Benjamín Prado anda por el Norte, en el curso de verano de la UIMP, en Santander y como todos los sitios a lo que va acude con la agenda muy cargada y con su polifacética y frenética actividad.
Desde el día 1 y hasta el 5 se pone en el papel del maestro que enseña poesía, dentro de su curso "Licencia para mentir" que él mismo define como " interesante, muy intenso", y del que va a salir un libro con lo que en él se ha trabajado, según él mismo ha desvelado en los Martes Literarios en La Magdalena y según recogió la prensa de la región, como el Diario Montañés , u otros como el
20 minutos, tomados de agencia.
"Fue un martes literario divertido", nos contaba él mismo en referencia a ese martes que compartió con Santiago Rafael Rocagliolo y en los que siguió hablando de algo de lo que sabe mucho y no solo porque la escriba sino porque la ha estudiado y escrito sobre ella, Siete Maneras de decir manzana es su ensayo sobre cómo escribir poesía, un imprescindible para quien quiera entender de poesía pues Prado, riguroso como siempre no se abandona a sus teorías sino que repasa las de algunos de los mejores poetas y teóricos del género. (En los tweets de @PradosUrbanos se dejan caer algunas de estas teorías a menudo).
Por ello, y por su obra, puede dar clases de poesía y teorizar sobre la misma al decir en estos martes literarios que "la poesía tiene que tener "una finalidad civil", es decir, dejar a un lado la primera persona habitual de los poetas y contar cosas con las que los lectores se sientan "reflejados". O que la poesía “no debe escribirse para acomplejar al lector” sino para contarle algo que entienda y, al poder ser, “que comparta”. En mi opinión uno de los pilares de la poesía y de cualquier obra de arte es lo que Benjamín dice de la poesía “el poema solo va a perdurar si es capaz de reconstruir una emoción en otro”.
Joan Manuel Serrat
Hace 4 horas
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