lunes, 28 de marzo de 2011

¡Nuevo libro!: Ya no es tarde

Aún no hemos acabado con este libro, ni siquiera hemos digerido los primeros bocados, y ya sabemos que el próximo libro de Benjamín, uno de poemas, se publicará después del verano, y se llamará Ya no es tarde. Prolijo autor este Benjamín, para regocijo de sus lectores.

Mientras pasamos las páginas del Operación Gladio con ansia y recelo, por querer avanzar y no querer que se acabe, nos tomamos con mas Operación Gladio, fuera del libro. Es el que Benjamín Prado nos deja y nos explica en cada una de las entrevistas que concede a raíz de la publicación del libro.

Un gran ejemplo lo encontramos en la entrevista que Marta Caballero, de Elcultural.es, publicó el pasado 27 de marzo. En ella, además de revelarnos el ya mencionado nombre de su nuevo libro de poesía, nos explica que Juan Urbano es "un homenaje al Juan Panadero de mi maestro Rafael Alberti", que de su época de periodista "no me interesa lo que me están contando sino lo que me ocultan" y que "los periodistas tenéis que luchar contra vuestro propio periódico", o que "los adolescentes que van a los conciertos de Pereza me escuchan con respeto y silencio, salgo marvillado". Pero para qué contarlo si podéis leerlo...


La historia es un regalo para el que escribe, y a Benjamín Prado no le ha hecho falta irse muy lejos en el tiempo para encontrar en ella una trama de espías, ambientada en los complejos laberintos de la transición y que, además, le ha permitido elaborar una tesis en torno a la necesidad de una memoria histórica que debe ir más allá de la guerra civil. Publicada por Alfaguara, su Operación Gladio recrea la vida de una joven periodista en busca de la verdad, en una historia coprotagonizada por Juan Urbano, personaje principal de su anterior libro, Mala gente que camina, y en la que caben la CIA, la guerra, el asesinato de los abogados de Atocha, los GRAPO, el magnicidio de Carrero Blanco, el GAL...

Pregunta.- Olvido y memoria son dos constantes en Operación Gladio y en su libro anterior, Mala gente que camina. De hecho, este nuevo empieza con una cita de Louis Aragon que reza "Tal vez sea yo el hombre que vuelve de tu olvido".
Respuesta.- La cita explica bastante bien la idea de que nunca sabes por dónde va a regresar la memoria de las cosas, sabes dónde las entierras pero nunca sabes por dónde van a salir, me acordé desde el principio de esa frase. Uno puede elegir a dónde va pero no de dónde viene. Por eso es tan absurdo luchar contra la memoria, tanto luchando contra jueces como dejando gente en las cunetas.

P.- El libro pasea por distintas coyunturas históricas con especial énfasis en los 70, cuando usted era adolescente. ¿Utilizó su propia memoria para reconstruir la etapa?
R.- Son momentos de los que, más recuerdos, guardo impresiones, pero eso es bueno, lo malo es escribir sobre las cosas que te afectan directamente, porque te arriesgas a reconstruirlas de manera visceral y a no tener la perspectiva. Cuando escribí Mala gente que camina se me ocurrió hacer una serie de novelas que sucedían en la actualidad con referencias a un tema de nuestra historia reciente que uno conoce pero no del todo.

P.- Es cierto que se sabe muy poco de la red Gladio, una historia con tantos ingredientes narrativos como para un thriller de Hollywood: terrorismo, la CIA...
R.- Es maná para un novelista, una historia como caída del cielo. Hay una frase que resume el libro y que dice que la transición fue un triunfo de todos que también tuvo sus perdedores. No seré yo quien pinte de negro la transición, pero era imposible que un año se saldaran todas las deudas con una dictadura de 38. Si hubiese sido así, estarían los jueces del Supremo echando a los de la Audiencia por investigarla, no estaríamos aún retirando placas y monumentos y no habría republicanos enterrados en el Valle de los Caídos en contra de la voluntad de sus familias. Hay demasiadas cuentas pendientes. De la mima manera, tampoco estaríamos buscando niños robados. Esta es una novela de espías cuyas historias están muy ancladas en la realidad, con casos de corrupción política, de terrorismo...

P.- ¿Qué ha descubierto profundizando en este episodio histórico?
R.- Mientras la bala de Hitler estaba caliente, la guerra ya estaba fría: se hicieron más de 4.000 atentados para evitar que los partidos comunistas llegaran al poder. En Atocha efectivamente hubo un periodista italiano. Y esta historia acaba con los crímenes del GAL. Hoy estamos en lo mismo, pero con distinto collar, porque existen Afganistán, Libia... Sin embargo, aquel fue el último episodio de nuestra historia reciente que contempla que al enemigo hay que eliminarlo, es la última demostración de la ideología de la dictadura.

