Finales de 2012 nos dejó dos nuevos libros de Benjamín. No fue aquí, en España, desde donde escribimos, ni fueron totalmente inéditos, pero sí dos homenajes a este poeta. Porque en esta ocasión ambos fueron de poesía y ambos antológicos. En El Salvador, el uno, "Si dejas de Quererme lo sabá este poema", en Puebla, México, el otro "Yo solo puedo estar contigo o contra mí". 19 poemas el uno, 43 el segundo.
Benjamín estuvo "haciendo las américas" durante octubre y noviembre y nos dejó algunos destellos, algunas lecturas que ya hemos publicado en el blog. Pero vamos, esta semana, a aprovechar para dejar dos poemas que vieron la luz en las páginas de estos dos libros y que dan el salto a este rincón on line en el que nos reunimos al calor de la poesía de Benjamín.
El primero de los poemas se publicó por primera vez en el libro de El Salvador, en "Si Dejas de Quererme lo sabrá este poema" dando nombre a la antología y homenajeando al país donde se publicó. Un poema escrito desde la felicidad y el miedo. (Recuérdalo en su voz, aquí).
San Salvador, por Benjamín Prado
Si dejas de quererme lo sabrá este poema
y todo lo que cuenta se va a volver mentira.
Los volcanes de Izalco y Santa Ana
se te olvidarán
y ya nunca habrás ido
al lago Coatepeque,
ni a las Puertas del Diablo,
ni habrás visto volar a los pelícanos
sobre la playa de La Libertad.
Si te marchas no habré estado en la selva
del Cerro Verde
y tú no habrás escrito
nuestro nombre en las hojas de un maguey.
Yo volveré a mi mundo de llaves sin memoria
y sábanas en blanco
y recuerdos impares;
a pensar que no existe equilibrio más bello
que el de las cosas que se tambalean;
que en el amor,
como en todos los juegos
los dados son más lentos que la suerte
y los tramposos ganan la partida.
Si dejo de mirarte
volveré a comprender
que el que dice que sueña con los ojos abiertos
es que en una de las dos cosas miente.
Hoy que somos felices
y la luna es tan blanca sobre San Salvador
que la imagino entrando al Café Bella Nápoles
a buscar el fantasma de un poeta perdido,
me ha gustado pensar que te marchabas,
para saber quién eres.
Hasta el miedo es hermoso desde que estamos juntos.
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