas están llenas de fantasmas, espectros que descienden hasta la Bolsa, entran en los Consejos de Ministros y envenenan la moral de los dirigentes políticos, que cuando el mar se pone bravo no navegan, solo flotan. Ahora el fantasma que más nos asusta y el que se aparece en todos los discursos, es el de "los mercados". Los mercados amenazan, dudan, advierten, sancionan, exigen... y los Gobiernos de Europa se tambalean. El resultado, como todo el mundo sabe, es que se empiezan a recortar derechos a los ciudadanos para que el sistema no se hunda. Esa especie de castillo de Kafka, el sistema, permite que las vacas flacas lo sean por todas partes excepto por el solomillo, que es lo que comen los ricos. Ustedes ya me entienden.

Los Ayuntamientos son gobiernos en miniatura, maquetas que imitan a los edificios, y en consecuencia nos podemos ir preparando, porque esos 7.000 millones que debe Madrid van a salir de nuestras carteras. Esperen y verán.

Vivir consiste en elegir el blanco. El País.

Por Benjamín Prado. 02-12-2010

Huir al sitio equivocado es seguir estando preso. Y para comprobarlo no hay más que ver lo fácil que resulta definir el capitalismo con una sola frase: cayó el muro de Berlín y fue sustituido por el Bundesbank. Sentado en el bar al que ha ido a tomar un café y a leer el periódico igual que cada mañana, Juan Urbano sostiene que, desde que la única ideología es la economía y el único pasaporte al que se presta atención en las fronteras es la tarjeta de crédito, las cosas han cambiado tanto que para entender lo que pasa hay que volver a leerlo todo del revés. Por ejemplo, le das la vuelta a lo que decía Aristóteles de que vivir consiste en elegir un blanco y apuntar hacia él toda tu existencia y asunto resuelto: ahora, la diana eres tú y el que te encañona es un banquero. Es mejor que no esperes a la policía, porque esa gente vive al margen de la ley y dos pisos por encima de la realidad, de forma que su negocio consiste en que si las cosas van bien, tienen beneficios, y si no, también. La crisis repta, no vuela, y por lo tanto muerde a ras de suelo pero no a los que están en los despachos más altos: no hay más que ver a los jefes de Iberia y British Airways, que por un lado anuncian que la fusión de las dos compañías les obligará a hacer algunos ajustes laborales y por otro se suben el sueldo un 56%. En todo el diccionario no hay dos palabras que estén más lejos una de la otra que "ellos" y "nosotros".

Hemos llegado a eso después de leer la noticia de una demanda por estafa que cinco familias ecuatorianas han presentado en un juzgado de guardia de Madrid contra el intermediario financiero con el que contrataron una hipoteca que primero los arruinó y ahora los tiene al borde del desahucio. Las víctimas firmaron el préstamo a través de una asesoría, que es como se llaman ahora los usureros, una supuesta Central Hipotecaria del Inmigrante, y pronto descubrieron que en este mundo una firma es el principio de un laberinto, porque todos los embrollos, mentiras y abusos posibles cayeron sobre ellos en cuanto el notario le echó la llave al despacho. Cualquiera que lea esa información se da cuenta de que estamos hablando de algo que si no es una estafa en sentido estricto, es de la familia, pero los bancos viven en otra esfera, de modo que ahora los echarán por morosos, se quedarán con los pisos y como estos valen hoy día menos que cuando fueron tasados, los clientes, a quienes hacían firmar comisiones millonarias, letras de cambio en blanco y, al parecer, avales que los responsabilizaban de su vivienda y de otra, asegurándoles que ese sistema de cooperativa solidaria los beneficiaba, seguirán teniendo que pagar la diferencia. Es decir, que su banco les quitará la casa, les sacará hasta el último euro, se quedará con los inmuebles hasta que el mercado vuelva a ser rentable y entonces los venderá a buen precio. Un buen negocio que, sin embargo, deja una pregunta en el aire: ¿Conocían los bancos todo ese proceso? ¿Eran, en consecuencia, cómplices de los timadores? Los denunciantes, que han recibido el apoyo de Izquierda Unida, de la asociación de ayuda a inmigrantes Conadee y de la Federación de Asociaciones de Vecinos, aseguran que sí y piden que su deuda desaparezca. Ojalá lo consigan y su triunfo cree escuela.

¿Qué es el capitalismo? Quitarle la ele a Aristóteles: vivir consiste en elegir un banco.

martes, 23 de noviembre de 2010

Inédita poesía social en vídeo

Los días 12 y 13 se celebró en Madrid en el Círculo de Bellas Artes el festival ñ de literatura española. 48 horas de literatura sin fin, de mucha y muy buena cultura.

Pese a que un blog sobre literatura, con rigor informativo y sin pretensiones económicas, no es ni un medio de comunicación, ni uno de información (según algunos), pese a que ser perodista no se suficiente, pese a que no quisieron acreditarnos, estuvimos allí. Disfrutamos del festival, y disfrutamos de Benjamín. Por supuesto.
Y ya que estábamos, lo grabamos (o lo intentamos porque el espacio era malo para una lectura de poesía y los micrófonos improvisados 10 minutos más tarde se acoplaron todo lo que quisieron),

Luchando contra los elementos, Benjamín Prado nos regaló varios inéditos, que incluirá en su próximo libro de poesía, que iremos viendo, y leyendo en el blog.
Por ahora os dejo con el que se llama Poesía Social (la parte final del vídeo pertenece a otro poema, llamado No me cuentes tu vida, pero no está entero), un poema que introdujo así: "lo escribí pensando que a veces está bien que uno empiece a hacer las revoluciones por su propia casa. Lo escribí pensando en Miguel Hernández , pero después le robé el poema a Miguel Hernández se lo dediqué a mi chica que me lo va a agradece desde más cerca".




Poesía Social. Por Benjamín Prado.
Lo mismo que inventar
es comprender algo que aún no existía
y traducir lo oscuro
al lenguaje de la luz
leerlos fue soñar con un idioma
sin la palabra usura
sin miseria
injusticia
desigualdad
olvido.
Sin palabras que fuesen
el veneno en el agua
y la sal en la herida.
Si otros querían vidas análogas
a un mundo en el que el generoso
es rehén del ingrato
y el fuerte hace culpable
de su violencia
al débil
y el embustero acusa
al engañado
de querer saber.
Ellos hablaban siempre
de libertad
banderas
equilibrio y razón
Cuando oían que nada
es verdad para siempre.
Que todo se transforma
al decirlo al revés,
del modo que
el azar se hace la raza
o el líder el redil
o el animal, la lámina.
Contestaban que era posible
un mundo
en el que se pudiese
cambiar de dirección
si cambiar de sentido,
como aviva
como oro
como radar
como ala.
Un mundo con respuestas
más allá del pasado
en el que en cada vida
no pudiese encerrarse
en un solo destino.
Ellos creían eso
como yo creo en tí.
Que no te extrañe
verte dentro de este poema.
El amor se parece
a las otras libertades
en que a todas les siguen
los mismos enemigos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

El primer párrafo de la nueva novela

El sábado en el círculo de bellas artes nos contaba que ayer u hoy entregaría la novela a su editora. Ese mismo día me atreví a pedirle el adelanto de la primera línea, pero Benjamín es como sus textos, siempre te da más de lo que buscas.
Aquí os dejo, en exclusiva, el primer párrafo de la que ya es la nueva novela de Benjamín Prado, aunque no vea la luz hasta el próximo año. Para el título, como el mismo decía en enero en una entrevista: Con los títulos soy muy dudoso, tengo apuntados dos o tres y luego le pregunto a los amigos cómo les suena, les miro a la cara, porque creo que el título tiene que gustar a primera vista. El título de la última Mala gente que camina, por ejemplo, me lo dio Joaquín.

