viernes, 3 de febrero de 2012

Las respuestas de la poesía

El mes pasado fueron ellos, este he sido yo el que me he retrasado. Por eso el texto de Benjamín sobre María Zambrano no se publica en enero, sino unos días después. Afortunadamente las palabras no tienen fecha de caducidad ni entienden de calendarios. Por dos de esos motivos aceptamos, entendemos y disfrutamos de Benjamín Prado escribiendo sobre María Zambrano y sus Obras Completas. Por eso pasamos página tras páginas los Cuadernos, a los que aún no han metido mano con colores políticos, como temía Prado. Esperemos que así sea y podamos disfrutar por mucho tiempo de su director abriendo cada número y revisando, como en este, la correspondencia inédita de García Lorca, las cartas entre Blas de Otero y Gabriel Celaya, la poesía de El Salvador, los artículos de Carlos Marzal, Menchu Gutiérrez o Leonardo Padura... entre otros. Un tesoro.

María Zambrano cabe en diez mil páginas
Por Benjamín Prado en Cuadernos Hispanoamericanos. nº 739 Enero 2012

Una persona como María Zambrano que tanto buscó para nosotros la "razón poética" de las cosas, no merece estar perdida. Es verdad que la autora de Claros del bosque ya nos había advertido que el ser humano vive "prisionero de la Historia", manipulado por la tiranía de los hechos y, a menudo, cautivo de la política, pero también es cierto que junto con el veneno de esa idea nos puso al alcance de la mano su antídoto: "Nunca es enteramente desdichado el que puede contarse a sí mismo su propia historia", dice El Hombre y lo divino.

La memoria de los escritores es su obra, y cuando se trata de maestros como María Zambrano, que sólo miraba para hacernos ver el origen de la luz, "el oriente de la inteligencia", y que dentro de la Generación del 27 es para la filosofía lo mismo que Federico García Lorca, Rafael Alberti o Luis Cernuda para la poesía, y Rosa Chacel, Francisco Ayala o María Teresa León para la novela, esa memoria parece ser conservada; en su caso, además, por un doble motivo: sus libros son importantes e infrecuentes, porque a España no le sobran pensadores. Y aunque ella no llegase a establecer un sistema filosófico, como tampoco lo hizo Ortega y Gasset, del que era alumna, a lo largo de sus textos se repiten temas y puntos de vista que les dan unidad y los hacen muy atrayentes: sus reflexiones sobre el destino, la conciencia y la raíz trágica del saber; su indagación de los límites que marcan nuestra existencia, que al moverse entre el miedo y la esperanza nos hizo, entre otras cosas, inventar a los dioses; sus teorías sobre la identidad y el vacío: su certeza de que el lenguaje es una forma de conocimiento, una convicción que hace que en ella el estilo ya sea, al menos en parte, el método; sus estudios sobre lo divino, lo humano y la fenomenología de los sueños y, sobre todo, la que sin duda es su gran apuesta, la fe en la que la poesía es el camino más recto a la inteligencia y la única manera que tenemos de organizar el caos. En la órbita de María Zambrano, la filosofía hace las preguntas y la poesía da las respuestas.

Por todo eso, es una gran noticia que ahora, a los veinte años de su muerte, la editorial Galaxia Gutenberg haya emprendido la publicación de sus obras completas, que culminarán con sus seis tomos de la recuperación de María Zambrano que se viene sucediendo desde su vuelta del exilio, en 1984, y que tienen una importancia comparable, sino superior, a la que tuvo la concesión de Premio Cervantes, en 1988. Bajo la dirección de uno de los seguidores más autorizados y más fieles de la autora de Vélez-Málaga, el profesor Jesús Moreno Sanz, esa media docena de volúmenes incluirá toda la bibliografía de María Zambrano, la totalidad de sus artículos e innumerables textos inéditos: un tesoro. La primera entrega está compuesta por El Hombre y lo divino, Persona y Democracia, La España de Galdós, España, sueño y verdad, los sueños y el tiempo, El sueño creador y la Tumba de Antígona. Sus mil quinientas páginas ofrecen un magnífico retrato de esta mujer admirable que como tantas otras de su generación tomó parte en los sucesos a veces maravillosos y a veces terribles que le tocó vivir, siempre en primera línea y segura de que ella estaba en este mundo para "ser pintura más que ser pintada", como dice en España, sueño y verad. Estas Obras completas, que tendrán alrededor de diez mil páginas, son la mejor prueba de que lo consiguió.

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