Pero el programa giró en torno al reconocimiento de los errores, otros días lo hizo sobre la falta de seguridad, la tentación, la justicia, el reconocimiento, la discrección, la memoria, la paternidad, las elecciones americanas, la venganza, o el perdón, la violencia de género, la esclavitud, la ética, o el arraigo.
Silvia Tarragona usó como percha informativa la declaración de Bush (omnipresente EEUU en el programa) en la que reconocía algunos errores durante su mandato. Winston Churchill decía, "me gustaría vivir eternamente para ver que en 100 año la gente comete los mismos errores que yo". ¿Somos capaces de admitir nuestros propios fallos, nuestras debilidades, nuestros errores?
Benjamin Prado - Disculpas
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B.P. Estaba pensando que el cinismo y el reconocimiento de los errores, el arrepentimiento, combinan mal. Para reconocer un error uno tiene que tragarse su orgullo, que nunca ha hecho ahogarse a nadie, como dijo alguien alguna vez, y me parece una buena frase. Es muy difícil. Si lo pensamos seriamente, cuántos de nosotros somos capaces de reconocer un error que importe, porque reconocer un errorcito es muy fácil, pero cuando uno sabe que de verdad se ha equivocado, que de verdad ha hecho daño, ha sacado alguna ventaja impropia, que no merecía, o no ha conseguido por métodos honrados, es muy difícil reconocer que se ha equivocado. Hay que subir, no bajar, hacia la humildad. Si nos lo preguntamos a nosotros mismos muchas veces nos dejamos guiar más por el orgullo que por la humildad.
B.P. Nosotros somos muy autoindulgentes. Tendemos mucho a perdonarnos a nosotros mismos.
B.P. Rectificar es de sabios, pero también puede ser de hipócritas. A veces cuando la rectificación llega por interés, porque crees que con eso puede ganar. Creo que en la asunción de errores también puede haber una parte importante de cinismo, de interés. Hay quien reconoce un error porque le interesa en un momento determinado, y también hay quien tiene miedo. Para reconocer un error hace falta ser valiente. Porque la hora de reconocer el error no es la última. A todos nos ha pasado que reconoces un error con alguien y ese alguien guarda ese error como una munición valiosa que va a usar en tu propia contra inmediatamente la próxima vez. Hay que tener cuidado con quién reconoce uno los errores.
Tras la declaración de un oyente que decia haber errado al estar mucho tiempo esperando para declararle su amor a una mujer, se dice que.
B.P. Mi máxima siempre ha sido que a mi no tener nada que decir jamás me ha obligado a callarme. Esa situación no me hubiera ocurrido en la vida. A veces retrasar mucho las cosas al final no suceden porque uno se pasa de largo. Cuando te gusta alguien y hablas demasiado, ya lo demás no va a ocurrir jamás. Hay que hablar menos, pero hablar algo.
Silvia Tarragona le dice que "el amor platónico es tan bonito Benjamín..."
B.P. A mi me parece precioso pero siempre y cuando al que le pase no sea yo.
La conductora del programa define la palabra "error" según la RAE.
B.P. Lo que no me parece bien de la definición es la palabra vicio. Equivocarse no es por vicio, por vicio uno miente, engaña, manipula, pero equivocarse lo suele hacer uno a costa de si mismo, contra su propio deseo.
B.P. No se me ocurre nada más triste que tener que decirle a alguien o que alguien te tenga que decir a ti "me he equivocado contigo".
Yo hoy también he querido hacer mi pequeño homenaje a Angel González, asique no muy temprano porque no creo que Angel fuera muy madrugador con lo que trasnochaba, me fuí a dar un paseo por los lugares por donde solía andar cuando venía a Rota, la playa de Piedras Gordas (casi desierta), los Corrales (con la marea baja), el pinar de La Almadraba, el Hotel Playa de la Luz (totalmente solitario) donde me senté a recordarlo y a imaginarlo. Hoy Angel volvió a Rota conmigo, por esos sitios ya tan suyos.
ResponderEliminar¡Qué maravilloso paseo!
ResponderEliminarEstoy segura que Ángel vivió en esos lugares, tan llenos de color y de calma, muy buenos momentos....
Se nota su ausencia, pero su esencia permanece entre el murmullo de las olas