"Miró hacia la derecha, al grupo de los que insultaban a los policías y a los operarios que en ese preciso instante amarraban con cables de acero la estatua del dictador, y después de estudiarlos detenidamente sacó una libreta y un bolígrafo y se puso a tomar notas sobre algunos de ellos. Lo hacía de tal manera, sin quitarles ojo mientras apuntaba en su cuaderno frases rápidas como latigazos, que alguien podría haber pensado que en lugar de escribir, dibujaba. En primer lugar, se fijó en un hombre de entre cuarenta y cincuenta años, vestido con un traje azul, que se mantenía un poco apartado del tumulto y miraba a su alrededor con una mezcla de apatía y desdén, mientras hablaba por su teléfono móvil. No gritaba ni hacía aspavientos, como los otros, pero si te concentrabas en su boca podías ver la brusquedad con que las palabras salían de ella, de un modo tajante, a veces como si fueran pequeñas explosiones, y no era difícil llegar a la conclusión de que no le gustaba en absoluto lo que estaba pasando allí. Después se detuvo en una mujer morena que estaba justo enfrente de él, cerca de los que iban a aplaudir emocionados, unos minutos más tarde, cuando la grúa se pusiese en marcha, el general a caballo desapareciera y sólo quedase del monumento injurioso un pedestal vacío. Llevaba una blusa roja y, aunque antes la había visto con otras tres personas, en ese momento se había separado de ellas y fumaba parsimoniosamente, apoyada en un coche oscuro. También ella parecía observar lo que pasaba con un distanciamiento que sólo te podías creer si no reparabas en sus ojos, porque en ellos se escondía un destello de ira, lo mismo que bajo la delicada piel del pomelo se oculta la vorágine del amargor.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Lo chulo de ser un genio

De acuerdo, estamos en un momento en el que la mediocridad tema a la genialidad. Se mira al genio como un raro y se le denosta en veza de ensalzarlo. Cierto. Y así lo explica Benjamín en su artículo de el jueves.

Pero también lo es de que se puede ser genio de muchas maneras. Siguiendo con el ejemplo futbolero de Juan Urbano: Puedes ser un genio como Cristiano, o como Iniesta. Ambos sobresalen por encima de la mediocridad, deben ser ensalzados y no se les debe tener miedo. Yo, personalmente, me quedo con el español (y no en un arrebato de nacionalismo).

La imagen corresponde al cartel del festival de comunicación y publicidad infantil El Chupete.

Cristiano es un chulo.
Por Benjamín Prado. El País.

A veces el talento es un imán y a veces es un insulto y por lo tanto un riesgo: haz algo bien y todos te aplaudirán; hazlo excepcionalmente bien y la mitad de los admiradores se convertirán en enemigos. Hay gente que solo mira hacia arriba con rencor.

Juan Urbano y yo hablamos de eso porque él, que como todo el mundo sabe es filósofo, de izquierdas y del Madrid, está alucinado con la catarata de insultos y amenazas que le ha costado a Cristiano Ronaldo hacer una genialidad durante el partido de su equipo contra el Atlético de Madrid, el domingo pasado en el Santiago Bernabéu. Todo el mundo lo ha visto: le cae un balón indeciso de las alturas, de esos que no saben si son un despeje o un pase, y él se la pasa a un compañero dejando que le golpee en la espalda y convirtiendo así un rebote en un malabarismo y el azar en magia. El estadio entero festejó con una ovación la ocurrencia, que fue de esas que rebajan el precio de la entrada, pero sus adversarios de dentro y de fuera del campo se lo tomaron como una afrenta. A uno de los futbolistas rivales lo filmó una televisión diciéndole, con la boca llena de clavos al rojo vivo: "Eso no lo haces con cero a cero, ¿eh? ¡Te pegaba una hostia!". El siete le contestó como Dios manda, es decir, muy mal, pero luego casi pide perdón en su twitter: "En ocasiones, hay que ser creativo".

Que eso ocurra en un terreno de juego, a 120 pulsaciones por minuto y entre contrincantes, se puede entender; pero que haya gente que, en frío y de pantalones largos, pueda mantener que lo que hizo Ronaldo fue una ofensa, y escribirlo en sus periódicos y decirlo en sus emisoras de radio, resulta un poco deprimente y, visto como tendencia, hasta da un poco de miedo: no hay peor sistema de medida que la mediocridad.

"Es verdad que aquí todo el mundo pinta su cristal del color que le interesa, y luego mira", dice Juan Urbano, mientras apura su café, "y no me quiero meter en charcos que ya tienen demasiados zapatos dentro, pero fíjate por ejemplo el lío ese de Sánchez Dragó y te preguntarás: ¿Si no fuese amigo suyo, la presidenta Esperanza Aguirre habría salido a defenderlo de la manera en que lo ha hecho, con Nabokov y García Márquez clavados en su discurso como dos mariposas en un corcho? ¿Si no lo considerase enemigo suyo, el portavoz socialista de la Comisión de Control de Telemadrid hubiera pedido su cese fulminante y le hubiera llamado en la Asamblea regional "juntaletras subvencionado por el Gobierno de la Comunidad, pederasta confeso y director de un programucho con una audiencia ridícula"? Qué bárbaro, esta gente no son políticos, son hinchas", concluye.

Cristiano Ronaldo es un chulo, se dice por ahí, porque hace cosas que otros no hacen en su profesión, aunque esa, que es tan rara que ha habido que inventarle un sustantivo, la espaldinha, sí que la hicieron antes Ronaldinho e Ibrahimovic. Pues bueno, es una lástima que destacar en algo sea pintarse una diana encima. Entendido como síntoma de unas sociedades en las que todo el mundo defiende sus intereses y a nadie le resulta un buen negocio ser objetivo, el ejemplo es malo. Si se ve como una característica del alma humana, es peor. No sé si me entienden.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El 13 a las 22 en el círculo


No es ningún el comienzo de ningún libro de Dan Brown ni nada por el estilo, es el día, la hora, y el lugar en el que Benjamín Prado leerá poemas dentro del Festival Eñe de literatura en Madrid. Un festival que cuenta con los mejores (no os olvidéis de mirar el programa) y que nos traerá, seguramente, lo mejor.

Día 13 de Noviembre, a las 22:00 horas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Sin venda

Juan Urbano y Benjamín Prado, el pasado jueves, se soliviantaban contra aquellos que imparten justicia, contra las sentencias fuera de todo sentido común. Están quienes se ponen la venda antes de darse el golpe y quienes se la quitan a la justicia para dártelo a ti.

