domingo, 12 de junio de 2011

Desde la otra orilla

No se escribe bien sobre algo cuando se está muy cerca, suele defender Benjamín. Pero a partir de esta entrevista en el ABC de Sevilla voy a empezar a pensar lo mismo de las respuestas, cuanto más alejado se está de un tema, de una ideología (ABC no es un diario afín a la suya), mejores resultados se obtienen, porque las respuestas de Benjamín en esta entrevista son de las que suman lectores a sus libros:


«Los dictadores no son gobernantes, son carceleros»
Entrevista a Benjamín Prado en ABC de Sevilla, por Alfredo Valenzuela

—¿Qué hace un poeta como usted escribiendo novelas de intriga?

—Sentirse como en casa. Ya sabes lo que decía Lorca: «Todas las cosas tienen su misterio y la poesía es el misterio que tiene todas las cosas». Para mí escribir es siempre revelar un secreto, contar una historia que no se había contado.

—A un maestro le preguntó un joven escritor si su novela tenía suficiente intriga, y le contestó que lo que faltaba en su novela era literatura...

—Peor fue otro que cuando un joven le preguntó qué le había parecido el manuscrito de una novela que le había dado a leer, le contestó: «Decae un poco al principio». Es verdad, un novelista lo que tiene que hacer es literatura.

—¿Un poeta nunca tendrá el éxito de, por ejemplo,... Pérez Reverte?

—Ojalá lo tuviera. En estos tiempos de realidades globales y pensamientos únicos defender la poesía es un modo de reivindicar el derecho a la reflexión.

—Su novela comienza con la retirada de una estatua de Franco. Víctor Hugo era contrario a suprimir simbología de antiguos gobernantes. ¿Estaba equivocado?

—Los dictadores no son gobernantes, son carceleros. Víctor Hugo, que era un reformista, hubiera bailado sobre el pedestal vacío de la estatua de Franco, pero le hubiese gustado el monumento a Bécquer del Parque de María Luisa. Cuando yo vivía en Sevilla he ido allí a leer un millón de veces.

—Y Tolstoi ironizaba con los progresistas diciendo que se ocupaban de una parte del problema y creían atajarlo en su conjunto...

—Por desgracia Tolstoi tiene tanta razón como los que piensan lo mismo de los conservadores. El mundo no está en buenas manos, sólo cambia de manos cada cuatro años.

—Si la CIA trabajó por suprimir a sus enemigos tuvo mucho menos éxito que regímenes como el de Ceaucescu, que no precisaron ayuda, ¿verdad?

—La única diferencia entre la CIA y Ceaucescu es que a él no le dieron el Premio Nobel de la Paz y a Kissinger sí.

—¿En qué quedó el estudio que pensaba hacer sobre escritores asesinados?

—En un poema que se llama «Zoo» y es un inventario de cien poetas asesinados en el siglo XX en cien países distintos. O sea, que no se quedó ahí, sino que avanzó hasta ahí, en mi opinión, la poesía es el piso más alto.

—La muerte de García Lorca es universalmente conocida, pero la de su amigo y compañero José María Hinojosa es desconocida hasta en su tierra, ¿por qué?

—Supongo que el hecho de que García Lorca sea un genio e Hinojosa un poeta menor debe de influir. La muerte iguala a todos los hombres, pero no sus obras.

—¿No será, como advirtió alguien, que quienes ganaron la guerra perdieron los manuales de literatura?

—La gloria literaria no se conquista por las armas, al menos no durante demasiado tiempo. Los grandes escritores perviven por sus obras, no por su ideología, aunque es difícil que admires el estilo de alguien cuyas ideas te parezcan detestables.

—¿Qué le parece que en Sevilla una concejal de IU esté procesada por haber impedido un homenaje a Foxá?

—Demuestra que tiene mal gusto literario. Foxá fue un cínico que vivió en dirección contraria a sus ideas, un vividor disfrazado de moralista, pero era un escritor muy apreciable.

—¿Lo de ser progre está cada día más jodido?

—No creas. A mí me parece que cada vez tiene más razón de ser. Para mí el progreso es que la vida de la gente mejore, que haya trabajo para todos, casas para todos, alimentos, sanidad y educación para todos.

—Pero ¿y sin don Antonio Machado levantara la cabeza?

—Pondría en su lugar a todos los que han intentado ocultar sus ideas, su pensamiento socialista y su carácter republicano. A él le gustaría esta España democrática y nosotros tendríamos al Voltaire que tanta falta nos hace.

—¿Y el pobre Azaña, que decía que la política debía ser el más alto estadio de la cultura?

—Tiene parte de razón. El tamaño de una sociedad se debería de medir por el valor de su cultura, pero por desgracia nos han convencido de que lo único que importa es el poder del dinero, los siniestros mercados que gobiernan los Gobiernos...

—¿La mala gente camina más rápido que la buena?

—A veces trepa más arriba. Pero creo que hoy en día son pocos, siento que la gente es buena por naturaleza y que los españoles, en general, somos muy buena gente, solidarios, generosos y abiertos.

—¿Su personaje Mónica Grandes es un homenaje a alguien?

—Es el nombre de la hermana de Almudena Grandes, que trabaja como voluntaria en la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, igual que el personaje de Operación Gladio.





1 comentario:

Juan Jo dijo...

Leyendo la entrevista me pareció estar contemplando un partido de tenis periodístico en el que cada golpe del entrevistador tenía como respuesta una "dejada" del entrevistado. No es frecuente en un mismo partido tanta "dejada" y con tanto efecto, dada, precisamente,la dificultad de este tipo de jugadas, salvo, claró está, que se trate de un "nadal", como sucede en este caso. Sencillamente genial.

Un abrazo.