Hoy me apatece poesía, ésta poesía:
Visto y No Visto
Benjamín Prado. Iceberg.
Es fácil ver el búho que vive en las manzanas,
la estrella confundida con los cristales rotos.
Es fácil ver la jungla
que se esconde en el ramo de azahar de la boda
y el otoño que deja al pie del bosque
un puzzle de la muerte.
Puedo ver todo eso,
pero hay días
en que no soy capaz de verte a tí.
Oigo la luna llena en los perros perdidos.
Oigo empezar las islas bajo tus pies descalzos.
Oigo palabras de otro mundo
que hablan
desde el féretro de sus tachaduras.
Puedo oír todo eso,
pero a veces no puedo oirte a tí.
Cavé en tu corazón buscando una luz roja.
No sé si te conservo o si te has ido.
No sé si existes o si te he inventado.
Sé que donde tú estás hay espigas azules,
hay brújulas que orientan los deseos.
Sé que donde tú estás van los delfines
y los ángeles tiran sus espadas.
Cavé en tu corazón.
No sé si te he encontado
o sigo una luz roja que me aparta de ti.
Lo que más admiro de Benjamín Prado es su calma, su cadencia. Las imágenes mecen al fondo, siempre, una canción de cuna.
ResponderEliminarTodo dolor en este poeta aparece dulcificado, como si uno estuviera ante el salvavidas de la palabra y sirviera ese hallazgo para desbaratar cualquier manía del infierno. Me gusta de Benjamín ese dejarse caer, rozar todo abismo, y danzar después, a lo Chagall, hacia arriba, como el ángel en la punta de una aguja.
Sé que probablemente no exista demasiada conexión, pero al leer este poema de Benjamín Prado han llegado volando a mi mente aquellos versos de "Hombre que mira a la niebla": ...sé donde está la muerte
ResponderEliminarsé donde no estás tú...
Hola, Meadow, y hola a Sonia, a Ilsa y a los demás. Como veo que hoy os apetece poesía, aquí está un poema inédito, de hace unos meses, que quiero que leáis antes que nadie. Ahora me doy cuenta de que ese poema me engañó... Pero y qué: me gustó hacerlo entonces y hoy ya me interesa más él que la historia que cuenta.
ResponderEliminarVIDA NUEVA
Lo mismo que inventar es comprender
algo que aún no existía
y traducir lo oscuro al lenguaje de la luz,
leer tu corazón
es soñar un idioma sin la palabra nunca,
sin secreto,
nostalgia,
cicatriz...
sin palabras que sean el veneno en el agua,
que nombren lo sombrío.
Si otros aceptan vidas análogas a un mundo
en el que el generoso es rehén del ingrato
y el fuerte hace culpable de su violencia al débil
y el embustero acusa
al engañado de querer saber,
que entre tú y yo haya sólo sinceridad,
justicia,
equilibrio y razón.
Si te dicen que nada es verdad para siempre,
que todo se transforma con decirlo al revés,
del modo en que el azar se hace la raza
o el líder el redil
o el animal la lámina,
responde que no crees que el camino
que nos llevó a estar juntos
lo desanden las dudas,
lo hiele la traición,
lo ennegrezca la tierra quemada de los celos.
Fuera de nuestra casa,
la bondad no genera gratitud sino abuso,
y la modestia oculta alijos de soberbia
o vende vanidad de contrabando
y el rencor es a veces la escolta del perdón,
a veces su emboscada.
Pero que nada de eso exista entre en nosotros,
que no puedan cazarnos la deslealtad, la usura;
que sepamos cambiar de dirección
sin cambiar de sentido,
-como aviva,
como oro,
como radar,
como ala-;
que el orgullo no cave con nuestras propias manos
pozos donde tirar lo que queremos,
lo que jamás querríamos perder.
Porque ahora que he aprendido
que es posible un amor sin llaves ni aduanas;
ahora que ya no pienso
que una vida que valga la pena nunca cabe
en un solo destino;
ahora, quién dice basta o pone un límite:
si tú y yo estamos juntos,
por qué íbamos a ser como cualquiera.
Gracias, Meadow, por tus palabras y por ahcer este blog que ya linkeo. Un beso
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