Yo también me indigno, pero él lo cuenta mejor.

Si robas diez veces más, no eres un ladrón
Por Benjamín Prado. El País.

A veces es difícil saber a quién han robado y quién es el ladrón, y si no se lo creen, lean la noticia que ha salido estos días en el periódico, según la cual Telefónica le ha devuelto 44.351 euros a una concejala del PP en Getafe cuyo teléfono oficial, según dice, utilizó su hija para descargarse de Internet una serie de televisión. Sus rivales del PSOE le han pintado en la espalda la palabra malversación, pero nadie acusa de nada a Telefónica, sino a su víctima, lo cual es como culpar a los polacos de la expansión del nazismo por dejarse invadir: "¿Una factura de 44.351 euros?", dice Juan Urbano, mientras se apresura hacia su oficina. "Es una vergüenza, y me da igual si la concejala miente o dice la verdad, si su hija se descargó una serie o si fue ella que llamaba a su familia todas las mañanas, porque ese dinero no lo vale ni llamar a Washington cada mañana para darle los buenos días a Obama". Y después de eso, repite que el problema de este país es el modo en que las compañías de teléfonos, las líneas aéreas y los jueces siguen siendo intocables, es decir, que están siempre por encima de la ley.

Lo de los jueces lo dice porque está indignado con ese despropósito del Consejo General del Poder Judicial que consiste en destinar 450.000 euros a la contratación de una póliza de seguro que haga frente a la responsabilidad civil en la que puedan incurrir sus componentes y hasta sirva para pagarle la fianza a aquellos que se vean sometidos a un proceso penal. Eso también es dinero público y supone diez veces la cantidad que la telefónica le quería sablear a la concejala de Getafe, y lo digo porque esa gente no cobra, acuchilla. ¿Y nadie de ningún partido va a salir a clamar por semejante escándalo, semejante abuso de poder y semejante saqueo? Alguien se ha confundido: la que lleva la venda en los ojos es la justicia, no sus vigilantes.

Si hay algo incomprensible en España para la gran mayoría de sus ciudadanos, son sus jueces, tan arbitrarios, tan inexplicables y tan tendenciosos en algunas ocasiones que lo mismo hunden a Baltasar Garzón por intentar investigar el franquismo y tal vez por llegar demasiado lejos en su búsqueda de las raíces de la trama Gürtel, que condenan a un hombre al que una negligencia médica dejó en coma hace veintiún años. El hombre fue a hacerse una operación de cirugía estética, para arreglarse la nariz, y salió del quirófano convertido en un vegetal. La familia puso una denuncia y el Tribunal Supremo exculpó a la clínica Nuestra Señora de América y al anestesista, les condenó a ellos a pagar 400.000 euros por los costes del juicio.

Menos mal que lo que pisotean los tribunales lo puede reconstruir la buena suerte, porque los padres del paciente decidieron protestar, acamparon junto al Ministerio de Justicia y una noche, por pura casualidad, pasó por allí un médico que había estado presente en la intervención que dejó en coma a su hijo y que vio cómo fue un descuido del personal del centro lo que provocó la catástrofe. El abogado de la familia ha pedido al Tribunal Supremo que revise la sentencia, y parece que va a hacerlo. Esperemos que no sea para cobrarles otros 400.000 euros. Porque eso seguirá logrando que en este Estado de Derecho en el que vivimos, cada vez que alguien tiene que ir a un juzgado lo haga lo mismo que en la dictadura se iba al cuartel de la Guardia Civil: con miedo, porque no haber hecho nada no era razón suficiente para no estar asustado.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Lo que me gusta es ser poeta

Por si acaso alguien lo dudaba, viéndole entre canciones, entre músicos, y en algún acto político o atril de papel, en este vídeo lo confiesa abiertamente (a partir del minuto 6), "A mi lo que me gusta es ser poeta, me gusta leer mis poemas, lo que por una parte tiene de excitación, por otra lo tiene de peligro, porque uno piensa que el que te tomen en serio como poeta y conquistar unos lectores no es una tarea sencilla".

Eso lo decía en el ciclo Poesía en Palacio, celebrado en Granada, y podéis escucharlo, gracias al canal TG7 y a Rocío, que nos ha dado el chivatazo. El vídeo explica en qué consiste este ciclo, tiene una entrevista al director del mismo, y es a partir del minuto 6 cuando Benjamín es entrevistado y donde nos revela, entre otras cosas que la nueva novela la sacará el próximo año y que probablemente también un libro de poesía, aunque esto será tema para otro post. Disfrutad de la entrevista:

viernes, 29 de octubre de 2010

Lo que nos asusta

Muy felices no estaremos cuando algo como una invisible enfermedad nos mete el miedo en el cuerpo y muy listos no seremos, o no tanto como pensamos, cuando no somos capaces de dar con ella y erradicarla. Me refiero a la legionela, sí, pero también al cólera. Juan Urbano, local él, se centró en el brote madrileño este pasado jueves, pero puede leerse en clave internacional. "Entre los sentimintos colectivos, el más peligroso es el miedo". Eso sí, la de aquí tiene más fácil solución, y es menos peligrosa y triste que la de allá.


La legionela no tiene padre
Por Benjamín Prado. El País.

Lo invisible también se puede encontrar, pero solo tanteando, es decir, con una suma de persistencia, intuición y suerte, y eso es lo que hace muy complicado dar con la madriguera de esa enfermedad con nombre de sabandija, la legionela, que ha vuelto a Madrid, ha matado a dos personas y ha puesto su veneno en otras 31, hasta el momento. La gente de Sanidad sigue su rastro, pero la ciudad es grande y el foco mortal no aparece; lo buscan por los distritos de Centro y Retiro, han inspeccionado el sistema de aire acondicionado del Gregorio Marañón, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y otras doscientas y pico instalaciones, sin éxito, y uno empieza a ver su lucha contra la epidemia y contra el reloj como una mezcla de novela de detectives y ciencia-ficción. A las cosas que nos asustan les damos forma de monstruo, y la legionela es algo viscoso, frío y que repta; algo gris, con escamas húmedas, sangre verde, colmillos curvados y ojos que ven en la oscuridad. "Una amenaza tiene el tamaño de las personas que la temen", dice Juan Urbano, mientras tomamos nuestro desayuno enfrente de la oficina, "por eso hay que evitar que crezca y se haga gigante. Como dijo André Maurois, de entre todos los sentimientos colectivos, el más peligroso es el miedo".

