lunes, 15 de diciembre de 2008

El Mundo, y Benjamín, recomiendan a Ángel González

El pasado día 11 El Cultural, de El Mundo, recomendaba lecturas para estas navidades. Hablando con propiedad, no era El Cultural, sino personalidades del mundo de la cultura quienes se encargaban de poner acento en algunos "regalos de papel", como rezaba el artículo.

En él además de Juan Marsé, Amaya Arzuaga, José Luis Borau, Albert Boadella, Chema Madoz, J.M. Sánchez-Verdú, Manu Leguineche, Gonzalo Suárez y Pilar Jurado, opinaba Juan Luis Arsuaga, todo un Premio Príncipe de Asturias, quien dice "Considero importante que la gente, y en especial los jóvenes, lean poesía. Por eso recomiendo Antología de poemas para jóvenes, de Ángel González, con prólogo de Benjamín Prado, que nos presenta a un poeta muy cercano, que se encuentra en todo momento a pie de calle. Un poeta popular, en el mejor sentido de la palabra. El libro sirve de manual de iniciación para quien no conozca la obra del poeta asturiano y es una forma fácil de acercarnos al género".


De Ángel González tenemos, y tendremos, ejemplos en este blog. Pero nunca está de más repetir, si con ello aportamos algo, y en este caso es mucho. Benjamín Prado prologa el libro, selecciona los poemas y además entrevista al poeta. Es un libro para jovenes y a ellos se dirige con su lenguaje directo, preciso, sincero... Benjamín Prado.

Ángel González. Antología de Poesía para jóvenes.

Selección del Prólogo por Benjamín Prado.Alfaguara

Coherente hasta la médula, Ángel González tituló su obra poética completa Palabra sobre Palabra, pero también podría haberla llamado igual que su segundo libro, publicado en 1961, Sin esperanza con convencimiento, porque esos dos sustantivos simbolizan y resumen a la perfección su largo viaje literario, que va desde Áspero Mundo (1956) a Otolos y otras luces (2001).

Actuar sin esperanza, pero con convencimiento está sólo al alcance de las personas que poseen una alto nivel de compromiso. La falta de esperanza es la primera obligación del pesimista, aquel que ha aprendido, tanto de la Biología como de la Historia, que no resulta coherente confiar ni en el porvenir ni en el pasado, el primero porque está lleno de incertidumbres y, tal y como van las cosas en este mundo, también de negros presagios; y el segundo porque está hecho, al menos en parte, de una suma de mentiras y verdades interesadas. "Te llaman porvernir / porque no vienes nunca", dice el autor de Tratado de urbanismo (1967) en uno de sus poemas; y en otro: "un hombre nunca sabe qué pasado le espera". Está claro

Por mucho que siempre sea difícil definir algo complejo con una sola palabra, si me viese en la obligación de elegir una que simbolizara la poesía de Ángel González, optaría por la palabra angustia. No es muy complicado, además, ver esa angustia crecer y multiplicarse en el niño González, que nunca duda en definirse a sí mismo con un "niño de la guerra", mientras caminaba por las calles de Oviedo durante los temibles años cuarente, los de la sanguinaria represión que los sublevados de 1936 llevaron a cabo contra los vencidos; y después, cuando ya se movía entre su ciudad natal y Madrid, en aquellos años cincuenta que áun eran los del hambre y el miedo, en los que el poeta ya publicaba su primer libro al preguntarse desde sus páginas iniciales y en un poema célebre que él solía definir como su sintonía, por todo el sufrimiento toda la opresión que otras personas cercanas y desconocidas habían tenido que padecer "para que yo me llame Ángel González". [...]

[...]A pesar de todo ello, si algo nos enseñan los versos de Ángel González es que el desánimo ni siempre equivale a la rendición ni fomenta la cobardía, ni impide la lucidez. Por eso fueron y son tan valientes sus poemas de contenido político o social - lo mismo los que atacan de frente como los que lo hacen desde las esquinas de la ironía, un arte que el autor de Tratado de urbanismo cultiva con admirable destreza-, y son tan implacables los que dedica a analizar los vicios de la naturaleza humana: la hipocresía, la deslealtad, la ambición, la crueldad, el cinismo... la poesía de Ángel González es desesperanza, pero también convencimiento, y por eso llevar un libro suyo en la mano es como llevar un hermoso puñal: una mezcla de nácar suave y acero afilado. Deixis en fantasma termina con un poema que empieza de este modo: "Largo es el arte; la vida en cambio corta/ como un cuchillo". Puede que sea cierto, pero a pesar de todo, lo que aprendemos en los libros de Ángel González no es a rendirnos, sino a luchar, no a callarnos, sino a alzar la voz. ¿Se puede ser al mismo tiempo pesimista y combativo? El autor de Palabra sobre Palabra, un título que ya en sí mismo explica que nos encontramos ante un hombre constante y no pasivo o dócil, demuestra en sus poemas que eso es posible, y que un escritor se puede comprometer al mismo tiempo con la justicia y con la literatura, hasta poder llegar a afirmar que "para vivir un año es necesario / morirse muchas veces mucho", cuando sabe que la realidad no existe si nadie la cuenta, si no la rescata con la red del lenguaje de las manos de los manipuladores que la envenenan, la toman como rehén, y la desvirtúan.[...]

[...] Además de no ser nunca sumisa, la poesía de Ángel González no es siempre amarga, porque a menudo le opone al desaliento el doble recurso del humor y del amor[...]

[...]La suma de todo eso forma el perfil de un hombre seriamente enamorado, que no es aquel que canta al amor perfecto y sin complicaciones, sino el que hace un relato de los abismos que está dispuesto a saltar para no perder a la persona a quien quiere[...]

[...]Ángel González empezó siendo un gran poeta y terminó por sr un poeta inevitable. Sus muchos lectores, los que agotan una tras otra las sucesivas ediciones de Palabra sobre palabra, demuestran que el largo viaje personal y colectivo que es su obra no lo ha hecho solo, sino en compañía de miles de amantes de la verdad y la buena literatura.

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