El País Semanal publicó ayer un especial sobre las 100 personas más importantes del año. Una breve reseña de los más destacados líderes, investigadores, políticos, empresarios, ejecutivos, estrellas, creadores, ciudadanos y deportistas. Un centenar de textos a su vez escritos por otra centena de personalidades. Por citar alguno, Juan Cruz escribe de Saramago; Juan Gelman por Fernando Rendón, Chus Visor por Luis García Montero... Alberto Contador por Pedro Horrillo, Rafa Nadal, por Toni Nadal, Amancio Ortega por Manuel Fraga, Emilio Botín por Rodrigo Rato, Ingrid Betancourt por José Luis Rodríguez Zapatero, Javier Bardem por Fernando León, Astrid Vargas por Miguel Delibes... y Emilio Silva por Benjamín Prado.
Por Benjamín Prado. El País Semanal
La larga labor a favor de la apertura de fosas comunes de este periodista y fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se ha visto recompensada este año
Supe quién era Emilio Silva mientras escribía mi novela Mala gente que camina y buscaba información sobre los niños robados por la dictadura a los republicanos. En ese momento leí su libro Las fosas de Franco, escrito en colaboración con Santiago Macías, y me interesé por las actividades de su Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Lo conocí poco después y de manera natural, de ese modo en que las personas con intereses comunes suelen encontrarse en el mismo camino. Esos intereses comunes eran la defensa de la memoria y la lucha sin cuartel contra el olvido y su hermana gemela, la impunidad. Emilio y yo nos sentamos juntos muchas veces, con otros amigos que también echan de menos más valor y menos disculpas a la hora de revisar los puntos más negros de nuestro pasado, en un despacho de la Fundación Contamíname, que Pedro Guerra y su gente ponían a nuestra disposición, y mientras preparábamos conciertos, discos, lecturas, homenajes y cualquier otra cosa que pudiera contribuir a que se hiciese justicia a los damnificados de la Transición, que algunos consideramos una victoria de todos que también tuvo sus perdedores, me di cuenta de la suma paradójica de serenidad y pasión con que resuelve Emilio Silva las cosas y que le mantiene siempre a distancia del rencor y cerca del entusiasmo, esto último a pesar de su timidez. Emilio Silva es un hombre tenaz y fue uno de los primeros ciudadanos que logró desenterrar a sus muertos para llevarlos de una insidiosa fosa común a una tumba digna, y con su valor y perseverancia demostró que abrir una sepultura es cerrar una herida, justo al contrario de lo que aseguran los partidarios del olvido. Creo que le debemos la gratitud y el respeto que merecen todos los que nos enseñan que el precio de avanzar hacia el futuro con los ojos cerrados es condenar a las sombras todo lo que no se quiere ver.
Hola.
ResponderEliminarLeí el artículo el domingo y tuve ganas de hacerme con el "Mala gente que camina", que todavía lo tengo pendiente. Se lo pediré a los Reyes, aprovechando que vienen ya de camino...
Saludos.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/restos/Machado/Azana/elpepuopi/20081202elpepiopi_7/Tes
ResponderEliminarBEA