Mientras leíamos las noticias, y comentamos lo complicado y desesperante que debe resultar el trabajo de los investigadores, a los dos nos ha llamado la atención que mientras ellos persiguen a la legionela la Asociación Nacional de Empresas de Frío y Refrigeración intente desmarcarse y emita un comunicado en el que exige, o sea, que no "solicita", ni "pide", ni "recomienda", sino que "exige" para estar a la moda, porque ese es el verbo del año entre los políticos, que todo el tiempo están exigiendo algo al rival, de manera que ellos también exigen a quien corresponda que se comprueben todas las instalaciones de riesgo, incluidas las duchas de piscinas, los gimnasios y los spas, puesto que la bacteria puede alojarse en cualquier lugar con una concentración de agua que esté a una temperatura de entre 30 y 40 grados. Y afilan la exigencia afirmando que "es absolutamente imposible que una torre de refrigeración en Centro o Retiro sea el foco". Por su lado, la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas también lanzó al aire un comunicado, qué menos, en el que "reclama" a los propietarios y usuarios de instalaciones con riesgo de dispersión de la enfermedad que cumplan la legislación. Ya lo ven, la legionela no tiene padre, es mala para el negocio y, por tanto, no hay quien la quiera en su familia.

"Lo bueno de los problemas es que siempre tienen dentro la solución", dice Juan Urbano, así que tal vez la gente del Ministerio de Sanidad y las autoridades locales podrían aprovechar que están inspeccionando la ciudad para obligar a las personas que no cumplen la legislación, esas a las que la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas acusa de ponerle una autopista a la legionelosis, a hacer más seguros sus negocios. Si eso ocurre, el peligro pasará de largo y la legionelosis volvería a los diccionarios de latín. No hay mal que por bien no venga, tal vez.

sábado, 23 de octubre de 2010

La ausencia de miedo

Uno querría ser tan faliz como Eduard Punset, pero a menudo nos vemos tan escépticos y tan realistas como Juan Urbano. Grandes jugadores no hacen un gran equipo, y sino que se lo digan a Florentino Onasis y sus etapas madridistas.

Y hablando del Madrid, cedo la palabra a un madridista de pro, que en este artículo se define como optético. "La crisis es una estado de ánimo", dijo una vez Zapatero, realmente no lo es, (y menos para ese millón de persona al borde de la desesperación), pero, con ojos de Punset, quizá tenía razón.

Un millón de pobres y cinco ministros
Por Benjamín Prado. El País.

Uno solo se deprime por falta de imaginación, y esa es una de las conclusiones a las que podrían haber llegado los asistentes al congreso sobre la felicidad que se ha celebrado en Madrid ayer y antes de ayer, y del que Juan Urbano salió igual que había entrado, absolutamente optéptico, que es la palabra de pega que él usa en broma para explicar su carácter paradójico, que es el de un optimista escéptico, alguien que sabe que, a pesar de todo, la alegría siempre merece la pena.

Mientras los filósofos le daban vueltas con sus cucharas a la felicidad, el presidente del Gobierno se la daba a sus ministerios; y aunque como es un buen lector de poesía sabrá que "no se sostiene la seda con cemento", como dijo el poeta Vicente Núñez en uno de sus Sofismas, esperamos que nos vaya a todos bien con esos trabajos de apuntalamiento. El camión de mudanzas que en el mundo de la política siempre está aparcado detrás del coche oficial se lleva a Trinidad Jiménez a Exteriores, y si lo hace ahí tan rematadamente bien como lo ha hecho en Sanidad, al final nos alegraremos mucho de que no haya salido candidata a presidenta de la Comunidad de Madrid.

Todo lo vertical amenaza ruina, y por eso vivir consiste en mantener el equilibrio; de manera que si las goteras del palacio de la Moncloa se arreglan, tal vez la crisis se atenuará, el horizonte volverá a ponerse recto y la angustia irá pasando. "La felicidad es la ausencia del miedo", dijo Eduard Punset en el congreso celebrado en Madrid, así que si dejamos de estar asustados, esto va a ser una juerga: imagínense, si en la situación que vivimos, cuando según un informe de la UGT, recién presentado en sociedad, solo en Madrid hay un millón de personas que viven al borde de la pobreza y sufre un grave riesgo de exclusión social; si en esas circunstancias el 58% de los españoles se consideran personas felices, es que este país es tan estupendo como Juan Urbano y yo siempre decimos que lo es. Y va a ser aún mejor si a nuestra vocación de felicidad, como la llamaba Jaime Gil de Biedma, y a esa ausencia de miedo de la que habla Punset, le sumamos la ausencia de Díaz Ferrán de la patronal, puesto que no se va a presentar a la reelección, y menos después de que el presidente de la CEIM dijese que necesitaban como jefe a "un empresario que haya pagado las nóminas".

Ahora ya solo falta que el cambio de ministros coincida con un cambio de política, para que empiecen a mermar las cifras que acaba de dar UGT-Madrid, que afirman que en el último año se han sumado al ejército de los pobres de nuestra Comunidad "alrededor de 200.000 personas". Si eso no desaparece, todo lo que se vea será mentira.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Acabaremos siendo argentinos

El domingo disfrutábamos de un extraordinario parlamento de Benjamín Prado sobre Julio Cortázar. Lo tengo enmarcado encima de la mesilla. Y para que no se acabe ese momento, disfrutemos de este coloquio en torno a Cortázar, con mucho bueno de los ponentes, y por supuesto, también de Benjamín. Al final, como dijo Prado, "acabaremos siendo argentinos".

Por cierto, son 3 partes... sobre distintos autores, interesante.






domingo, 17 de octubre de 2010

La repetición de un texto irrepetible sobre Cortázar

"Si tuviera que dar la vuelta a Julio en 20 minutos haría esto: en el primer minuto hablaría de cómo Cortázar ponía el oído encima de las palabras y oía dentro de ellas llegar un tren y cómo en ese tren nos quedamos atrapados todos sus lectores y cómo nos quedamos atrapados como si el tren fuera de juguete, dando vueltas una y otra vez, en el mismo sentido que Cortázar daba a las palabras que escribía.

En el segundo minuto diría que las llenaba de muelles y las estiraba y les rompía los cristales y las cascaba como si fuesen nueces para encontrarles dentro su almendra y les bajaba la cremallera para dejarnos a nosotros desnudos.

En el tercer minuto le llamaría algunas cosas. Le llamaría por ejemplo aprendíz de él mismo o cronopio en jefe o el gran domador que hizo pasar por el aro a los diccionarios y galopar alrededor de las pistas a las gramáticas.

Quedan 16 minutos de una brillante exposición que Benjamín Prado hizo en la casa de América de Madrid allá por el mes de abril de este 2010. Podéis darle al play en este vídeo, o seguir leyendo más abajo. Haced como prefiráis, pero no dejéis de leer, no dejéis de escuchar, no dejéis de aprender, no dejéis de disfrutar.