P.- ¿Hasta dónde ampliaría la memoria histórica?
R.- Cuando hablamos de memoria histórica parece que hay que irse a la guerra civil, y no sabemos cosas que han pasado en los 90. Por ejemplo, los niños robados en esa época los robaron por razones económicas, una cosa es hija de la otra, es lo de pensar que hay gente que tiene menos derechos, es otra expresión de la dictadura. La novela acaba hablando de los GAL, de cómo el inspector Medina, que era percibido como un superhéroe, pasa de pronto a ser un tipo acusado de robo de documentos, de cosas absurdas como el robo de un aceite a Ruiz Mateos... este tipo del que hay cientos de noticias en la prensa de la época, lees una mitad y luego la otra y no tienen nada que ver. Está todo ahí en los periódicos.

P.- De hecho la novela tiene mucho de periodismo. Empezando por la intrépida Alicia Durán, la protagonista.
R.- Soy de los que piensa que la última esperanza de la verdad es el periodismo, es muy difícil ir a buscarla al Parlamento o en los banqueros. Aquí maneja los hilos esa cosa llamada mercados, que domina tu vida y la de tu gobiernos, cuando habla el presidente siempre habla de si los mercados le dejan o no.

P.- Lástima que el periodismo hoy tenga tan mala prensa.
R.- El periodismo está amenazado por la política, la economía, Internet... Se necesita alguien que como la protagonista esté dispuesta a jugarse la vida. Los periodistas tenéis luchar contra vuestro propio periódico.

P.- Usted también desempeñó este oficio, ¿hay anécdotas biográficas en la novela?
R.- Sí, lo que cuento más o menos viene de ahí, hay algún que otro redactor jefe sacado de esa época. Me conozco la pelea del periodista contra la realidad, a mí no me interesa lo que me están contando sino lo que me ocultan. También conozco la lucha del periodista dentro del periódico para colocar su noticia, para darle prioridad, eso expresa una pasión, porque el verdadero periodismo no es un oficio, es una vocación. Gracias a que existe el periodismo, conocemos el 90 por ciento de los casos de corrupción.

P.- ¿Y Alicia y el resto de personajes que tienen de verdad?
R.- Para Alicia me he inspirado en personas que conozco, gente cuya vida personal no es tan organizada, perfecta y profesional como su vida laboral. El periodismo te come, eso lo sé yo, te quita mucho trozo de tu vida. Como ella es una periodista de verdad, no encuentra las mismas satisfacciones en su vida personal que en la profesional. Yo quería hacer ese homenaje a ese valioso periodismo de investigación que hoy tiene mucho más valor que la noticia, que ya has visto 20 veces antes. Alicia es muy joven y cuando le proponen hacer entrevistas sobre la semana negra se da cuenta de que no se lo sabe todo y ve que hay muchas cosas que contar. Además, recupero al personaje de Juan Urbano, de mi novela anterior, él es un homenaje al Juan Panadero de mi maestro, Alberti. Uno tiene razones sentimentales.

P.- Operación Gladio tiene una trama policíaca, una inmersión en el mundo del periodismo y en la historia reciente… pero, más allá de la anécdota, qué ha querido contar?
R.- La intención está contenida en esa frase de la transición. No veo que en 2011 haya necesidad de que exista gente a la que una democracia asentadísima no le haya dado lo que le debe. Como tampoco puede ser que haya estatuas de dictadores, que se mantenga abierto y en pie un mausoleo de un dictador... O lo de Garzón, aunque me cae mejor su causa que él.

P.- Con tanta Historia, habrá descuidado un poco la poesía.
R.- Espero sacar un poemario después del verano, pero una novela como esta es un curro muy grande, me he tirado seis años. Se titulará Ya no es tarde.

P.- ¿Para un poeta y escritor cómo es convertirse en estrella del rock junto a Sabina?
R.- Me gusta mucho, una cosa que nos viene bien a todos para quitarnos solemnidad es disfrazarnos de cosas. Yo soy lo que quiero ser, siempre quise escribir, pero me divierte dar un concierto con los Pereza y escribir canciones con Joaquín. En el festival de poesía de Granada actuaré tres días. Uno actúo con Pereza; al siguiente mantendré una charla con Vargas Llosa; y al tercero, presentaré mi libro. Y lo que más miedo me da es lo de Vargas Llosa, Pereza no, les doy yo miedo a ellos. Las adolescentes que van a sus conciertos me escuchan con respeto y silencio, salgo maravillado.

3 comentarios:

hache dijo...

El viernes ¡por fin conseguí mi libro! y por cierto me confirmaron en la libreria Muga que Benjamin lo presentará el sábado 9 de Abril (creo que era una fecha que aún no teniamos del todo confirmada) ¡A disfrutarlo!

Benjamín Prado dijo...

Ummmm, Hache, no será el 9 de abril, porque dije que sí pero luego me di cuenta de que estoy en Perú del 8 al 16. Les vamos a proponer el 23, ahí por la mañana y por la tarde lo de leer en Caixaforum. Y tú, Meadow: ¡cómo que prolijo si llevaba cinco años sin publicar una novela y llevo otros cinco sin libro nuevo de poemas! Ja, ja, ja, hay que ver.

Meadow dijo...

Quizá además de prolijo (entre opiniones, críticas, charlas, viajes...) debí decir ubicuo pues según la Rae es quien "todo lo quiere presenciar y vive en continuo movimiento" :-)