No me cuentes tu vida
Por Benjamín Prado
No me cuentes tu vida.
No me des la mitad de lo que ya no quieres.
No olvides que el dolor es lo que un golpe
recuerda de nosotros
y si lo tocas,
puede despertarse,
pensar de nuevo en ti.
No me hables del pasado
- si quieres encontrar respuestas, corre
en dirección contraria a las preguntas-
ni me arrastres a un tiempo
en el que aún no sepa
quién eres, pero ya no seas mía.
¿De qué sirve arrojar peces muertos al río?
¿Por qué pintar dianas encima de la herida?
¿Para qué conocerte, si te puedo aprender?
Acuérdate: - No existe mayor preso
que el que duda entre dos puertas abiertas.
- Quienes lo saben todo de aquellos a los que aman,
sólo los aman... a pesar de todo.
- Lo que no busca nadie, deja de estar perdido.
No me cuentes tu vida,
y entonces
será sólo
para ti
y para mi.
¡Cuántas verdades juntas! Pero "para que conocerte si te puedo aprender" es una gran manifestación de lo que es el amor: estar dispuesto, tener ganas de hacerlo, trabajar y esforzarse para llegar al otro, ser poroso para absorber el aprendizaje, ser desprejuiciado, ir sin preconceptos y con mucha inocencia.
ResponderEliminarQuizás sea el secreto: quizás lo que precisamos no es aprender a amar sino aprender al otro, y como consecuencia, amarlo.
Gracias por estas oportunidades para hacernos replanteos.
Un beso,
Cris M
ESCRITO EN LISBOA
ResponderEliminarDecía que se escribe porque existir no basta
y que él pasó de incógnito a través de su vida;
que ser poeta era su forma de estar solo
y que se sintió siempre
vencido igual que alguien que sabe la verdad.
Al lado de su estatua,
le he contado a María que Pessoa soñaba
estar lejos, aparte de quien era;
que construía ruinas
y que algunos le llaman
el arquitecto de lo inacabado.
Creía que esconderse era ser libre
y que cerrar los ojos le apartaba del miedo:
-Cambia por vino el dulce amor que no tendrás.
Ayer vine a Lisboa
porque era la ciudad de ese hombre triste
que sólo peleaba para huir del combate;
que pensó que quien calla es dueño del silencio;
que no necesitaba más que siete palabras
para contar su historia:
envidio a todos porque no son yo;
y hoy me marcho seguro de que no cambiaría
sus versos negros por la marca blanca
de tu anillo en mi piel.
Prefiero estar contigo y que me olviden
a escribir una obra maestra en la que cuente
que aún no te he encontrado o que ya te perdí.
ERES REALMENTE MARAVILLOSO!!!!!
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