"En el cuarto minuto diría que cuando Cortázar encendía su pipa, la pipa se ponía en forma de saxofón y el humo olía a música de jazz, olía a Charlie Parker, olía a Miles Davis.
El 5º minuto lo utilizaría para asombrarme por el modo en que todas las palabras que escribía Julio Cortázar forman un solo lenguaje, igual que si dentro de sus frases estuviesen en un jam session.
En el sexto minuto me arrodillaría ante él por ser un explorador que solo buscaba y buscaba por darse el gusto de huir de lo encontrado como hace por ejemplo en el libro de Manuel.
En el septimo minuto le aplaudiría por contarnos todas las mentiras de lo visible y por contarnos todas las verdades de lo inventado, que es lo único en lo que merece la pena confiar.
En el octavo minuto querría explicar cómo al contrario que esos que por alguna extraña razón se llaman a si mismos conservadores mientras lo destruyen absolutamente todo, al contrario que ellos él rompía el idioma para restaurarlo, lo desataba, le desataba los nudos a la semántica, le abría los grifos a la ortografía, le abría las cercas a los adjetivos, como quien deja libres a unos caballos, como hace en el corral de Rayuela, por ejemplo.
En el noveno minuto confesaría que al leerlo, lo que aprendí no es más que la tapadera de lo que se ignora, o a veces la sombra de lo que se teme.
En el décimo minuto recordaría que lo conocí una noche y que en la mesa estaba sentado Rafael Alberti y que él me preguntó si yo quería escribir, y que cuando yo le contesté que sí, que quería escribir él me dijo, ¿y puedes escribir al lado de Rafael Alberti? Hombre, al lado de Rafael Alberti es un poco difícil, y él me dijo, no te preocupes, apilá, apilá no más. Y yo intentaba apilar todos estos años.
En el undécimo minuto lo llamaría mago por la manera en que dibuja la geometría de lo irregular, de lo desigual, y de lo distinto.

En el minuto número 12 me convertiría en él y os preguntaría, por qué escribir lo que se puede inventar, y les diría, lean otra vez Las Babas del diablo o La noche boca arriba, o lean por ejemplo casa tomada.
En el minuto doce más uno me dejaría crecer su barba, igual que él se dejó crecer la barba del Ché y me dedicaría a descubrir las amenazas de lo inocente, los infiernos que oculta lo que parece inofensivo.
En el minuto número 14 me pondría su camisa de explorador y buscaría la frontera de cada palabra, y la cruzaría y quemaría su bandera.
En el minuto número 15 les convencería en que no hay equilibrio más hermoso que el equilibrio de lo que se tambalea.
En el minuto número 16 encontraría dentro de Julio el lujo y dentro de Cortázar el azar y diría que eso y todo lo demás que esconden su nombre y su apellido son eso, el lujo del azar, o el azar cortado en dos Julios.
En el minuto 17 les contaría que cuando doy con lo que encontraba al escribir bailo tregua y catala, igual que los conopios y las famas.
En el minuto 18 afirmare que el que después de leer a Julio Cortázar no se haya vuelto argentino es que no tiene corazón .
En el minuto 19 diré que si tuviese que elegir un libro para llevármelo a una isla desierta lo habría escrito él y además soñaré que por esos azares cortazarianos algún día, dentro de mucho tiempo, en algún lugar, quizás las cuatro personas a las que les he dado los cuatro trozos de este texto irrepetible, porque lo he escrito esta tarde en mi casa con un rotulador verde quizá se encuentren entre ellas, quizá tengan que compartir su vida, quizá tengan que compartir su vida conmigo, quien sabe. Sino el texto no volverá a estar completo nunca más.
Y en el minuto veinte pensaba decir que es imposible hablar de Julio Cortázar en 20 minutos, pero como veo que lo que ha pasado es lo contrario, que me sobra tiempo, me daré cuenta de que a los minutos de Julio Cortázar quitándole los veinte segundos a cada minuto de la realidad tienen unos treinta y tantos o cuarenta segundos uno se vuelve cada vez mucho más, y mucho más jóven.
Gracias".
Y así repetimos en tinta negra y letra de imprenta, aquellas cuatro hojas de boli verde que un día Benjamí esparció y que ahora hemos vuelto a reunir. Para Julio Cortázar.

jueves, 14 de octubre de 2010

Soltar lastre

Juan Urbano, acompañado por Benjamín Prado, reflexionan en la sección de Madrid de El País, aunque desde Colombia sobre si el ladrón que devuelve el dinero y suelta lastre aligera la conciencia o solo los bolsillos.


Los ladrones no son gente honrada.
Por Benjamín Prado. El País.

Los ladrones no son gente honrada, a pesar de que Enrique Jardiel Poncela dijese lo contrario en una de sus obras, pero al menos pueden dejar atrás la parte en metálico de su delito, devolviendo lo que han robado. No suele ocurrir, aunque parezca mentira, y uno siente un tanto por ciento de lástima cuando uno se pone a pensar en las personas que prefieren hundirse en la ciénaga de la cárcel a soltar sus fortunas, gente del pasado, como el antiguo director de la Guardia Civil, Luis Roldán, o de ahora mismo, el del cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, que sigue en prisión mientras esconde en el extranjero los millones de euros que logró amontonar recibiendo comisiones y sobornando a cargos públicos del Partido Popular en nuestra Comunidad, sobre todo en Madrid, Alcalá de Henares y Boadilla del Monte, y también en Valencia y Castilla y León. "Es curioso que les importe tanto enriquecerse y se valoren en tan poco a sí mismos", dice Juan Urbano, y tiene razón, porque hay algo tristísimo en la imagen de esa gente para la que todo tiene un precio y nada tiene valor, ni siquiera sus propias vidas. Se puede ser al mismo tiempo un hombre rico y un pobre hombre, dice el refrán, y no parece que esté equivocado.

Alfonso García Pozuelo, implicado en el 'Gürtel', ha vendido su empresa para devolver el dinero
Todo esto lo hablamos Juan Urbano y yo a la hora del desayuno, como siempre, pero esta vez en un bar de Cartagena de Indias, Colombia, donde nos han traído a dar una conferencia, y después de leer las noticias sobre ese empresario implicado en el caso Gürtel que acaba de darle a Hacienda el dinero que debía. Se llama Alfonso García Pozuelo, era dueño de la empresa Constructora Hispánica y ha tenido que vender a la firma Assignia la empresa que tenía desde hace 20 años, para saldar su deuda. Un hombre inteligente, por suerte para él, y muy original, por desgracia para todos sus antiguos compañeros, que siguen sin aportar las fianzas que les pide el juez y sin traer de vuelta a este lado de la ley los millones que se llevaron. Es imposible no pensar en esos tipos mientras uno ve en este país y en este lugar cómo tanta gente hace lo mismo que en el resto del mundo: trabajar mucho a cambio de muy poco, unos 800.000 pesos al mes, que es menos de 400 euros.

Ese hombre, García Pozuelo, a quien el juez Pedreira imputa delitos de cohecho, tráfico de influencias y contra la Agencia Tributaria, ha vendido su empresa, pero Constructora Hispánica nunca llegó a pedir un ERE ni a despedir a ninguno de sus 2.000 trabajadores, a diferencia de otras implicadas en Gürtel, como la Teconsa o Begar, que han despedido a todos sus trabajadores por quiebra. Además, desde el principio, mostró su decisión de abonar las deudas que le reclamase el fisco y acortar en lo posible el juicio por delito fiscal que se celebró contra él en el Juzgado de lo Penal número 20 de Madrid. Su abogado habló con el fiscal y ofreció pagar todo lo que Hacienda le reclamase: 19,7 millones de euros tal vez no puedan lavar una conciencia, pero sí pueden saldar un error y ser un ejemplo.

