viernes, 6 de mayo de 2011

Messi gana la Feria del libro de Madrid

Benjamín siempre ha sido dado a mezclar fútbol y literatura, en este blog tenemos ejemplos varios al respecto, y tras un mes de abril con un partido del siglo cada semana se echaba de menos un comentario en su estilo, que nada tiene que ver con Mourinho o Guardiola. ¡Pues no ganarían las ruedas de prensa si las diera Benjamín Prado!

Si bien es cierto que le sale su lado más madridista cuando comenta en este blog que "Nos vamos sin el tesoro pero con la honra de que nos lo hayan robado", también lo es que sabe guardar las distancias y ponernos de acuerdo, independientemente de los colores, con grandes textos, como el del pasado jueves en El País.

Pero antes de saltar al terreno de escritura, permitidme que destaque las fechas en las que Benjamín estará firmando en la Feria del libro de Madrid (antes incluso de que la propia feria lo publique en su página web), en respuesta a vuestras preguntas: "Hola a todos. Para los que me habéis preguntado por mis firmas en la Feria del Libro, de momento tengo éstas confirmadas:

Sabado 28 por la tarde: Visor.
Domingo 29, mañana: Libreria Machado. Tarde: Muga.
Sábado 4, mañana: Pueblos y culturas. Tarde: libreria Fabula.
Sábado 11, mañana: FNAC . Tarde: Casa del libro.
Domingo 12, tarde: libreria Rafael Alberti

Y ahora sí, salimos del tunel de vestuarios y entramos en el clásico:


Nadar con impermeable es renunciar a la medalla.

Por Benjamín Prado en El País.


¿Cómo creen que se encuentra hoy Juan Urbano, siendo como es filósofo y del Real Madrid? Pues igual que ayer, es decir, tan abatido que mientras camina por la calle de Alberto Aguilera podría desatarse los zapatos tirando de los cordones con los dientes. Porque en estos momentos es un hombre noqueado que lo único que repite es "Alí Barça y los 40 ladrones, Alí Barça y los 40 ladrones, Alí Barça y los 40 ladrones...", igual que si eso fuera una oración al revés, es decir, una maldición, y que se ha comprado una camiseta roja del Manchester United para ver la final de Wembley hecho un inglés, y para ser más exactos uno que tenga en su habitación un póster de Wayne Rooney, lleve a George Best tatuado en el hombro, use ropa interior con la bandera de Reino Unido estampada y sea cliente asiduo del peor pub de su ciudad. Está fatal y no le sacas de la cabeza los episodios del robo, especialmente el gol anulado en el Camp Nou a Higuaín por falta a Cristiano Ronaldo, "y he dicho a, no de", repite, "lo cual es digno de un poema de André Breton, pero uno de esos de escritura automática, tan incomprensible que sería más fácil tocar el violín con una cuchara sopera que tratar de entenderlo". Ya lo ven, a mí el fútbol me encanta pero no me importa, mientras que a él le deprime tanto perder que siempre encuentra injustas las derrotas.

"Ahí estaba la Cibeles por si acaso ganábamos", dice, y eso me hace pensar en el modo en que el deporte es el último reducto de la alegría en los países en horas bajas. Antes las calles se llenaban para protestar por algo, para combatir, por ejemplo, algún ataque a los derechos de los trabajadores o algún abuso de poder de los gobernantes, y ahora solo se llenan para celebrar un Mundial o una Copa de Europa, es decir, que hemos cambiado las banderas por camisetas y "el no nos moverán" por el "oé, oé, oé", lo cual seguramente significa algo.

En Madrid ya no nos queda ningún título que lograr, pero al menos no nos vamos de vacío como en los últimos años, tenemos la Copa, y además lograda en el mejor partido de fútbol que se ha visto por aquí en mucho tiempo. Así que tendremos que dedicarnos a pensar en el baloncesto y en las elecciones, que como para la gente de izquierdas tiene la misma pinta que para los seguidores del Real Madrid la eliminatoria de la Champions League quizá no sería mala idea utilizarla como lección. ¿Qué pasó en el terreno deportivo? Que el Madrid pagó caro el miedo a su rival en Chamartín, pero cuando le jugó de tú a tú en su casa solo empató porque el árbitro le impidió vencer.

¿Se dará cuenta de eso, por ejemplo, Tomás Gómez y tratará de mirarle a la cara a Esperanza Aguirre mientras ambos compitan por presidir la Comunidad? ¿Conseguirá salirse de los carriles de la corrección política y decir lo que piensa en lugar de lo que considera menos fácil de atacar? "Pues claro", dice de pronto Juan Urbano, "nadie gana una medalla tirándose a la piscina con impermeable, y pelear con miedo es ser medio desertor, porque el 50% de ti trabaja para el enemigo". Aleluya, lo habíamos perdido y ha vuelto. No hay nada como la política para quitarte las cosas importantes de la cabeza.

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