No creo que el simple hecho de rectificar te convierta en sabio, ni devolver lo que no es tuyo te convierta en una persona honrada, pero sí te quita una mancha de encima y hace pensar que el viejo dicho francés de que se puede evitar que alguien robe pero no que sea un ladrón, no es del todo justo: parece que hay ladrones vocacionales y ocasionales, y a Juan Urbano y a mí nos apetece pensar que García Pozuelo pertenece a la segunda categoría y hasta desearle suerte. Ojalá algunos de sus antiguos compinches lo quisieran imitar, aunque, por lo que se ve, no hay muchas posibilidades de que así sea.

domingo, 10 de octubre de 2010

Lo contrario del olvido es el conocimiento

Los apuntes hispanoamericanos vuelven al blog, en esta ocasión con el editorial de Benjamín Prado de la revista 694, de abril de 2008. En él nos habla de la importancia de rendir culto a los clásicos, entre los que mencionaba, ya entonces, lógicamente, al "actual" Mario Vargas Llosa.

Editorial. Cuadernos Hispanoamericanos. nº694. Abril 2008
Por Benjamín Prado.

Por fortuna, los sellos Galaxia Gutemberg, del Círculo de Lectores, Trotta y la Biblioteca Castro, decidieron ya hace tiempo tomar el testigo de editoriales emblemáticas como Aguilar, Eslicer o Plaza & Janés, y reemprender la aventura de publicar las obras completas de los autores más importantes de la historia y, especialmente, de los maestros de nuestro idioma. La tradición y el mercado dicen que es una empresa ruinosa, que deja números rojos y facturas sin pagar a ambos lados del Atlántico, y que el destino de quien la emprende es el endeudamiento y la desaparición, porque los volúmenes son caros y los lectores pocos; pero también es una empresa necesaria, porque un país no puede prescindir de esa especie de museo portátil y a domicilio que son los sucesivos tomos de nuestros clásicos que van formando la Biblioteca Castro, de Lope de Vega, Calderón de la Barca o Góngora a Tirso de Molina y de Clarín, Larra, Benito Pérez Galdós o Emilia Pardo Bazán a Gabriel Miró y Álvaro Cunqueiro; o la suma literaria de Américo Castro o Luis Rosales en Trotta; o la inmensa obra de Ramón Gómez de la Serna, Pablo Neruda, Julio Cortázar, Pío Baroja, Rubén Darío y tantos otros creadores esenciales como está publicando Galaxia Gutenberg en sus bellos libros azules y blancos, donde también tienen cabida autores vivos de la magnitud de Francisco Ayala, Mario Vargas Llosa, Miguel Delibes, Nicanor Parra, Jua Goytisolo... Si son libros esenciales, quizá cabría preguntarse si no sería lógico que iniciativas como ésa tuviesen un importante apoyo económico del Gobierno, a través del Ministerio de Cultura, que podría consistir, por ejemplo, en comprar ejemplares de todas esas obras para abastecer las bibliotecas públicas, los institutos Cervantes, las sedes de la AECID en toda Iberoamérica e, incluso, la bibliotecas de las Universidades y de los Institutos de Enseñanza Secundaria. ¿Me arriesgo a que me llamen utópico si digo que con un pequeño tanto por ciento de lo que se gasta en Defensa se podría afrontar ese gasto?

Las obras completas son lo contrario a la cultura de la novedad que tan a menudo llena las librerías de productos para leer y olvidar. Enfrentarse a esos tomos de paginación intimidatoria demanda sosiego, paciencia y verdaderas ganas de conocer a un autor, su época y la evolución de su trabajo. En definitiva, es un proceso que requiere calma y ganas de aprender, no de consumir y estar a la última, como a veces sucede en este mundo donde la publicidad lo gobierna todo y la prisa nos obliga a correr para todo, incluso para obtener placer y atesorar conocimientos.

Ojalá que la vida de esas empresas, sin duda algo quijotescas, sea larga y sus tomos de obras completas sigan saliendo a la calle para poner a mano de los lectores lo mejor de nuestra cultura y también de la literatura universal. Es una labor admirable y que impide que las cosas caigan en el olvido o se conozcan sólo de modo fragmentario. Lo contrario del olvido es el conocimiento, y eso es lo que debemos alentar y proteger.

jueves, 7 de octubre de 2010

El ministerio de Madrid

No tardaremos en conocer qué opina Benjamín de Vargas Llosa, de hecho esperamos el perfil que hará de Don Mario (eso deseo, al menos), con ganas. Él sabrá, mejor que muchos, con lápices de colores, trazarnos el perfil del recien proclamado Nobel de Literatura.

Haremos la espera más liviana con el análisis en cabroncillo de la política madrileña.


Y si pierdes Madrid, te hacen Ministro. Por Benjamín Prado. El País.


Si hay algo difícil para un ganador es saber compartir su victoria con los vencidos. Los golpes duelen y las cicatrices nos los recuerdan. La cicatriz que en lugar de en la piel está en la memoria se llama rencor, y no hay cirujano en el mundo que pueda hacerla desaparecer. Con todo eso, el ganador de las elecciones primarias del PSOE entre candidatos a la Comunidad de Madrid, al que sus rivales han hecho tan famoso que hasta los que no saben cómo se llama saben que es Tomás Gómez, tendrá que montarse un sistema filosófico y elegir una carta de la baraja. No le será fácil, porque cuando tus camaradas y tus enemigos no son fáciles de distinguir, nada está claro y nunca sabes de qué lado va a soplar el viento, si desde la derecha o desde la izquierda. El fuego amigo defiende la misma bandera, pero también mata.

"Imagínate cuando llegue ese hombre a tocar el timbre del palacio de la Moncloa", dice Juan Urbano, mientras apura su segundo café de la mañana. "La cara de he visto un fantasma con la que le va a mirar el presidente del Gobierno al abrirle la puerta. Porque, claro, es que lo de ese hombre es una tragedia. Pide un portafolios y le dan una maleta. Pide su coche y le llevan un camión de mudanzas. Le tira una pelota a sus perros y le devuelven una granada de mano. Pide una cuchara y le traen una pala. Pide un traumatólogo que reduzca la fractura de su partido y aparecen José Bono y José Blanco vestidos, respectivamente, de teólogo y tocólogo. Y él, naturalmente, se pregunta si estarán intentando decirle algo, y mientras lo hace, pide a Trinidad Jiménez y le llevan a Tomás Gómez. Y todo eso con los secretarios generales de Comisiones Obreras y la UGT en la acera de enfrente, vestidos de Cobrador del Frac, y algunos ministros haciendo carreras al volante de un furgón fúnebre. Les está bien empleado, por no darse cuenta de que la democracia y la disciplina de voto hacen muy mala pareja".

Juan Urbano lo explica a su modo, y ya lo conocen: en su argumentación abundan las parábolas; pero yo creo que se le entiende muy bien y que el resumen que hace de la situación es bastante certero. Yo soy más claro, y me parece que lo que ha ocurrido en estas primarias en las que Tomás Gómez ha llegado arriba saltando por encima de su partido, exactamente igual que lo hizo el propio presidente del Gobierno, es que vuelve a quedar claro que en nuestro país la mayor parte de los políticos no se merece a la mayor parte de los ciudadanos. Por eso es de temer que en esta ocasión tampoco encajen ni la derrota ni el triunfo, y que de aquí a mayo, que es cuando se van a enfrentar a Esperanza Aguirre y a Alberto Ruiz-Gallardón, se dediquen más a hacerse la cama unos a otros que a pasarse el balón y se les mueran los peces en las urnas. La única razón de que sus rivales no se froten las manos es que tienen dentro la navaja que usan para pincharse las ruedas entre ellos.

En cualquier caso, aquí son otros los que se juegan el porvenir a cara o cruz, y Tomás Gómez tan contento y sin nada que perder: si fracasa en Madrid, lo hacen ministro, como a la propia Trinidad Jiménez y a Miguel Sebastián, que aún debe de llevar en la cartera de Industria lo que encontró en la basura del alcalde. De momento, a Gómez lo conocíamos tan poco que aún no hemos tenido tiempo de olvidarlo, y Juan Urbano y yo creemos que ha conseguido un buen papel en la obra: el Quijote siempre es el más simpático de los personajes.

jueves, 30 de septiembre de 2010

El poder de la imagen en palabras

Benjamín, como los grandes escritores, tiene el don de que sus palabras valgan mucho más que cualquier imagen. Por eso cuando escribe sobr imágenes el efecto de aquellas y las de estas se mutiplican y sale un texto del calibre del que nos ocupa, publicado en El País el pasado día 26, sobre Robert Capa.

Porque el texto es muy bueno y porque estoy empanzanado de huelga.

Medio Hombre, media mujer y todo el horror. Por Benjamín Prado.

Robert Capa era medio hombre y media mujer, a veces un solo artista y a veces dos distintos. El 50% del fotógrafo al que conocemos por ese nombre falso se llamaba en realidad Ernö Friedmann, no era norteamericano como hizo creer a muchos, sino húngaro, y esa identidad se la inventaron él y su novia, la alemana Gerda Taro, nada más conocerse en Francia, donde los dos habían ido huyendo del nazismo, para lograr vender sus obras con menos problemas: todo es más fácil cuando te avala Estados Unidos. El seudónimo fue un atajo para ellos, pero es un laberinto para nosotros, porque hace prácticamente imposible descubrir quién de los dos tomó algunas de sus imágenes más famosas, por ejemplo la del miliciano abatido en Córdoba durante la guerra civil española, que mientras cae no puede responder a tantas preguntas: ¿Esta escena es real o fue un montaje? ¿Eres el anarquista que dicen que fuiste o eres otra persona? ¿Quién disparó su cámara, Gerda o Ernö? Todo eso es interesante, pero no importante: en la literatura y en cualquier otro tipo de arte que merezca la pena, lo que importa no es lo que las cosas son, sino lo que simbolizan, y esa ley sirve para las fotos de los Capa y para el Guernica, del que a nadie se le ocurriría preguntar a qué especie pertenecía el toro que pintó Picasso o si lo que hay en el centro del óleo es una yegua o un caballo.

Lo trascendente del trabajo que Gerda y Ernö llevaron a cabo en España no son los personajes, sino el drama, y el hecho de que aquellos sean por lo general seres anónimos le da una dimensión mayor a la obra que tuvieron que interpretar a la fuerza: al mirarlos, no vemos a un héroe, sino el valor; no vemos un cadáver, sino la muerte; no vemos a unos vencidos, sino la derrota. Las secuencias de esa derrota que se conocían y las que han aparecido en la célebre maleta de Robert Capa que se encontró hace un par de años y que contenía numerosos negativos de instantáneas tomadas mientras se producía la retirada del ejército republicano muestran una desolación que, como la célebre navaja de Luis Buñuel, corta por la mitad los ojos de quien las observa. Es difícil retratar con tanta profundidad el abatimiento y la desesperanza, y si Ernö lo consiguió, indudablemente a solas porque para entonces él ya era todo Robert Capa, tal vez fuera porque aquel dolor de otros era su autobiografía: Gerda había muerto en el frente de batalla, en julio de 1937, al caer de un coche desde el que fotografiaba a las tropas y ser arrollada por un tanque.

El Guernica no es un cuadro sobre un solo bombardeo y una sola ciudad, ni las fotografías de Robert Capa hablan de un solo ejército vencido y de una sola huída. Lo que las hace únicas es que son nada más que un ejemplo, porque su poder es el de representar el horror de todas las guerras. La madre con la maleta al hombro y el niño agarrado de la falda; la que mira al cielo temiendo que lluevan las balas; la que llora vestida de negro al marido muerto en medio de la calle; los chicos que juegan a fusilar a otros chicos y en este caso los miles de prófugos en busca de una frontera que los salvase de los asesinos… No necesitamos saber sus nombres y sus apellidos, ni si los fotografió un hombre, una mujer o las dos cosas. Son los perdedores, pero sobre todo son la pérdida. En sus rostros se puede leer todo lo que les ha pasado y todo lo que les espera.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Invertir en años

Dirige una revista, está escribiendo un libro de poemas, y una novela. Tiene tiempo hasta para, semanalmente, opinar de los temas que suceden en Madrid. El País es su tribuna, Juan Urbano su alter ego, este su texto del pasado jueves.

O eres un corredor o eres un obstáculo.
Por Benjamín Prado. El País.

"Uno vale lo que puede pagar", dice Juan Urbano, "y cuando deja de producir, ya no vale nada". Y lo cierto es que no puedes dejar de estar de acuerdo con él cuando lees la noticia de lo que acaba de ocurrir en un geriátrico de Ciempozuelos, donde un hombre se olvidó a dos ancianos dentro de una furgoneta, a la puerta del centro, y cuando volvió a reparar en ellos ya habían pasado diez horas y estaban muertos. La explicación del acusado de homicidio imprudente es que se le fueron de la cabeza. Así de sencillo: alguien lo entretuvo y lo distrajo en el instante en que tendría que haberlos ido a buscar; y después recuerda que lo llamaron por teléfono; que fue a organizar una fiesta a una finca de sus padres; que de vuelta a la residencia, tuvo que atender a los hijos de otro paciente que iban a recoger sus medicinas; que cuando necesitó ir a la farmacia como cada día, usó su coche particular, en lugar del de la empresa, donde seguían atadas y al sol las víctimas; que luego se fue a ayudar en otra de esas fiestas que son el negocio familiar; y otra vez al geriátrico, y una más a la finca, donde se celebraba una capea... Sumas todo ese movimiento y la inmovilidad de las dos personas atadas en la furgoneta, y el resultado son dos cadáveres.

Las residencias son la expresión más dura del apartamiento que sufren los ancianos
La verdad es que es un ejemplo tremendo del nivel de egoísmo al que han llegado estas sociedades que por arriba llegan a la Luna y a Marte y por abajo cada vez tienen más sucias sus cloacas. Lo que simbolizan esos dos ancianos de quienes nadie se acordó durante diez horas es el papel de seres inútiles, y en consecuencia molestos, que le reservamos a los viejos en un mundo feroz, sin tiempo y sin matices, donde vivir es competir y en el cual, por lo visto, solo se puede ser o uno de los corredores o uno de los obstáculos. No hay más que entrar con una escoba en la mano en los discursos del 90% de los políticos que hablen de la Seguridad Social o de las pensiones y barrerles la retórica para ver que lo que queda es esto: "Claro, es que la gente se jubila y se empeña en no morirse, sin reparar en lo que eso nos cuesta a los demás, y así no hay manera". Qué razón tiene Juan Urbano: aquí, en cuanto dejan de sonarte las monedas en los bolsillos, empiezan a oírse las campanas de tu funeral.

Las residencias son la expresión más dura del apartamiento que sufren los ancianos, y aunque naturalmente haya muchos caminos hacia ellas y muchas razones para que existan esos negocios, nadie negará que incluso la más lujosa de todas se parece más a un lugar donde ir a morir que a un lugar donde seguir viviendo. Pero, en general, en nuestras sociedades, que se basan en el optimismo del porvenir y en la pelea por el futuro como si allí no nos estuviese esperando una tumba, no hay sitio para descansar ni espacio para los seres usados, y por eso lo que se les dice, aunque sea con otras palabras, es que sean responsables y se quiten de en medio, que no interrumpan, que le dejen su plaza al siguiente de la lista. Los músicos siempre cuentan ese chiste que pregunta cuál es la diferencia entre un ataúd y un bajo y responde que en el segundo el muerto está fuera, y en el fondo el caso del que hablamos es parecido: la única diferencia entre los dos fallecidos de Ciempozuelos y muchos otros es que ellos estaban fuera del geriátrico.

Mientras ustedes leen las últimas líneas de este artículo, Juan Urbano y yo salimos de la cafetería en la que acabamos de desayunar y nos vamos calle arriba, hacia nuestros trabajos, preguntándonos por esas dos personas de la furgoneta. ¿Cuál sería su historia? ¿A qué se dedicaron de jóvenes? ¿Por qué estaban allí? ¿Quiénes fueron cuando aún podían valerse por sí mismos? ¿A cuántas personas cuidaron? ¿Cuánto dinero les descontaban cada mes de sus nóminas? Son muchas preguntas, y ninguno de nosotros tiene la más mínima duda de que nadie se va a molestar en intentar contestarlas. Hay muertos mucho más importantes en los que invertir.

jueves, 23 de septiembre de 2010

La veta poética de Chile

Apuntes Hispanoamericanos, como recordaréis, son esos textos que iré rescatando de Cuadernos Hispanoamericanos, y que iremos disfrutando, en parte gracias a su director, Benjamín Prado, y en parte al Instituto Cervantes, que los escanea, guarda y pone a disposición de todos. Es una revista llena de textos de grandes autores, os animo a descubrirla.

Mientras tanto, continúo el texto que dejé el otro día a medias...

Cuadernos Hispanoamericanos.Editorial. nº697-698. Julio-Agosto. 2008

Con el tiempo, cada lugar, cada persona y cada cosa tienen que elegir, o ser elegida, para no ser nada, ser historia o literatura. Que Chile, un país cuyas fronteras imaginarias extendieron por todo el mundo escritores como Pablo Neruda, Vicente Huidobro o Gabriela Mistral vaya a aprovechar que Valparaíso será, en el mes de marzo de 2010, la sede del V Congreso Internacional de Lengua Española, para homenajear al primero y a la última, es un acto de pura justicia. Neruda es uno de los mejores poetas de todos los tiempos, Mistral fue una buena poeta y ambos recibieron el Premio Nobel de Literatura. Además, uno y otra mantuvieron la buena educación y nunca llegaron a enfrentarse, como era tradicional en el caso de Neruda, Huidobro y Pablo de Rokha: no hace falta más que leer el divertido ensayo de Faride Zerán La guerrilla litertaria, donde se repasan las inacabables peleas a muerte de esos tres grandes poetas chilenos, para darse cuenta de cómo pelearon por ser el número uno y del valor que tiene la discreción de Gabriela Mistral y su talento para no dejarse salpicar por el barro de la batalla. La enemistad era tan grande que Huidobro jamás llamó a Neruda de otra manera que "el bacalao"; el autor de Residencia en la tierra retuvo su rencor hacia el de Altazor hasta el día en que recibió el Nobel, en cuyo discurso afirmó que "el poeta no es ningún pequeño Dios" para contradecir lo que había dicho su rival; y Pablo de Rockha solía repetir un ritual cada vez que los Huidobro, por razones inevitables, iban a cenar a su casa y Vicente le hacía llegar una caja del mejor vino francés: "Que lo bajen a la bodega y lo echen a las cubas del vinagre", le ordenaba a sus empleados.

Escribió Nietzsche que todo hábito hace nuestra mano más ingeniosa y nuestro genio más torpe, y esa idea ha acompañado a lo largo del tiempo la crítica hacia Neruda, un autor de producción torrencial que, efectivamente, amontonó una obra de dimensiones casi increíbles, miles de páginas en las que, digan lo que digan sus detractores, está la mejor poesía escrita en nuestro idioma durante el siglo XX. Juzgar a un creador como Neruda por sus errores siendo sus aciertos tantos, tan decisivos y tan sobresalientes, sólo puede hacerse por mezquindad o por estupidez. El caso de Mistral es casi el opouesto, porque se trata de una escritora contenida, sin grandes alardes ni en su expresión ni en su extensión, y que además no tuvo la relevancia pública de Neruda, que como se sabe fue también un militante irredimible del Partido Comunista y nunca abandonó sus actividades políticas, lo que aún es un precio que deben pagar sus poemas a quienes no los entienden, no los quieren entender o intentan hacer trampas con ellos: pretender reducir a Neruda a un poeta panfletario es no haberlo leído. Sin embargo, esta dimensión ideológica de Neruda le añade un valor simbólico al hecho de que el V Congreso Internacional de la Lengua Española se le dedique, puesto que es una forma de volver a poner su nombre por encima del de los golpistas que le arrebataron la libertad a Chile en 1973 y amordazaron, entre tantas otras cosas, los libros de su poeta más emblemático.

Seguro que ese V Congreso será un éxito bajo el amparo de Pablo Neruda y Gabriela Mistral, cuyas obras se reeditarán en ediciones populares masivas que prepararán la RAE y la Asociación de Lenguas de la Academia Española. Además, los participantes, entre los que se encontrará en lo alto de la pirámide Mario Vargas Llosa, también hará un tributo especial a Andrés Bello, coincidiendo con una nueva edición de Ortografía académica preparada por las veintidós Academias de la Lengua, y a otros dos poetas chilenos de importancia: Gonzalo Rojas y Nicanor Parra.

Qué buenos días le esperan a la ciudad de Valparaíso, que entre otras cosas nos recordará a todos y se recordará a sí misma que Chile es una de las minas de la poesía contemporánea y de ella han salido y siguen saliendo figuras como las de Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro, Pablo de Rockha, Raúl Zurita...